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viernes, 19 de diciembre de 2025
La Torre de Babel está desfasada: ¿Acabaremos todos hablando el mismo idioma?
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jueves, 18 de diciembre de 2025
"Si la gente quiere seguir bebiendo tequila y mezcal, tiene que preocuparse por los murciélagos"

Sin murciélagos, no habría tequila.
Alamy
En la polvorienta extensión del desierto de Chihuahua, en el centro de México, se esconden frías y oscuras cuevas entre las rocas marrones. En su interior, a finales de la primavera, se reúnen miles de pequeños murciélagos peludos. La mayoría de ellos son hembras y están embarazadas, y han emprendido un viaje de 1.609 km desde el sur de México hasta el suroeste de Estados Unidos, para dar a luz.
Están hambrientas y vuelan durante horas por la noche para encontrar suficiente comida. Vuelan de planta en planta, recogiendo néctar y esparciendo polen a su paso.
Entre sus favoritas se encuentran las esponjosas flores amarillas de la planta de agave, flores que solo aparecen una vez en las décadas de vida de la planta. Estas plantas de agave, con hojas carnosas y espinosas, tienen una larga historia en la cultura mexicana. Se utilizan para elaborar jarabe, cuerdas y jabón, y su jugo es el ingrediente principal de uno de los productos más emblemáticos de México: el tequila.
Pero las plantas de agave silvestres están disminuyendo: en un estudio de 168 especies, 42 están ahora amenazadas o en grave peligro de extinción. Esto significa menos alimento para los murciélagos que dependen de sus flores, y menos murciélagos significa, a su vez, que menos plantas de agave son polinizadas.
Para romper el ciclo, los conservacionistas están trabajando con los lugareños para plantar miles de plantas de agave, lo que ayuda a alimentar a los murciélagos y a proteger el futuro de la producción de tequila en México.
Una especie de murciélago dependiente del agave, el murciélago magueyero menor, ha experimentado una notable recuperación de su población en las últimas décadas, multiplicándose de 1000 ejemplares en 1988 a la increíble cifra de 200.000 en la actualidad. Sin embargo, a otras especies no les va tan bien.
El murciélago magueyero ha disminuido en aproximadamente un 50% en las últimas dos décadas y actualmente se encuentra en peligro de extinción.

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El biólogo Marco Antonio Reyes Guerra forma parte del Proyecto Bat Friendly de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que colabora con los agricultores para fomentar el cultivo de agave que favorece a los murciélagos. Explica que muchas de las amenazas a las que se enfrentan los murciélagos son causadas por los seres humanos.
"Si sufren alguna perturbación en las cuevas, las abandonarán y perderán su hogar. Y la gente está deforestando varias zonas de bosque seco, y en ese bosque hay especies que los murciélagos utilizan como fuente de alimento".
Entre estas especies se encuentran los agaves, así como otras plantas de las que se alimentan los murciélagos.
Interdependencia
Los científicos de Bat Conservation International (BCI) están decididos a cambiar la situación de estas especies en declive. La Iniciativa de Restauración del Agave consiste en plantar y proteger agaves silvestres en el "corredor de néctar" que siguen los murciélagos en su migración.
"Todo esto se puso en marcha porque, una vez que estas especies migratorias abandonan el centro de México, dependen en gran medida de los agaves", afirma Ana Ibarra, bióloga especializada en murciélagos y directora regional de BCI.
Los agaves silvestres se enfrentan a sus propias amenazas: se cosechan para elaborar bebidas alcohólicas, son pasto del ganado, pierden su hábitat debido a la agricultura y se enfrentan a condiciones más secas debido al cambio climático; además, como hay menos murciélagos, las plantas se polinizan con menos frecuencia.
Los agaves dependen de los murciélagos para su reproducción, al igual que los murciélagos hambrientos dependen de los agaves para alimentarse.

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"Los murciélagos y los agaves han coevolucionado durante varios millones de años", afirma Reyes Guerra. Con su larga lengua y su largo hocico, los murciélagos pueden alcanzar las estrechas flores cónicas del agave para alimentarse y recoger polen en su cara y pelaje. "Si los murciélagos no están presentes en un ecosistema, es probable que los agaves no produzcan semillas para reproducirse, ya que los agaves solo se reproducen una vez en su vida".
