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Vista de casas con paneles solares en España.
(Pexels)
En un país que llegó a presumir de ser el "Silicon Valley del Sol", los particulares están dejando de apostar por sus propios paneles solares, aunque ahora sean muchos más baratos. ¿Por qué el autoconsumo se está frenando?
En apenas un lustro, España ha pasado de ser un alumno aplicado a codearse con los líderes europeos de la energía solar. Hoy es el segundo país del continente que más potencia fotovoltaica instala cada año, solo por detrás de Alemania. Un logro que, sin embargo, ha terminado generando muchas sombras. El desplome de los precios en los paneles solares y la abundancia de sol, que parecían una bendición, se han convertido en un problema. El sistema eléctrico español está produciendo tanta energía barata al mediodía que, paradójicamente, los precios se desploman hasta cero (o incluso por debajo) mientras las facturas siguen subiendo. Es el nuevo oxímoron de la transición energética: aún casi regalando los paneles solares, demasiada luz puede salir muy cara.
En mayo, según datos de Red Eléctrica, un tercio de las horas del mes registraron precios nulos o negativos en el mercado mayorista. Y en julio, pese a batirse un récord histórico de producción renovable con 13.850 GWh, la factura de la luz volvió a subir en plena ola de calor. El motivo: al mediodía sobra energía y la red no puede absorberla, pero al caer el sol el sistema necesita recurrir al gas para mantener la demanda. Esa montaña rusa diaria (energía regalada de día, carísima de noche) está descolocando a consumidores, empresas e inversores.
El fenómeno ha tenido un impacto directo en el autoconsumo. Tras años de crecimiento a doble dígito, el sector se ha frenado en seco. En 2024, España instaló prácticamente la misma potencia solar que el año anterior, con 6.039 MW nuevos, apenas un 1,47% menos que en 2023. Pero el dato preocupante está en los tejados: el autoconsumo cayó un 31%, con 1.182 MW menos instalados, según el informe anual de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF). En un país que llegó a presumir de ser el "Silicon Valley del Sol", los particulares están dejando de apostar por sus propias placas. Y eso que nunca habían sido tan baratas.
China, que produce el 90% de las células solares del planeta, ha inundado el mercado mundial de paneles hasta el punto de hundir los precios. El exceso de oferta ha sido tan brutal que Pekín se prepara ahora para apagar fábricas y rescatar su industria con un fondo multimillonario. La avalancha de paneles ha hecho que el coste de las instalaciones fotovoltaicas se haya reducido más de un 99% desde los años setenta, y que hoy poner placas sea más barato que nunca. Pero en España, esa misma abundancia podría arruinar la rentabilidad del negocio.
"Como todo, hay un cúmulo de cosas que suceden, pero hay una que es clave: que es que debido al gran número de paneles solares que hay en España, no solo de autoconsumo, sino también de suelo, el precio en las horas de mitad del día se ha hundido. Eso quiere decir que, en la práctica, el problema es de rentabilidad. Claro que te sale más barato poner paneles que hace tres años, el problema es cuánto cobras luego por ese panel. O dicho de otra forma: cuánto te ahorras", explica Jorge Morales de Labra, experto en renovables y director de Próxima Energía.
Para muchos hogares y pymes que invirtieron en su instalación cuando la electricidad costaba el doble, las cuentas ya no salen. "Imagínate que antes me ahorraba 500 euros al año. No es que fuera mucho, pero algo era. Ahora me ahorro 200. Esto se ha hundido completamente", lamenta Morales de Labra. Según él, el mercado se ha vuelto ‘bimodal’: la mitad del día los precios se acercan a cero y la otra mitad se disparan por encima de los cien euros el megavatio hora. "El autoconsumo tiene dos componentes para rentabilizarse, uno es el ahorro directo en tu factura, que es lo que va de tu tejado a tu contador, que no sale a la red. Y otro es vender los excedentes, lo que te sobra. Para amortizar tu inversión, dependes de esos dos componentes. ¿Qué ocurre con quien tiene paneles solares? Que no produce por la noche, solo a mediodía. Salvo, claro, que tenga una batería. Y si la tiene, llegamos al segundo problema: tiene que invertir el doble".
