El orgasmo femenino es un enigma para los investigadores, (KatarzynaBialasiewicz / Getty Images/iStockphoto)
No es necesario para la reproducción ni muchas mujeres lo experimentan durante la cópula
El orgasmo femenino es un misterio. También para los científicos, que desde los tiempos de Aristóteles tratan de buscar una explicación -evolutiva- a esa sensación de euforia que ni es necesaria para la reproducción ni, además, es experimentada por muchas mujeres durante la cópula, pero que, en cambio, es un proceso neuroendocrino tan complejo que hace imposible que sea, simplemente, un ‘accidente’ evolutivo.
Dos científicos de los Estados Unidos, Mihaela Pavlicev, del Hospital pediátrico de Cincinnati, y Günter Wagner, biólogo evolutivo de la Universidad de Yale, llevan años centrados en estudiar este fenómeno y en 2016 lanzaron ya una posible respuesta: ¿y si fuera una especie de spin-off de nuestro pasado evolutivo, cuando la segregación de hormonas que acompañan el éxtasis sí era crucial para la reproducción? Les faltaba aprobar pruebas que demostraran que estaban en lo cierto.
Ahora, esta pareja de científicos, en un estudio realizado con conejos cuyas conclusiones se publican en PNAS, aportan precisamente lo que consideran que son pruebas para demostrar esa hipótesis: que el orgasmo femenino seguramente se originó como un mecanismo en mamíferos para liberar los óvulos durante la cópula, pero que, más adelante en la evolución, cuando apareció la ovulación espontánea en algunos animales, como los humanos y los grandes primates, el orgasmo quedó despojado de su función reproductiva originaria y pudo adquirir otras, como por ejemplo ayudar a fortalecer el vínculo emocional en la pareja.
Los resultados de este estudio, apuntan los autores, pueden ayudar a interpretar algunos aspectos de la sexualidad femenina, como por ejemplo la baja tasa de orgasmos femeninos experimentados durante la cópula.
Que el orgasmo femenino genere tanto interés en los científicos y no el masculino es porque su importancia biológica no se acaba de entender. Es un proceso neuroendoncrino muy complejo, lo que hace muy poco probable que deberse al azar. Los hombres necesitan tener un orgasmo para liberar esperma, pero las mujeres no para quedarse embarazadas.Y durante la penetración la tasa de incidencia es sumamente variable entre las hembras humanas.
Esos factores desconciertan a los científicos porque una “característica con una función tan importante se espera que sea más estable, ya que la selección natural ha favorecido su ejecución o implementación”, alegan los autores.
En algunos mamíferos como gatos, hurones o conejos el orgasmo sirve para producir una descarga hormonal que provoca que los ovarios segreguen óvulos que pueden ser fecundados. En cambio, en otros mamíferos, como los humanos y otros grandes primates, las hembras ovulan cada mes, por lo que la cópula sirve solo para fertilizar, desde el punto de vista reproductivo.
Pavlicev y Wagner en el estudio anterior analizaron 41 especies de mamíferos y los tipos de ovulación existentes en el árbol evolutivo de este tipo de animales. Vieron que la ovulación a partir de la cópula es ancestral en los mamíferos y que la ovulación endógena aparece más tarde, hace unos 75 millones de años, en el ancestro común de primates y roedores.
Como los investigadores sospechaban que el orgasmo femenino podría haber tenido en sus inicios la función de provocar la ovulación, pensaron, debería mantener características químicas en común con la ovulación a partir de la cópula de animales como el conejo. Así es que decidieron estudiar qué ocurría cuando se administraba a los animales fluoxetina, un antidepresivo (el famoso Prozac) que funciona como inhibidor de recaptación de la serotonina que en las personas es capaz de reducir considerablemente la capacidad para alcanzar el orgasmo en las personas.
Los hombres necesitan tener un orgasmo para liberar esperma, pero las mujeres no para quedarse embarazadas.
En un primer experimento, pues, trataron a las conejas con fluoxetina durante dos semanas. Luego, las aparearon con un macho. Un día después de la cópula, los científicos analizaron el número de ovulaciones que habían generado y se percataron de que eran un 30% menores que en el grupo control de conejas que no habían sido tratadas con esta sustancia química. La fluoxetina había afectado negativamente a la ovulación de las conejas. Este resultado refuerza la idea de que tanto la ovulación inducida por la cópula y el orgasmo comparten circuitos cerebrales y hormonas.
A continuación, realizaron un segundo experimento en el que, tras administrar a las conejas fluoxetina, trataron de inducirles la ovulación inyectándoles la hormona gonadotropina coriónica humana (la famosa hCG de los tests de embarazo), que, entre sus diferentes funciones, en las mujeres estimula la maduración del óvulo. Comprobaron que la tasa de ovulación solo se había reducido un 8%, lo que “estadísticamente es insignificante”.
Según los autores de esta investigación, probablemente el orgasmo femenino surgiera para provocar una descarga hormonal que instigara la ovulación y con la aparición de la ovulación endógena, el orgasmo quedara liberado de funciones para adquirir nuevas, como tal vez, fortalecer el vínculo emocional en la pareja.
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