La canciller alemana, Angela Merkel. EFE
De la elección de la persona que sucederá a Merkel al frente de la CDU dependerá el rumbo político que quiera tomar el partido.
En un salón al este de la ciudad alemana de Halle, tres políticos se dirigen a una audiencia de 800 cristianodemócratas. Una es una diminuta madre de tres hijos con grandes gafas, otro un joven ministro homosexual de 38 años y el tercero un abogado multimillonario. Bienvenidos a la batalla por el alma de la Unión Demócrata Cristiana.
Halle es la cuarta parada de un viaje que ha llevado por ocho ciudades a los tres candidatos a suceder a Angela Merkel como líder de la CDU, un partido que ha gobernado Alemania durante 49 de los últimos 69 años. Al igual que muchos miembros de la CDU, Jens Gröger, de la cercana población de Wettin, asegura estar indeciso entre Merz y Annegret Kramp-Karrenbauer, más conocida como AKK, que encabeza las últimas encuestas. "Merz posee las mejores cualidades de liderazgo", afirma. "Pero AKK tiene más popularidad entre la opinión pública, y eso es lo que importa al final".
Los ocho mítines, el último de los cuales se celebró recientemente en Berlín, representan un ejercicio de democracia sin precedentes en un partido que normalmente escoge a sus líderes a puerta cerrada. Los organizadores han tenido que buscar con frecuencia lugares más grandes para satisfacer la alta demanda de entradas.
No sorprende: en juego está la futura dirección de uno de los partidos políticos más exitosos de Europa. Los 1.001 delegados que se reunirán en Hamburgo hoy, 7 de diciembre, para elegir al sucesor de Merkel tendrán que tomar la siguiente decisión: ¿Debería la CDU mantener su postura moderada, atrayendo el espectro más amplio posible de votantes, incluso a aquellos que normalmente votarían a los verdes o al centro-izquierda socialdemócrata? ¿O debería escenificar una ruptura definitiva con la era Merkel y renacer como un partido firmemente conservador?
La elección de los delegados podría tener enormes repercusiones para la política tanto de Alemania como de Europa. El que gane será el favorito para suceder a Merkel como canciller y convertirse, así, en el líder más poderoso de la UE. Dependiendo del resultado de las elecciones, eso podría suceder más temprano que tarde: pocos esperan que Merkel sobreviva como canciller hasta el final de su cuarto mandato en 2021 si Merz sale elegido como próximo líder de la CDU, dada la antipatía que se profesan mutuamente.
Merkel anunció su decisión de abandonar el liderazgo del partido en octubre, un día después de las elecciones en el estado occidental de Hesse en las que el voto a la CDU se hundió 11 puntos porcentuales. Merz, Kramp-Karrenbauer y Jens Spahn, un joven conservador contrario a las políticas de inmigración de Merkel y en la actualidad ministro de Salud, anunciaron de inmediato su decisión de presentarse. El primero cuenta con el apoyo del presidente del Bundestag y exministro de Finanzas Wolfgang Schäuble, mientras que Kramp-Karrenbauer recibe el apoyo de la canciller Angela merkel y del ministro de Economía, Peter Altmeier.
Regreso de una estrella
Desde un principio, todas las miradas se fijaron en Merz, un hombre posicionado a la derecha de la CDU. Llegó a ser una estrella en alza en el partido, pero Merkel lo desalojó como líder del grupo parlamentario conservador en 2002, y siete años después abandonó el Bundestag para iniciar una carrera en la empresa.
Merz, que ocupa la presidencia de BlackRock Germany y se sienta en los consejos de administración de varias compañías, se presentó a sí mismo como el candidato del cambio y la renovación. Pero también parecía remontarse a una era antes de Merkel en la que la CDU era más conservadora y las líneas divisorias entre los principales partidos estaban más definidas. La CDU necesitaba "aclarar su marca", según aseguró en una rueda de prensa la semana que anunció su candidatura, y presentar un "claro perfil político".
La CDU estaba revolucionada. Para muchos, Merz había sido la gran esperanza blanca del partido, un orador brillante, un reformista económico y un firme defensor de las virtudes conservadoras tradicionales. Para estos miembros, era el mejor canciller que podía tener Alemania.
