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La tienda CARTIER en Venecia
Los grandes imperios del lujo se han convertido en un auténtico sector refugio en época de vacas flacas. Para firmas como Louis Vuitton, Gucci, Hermès o Cartier, entre otras, el parón generalizado del consumo que sacude a la mayor parte de las economías avanzadas ha dejado ya de ser un problema mientras sus cuentas de resultados presumen de un éxito incontestable.
Al menos así lo atestiguan sus números, que han convertido el pasado ejercicio 2010 en uno de los mejores años de la historia de este sector. A la espera de la presentación de sus cifras consolidadas durante el próximo mes de marzo, el primer avance hecho público por la mayor parte de estas grandes firmas muestra un crecimiento contracorriente. Y todas hablan de resultados históricos.
Hasta la fecha, la única compañía que ha presentado sus cuentas consolidadas ha sido el gigante LVMH. El dueño de marcas como Louis Vuitton, Dior, Zenith, TAG Heuer o Moët Chandon, entre otras, anunció la pasada semana unas ventas anuales que superan por primera vez la barrera de los 20.000 millones de euros, hasta los 20.320 millones, lo que representa una subida del 19 por ciento. Pero el verdadero desarrollo exponencial se aprecia más claramente en su beneficio neto, que creció un 73 por ciento en relación a 2009, hasta los 3.032 millones de euros. Y todo esto, después de dos años consecutivos de descensos en la facturación.
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La razón principal de estos buenos números, al igual que en la mayoría de sus competidores, se encuentra en la expansión puesta en marcha durante los últimos años en los países de economías emergentes, con la zona del eje BRIC (Brasil, Rusia, India y China) como prioridad. Por eso, no resulta sorprendente que Louis Vuitton haya centrado gran parte de sus esfuerzos este año en abrir una de sus mayores tiendas en el centro de Shanghái. China se ha convertido en la nueva gallina de los huevos de oro para estos grandes grupos y su turismo creciente de la clase media-alta está permitiendo, además, mantener estables las ventas en las zonas a priori más castigadas, como Europa.
El efecto asiático
Otra histórica del negocio, la francesa Hermès, también se ha encontrado con unas cifras mareantes. Sus ventas aumentaron durante el año pasado un 25 por ciento, hasta los 2.400 millones, rompiendo así las previsiones de los analistas, que esperaban un 15 por ciento. Pero aún hay más. A la espera de que la empresa haga públicos sus resultados el próximo 4 de marzo, Hermès ya ha comunicado que tiene previsto registrar un incremento del 40 por ciento en su beneficio, otro récord. Para hacer más evidente la causa de este éxito, Asia se ha convertido ya en el primer mercado de la firma de lujo, por delante incluso de Europa, con unas ventas de 1.084 millones, el 19 por ciento de la facturación total del grupo.
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El gigante norteamericano Richemont, dueño de marcas como Cartier y Montblanc, presume también de año. La facturación en su tercer trimestre (el último presentado hasta la fecha) se ha disparado un 23 por ciento, hasta los 1.486 millones y subiendo. Según la propia compañía, el crecimiento se debe en gran parte a la región de Asia-Pacífico, donde su facturación se elevó un 42 por ciento, hasta 772 millones de euros.
El mítico grupo joyero Tiffany también ha sabido aprovecharse de efecto asiático. La compañía, que espera anunciar el próximo mes un crecimiento de sus ventas cercano al 11 por ciento (2.215 millones) y superar así sus expectativas, logró cuadriplicar su beneficio ya en el último trimestre de 2009, por el empuje de su desarrollo en Asia.
El grupo galo PPR, que posee Fnac y Gucci, también espera consolidar un ejercicio para recordar. Ya durante su primer semestre, la compañía registró un beneficio neto de 403 millones de euros, más del doble que los 189 millones de euros del año anterior, superando incluso sus propias previsiones. Para 2010, PPR espera incrementar sus ventas cerca de un 7 por ciento, hasta alcanzar los 17.680 millones de euros.
Por G.C. from eleconomista.es 09/02/2011
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