- Desde principios de año, la empresa estadounidense cae más de un 26%...
- ... mientras que el índice sectorial de la automoción europeo sube un 6%
- Las protestas contra el empresario ya afectan a las ventas del fabricante
"No a Musk" con una esvástica serigrafiada en el fondo. Miles de manifestantes llevan semanas protestando -con carteles como estos en mano- contra el oligarca tecnológico estadounidense y su papel protagonista en estas primeras semanas de gestión de la segunda administración republicana de Donald Trump. La ciudadanía estadounidense -pero también en algunos países del centro de Europa- llaman al boicot al empresario de origen sudafricano y piden no comprar los coches eléctricos de Tesla. Una mala imagen que está afectando al valor en bolsa que se deja en lo que va de año más de un 26% de capitalización, elevando la pérdida desde el pasado 17 de diciembre a los cuarenta puntos porcentuales.
Mientras tanto, el sector automovilístico europeo, tras un 2024 complicado por la crisis económica que atraviesan varios gigantes como Volkswagen -que llegó a plantear el cierre de fábricas en Alemania- o Stellantis y el desembarco de la competencia procedente de China, vive ahora un momento dulce con una subida en lo que va de año de algo más del 6,77%, según recoge el Stoxx Europe 600 Automobiles & Parts. Por marcas, en 2025 la subida acumulada para Volkswagen es del 24,8%, mientras que Mercedes-Benz recupera un 16,8% y la francesa Renault sobre el 3,1%. En todo caso, no todas firman un rendimiento tan positivo: es el caso de Stellantis que se deja un 7,1% desde el primero de enero.
En estos momentos de incertidumbre ante los próximos pasos en la guerra comercial contra la UE que pueda tomar la administración Trump -tras el retraso de la aplicación de los aranceles al automóvil-, la industria europea se vale de la esperanza que ha despertado el plan de la Comisión Europea para el motor en el que se incluyen propuestas para facilitar la puesta en marcha de un nuevo esquema de infraestructura de recarga, el impulso de la cadena de valor europea para reducir la dependencia de China -1.800 millones de euros para fabricar baterías en suelo europeo- y, sobre todo, la luz verde a flexibilizar la normativa CAFE de emisiones contaminantes.
Inyecciones de optimismo sobre la industria europea que contrastan con el pesimismo que envuelve a Tesla -el valor más bajista de 2025 en el mercado global de la automoción-, y cuya última actualización de los expertos tampoco ha sido positiva para el título. Desde Baird han recortado este jueves el precio objetivo del valor hasta los 370 dólares desde los 440 dólares anteriores alegando que la nueva perspectiva de ventas "llevan a creer que existe un riesgo de no cumplir con las expectativas de entregas para el primer trimestre".
Con todo y con ello, las posiciones cortas sobre Tesla se sitúan en mínimos anuales sobre los 60.700 millones de dólares, un 9,4% menos desde los máximos registrados a mediados de diciembre.
Trump, uno de sus problemas
Si bien hasta hace relativamente poco, las acciones de Tesla tocaban máximos tras máximos anuales por la cercanía de Elon Musk con el presidente Trump, los inversores han cambiado su parecer sobre el fabricante de coches eléctricos. Y es que se suponía que la administración entrante iba a agilizar las regulaciones sobre los vehículos autónomos, impulsando el negocio de robotaxis de Tesla. Sin embargo, la realidad es que tras casi dos meses de legislatura, Trump apenas ha mostrado interés alguno por acelerar cambios legislativos en esta materia.
El republicano también se comprometió a evitar un gran desembarco de coches eléctricos chinos en el mercado estadounidense, pero poco se sabe de cómo piensa hacerlo teniendo en cuenta, sobre todo, que una de sus máximas es la libre competencia de mercado. Además, Trump ha restado importancia de manera reiterada al proceso de cambio climático y se opone a los subsidios a los vehículos eléctricos, lo que parece contradecir a la perfección la misión de Tesla.
En este contexto, las ventas de Tesla en Estados Unidos no han dejado de caer en los últimos meses, concretamente, un 1% a cierre del último año, lo que marcó la primera caída de ventas anuales de la compañía en 12 años. En contraste, las matriculaciones de coches eléctricos a nivel global repuntaron un 7,3%.
Europa y China, posibles verdugos
Pero el problema de Tesla no solo está en Estados Unidos. Porque las opiniones políticas de Elon Musk trascienden las fronteras del país y se empiezan a escuchar en Europa. A pesar de que es complicado evaluar el impacto de los posicionamientos del empresario en la marca de automóviles, la realidad de los datos es tozuda: en el último mes, las ventas de Tesla en los diferentes mercados del Viejo Continente se desplomaron un 45% en comparación con las cifras de un año antes, mientras que el resto del mercado de vehículos 'cero emisiones' creció en el entorno del 37%.
Sin duda, la competencia de gigantes chinos como BYD está ahí y puede ser uno de los detonantes de los problemas de Tesla en la región y también en el gigante asiático, todavía un mercado de crecimiento crucial para la compañía. ¿El problema aquí? De nuevo, el apoyo político de Elon Musk a Trump que pudiera llevar a la compañía a verse envuelta en la guerra comercial entre las dos potencias arrastrándola a una espiral de obstáculos regulatorios y boicots de los consumidores que penalizaría, aún más, el negocio automovilístico del magnate norteamericano. Por el momento, las ventas interanuales en febrero cedieron en el entorno del 50%.