Christoph Ploss es una de las jóvenes estrellas de la CDU que se reunió con Merz a principios de noviembre. "Mucha gente de mi generación se unió a la CDU por personas como él", afirma. "Tiene verdadero carisma".
En sus primeras apariciones públicas, Merz prometió devolver a la CDU la condición de partido de la ley y el orden y de un Estado fuerte. Volvió una y otra vez sobre la fatídica decisión de Merkel de mantener abiertas las fronteras de Alemania durante la crisis de los refugiados en 2015, y de dejar entrar a más de un millón de inmigrantes. La gente, aseguró, había empezado a sentir que el Estado había "perdido el control": esa es la razón de que tantos votasen a Alternativa por Alemania (AfD), un partido de extrema derecha antiislamista que ya posee representación en los 16 parlamentos regionales del país. Su misión, afirmó, era recuperarlos para la CDU.
Dirigiéndose a la audiencia en la población septentrional de Lübeck, prometió "devolver al partido al 40% y reducir a la mitad AfD". Los conservadores estaban entusiasmados. "Es independiente y un tanto inconformista", afirma Sylvia Pantel, una diputada de la CDU. "Estoy tan contenta de que diga en alto que los valores tradicionales y la identidad nacional son importantes. Son cosas que se han descuidado en los últimos años".
Pero también hubo cierto escepticismo sobre su candidatura, sobre todo entre los moderados y los leales a Merkel. Daniel Günther es uno de ellos: primer ministro de la CDU de la región septentrional de Schleswig-Holstein, Günther es un centrista que cree que la única forma de que la CDU mantenga un Volkspartei o un partido popular "inclusivo" es anclándose al centro y evitando bandazos súbitos a la derecha o a la izquierda.
"No creo que nos ayude que los candidatos digan que quieren enfatizar la marca de la CDU", advierte. "Uno no se convierte en un Volkspartei limitándose a la marca, sino siendo lo más diverso e integrador posible".
Con su rechazo del legado de Merkel, Merz es la antítesis de esto. "Para mí, la gran incógnita es su capacidad de integración como líder, si será capaz de mantener unido el partido".
Dudas crecientes
En los últimos días, las dudas de los moderados sobre Merz han aumentado. El abogado enfadó a muchos en la CDU este mes al dar la impresión de poner en duda el derecho constitucional de asilo de Alemania. Los otros dos candidatos se apresuraron a denunciar la idea: el derecho de asilo era sagrado, una respuesta de posguerra al horrible pasado nazi de Alemania. El diario conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung escribió que Merz "se había puesto en evidencia" y "mostrado al partido su talón de Aquiles": su larga ausencia de la política.
Los fallos continuaron. Criticó a la CDU por aceptar el sorprendente ascenso de AfD "con indiferencia". Kramp-Karrenbauer lo calificó como "un bofetón en la cara de los miembros de la CDU" y acusó a su rival de "ingenuo".
Luego llegó la embarazosa entrevista con el medio de amplia difusión Bild Zeitung, en la que se negó a admitir que era millonario, e insistió en que sólo pertenecía a la "clase media-alta". Considerando que gana 125.000 euros al año sólo por su cargo en BlackRock, las declaraciones causaron muchas risas. "Tenía tanto potencial al comienzo de la campaña, y lo ha dilapidado con estos errores", señala un destacado diputado de la CDU.
El foco puesto por Merz en la inmigración y la política de asilo también ha tenido repercusiones negativas. "Cada vez que habla de ello, AfD sube en las encuestas", afirma el diputado. "Muchos en el partido se preguntan si podremos ganar alguna vez si no deja de repetir los mismos argumentos trasnochados".
Hasta el momento, Kramp-Karrenbauer ha sido la gran beneficiada de los errores de Merz. A diferencia de Merz, la ex primera ministra del estado de Sarre, de 56 años, ha tratado de dejar a un lado la crisis de los refugiados y de centrarse en otros asuntos de mayor importancia para los votantes, como la vivienda, la educación y el futuro de la industria del automóvil alemana.
También ha intentado acentuar su papel como unificadora, que puede llegar más allá de la base tradicional de la CDU. Mientras que Merz es el líder de los liberales económicos de la CDU, ella lo es del ala social unionista. Fue una firme defensora del salario mínimo nacional, de la subida del impuesto de la renta, de las cuotas para las mujeres en los consejos de administración alemanes y de poner fin a la energía nuclear, antes de que esas ideas se impusiesen en la CDU. En una reciente entrevista al Frankfurter Allgemeine, declaró que la doctrina social cristiana formaba "parte de su ADN".