Sin ningún tipo de intervención, y ante el cambio climático, los científicos estiman que las especies de murciélagos amenazadas tendrán un 75% menos de acceso al néctar de agave en 2050 que en la actualidad.
Para que los esfuerzos de conservación den resultado, los agaves deben tener la oportunidad de crecer lo suficiente como para florecer, no solo por el bien de los murciélagos, sino también por el suyo propio.
Los agricultores que cultivan agave para tequila suelen cortar el tallo para evitar la floración, lo que da como resultado un "corazón" (o piña) más grande para la cosecha.

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En lugar de reproducirse mediante la polinización, estas plantas producen "retoños" que son clones genéticos de la planta madre. Esto reduce la diversidad genética de la especie, haciéndola menos resistente a las condiciones más secas que acompañan al cambio climático, así como a los patógenos y las plagas.
"Es un riesgo importante para la industria del agave y el mezcal", señala Reyes Guerra. En última instancia, para sobrevivir como especie, los agaves necesitan la polinización.
"Sin los murciélagos, el tequila y el mezcal ni siquiera existirían", añade Reyes Guerra. "Si la gente quiere seguir bebiendo tequila y mezcal, tiene que tener en cuenta a los murciélagos, tiene que preocuparse por su conservación".
Trabajo en equipo
Desde que se puso en marcha la Iniciativa para la Restauración del Agave en 2018, el equipo y las comunidades locales han plantado más de 180.000 plantas de agave autóctonas y tienen más de 150.000 creciendo a partir de semillas en viveros de Texas, Arizona, Nuevo México y todo México.
El proyecto de tequila y mezcal respetuoso con los murciélagos de Reyes Guerra también está trabajando para aumentar el número de flores de agave amarillo en el suroeste de México.
Los agricultores participantes permiten que al menos el 5% de sus plantas de agave maduren y florezcan, para que los murciélagos que pasan por allí puedan alimentarse. Las bebidas alcohólicas producidas por esa granja se consideran "respetuosas con los murciélagos" y, hasta ahora, se han producido 300.000 botellas de tequila y mezcal "respetuosos con los murciélagos".
No solo los agricultores están determinando el futuro de los murciélagos y los agaves. En México, el 53% de la tierra es de propiedad comunitaria, lo que significa que cualquier esfuerzo de conservación debe involucrar a todos los que viven en ella.
"Desde el principio, quedó muy claro que debíamos trabajar con las comunidades y tratar de satisfacer las necesidades tanto de los murciélagos como de las personas", dice Ibarra.

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El primer paso fue enseñar a la gente que los murciélagos que se alimentan de néctar no son dañinos. La gente suele pensar que son murciélagos vampiros, que pueden transmitir la rabia. Según Ibarra, algunos lugareños queman cuevas con murciélagos "sin saber si realmente son murciélagos vampiros".
Lissette Leyequien es la directora del Área de Protección de Flora y Fauna Sierra La Mojonera, un espacio natural protegido por el gobierno federal en México que colabora con la Iniciativa para la Restauración del Agave. Trabaja en estrecha colaboración con los lugareños para cambiar la percepción que la gente tiene de los murciélagos.
"En el pasado, la gente odiaba a los murciélagos e intentaba matar a todos los que veía", afirma. Pero hoy en día, gracias al programa educativo impartido por BCI, la gente protege activamente las cuevas.
"No permiten que nadie entre y haga nada que pueda dañar a los murciélagos. Casi toda la gente ama realmente a los murciélagos. Se dan cuenta de que el murciélago es un gran proveedor de muchos beneficios", dice Leyequien.

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Seis importantes refugios de murciélagos magueyeros están ahora protegidos activamente por comunidades locales de todo México, y el programa educativo de la iniciativa ha llegado a más de 1,5 millones de personas.
Reyes Guerra está de acuerdo en que la conservación de los murciélagos comienza con los lugareños.
"No se puede hacer conservación sin tener en cuenta a la población local y sin consultarlos para tomar decisiones, porque a veces tienen información muy valiosa que nosotros, como científicos, desconocemos", explica Reyes Guerra, quien fue guiado recientemente a una pequeña cueva de difícil acceso que albergaba cinco especies de murciélagos. "Es algo realmente muy raro de encontrar", puntualiza.
