Jeff Bezos, dueño de Amazon, en un megaevento de la empresa en Nueva Delhi, en enero. Desde entonces, su fortuna ha aumentado en 30.000 millones de dólares. ((Foto: Pradeep Gaur/Getty Images)
La crisis ha hundido la economía global. Pero no toda. Algunos sectores han sacado beneficio de la pandemia. Desde los millonarios de siempre a los fabricantes de puzzles
“Comencé a comprar oro el 18 de marzo; su precio en dólares ha subido un 14% en menos de dos meses”, contaba en una tribuna el inversor británico Gary Stevenson. Es especialista en triunfar en medio de una crisis. Jugando a la contra y apostando por exprimir la deuda de países que se hundían, como Grecia, ganó su primer millón de libras con 24 años. “A finales de 2011 era millonario. En 2014 me retiré”, explicaba, antes de lanzar una advertencia. “Puedo decir lo que los ricos harán con su dinero: comprarán más acciones, bonos, oro, tierras y casas. Lo sé porque hicieron exactamente eso después de las crisis de 2008 y 2011. Lo sé porque lo estoy haciendo yo”.
Hay un refrán español para esto, cómo no: “A río revuelto, ganancia de pescadores”. Y esta pandemia, más que un río revuelto, es un océano económico embravecido que amenaza con ahogarnos. El Banco de España decía a mediados de mayo que no se veía una cosa así desde la Guerra Civil. “Ni había pasado nunca ni lo hemos visto venir. El impacto ha sido muy violento. Pero la reacción del mercado financiero siempre es la misma: tras vender por pánico se recurre a activos como el oro, el valor refugio por excelencia. La gente tiende a refugiarse ahí o en la deuda pública alemana. Incluso la estadounidense. Son países que tienen sus finanzas en orden y en los que hay garantía de que pagarán. Es una reacción muy evidente, pasa en todas las crisis”, explica el asesor financiero Gonzalo Chávarri.
Los ricos están comprando Más acciones, bonos, oro, tierra y casas
Pero esta crisis no es como todas. El cierre repentino de la noche a la mañana de países enteros es algo que no se había visto en tiempos de paz. “Por eso, si nos ceñimos a esta en concreto, empezamos a ver algunas derivadas interesantes”, apunta Chávarri. “Hay sectores muy sólidos que están reventados. Por ejemplo, la automoción o la industria petrolífera, que ha llegado a estar en negativo, lo nunca visto. Los bancos están muy mal porque va a aumentar mucho la morosidad. El inmobiliario, fatal. La economía tradicional ha sufrido un impacto gordísimo”. Pero arriba los corazones, esos sectores juegan con ventaja. “La pandemia casi provocó el colapso de la industria aérea y petrolera, pero son demasiado importantes para la economía y el comercio, ningún gobierno las dejará fracasar. La OPEP y Rusia han acordado recortes de producción para aumentar los precios y parece que está funcionando. La demanda aumenta y los precios están subiendo. En resumen, estas industrias sufrieron un contratiempo, pero sobrevivirán”, matiza Omar Ocampo, investigador sobre desigualdad del Institute for Policy Studies, un think tank progresista fundado en 1963 y con sede en Washington.
Para él, los auténticos perdedores son los de siempre. “Los trabajadores de bajos ingresos y los de industrias no esenciales, donde los mandatos de distancia social han detenido la actividad económica”, explica antes de ceñirse a lo que está pasando en EE UU. “Esto conlleva una dimensión racial. Los afroamericanos e hispanos están sobrerrepresentados en las industrias de venta minorista, construcción, restaurantes y hostelería, por lo tanto son despedidos en tasas más altas que sus colegas blancos, así que ellos han resultado desproporcionadamente afectados por la pandemia”. Es decir: perdieron los ricos empresarios, pero solo un rato. Hace unos días Infolibre publicaba un estudio basado en datos de Forbes que afirmaba que de los 23 españoles que figuran en la lista de los más ricos del mundo, 20 eran ahora más ricos. A largo plazo los grandes perjudicados serán los trabajadores más pobres y las minorías. Lo de siempre.
