- Es la firma con más ingresos de todo el planeta Tierra
- Lleva años transformándose en una tecnológica sin hacer ruido
Cuando pensamos en las 20 compañías más grandes de EEUU, en la actualidad pensamos automáticamente en las tecnológicas, que llevan dominando el ránking con puño de hierro desde 2012. Quizá alguna petrolera, alguna farmacéutica... Pero, entre todas ellas, hay una que destaca: Walmart, una cadena de supermercados que lleva los últimos 36 años seguidos dentro del selecto club, algo que solo ha conseguido igualar Exxon Mobil, y que no solo resiste a Amazon, sino que sigue creciendo a toda velocidad pese a la competencia. Y todo ello gracias a que, en los últimos años, ha ido convirtiéndose sigilosamente en una firma tecnológica, hasta ser la firma más valiosa fuera del selecto club de las 'Siete Magníficas' que, en secreto, también vive del negocio digital.
Walmart es una de las dos compañías minoristas que encabezan el índice, junto a Costco (que se coló en el top-20 desde 2023), y la única que lleva en la cumbre, año tras año, prácticamente desde su salida a bolsa en 1982. Silenciosamente, la mayor dueña de supermercados de todo EEUU se ha ido reconvirtiendo en una firma tecnológica, enfrentándose a Amazon en su propio terreno y creciendo a base de vender cantidades ingentes de leche, filetes congelados, camisetas blancas, detergente, medicamentos, ventiladores, videojuegos y, sí, también pistolas. ¿Cuál es su secreto?
De una tienda de barrio a un imperio
La compañía fue fundada en 1945 por Sam Walton como un pequeño supermercado local en Oklahoma City, con el objetivo de buscar los precios más bajos posibles y compensar con mayor volumen -más ventas- los márgenes de beneficio más pequeños. De ahí se mudó en 1950 a Bentonville, en Arkansas, donde tiene su sede y museo actual. Su tienda tuvo tanto éxito que, en 1962, decidió abrir un hipermercado, que llamó Walmart. El éxito le llevó a seguir abriendo locales por el sur de EEUU y, viendo sus buenos resultados, a expandirse por todo el país.
En 1970, para financiar su crecimiento, la empresa emitió acciones. Su primera emisión fue casi artesanal: las participaciones se vendían de forma individual en su sede. Pero su valor se disparó, y en 1972 decidieron profesionalizarse y cotizar en la Bolsa de Nueva York. En aquel momento, una acción actual valía 0,0125 dólares. En 1974 empezó a pagar dividendos, y su precio siguió creciendo hasta que, en agosto de 1982, a 0,16 dólares por acción, la firma entró en el S&P 500.
La comparación de las cifras da una idea de cómo ha crecido la economía de EEUU... y la inflación. En aquel momento, Walmart tenía unos ingresos de 2.444 millones de dólares y unos beneficios de 82,7 millones en sus 491 tiendas. Y aquel S&P 500 en el que entraba triunfalmente cotizaba en los 388,23 puntos.
Hoy, en 2024, la compañía ha registrado 648.000 millones de ingresos, lo que la sitúa como la empresa del planeta con los mayores ingresos anuales, por delante de Amazon, la Red Eléctrica Nacional de China y la petrolera Saudi Aramco. Sus beneficios ascienden a 15.500 millones de dólares, tiene 10.616 tiendas, y sus acciones cotizan por encima de los 98 dólares, un aumento estratosférico desde sus 0,0125 dólares originales. El S&P 500, por su parte, supera los 6.110 puntos, frente a los 110 de ese lejano agosto de 1972. En otras palabras: desde su salida a bolsa, el valor de la firma se ha multiplicado por 7.840, mientras que el principal indicador del mercado 'solo' ha crecido en 55 veces. Un buen negocio para el que comprara esas acciones.