Sin embargo, el impacto real de los recientes esfuerzos de conservación no se notará hasta dentro de unos años, ya que los agaves necesitan tiempo para crecer. Pero gracias a BCI y al Proyecto Bat Friendly, la gente está dejando que más plantas de agave maduren y florezcan.
"Se pueden ver parches de agaves en flor en zonas en las que antes no se veía nada, porque ahora la gente deja los tallos en flor para los murciélagos", apunta Ibarra.
Añade que ya ha detectado un aumento en el número de crías de murciélago: "Estos incrementos no son grandes saltos, pero son constantes. Cuando se ha observado un descenso constante, el simple hecho de mantener las cifras estables es una gran victoria".
Leyequien ha observado que, en los lugares donde se han plantado agaves, el paisaje está empezando a verse un poco más verde. "Se puede ver mucha más fauna porque tienen comida y lugares donde esconderse".
Todavía queda tiempo para que se forme un corredor abundante y floreciente de néctar de agave. Pero, incluso entonces, Reyes Guerra destaca que los murciélagos necesitarán más ayuda.
"El problema de reforestar solo con agaves es que los murciélagos se alimentan de varias especies. Por lo tanto, si solo plantamos agaves para alimentar a los murciélagos, no será suficiente". Otras especies importantes son los árboles de ceiba, los árboles de ipomoea y los cactus como los saguaros.
Restaurar la población de agaves es solo el primer paso para crear un ecosistema saludable en el que puedan prosperar más plantas y más murciélagos. Las personas son una parte crucial de este ecosistema, dice Leyequien, y se benefician cuando los murciélagos están sanos. "Cuidar de los murciélagos aquí beneficia a las personas y al ecosistema. En realidad, todo está conectado".
Y si una vida bien vivida incluye el tequila, ya sea como ingreso agrícola o como bebida para la noche, entonces un paisaje desértico lleno de criaturas que chillan y se lanzan en picado y de vida floreciente nos beneficia a todos.
*Este artículo fue publicado en BBC Future. Haz clic aquí si quieres leer la versión original (en inglés)
- Becca Warner
- Título del autor,BBC Future
miércoles, 17 de diciembre de 2025
Europa puede acabar peor que Argentina: el aviso de varios economistas que ven hasta un impago de pensiones y la quiebra del Estado de Bienestar
- Lagarde: "Tenemos un modelo orientado a un mundo que va a desaparecer"
- "Europa tiene enemigos que quieren repartírsela por la fuerza"
- La UE ha invertido mucho tiempo en regular, pero poco en innovar
Europa debe despertar. Este es el mensaje que están lanzando eminencias de la economía desde varios puntos del mundo, un mensaje que no debería caer en el olvido porque las consecuencias de no hacer nada pueden ser extremadamente negativas. Estos expertos que van desde Mario Draghi, hasta el premio Nobel de Economía Bengt Holmström, pasando por Christine Lagarde, creen que, si no se actúa ahora, más adelante puede ser demasiado tarde. Un buen ejemplo es Argentina, uno de los países más prósperos del mundo hace 90 años y que ha quedado devastado en términos económicos hasta tal punto que los argentinos han decidido dar el poder al primer presidente libertario del mundo en la búsqueda de un cambio radical para intentar poner fin a décadas de desastre. Europa hoy está muy lejos de ese escenario, pero ya hay quien realiza comparaciones con Argentina o incluso peores. Europa, a diferencia de Argentina, tiene enemigos que podrían aprovechar su debilidad.
El informe Draghi, un nuevo estudio realizado por el Nobel Holmström o los últimos discursos de Christine Lagarde han resonado con fuerza en los medios y en los círculos académicos de Europa. Las palabras se repiten, son discursos que parecen estar hechos para generar algún tiempo de reacción, no se sabe bien dónde (empresas, gobiernos, las personas...), pero hacen una llamada desesperada para que Europa actúe. La economía del Viejo Continente representaba en paridad de poder adquisitivo (depurando la distorsión que generan los precios) casi el 28% del PIB mundial en 1980, mientras que la de China era el 2% y la de EEUU el 21%. Hoy, en 2025, China roza el 20%, EEUU el 15% y la Unión Europea el 13%. Parece evidente que Europa ha hecho algo regular en los últimos 40 años. Hasta Jamie Dimon, consejero delegado de JP Morgan, ha analizado la situación para concluir que "Europa está perdiendo".