A largo plazo los grandes perjudicados serán los trabajadores más pobres y las minorías.
¿Quién ha ganado? “Obviamente, sanidad. Farmacéuticas y empresas de biotecnología. Todo el mundo está tratando de apostar por quién encontrará la vacuna”, dice Chávarri. Hay casos como el de Moderna, compañía estadounidense que ha desarrollado una vacuna que se ha mostrado eficaz en su primer ensayo con humanos. Gana valor bursátil a toda velocidad. Sus acciones se han disparado más del 300% en lo que va de año. También hay apuestas favorecidas por decisiones excepcionales de los estados, como ha pasado con Gilead en EE UU. “El mercado tiene puestas bastantes esperanzas en ella”, afirma Chávarri de la empresa que ha creado el primer tratamiento, la molécula Remdesivir. A pesar de las dudas sobre el producto, el anuncio a principios de mayo de que la agencia del medicamento de EE UU autorizaba el fármaco por la vía de emergencia para su uso en adultos y en niños disparó su cotización, que sin embargo ha bajado desde entonces hasta valores de febrero. La bolsa es voluble siempre. Y en tiempos como estos, más.
Por supuesto, han triunfado las empresas de suministros médicos. El caso más popular es el de 3M, una multinacional estadounidense con más de 100 años de existencia que produce mascarillas. Fue de las pocas que se tomó en serio eso de que una pandemia llegaría antes o después. Ellos, contaban en la revista Bloomberg, lo llamaban “el factor X”. Cuando se materializó en forma de coronavirus pudieron aumentar la producción de forma inmediata. Han duplicado las ventas sin aumentar el precio. Pero aun así hubo escasez de producto. La mitad de todas las mascarillas del mundo se producían en China y el país prohibió su exportación. En Beirut, un distribuidor que hasta la crisis compraba cada unidad por un euro y la vendía a 1,20, llegó a colocarlas por seis. “3M fabrica el Rolls Royce de las mascarillas”, decía ese comerciante libanés a Bloomberg. “Hay quien acapara para venderlas cuando suban de precio. Se está convirtiendo en un campo muy poco ético. Esto es la guerra y yo no quiero ser un señor de la guerra”, concluía. No hay como una buena batalla para que triunfen contrabandistas y especuladores sin escrúpulos, como bien saben los gobiernos de España y de la Comunidad de Madrid.
Cosas de ricos
Mientras se desmoronaban las grandes aerolíneas crecían exponencialmente las peticiones de jets privados.
En muchos casos las necesidades de los más ricos, esos que pueden comprar todo lo que está a la venta, han creado oportunidades para aquellos sectores que les dan servicio. Mientras se desmoronaban las grandes aerolíneas crecían exponencialmente las peticiones de jets privados. El Gobierno de Reino Unido reconoció en su parlamento que hasta el 14 de abril habían aterrizado en su país 1.800 vuelos privados llegados desde el extranjero en los que, por cierto, sus pasajeros no necesitaban rendir cuentas ante las autoridades sanitarias. “Cada vez vemos más clientes que toman un vuelo privado a muchos destinos alrededor del mundo, para evitar la exposición a las multitudes en las cabinas comerciales y las terminales de los aeropuertos”, decía en The Guardian Adam Twidell, director de la compañía PrivateFly. Las inmobiliarias han visto aumentar la demanda de villas vacacionales en lugares remotos. No hay suficientes superyates a 100.000 euros la semana en los que pasar la cuarentena, como hizo el magnate David Geffen. La paranoia sobre un posible desmoronamiento de la sociedad ha traído el aumento de la demanda de búnkeres en EE UU, protección para el Armagedón por un precio mínimo de un millón de euros. “Como curiosidad, está el caso de Peloton”, añade Chávarri. La bicicleta estática con wifi y pantalla para hacer ejercicio en vivo con instructores privados, cuesta unos 2.000 euros más las cuotas mensuales. Según The Wall Street Journal, la compañía ha aumentado las suscripciones un 94%. El precio de las acciones de Peloton subió de 20 a 40 dólares y sus ingresos aumentaron un 66%.
