Foto: Zigor Aldama.
Pone en marcha la primera divisa digital soberana con la tecnología de las criptomonedas pero con un objetivo opuesto que tiene a Estados Unidos en la diana
En China apenas se toca ya el papel moneda. El código QR para teléfonos móviles, ya sea generado por la aplicación de Alipay o por WeChat, se ha convertido en el principal medio de pago. Lo usan casi 800 millones de personas, en 2018 facilitó ya el 83% de todas las transacciones en las zonas urbanas, y este año convertirá al dinero en efectivo en algo marginal. Así, no es de extrañar que los sistemas de pago móvil se hayan convertido en la gallina de los huevos de oro para Alibaba y Tencent, los gigantes de Internet que copan este mercado de 17 billones de dólares con una cuota superior al 90%. Todos los demás, entre ellos Apple Pay o Union Pay tienen que luchar por las migajas que dejan.
En esta coyuntura, aprovechando la elevada penetración de los pagos electrónicos en el país, el Banco Popular de China (central) se ha convertido en el primero del mundo que desarrolla una divisa digital soberana basada en 'blockchain' y tecnología criptográfica que, sin embargo, tiene un objetivo opuesto al de la mayoría de criptomonedas, como el Bitcoin: servirá para rastrear todas las operaciones realizadas con ella y otorgará al Gobierno chino un control casi total sobre el sistema financiero. Lógicamente, no se podrá minar y su valor será el mismo que el del yuan.
Fuga y lavado de dinero
El objetivo es arremeter contra la fuga de capitales, el lavado de dinero y la especulación, pero también propiciar la internacionalización de la moneda china frente al dólar estadounidense y reducir la dependencia de CHIPS y SWIFT —controladas en diferente grado por Estados Unidos— en las transacciones financieras. "Una divisa digital soberana supone una alternativa práctica al sistema de liquidación en dólares y protege frente al impacto de sanciones o de amenazas de exclusión del país", justificó el diario oficial 'China Daily' en un artículo de opinión.
Puesta en marcha
La suya, denominada 'Moneda Digital para Pagos Electrónicos' (DCEP por sus siglas en inglés) ha comenzado a utilizarse en mayo en un proyecto piloto lanzado en diferentes localidades, incluida Shenzhen —considerada el Silicon Valley de China—, y con el apoyo de varias empresas, tanto chinas como internacionales. En la ciudad de Suzhou, por ejemplo, el Gobierno pagará la mitad de los subsidios de transporte de los funcionarios en la nueva divisa digital, y en Xiong’an, un nuevo centro tecnológico desarrollado cerca de Pekín, multinacionales de la hostelería como McDonald’s y Subway aceptarán su uso. Si todo va según lo previsto, el DCEP se irá extendiendo por el país y podrá ser utilizado también en los Juegos Olímpicos de Invierno que Pekín celebrará en 2022.
Al igual que se hace con el papel moneda, el DCEP se hace circular a través de los principales bancos comerciales —que son de titularidad pública—, y se guarda en los monederos electrónicos de los usuarios, que pueden utilizarlos para realizar transacciones incluso cuando no están conectados a Internet. La interfaz, al menos la versión beta que ha puesto en marcha el Banco Agrícola de China, es muy similar a las de las aplicaciones de pagos móviles comerciales, por lo que la adopción resulta sencilla. Las transacciones se pueden cerrar mediante el escaneo de códigos QR o utilizando el chip NFC para pagos sin contacto.
"Aunque desde el punto de vista del usuario no hay grandes diferencias, desde la perspectiva de la supervisión por parte del banco central, y del futuro de formas de pago, de negocio, y de gobernanza social, esto es lo más importante que se ha hecho", afirmó Xu Yuan, profesor de la Peking University, en una entrevista con la televisión nacional CCTV. "En teoría, con la divisa digital se podría prescindir de los bancos. Pero este proyecto es más político que tecnológico", añadió a Reuters un empleado de Union Pay.
Cosa del banco central
Entre las diferencias con los servicios de Alipay o WeChat está el hecho de que no se utilizan bancos comerciales para los depósitos —el usuario no tiene por qué registrarse con una cuenta corriente— sino el propio banco central, por lo que, al menos en teoría, no se incurriría en comisiones durante los pagos. Además, el DCEP es equivalente a la moneda en circulación (M0) y las transacciones que se hagan con ella son supervisadas únicamente por el banco central. Cuando sea lanzada de forma oficial a nivel nacional, para lo que no hay todavía un calendario, tampoco podrá ser rechazada como forma de pago.
"Parece que es el principio del fin del dinero en efectivo. Me parece bien que China se blinde frente a las amenazas que llegan con las criptomonedas, que son utilizadas en muchas ocasiones para cometer delitos económicos, pero también me preocupa que pueda acabar con la privacidad y que el Gobierno tenga finalmente acceso a todos nuestros hábitos", comenta Lin Wei, una estudiante de Económicas de la Universidad de Jiaotong, en Pekín.
En cualquier caso, China no es el único país que está desarrollando divisas digitales soberanas. Japón también está estudiando el tema. Pero la diferencia está en la capacidad que Pekín tiene para utilizar el DCEP en las transacciones que se lleven a cabo en sus grandes proyectos globales, como la Nueva Ruta de la Seda. Si logra que una parte relevante del mundo, sobre todo el que está en desarrollo, adopte el DCEP, no solo supondrá un duro golpe para el dólar estadounidense como divisa hegemónica, sino que también proporcionará a China una incalculable cantidad de datos sobre todas las transacciones que se realizan en el planeta.
AUTOR
ZIGOR ALDAMA. SHANGHÁI 07/06/2020
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