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(Ketut Subiyanto - Pexels)
Las sartenes de teflón llevan décadas con nosotros, pero están hechas con componentes dañinos para la salud. Ahora, un nuevo material promete el mismo efecto antiadherente minimizando su toxicidad
Investigadores de la Universidad de Toronto han creado un recubrimiento antiadherente que repele el agua y la grasa tan eficazmente como el teflón, pero que está fabricado con cantidades mínimas y no tóxicas de PFAS. Estas sustancias químicas sintéticas se desprenden de nuestras sartenes cuando se desgastan y permanecen en el organismo durante largos periodos de tiempo y están asociadas a un gran número de enfermedades.
Desde su invención a finales de los años 30, el teflón (politetrafluoroetileno o PTFE) se ha ido convirtiendo poco a poco en el recubrimiento preferido para las sartenes de uso doméstico. Su enorme capacidad antiadherente evita que la comida se pegue y facilita enormemente su limpieza y mantenimiento.
Sin embargo, en los últimos años han salido estudios que han hecho que su reputación caiga en picado. Los científicos han descubierto unas sustancias presentes en el teflón, conocidas como PFAS (per- y polifluoroalquílica) o químicos eternos. Los PFAS se desprenden de la sartén con el uso y pasan a nuestro cuerpo mezclados con la comida, Los estudios han visto que los PFAS permanecen en nuestro organismo sin degradarse durante mucho tiempo y su presencia provoca enfermedades como ciertos tipos de cáncer, defectos de nacimiento y otros problemas de salud.
"La comunidad científica ha estado tratando de desarrollar alternativas más seguras a los PFAS durante mucho tiempo", explica el profesor Kevin Golovin, director del laboratorio DREAM (Materiales Avanzados de Ingeniería Repelente Duradera) en la Universidad de Toronto y autor principal del descubrimiento publicado recientemente en Nature Communications. "El desafío es que, aunque es fácil crear una sustancia que repela el agua, es difícil hacer una que también repela el aceite y la grasa en el mismo grado".
Cómo es el nuevo material
La base del nuevo material es el polidimetilsiloxano (PDMS), comúnmente conocido como silicona. "PDMS a menudo se vende bajo el nombre de silicona, y dependiendo de cómo esté formulado, puede ser muy biocompatible; de hecho, a menudo se usa en dispositivos destinados a ser implantados en el cuerpo", explica Golovin.
El problema es que el PDMS por sí solo no puede igualar la capacidad de repeler el aceite y la grasa de los PFAS. El equipo, gracias al trabajo del estudiante de doctorado Samuel Au, desarrolló un método para mejorar el rendimiento del material a través de lo que han llamado como emplumado nanoscópico (nanoscale fletching).
"A diferencia de la silicona típica, unimos cadenas cortas de PDMS a un material base; puedes pensar en ellas como cerdas en un cepillo", explica Au. Para mejorar su poder repelente de aceite, el equipo añadió la molécula PFAS más corta posible, que consiste en un solo átomo de carbono unido a tres átomos de flúor, a las puntas de esas cerdas. "Si pudieras reducirte a la escala nanométrica, se vería un poco como las plumas que ves en la parte trasera de una flecha, donde se engancha al arco. Eso se llama emplumado, así que esto es emplumado nanoscópico", dice Au.
Cuando los investigadores probaron el tejido recubierto con gotas de aceite, el material logró una calificación de 6 en una escala estándar de repelencia utilizada por la Asociación Americana de Químicos Textiles y Coloristas. Esto lo coloca a la par con muchos recubrimientos comerciales fabricados con PFAS.
"Aunque sí usamos una molécula PFAS en este proceso, es la más corta posible y, por lo tanto, no se bioacumula", aclara Golovin. "Lo que hemos visto en la literatura, e incluso en las regulaciones, es que los PFAS de cadena más larga son los que se prohíben primero, mientras que los más cortos se consideran mucho menos dañinos".
Las sartenes antiadherentes del futuro
El equipo espera colaborar con fabricantes en un futuro próximo para escalar el proceso y llevar el producto al mercado.
Si se confirma el potencial comercial de esta innovación podríamos tener de una vez por todas una sartén en la que no se pegue la comida, que sea tan saludable como las de acero al carbono o hierro colado, pero que a diferencia de estas, no requiera tanto mantenimiento para lograr el efecto antiadherente y sea ligera y fácil de limpiar.
"Nuestro material híbrido proporciona el mismo rendimiento que se había logrado con PFAS de cadena larga, pero con un riesgo muy reducido", concluye Golovin. Sin embargo, el propio investigador reconoce que todavía queda camino para lograr la sartén perfecta: "El santo grial de este campo sería una sustancia que supere al teflón, pero sin PFAS en absoluto. Aún no estamos ahí, pero este es un paso importante en la dirección correcta".