El almacenamiento es la palabra maldita del sector. España tiene sol de sobra, pero no sabe guardarlo. Red Eléctrica ha confirmado que en algunos puntos de la red se está desperdiciando hasta un 30% de la generación renovable por saturación. Las baterías domésticas podrían ser parte de la solución, pero hoy apenas resultan rentables. "Una batería decente solo te almacena dos horas de producción. Si produces ocho horas, seis se te van a precio cero y las otras dos las desplazas a la noche. Y para eso has tenido que duplicar la inversión. Siguen sin salir los números", explica Morales de Labra.
El mercado de la energía solar, en definitiva, se ha vuelto víctima de su propio éxito. Cuanta más energía solar se genera, más se hunde el precio en las horas de sol, haciendo que cada nueva instalación sea menos rentable. "Los paneles ahora mismo prácticamente los regalan", dice Morales, "pero el problema no es el precio del panel, sino cuándo y cómo puedes aprovecharlo".
El informe de UNEF apunta que la tendencia de estancamiento no es exclusiva de España. En toda la Unión Europea, la potencia instalada apenas creció un 3,9% en 2024 respecto al año anterior. Sin embargo, el caso español tiene matices propios. Por un lado, la red eléctrica no está preparada para gestionar tanta producción descentralizada. El resultado es un sistema con 'nudos calientes', zonas de saturación donde la energía simplemente no puede circular. Cáceres, Badajoz, Toledo o Ciudad Real son algunos de esos puntos rojos donde buena parte de la producción se pierde.
A la falta de infraestructura se suma un laberinto burocrático que frena el autoconsumo. Las ayudas tardan meses en resolverse y muchas comunidades autónomas tienen un atasco monumental. José Donoso, director general de UNEF, lo decía sin rodeos durante la presentación del informe anual: "Encontrarle una solución a este problema es fundamental para poder continuar el proceso de transición ecológica. Sin fotovoltaica no hay energía eléctrica barata". El cuello de botella administrativo, añadió, es una de las grandes losas del sector: "Las comunidades autónomas tienen un problemón".
Y mientras el autoconsumo tropieza, la electricidad sigue subiendo. A mediados de julio, el precio medio alcanzó los 164 euros por megavatio hora, según datos de Red Eléctrica. Las familias pagaron entre 20 y 25 euros más de media que el verano pasado. Parte de ese encarecimiento del repunte del gas, que sigue siendo el comodín nocturno del sistema. En junio, la demanda eléctrica aumentó un 14% en España incluso durante la ola de calor. El Gobierno intentó reaccionar con un decreto que buscaba reforzar la red y dar un impulso al almacenamiento, pero la norma fue rechazada en el Congreso el pasado 22 de julio.
Mientras, la inversión privada se mueve a tientas. Gigantes tecnológicos como Amazon, Meta o Microsoft han anunciado grandes centros de datos en España, atraídos por la abundancia de energía barata, pero se topan con los mismos obstáculos: lentitud en los permisos y falta de puntos de conexión.
Morales de Labra va más allá y apunta directamente a la falta de visión política: "Desde hace años tendría que haberse resuelto el problema de las baterías y haberlas incentivado. Crear normativas para que las baterías puedan operar libremente fuera del mercado. El Gobierno está pensando en grandes empresas, no en los particulares". Para el experto, la clave no está en subvencionar más paneles, sino en diseñar un sistema que permita a cada hogar almacenar y gestionar su energía. "Las personas tendrían que poder decirle a las eléctricas: ‘gestióname la batería’. Pero esto está a años luz de la normativa. Hay que cambiarla para permitir que las baterías operen en todos los tamaños y en todos los mercados".
El camino, dice, pasa por liberar la batería, no por seguir llenando tejados. "España podría vivir de renovables ya, y podría ser su salvación. Me refiero al transporte, a la climatización… Todo podría estar consumiendo renovables. Pero para hacerlo es esencial contar con almacenamiento, y el Gobierno no está tomando las riendas". Mientras tanto, el sol sigue saliendo. Y en cada amanecer, España se reafirma como potencia solar en Europa, pero también como símbolo de una contradicción: producir más que nunca no sirve de mucho si no se puede usar cuando se necesita.