Las economías europeas han dedicado buena parte las últimas décadas a construir el mayor Estado de Bienestar del mundo y un marco regulatorio en el que todo lo que sea regulable esté regulado. Aunque lo anterior tiene partes muy positivas, todo el tiempo dedicado a esos dos pilares ha restado tiempo al pilar del que se alimentan esos dos: el crecimiento económico.
Discursos e informes para Europa
Con todo, la semana pasada sin ir más lejos, Christine Lagarde, presenta del Banco Central Europeo, pronunció dos discursos para la historia en los que llamaba a Europa a actuar porque, en palabras de Lagarde, el gran problema del Viejo Continente "es tener un modelo de crecimiento orientado a un mundo que está desapareciendo... El mundo no se detendrá por Europa, pero podemos decidir cómo avanzar". Pocos días después, la francesa dedicó otro discurso a explicar por qué Europa necesita jugar un papel clave en el mundo de la inteligencia artificial y concluía que "la pregunta ya no es si esta nueva frontera llegará, sino cuándo, y el ritmo de progreso de los últimos años sugiere que probablemente llegará antes de lo que nuestras instituciones y normativas están preparadas para afrontar. Eso significa actuar ahora para eliminar los obstáculos que ralentizarían la difusión de la IA y, por lo tanto, retrasarían la prosperidad de todos los europeos en las próximas décadas".
En esta línea se expresan también Luis Garicano, Bengt Holmström (Nobel de Economía) y Nicolas Petit, economistas y profesores, que han realizado un interesante paper en el que analizan la economía de la zona euro y proponen varias vías para que la región vuelve a converger con EEUU y logre ganar relevancia a nivel global. Estos expertos admiten que no son los primeros. Hay una larga lista de informes elaborados por eminencias europeas que han diagnosticado este declive en un intento por comprenderlo y buscarle solución. El año pasado, Enrico Letta constató una grave fragmentación del mercado europeo, mientras que Mario Draghi concluyó que la competitividad de Europa había caído tanto que ahora requería un cambio radical para sobrevivir. "A pesar de estas advertencias, la respuesta de la Unión Europea a su declive ha sido débil, donde debería ser fuerte y activa en áreas donde debería ser pasiva. El problema no es la falta de informes, sino un sistema que se niega a priorizar".
El riesgo de seguir el camino de Argentina
Aunque estos expertos no son los primeros en analizar por qué Europa se ha quedado atrás, sí lanzan quizá la advertencia más poderosa hasta la fecha. Si Europa no actúa, "para mediados de este siglo, podría seguir el camino de Argentina: su enorme prosperidad, un lejano recuerdo; sus estados de bienestar en bancarrota y sus pensiones impagables; sus políticos atrapados entre extremos que hipotecan el futuro para salvarse en el presente; y sus más brillantes desperdiciando oportunidades en otros lugares. De hecho, estaría en peor situación que Argentina, ya que tiene enemigos deseosos de repartírsela por la fuerza y una población más envejecida que la argentina actual", aseguran estos expertos.
La caída de la economía de Argentina se enseña en las carreras de economía para evidenciar cómo un país que era extremadamente rico y partía de una posición de ventaja en muchos aspectos (gran riqueza natural, población muy cualificada, un clima favorable...) puede terminar cayendo a la irrelevancia tras décadas de políticas populistas, despilfarradoras e irresponsables. Muchos argentinos siguen pensando que Argentina debía ser el país más rico del mundo, porque si no es así, sería imposible explicar cómo todavía sigue habiendo algo de 'plata' después de tantos años de corrupción y gasto desmedido.