La clave está en la distribución
Otras parecen más inocentes y asequibles a todos los bolsillos. En mayo, el octavo producto más buscado en Amazon fue “puzzles para adultos” y la demanda creció hasta el punto en que los fabricantes no daban abasto. Pero aquí ya damos con El Gran Pescador: “Yo no creo que haya personas que desean una crisis económica, pero las hay que están dispuestas a aprovecharla para su propio beneficio, el ejemplo más obvio es Amazon”, dice Omar Ocampo. “Hay informes que advierten de que el 40% de las pequeñas empresas en Estados Unidos van a declararse en bancarrota en los próximos seis meses, dándole a Amazon la oportunidad de aumentar su cuota de mercado y consolidar su dominio. Esto va más allá del comercio online. Se ha visto un aumento en el uso de aplicaciones digitales, incluyendo los servicios en la nube. La pandemia le ha fortalecido”, explica, antes de entrar en el lado oscuro. “Todo a costa de la seguridad y salud de sus trabajadores, Amazon se ha negado a declarar cuántos empleados están enfermos y ha despedido a trabajadores que expresaron su preocupación. Bezos está ganando miles de millones de dólares mientras arriesga la vida de su fuerza laboral. Su patrimonio neto ha aumentado 33.000 millones de dólares en los primeros cinco meses de 2020. Esto es más que la economía de Islandia, cuyo PIB para 2018 fue de 25.800 millones”, concluye. Gonzalo Chávarri está de acuerdo respecto al bum de la tecnología. “Es un sector muy interesante. A mediados de mayo Nasdaq, el índice estadounidense de mercado que agrupa a las principales empresas del sector, lleva plano este 2020”. El 4 de junio, Nasdaq había borrado las perdidas del desplome y volvía a nivles de record. Por comparar, Standard and Poors 500, el que se considera el índice más representativo de la situación real del mercado, ha bajado un 25 % y las bolsas en Europa alrededor de un 35%.
“Los verdaderos beneficiarios de la pandemia son los propietarios y accionistas de las grandes corporaciones. Zoom es el ejemplo, su valor se ha disparado y ha convertido a su director ejecutivo, Eric Yuan, en una de las personas más ricas del mundo” (Omar Ocampo, Institute for Policy Studies)
No a toda la economía le va igual de bien. Airbnb y Uber lo están pasando mal, pero han subido las que distribuyen online: Netflix, Spotify, la industria del gaming o algunas apps como TikTok, Zoom y Slack. Esas compañías han multiplicado exponencialmente el número de descargas y usuarios. “Los verdaderos beneficiarios de la pandemia son los propietarios y accionistas de las grandes corporaciones. Zoom es el ejemplo, su valor se ha disparado y ha convertido a su director ejecutivo, Eric Yuan, en una de las personas más ricas del mundo”, explica Ocampo. La fortuna del fundador de Facebook, Mark Zuckeberg, ha aumentado un 46,2%
Y no olvidemos a los oportunistas. Muchos inversores corrieron a comprar acciones de Zoom Video Communications (ZM) para ganar dinero pero adquirieron las de Zoom Technologies (ZOOM), una empresa de telecomunicaciones móviles con sede en Pekín. El error aumentó el precio de la acción del Zoom chino en un 1.800%, beneficiando a unos cuantos en el camino, en especial a los primeros que se equivocaron. Cosas que pasan. Lo resumió en una frase Rodrigo Rato en la comisión que investigaba la crisis financiera de 2008: “Es el mercado, amigo”.
IÑIGO LÓPEZ PALACIOS7 JUN 2020 - 07:57 CEST
https://elpais.com/elpais/2020/06/04/icon/1591268323_673057.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.