Los expertos sostienen que es la candidata con más posibilidades de preservar el legado de Merkel. No obstante, no es un clon de Merkel. "Es combativa, y en muchos asuntos polarizadora", afirma su biógrafa Kirsten Dunz. "No puede decirse que sea sólo una versión pequeña de Merkel".
Esto puede verse en su enfoque sobre la integración. Al igual que Merz y Spahn, insiste en que los refugiados que han entrado en el país desde 2015 aprendan y adopten el idioma y los valores alemanes.
En Halle contó el caso de un grupo de inmigrantes musulmanes de un centro de acogida en Sarre que se negaron a aceptar la comida servida por una empleada. Les dijo que tenían que escoger entre coger la comida o pasar hambre. También aseguró a la audiencia de Halle que los solicitantes de asilo que comentan crímenes tienen que ser deportados "y no volver a poner un pie en suelo europeo".
Es una estrategia delicada, pero la táctica de mantenerse en el terreno de Merkel y de aprovechar cualquier oportunidad para emerger de su sombra parece estar dando resultado.
Los delegados que se reúnan en Hamburgo hoy, 7 de diciembre, tendrán que escoger entre la continuidad y el cambio. Entre ellos hay liberales a favor de la empresa y conservadores acérrimos a los que les entusiasma la idea de que Merz gane la corona de Merkel. Pero los delegados también incluyen a autoridades electas: alcaldes, concejales y diputados de los parlamentos regionales y del Bundestag, a los que les interesa que se mantenga el statu quo, y que podrían decantarse por Kramp-Karrenbauer.
Esas personas, como Michael Bröcker, autor de una reciente biografía de Jens Spahn, tienen un objetivo: asegurarse de seguir en el cargo. "Elegirán un jefe de partido que pueda asegurar las mayorías que necesitan", explica. "No les interesa la visión de un nuevo amanecer y de una rebelión".
Los principales candidatos
Jens Spahn: el ministro de Salud, de 38 años, es una figura destacada del ala conservadora de la CDU. Joven, ambicioso y homosexual, se hizo famoso como uno de los críticos más abiertos con las políticas de inmigración de Angela Merkel. Es un gran seguidor de Sebastian Kurz, el canciller de centro-derecha de Austria, en cuyo Gobierno de coalición está el Partido de la Libertad, de extrema derecha; y amigo de Richard Grenell, el embajador de EEUU en Alemania, defensor de Donald Trump. Spahn ha dicho que el éxito o el fracaso de ciudades como París, Berlín y Copenhague a la hora de integrar sus enormes poblaciones de inmigrantes del Norte de África "decidirá el futuro de Europa".
Annegret Kramp-Karrenbauer: a la actual secretaria de la CDU, más conocida por las siglas "AKK", se la ha considerado durante mucho tiempo como la heredera preferida de Angela Merkel. Como moderada del ala reformista social de la CDU, fue una firme defensora de la implantación de un salario mínimo y de una subida de los impuestos a las rentas más altas. Pero también defiende los valores familiares tradicionales y se opone al matrimonio entre personas del mismo sexo. De los tres candidatos, es la que cuenta con más experiencia de gobierno al haber formado parte del gobierno del pequeño estado de Sarre desde 2000 a 2018, los siete últimos años, como primera ministra.
Friedrich Merz: El candidato, hoy con 63 años, fue líder del grupo de la CDU en el Parlamento germano antes de ser desalojado por la propia Angela Merkel en 2002. Desde entonces ha sido un crítico feroz con las políticas emprendidas por la canciller alemana y -muy en especial- con cómo ha llevado al partido a una posición de centro de la política alemana. En el año 2009 abandonó el Bundestag para iniciar una carrera en la empresa, ganando una fortuna como exitoso abogado de fusiones y adquisiciones. Aparte de ocupar puestos en varios consejos de administración de relevantes compañías alemanas, también es el presidente de BlackRock Germany.
GUY CHAZAN | FINANCIAL TIMES
7 DIC. 2018 - 00:06
http://www.expansion.com/economia/politica/2018/12/07/5c0998be22601d98038b45cd.html
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