- Las políticas arancelarias de Donald Trump encarecen el coste de los viajes a Europa
- Los visitantes mexicanos, canadienses y chinos, reticentes a pisar EEUU
El tsunami mundial que ha supuesto la vuelta al poder de Donald Trump está reavivando conflictos económicos y comerciales que podría afectar también a medio plazo al turismo entre Europa y Estados Unidos. Ya sucedió durante el primer mandato del republicano cuando tan solo en el primer año el país experimentó un descenso del 4% de los turistas de origen europeo.
Pero el 'deja vú' trumpista que se avecina podría a su vez secar el viejo continente de visitantes estadounidenses como consecuencia de la posible aplicación de tasas adicionales a las aerolíneas europeas que operen en el país americano y como desenlace definitivo a la activación de las políticas inmigratorias que ya se están llevando a cabo. España, podría llegar a perder los cerca de 3 millones de visitantes procedente de Estados Unidos que llegan anualmente, según datos oficiales del INE.
Hace semanas que Europa mira con preocupación los pasos del nuevo inquilino de la Casa Blanca, quien hace tan solo unos días firmó los nuevos aranceles para México, Canadá y China. Unas tarifas que aún no han llegado al viejo continente pero que de hacerlo podrían implicar una seria ruptura entre ambas potencias que, irremediablemente, afectaría al flujo turístico
Los altos costes para viajar, un impedimento
Los últimos datos de la Comisión Europea de Viajes indica que la intención de los estadounidenses de veranear en los próximos meses en Europa ha descendido casi un 10%; 6 de cada 10 locales prefiere un destino no europeo. El informe revela que está situación viene provocada, en parte, por el incremento general de precios que ha sufrido el viejo continente en los últimos años, pero, sobre todo, por el aumento aún más significativo de los costos para viajar que se prevé tras la activación de las nuevas políticas de Donald Trump.
Aunque no existe confirmación oficial, la administración estadounidense podría aplicar más pronto que tarde los mismos aranceles que a México o Canadá en Europa. Y, al igual que los dos países norteamericanos, la Unión Europea también sería capaz de adoptar un arsenal de medidas arancelarias de vuelta; estrategias que mitiguen el 'efecto trump'.
De consolidarse la aplicación de las tasas adicionales para las compañías aéreas que operan en Estados Unidos, los precios de los billetes podrían encarecerse de manera vertiginosa, provocando un descenso de turistas estadounidenses a nivel global. Pues no solo este tipo impositivo afectaría a los flujos turístico, sino que los aranceles ya impuestos a sus vecinos norteamericanos podrían derivar en una pérdida de poder adquisitivo relevante.
A corto plazo, los nuevos aranceles van a provocar la subida de los precios que productos tan básicos como el tomate, las fresas, el aguacate e incluso artículos de bollería industrial, importados desde Canadá. Esto impactará irremediablemente en el sector turístico; las familias estadounidenses se verán obligadas así a reducir el presupuesto para las vacaciones o elegir destinos más cercanos.
Pero, no todo son malas noticias para Europa: el viejo continente está en disposición de aprovechar la situación y erigirse como el principal destino turístico de otros mercados como China o América Latina.
Las nuevas políticas de regulaciones ambientales, o más bien la eliminación de estas (aranceles para la fabricación de vehículos eléctricos, nuevos planes de extracción de combustibles fósiles...), dan a la UE la oportunidad de promover el continente como un destino verde y sostenible con ofertas culturales alternativas como el Camino de Santiago. Un contexto en el que Europa podría alcanzar diversos acuerdos con otros países para incluir vuelos directos, eliminación de visados, etc.
Las reticencias a pisar Estados Unidos
En un casi 'quid pro quo', la situación turística en Estados Unidos no es nada halagüeña con vistas al futuro. Es más que probable que el país sufra un gran descenso en el número de extranjeros que lo visitan año tras año; ni europeos, ni asiático ni mucho menos turistas procedentes de América Latina.
De la misma manera, las políticas arancelarias contra China ponen en peligro la resistencia el yuan. Si a corto plazo la moneda china acaba por debilitarse frente al dólar, los viajes hasta Estados Unidos serán considerablemente más caros, lo que reduciría el número de turistas chinos en el país de Trump. Hasta ahora, el gigante asiático es uno de los mayores emisores de turistas extranjeros hacía E.E.UU. con cifras que alcanzan los 3 millones al año, según la solución web Statista.
Por su parte, canadienses y mexicanos son los dos grupos mayoritarios de visitantes en Estados Unidos, con más de 20 millones y 18 respectivamente, es decir el 26% y el 24% según la Oficina Nacional de Viajes y Turismo estadounidense (NTTO). En este caso, los flujos turísticos van a estar condicionados en gran medida por todas las políticas antiinmigración que la administración blanca ya está poniendo en marcha.
En peligro están los 250 mil millones de dólares que mueve el sector turístico en el país y que sostienen cerca de 20 millones de trabajadores, según las cifras aportadas por Statista. Pero no solo el turismo de ocio se vería afectado. Si Trump decide finalmente endurecer las medidas al respecto, los viajes de negocio también caerían en picado.
En España son los que más gastan
El año pasado, nuestro país registró la cifra más alta de turistas de la historia superando los 94 millones, y se estima que en este 2025 se alcancen los 100 millones, lo que convierte a España en uno de los dos países más visitados del mundo (el otro, Francia).
En este sentido, el turismo estadounidense aporta 3 millones de visitantes al año a España, y aunque no se trata del mercado más abundante (lo superan con creces Francia, Reino Unido y hasta Alemania) sí son los que más gastan. Por ejemplo, en la Comunidad de Madrid el gasto medio de los norteamericanos fue de 591 durante el 2024, frente a los poco más de 500 euros de media.
Para el sector se trata de un perfil, el estadounidense, muy atractivo para nuestro país, con un alto elevado potencial económico que se lleva disparando en los últimos años frente a la subida de dólar frente al euro. En principio, en este 2025 la brecha entre turistas estadounidenses y visitantes de otros países podría reducirse a no ser que la agresividad 'trumpista' vuelva a dominar la esfera mundial.