El caso de Europa aún tiene solución. En términos de PIB per cápita, la UE sigue siendo un bloque rico, con talento y que se encuentra bien posicionado, pero es cierto que en los últimos años, quizá décadas, la economía ha dejado de ser competitiva, en parte por un exceso de regulación y por la creación del mayor Estado de Bienestar del mundo. Ambos factores han reducido la competencia y los incentivos para mejorar a nivel empresarial e individual, en muchos casos. La teoría económica clásica explica que cuanto más altos son los impuestos, menores son los incentivos a trabajar más horas e innovar, puesto que una parte mayor de la tarta se marcha en esos impuestos para cubrir las necesidades de otros. Sin estos incentivos que llevan a generar más prosperidad (prosperidad que después se puede usar para redistribuir), la UE puede acabar en una trampa de crecimiento, regulación y redistribución que termine revirtiendo años de desarrollo.
"Estos no son accidentes históricos; son consecuencias de nuestras decisiones. En las últimas décadas, la Unión y sus Estados miembros han confundido regulación con progreso y burocracia con integración. Si la Unión Europea sigue estancada, nuestros países no podrán mantener lo que sus ciudadanos dan por sentado, como son las prestaciones por desempleo, atención médica gratuita, pensiones vitalicias y educación asequible. El crecimiento es necesario para cumplir con los compromisos existentes y la reciente avalancha de nuevos. El estancamiento convertirá el estado de bienestar europeo en una utopía del pasado", sentencian estos expertos. Justo debajo de este párrafo, estos expertos insertan un gráfico (que se puede ver justo encima de este párrafo) en el que se ve la inmensa deuda que amenaza con enterrar a la economía de Europa, un ranking (suma de derechos pensionales más deuda pública, que es una visión realista del esfuerzo que tendrán que realizar las sociedades para pagar esos pasivos) en el que España aparece como la peor parada.
El cambio que Europa necesita
Los célebres economistas que han realizado el informe creen que la Unión Europea necesita centrarse un enfoque único, en un objetivo que es la prosperidad económica. "Para lograr esta prosperidad, necesitamos que la Unión recupere su propósito original, que es llegar a ser un organismo federal dedicado al desarrollo económico a través de un mercado común y libre".
Estos tres autores señalan que "el problema no es la falta de informes, sino un sistema que se niega a priorizar". Denuncian que la UE ha desviado su misión hacia una multitud de agendas políticas y regulatorias que saturan su capacidad, olvidando que "solo una Europa próspera puede financiar el Estado del bienestar". Frente a una gobernanza hipertrofiada, reclaman volver a la esencia, que no es otra que un mercado único real, plenamente operativo y sin barreras internas.
Para reconstruir ese mercado único, plantean reformas legales profundas. En primer lugar, proponen eliminar el uso de directivas, sustituyéndolas por reglamentos que garanticen reglas uniformes, porque según ellos "las empresas se enfrentan a 27 versiones distintas de unas supuestas reglas comunes". También exigen tribunales comerciales especializados a escala europea capaces de sancionar con rapidez a los Estados que violen las normas del mercado interior. Como señalan estos economistas, sin un mecanismo así, "el reconocimiento mutuo es un sueño imposible". El objetivo es que cualquier empresa pueda defender sus derechos en 180 días y que las sentencias sean aplicables a toda la UE.
Otra de sus ideas más relevante es incentivar o permitir más competencia regulatoria dentro del bloque mediante un "28.º régimen" opcional para las empresas, un marco supranacional alternativo que facilite la creación de compañías europeas capaces de escalar, atraer inversión y competir globalmente. Este régimen (plenamente digital, ágil y sin remisiones al derecho nacional) sería, en palabras de los autores, un sistema que "las empresas elijan voluntariamente porque les permite crecer y atraer capital".
Por último, los autores piden un cambio radical en la forma de legislar. Quieren sustituir las cláusulas de revisión por cláusulas de caducidad, de modo que "la ley europea deje de ser eterna incluso cuando es errónea", obligando a demostrar que una norma sigue siendo útil para renovarla. Asimismo, proponen que Parlamento y Consejo estén obligados a realizar evaluaciones de impacto cada vez que modifiquen un texto legal, para que los políticos "no puedan evitar enfrentarse al coste real de las normas que imponen". Su mensaje final es rotundo: Europa puede renacer si abandona la obsesión regulatoria, recupera la integración económica y confía en la capacidad innovadora de sus ciudadanos. Como sintetizan los tres autores, "una Europa mejor es posible si deja de construir muros de regulación y se centra, por encima de todo, en la prosperidad".