Una tecnológica secreta
Cuando pensamos en una tienda online que venda de todo y lo entregue a toda velocidad, el primer nombre que sale es Amazon. Pero Walmart es, inesperadamente, su principal competidor. En 2018, la cadena de supermercados compró Flipkart, una empresa de venta online, y en 2022 se hizo con Alert, una start-up de envíos a domicilio. Unas compras que la han situado como una 'tecnológica secreta' capaz de competir con Amazon en un sector muy complicado.
Así, Amazon controla el 39,7% del mercado de compras de productos online de EEUU, pero Walmart le sigue detrás con un 10,6%. Puede parecer poco, pero esa cantidad supone 82.000 millones de dólares, batiendo con claridad a Apple o eBay, que rondan el 3% del mercado. Y su parte del pastel sigue creciendo: Walmart lleva los tres últimos trimestres registrando aumentos de más del 20% en sus ventas digitales.
Al igual que Amazon con Prime, Walmart tiene un programa de suscripción. En 2020 lanzó Walmart+, y ya ha logrado registrar a 32 millones de clientes, un 12% de la población de EEUU. Y, como el gigante que dirige Andy Jassy, también tiene una plataforma de ventas de terceros, con 152.000 vendedores registrados en 2022, y un crecimiento de ventas de más del 30% en los últimos cinco trimestres.
¿Cuál es su truco? Que está en todas partes. Un 90% de los estadounidenses tienen un Walmart a menos de 15 kilómetros de sus casas, lo que les permite hacer entregas rapidísimas: más de 300 millones de personas pueden hacer un pedido y recibirlo en una hora, ya sea yendo ellos en coche a recogerlo o pagando por la entrega a domicilio. Una velocidad de reparto con la que no puede competir Amazon más allá de las grandes zonas urbanas.
El resultado de todos estos movimientos es que una firma que nació y se desarrolló como una cadena de supermercados, chapada a la antigua, está dando pasos de gigante para convertirse en un híbrido digital: una especie de Amazon pero con sucursales físicas por todos lados. Si no puedes vencer a las tecnológicas, conviértete en una.
¿Es una minorista, es un avión o es Superman?
Walmart hace tiempo que es un auténtico Transformer. Tiene comercio electrónico, servicios financieros, venta de productos farmacéuticos y algo que no cabe en sus carritos de compra: publicidad. El gran retailer de EEUU es un impresionante player media. Su negocio de publicidad, Walmart Connect, forma parte de una industria emergente conocida como "medios minoristas", como Amazon en su marketplace, que vende a los fabricantes mejores posiciones de sus productos.
Hace un mes, Walmart compró por 2.300 millones de dólares el fabricante de televisores Vizio. La empresa no genera beneficios netos, pero tiene un negocio de 350 millones en publicidad. Sus pantallas son capaces de rastrear el contenido de los televidentes y vender espacios publicitarios a medida a los anunciantes, una prueba más de la apuesta de Walmart por la publicidad.
Walmart no solo vende productos, sino que también es la mayor máquina de recogida de datos personales de EEUU. Sabe qué clientes compran con tarjeta o en efectivo, qué tipo de productos y dónde viven. En una reciente presentación de resultados, Ryan Mayward, vicepresidente sénior de ventas de medios minoristas de Walmart, explicó: "Más de 140 millones de personas compran en nuestra tienda por semana, más gente que las personas que llegan a ver la Super Bowl", recogía el Financial Times.
El nuevo frente empresarial de Walmart mueve ya más de 3.200 millones de dólares anuales, nada que ver aún con los 47.000 millones de Amazon en este negocio. Sin embargo, ya se puede vislumbrar en él un duro competidor. Walmart Connect crece a un ritmo del 28%, dejando atrás las tasas del 19% de Amazon.
