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El empeño de Hollywood por los documentales y películas que hablan del drama del desempleo y analizan facetas dramáticas del mercado laboral tiene una explicación que podría calificarse de 'autobiográfica'. La Meca del cine vive una pesadilla real de paro que afecta de forma sensible a miles de profesionales de una comunidad creativa poco acostumbrada a las estrecheces y que está acabando no sólo con carreras profesionales sino con una forma de vida.
Primero fue Up in the air, con un George Clooney vestido de frío experto en comunicar despidos, y luego ha llegado una sucesión de documentales -Inside Job, galardonado con un Oscar o Let's make money- y la película The company men, que repasa el coste personal del paro y el drama de quien se enfrenta a esta situación.
No es casualidad que Hollywood parezca especialmente interesado por el drama del desempleo. La industria del cine -y la Meca californiana concretamente- está viviendo en sus propias carnes los rigores de un mercado laboral menguante y convulso.
Es bien sabido que la amenaza del estancamiento profesional durante un periodo de tiempo indeterminado provoca efectos nocivos en el equilibrio emocional del parado y en el de las personas que conforman su entorno más cercano. Y también lo es que prolongar una situación de desempleo en el tiempo hace que se perpetúen los sentimientos de impotencia, indefensión e inseguridad. El parado tiene la impresión de que pierde el control de su vida en lo personal, en lo social y en lo económico, algo que desencadena fricciones en su entorno familiar. En Hollywood, esta crisis del empleo tiene algunas circunstancias agravantes, que golpean a un grupo de profesionales poco acostumbrados a las estrecheces, y amenaza no sólo a sus puestos de trabajo sino a una forma de vida muy peculiar.
Aquellos que han perdido su trabajo en la industria del entretenimiento y, sobre todo, aquellos que pertenecen al mundo de Hollywood, ven cómo sus habilidades y capacidades se han convertido en prescindibles en la actual situación económica, y cómo su autoestima ha caído en picado.
A todo esto se une que la creativa comunidad de Hollywood representa, como decía recientemente The New York Times, "a un grupo vibrante de líderes, de gente que piensa pero que también hace; que posee una historia completa de experiencia rica en ideas". Y lo cierto es que a esta comunidad activa y creativa que vive horas bajas laborales lo que menos le atrae es vivir fuera del sistema. Necesitan seguir siendo considerados como miembros valiosos de la sociedad.
Beverly Hills es una ciudad industrial... Peculiar, pero industrial, sede de la producción cinematográfica y televisiva. Se trata de una comunidad profesional acostumbrada a una vida laboral llena de creatividad y en un entorno en el que predominaba hasta ahora un sentimiento de bienestar. Aquellos que han perdido su empleo han perdido mucho más que un trabajo. Se les ha ido una particular forma de vida.
The New York Times reconocía que "para muchos puede resultar difícil compadecer a esta gente o sentir cierta simpatía por ellos. Aunque es evidente que no todos, muchos de los nuevos parados de Hollywood tienen ahorros y un cierto capital acumulado. Pero algunos han vivido por encima de sus posibilidades y ahora deben afrontar una nueva y dura realidad financiera y laboral". Estos nuevos parados en la meca del cine han vivido un sueño laboral de creatividad, aderezado con un nivel de vida impensable en otros sectores.
El Times recuerda que el estado que gobierna el ex actor Arnold Schwarzenegger es el que registra (con un 12%) la mayor tasa de desempleo en Estados Unidos. Lo cierto es que gobernator no ha seguido los pasos del último actor que dirigió los destinos de California y más tarde del país. La doctrina de Reaganomics de Ronald Reagan no tiene nada que ver con las medidas implantadas por Schwarzenegger en un entorno de crisis que afecta especialmente a sus colegas del mundo del cine. Y por si fuera poco, entre los despropósitos del terminator económico, Arnold ha recortado más de 133 millones de dólares para los servicios de salud mental en tiempos en los que estas patologías crecen a medida que aumentan las tasas de desempleo.
Lo cierto es que a la situación económica general se une el hecho de que la producción cinematográfica y televisiva ha caído dramáticamente, y esto implica menos empleo para guionistas, directores, actores, técnicos, especialistas en relaciones públicas, compositores, abogados, agentes y toda una fauna laboral endémica de las tierras hollywoodienses.
Por Tino Fernández from Expansion.com 10/05/2011
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