La clave de su obsesión por convertirse en una tecnológica está en sus resultados. Pese a sus estratosféricos ingresos de más de 600.000 millones de dólares anuales, y pese a llevar 10 años siendo la firma que más ventas registra en todo el planeta Tierra, sus beneficios son microscópicos en comparación con sus rivales. Amazon duplicó sus beneficios –30.000 millones frente a 15.000 millones- pese a ingresar 75.000 millones menos. Apple ingresó 260.000 millones menos, pero obtuvo ganancias de 96.000 millones. Y Berkshire Hathaway, la firma del legendario Warren Buffett, clavó los beneficios de Apple con ingresos de 360.000 millones. Obtener solo 15.000 millones de beneficios con 648.000 millones de ingresos es casi ridículo, más allá de que muy pocas empresas en el mundo puedan soñar siquiera con esas cifras.
Este es el resultado, para bien y para mal, de su modelo de negocio tradicional: vender cantidades ingentes de productos de primera necesidad con márgenes de beneficios minúsculos. Pero alguien en la compañía ha pensado que, si se convierten en una tecnológica, podrán aumentar su margen. Quizá no a los niveles estratosféricos de Apple o Alphabet, pero si se acercaran a los de Amazon, podrían duplicar sus ganancias. Y en eso están.
El 'efecto Walmart'
Como parte de esa búsqueda de arañar el último centavo, varios estudios han descubierto que ella sola tiene efectos sobre las economías locales de los pueblos donde abre sus puertas. En concreto, dos estudios, de 2007 y 2012, realizados por la Universidad de Berkeley y la organización de estudios económicos Puget Sound Sage, descubrieron que la apertura de una tienda de Walmart en un pueblo provoca una bajada de salarios generalizada, de un 10% según el primer estudio.
Los efectos son claros: su principal gancho son sus precios bajos. Pero esos precios bajos dependen, en parte, de pagar salarios menores a la media del sector. Y una vez que llega a un pueblo, las tiendas pequeñas se ven obligadas a competir en precio o cerrar, con el efecto de provocar una pérdida de puestos de trabajo y una bajada de los salarios que se pagan en la zona. En concreto, el segundo estudio cuantifica sus efectos en "13 millones de dólares de menor actividad económica y 14 millones en menos salarios" a lo largo de 20 años.
Así, la compañía de Sam Walton ha conseguido algo de lo que muy pocas empresas pueden presumir: tener un peso lo suficientemente grande en la economía de EEUU para poder alterar precios y salarios ella sola. Y sin que se le pueda culpar de estar buscando hacer el mal: ¿qué hay más capitalista que competir vendiendo comida y bienes de primera necesidad a los precios más bajos posibles?
Otros supervivientes
Las carteras de los estadounidenses no solo viven de la última compañía tecnológica, líder en disrupción o innovación. Hoy son Nvidia o Apple, pero décadas atrás hablaríamos de IBM o Cisco como las reinas en la capitalización. Pero de manera sorprendente, no solo Walmart es la abanderada del retail. Johnson & Johnson (J&J) y Procter & Gamble (P&G) son otros dos ejemplos de resistencia ante los cambios de moda del mercado y el poderío de las energéticas o la gran industria.
Las dos compañías todavía rozan el top 20 de las compañías más valiosas de EEUU. Ahora mismo P&G es la empresa que cotiza en EEUU en el puesto 20 de mayor capitalización y J&J se sitúa en el 21. El mayor mérito está, como Walmart, en mantenerse. J&J ha sabido mezclar su negocio farmacéutico, con tratamientos para enfermedades crónicas, oncología y biotecnología, con la venta de productos básicos de higiene y salud.
Mientras P&G se mantiene en la élite durante décadas gracias al poder y posicionamiento de sus productos. Gillette, Dodot o H&S son algunas de las marcas que no falta en los hogares estadounidenses.
Y luego está Costco, un 'cash & carry' que vende una gama limitada de productos al por mayor, con precios mucho más ajustados todavía. La firma se ha disparado en los últimos años y es una de las más recientes en entrar en ese 'top 20'. Y su filosofía no es muy diferente: los precios más baratos posibles, y perritos calientes a un dólar.