Jugamos a imaginar cómo viviremos el próximo año junto a futurólogos y expertos de medio mundo
Parece que seremos más discretos, más mirados con el dinero y que viajaremos menos pero mejor. Seguiremos tan impacientes como en 2024 y volveremos a ligar –flipe usted– en los bares, ¡Bienvenido año nuevo!
Moda discreta 'demure' y 'lady like'
No es solo que el Pantone del año sea el Mocha Mouse 17-1230, un tono entre cacao y café que evoca la tranquilidad, el equilibrio y el disfrute de la vida sencilla, sino que tras revisar más de 3.000 fotos de más de 100 pasarelas The New York Times ha decretado que en 2025 nos vestiremos como victorianas, con blusas de seda con lazada y faldas en tonos discretos por debajo de la rodilla. Se ha acabado el tiempo de las estridencias, el brillo gratuito y los logos y llegan los buenos materiales y los patrones bien hechos. Pero entre tanta sobriedad sobrevive el animal print, concretamente el leopardo, las blusas boho de volantes y una nostalgia velada por los hippies de los sesenta.
Habrá más cosas conectadas a internet que personas
El mundo digital que conocemos nos parecerá rudimentario en la próxima década. Gracias a la mejora de los semiconductores, los capacitores de grafenos de carbono y la tecnología 5G las conexiones wireless dominarán el mundo y viviremos en un universo ultradigitalizado con más cosas, equipos y dispositivos conectados a internet que personas. Si le parece que la lavadora le escucha o la cafetera le espía quizás no vaya desencaminado, y si no quiere ser el protagonista de una distopía, intente volver al mundo analógico mientras pueda, y no conecte sus electrodomésticos a Internet. De nada.
Auge y caída de los 'bleisure trips'
Los bleisure trips son esos viajes que difuminan la línea entre el trabajo (business) y el placer (pleasure). La palabra es una fusión de ambos términos anglosajones. Alcanzaron su máximo esplendor en la pos pandemia. Esa modalidad de turismo que mezcla ocio y negocio ha sido uno de los grandes motivos del crecimiento de la industria turística global. En 2025 las empresas se tomarán muy en serio que sus empleados vuelvan a la oficina e intentar poner fin al nomadismo digital. Los viajes de bleisure tendrán que definirse, o negocios o placer. O los paga la empresa o los paga usted.
Fitness para la salud mental
Por segundo año consecutivo el American College of Sports Medicine identifica como una de las tendencias más fuertes del nuevo año los entrenamientos físicos dirigidos a beneficiar la salud mental. Ya no se trata solo de fitness para construir masa muscular, mejorar la resistencia y la capacidad cardíaca y pulmonar, sino de rutinas dirigidas a fortalecer la resiliencia y el equilibrio emocional, gestionar el estrés, reducir la ansiedad y mejorar la calidad del sueño. Un gimnasio para el cerebro que proteja de la ansiedad, la depresión y el estrés. La salud mental al mismo nivel que la física. Ya era hora.
Compraremos menos por impulso
Euromonitor identifica una tendencia de consumo para 2025 que nos imagina más sabios y mirados con las finanzas. Ahorraremos, usaremos más dinero en efectivo y tomaremos mejores decisiones de compra. La tendencia ya venía vislumbrándose desde 2024, cuando en sus encuestas identificaron que solo el 18% de los consumidores reconocían haberse dejado llevar por los impulsos para sus compras. Hemos de advertir que la inminente llegada de Tiktok shop, la tienda global de la plataforma china que promete ser el marketplace más adictivo del mundo, puede boicotear nuestros buenos propósitos.
Más problemas en los viajes
The Economist pronostica que seguirán creciendo los movimientos globales de personas y esto favorecerá la masificación del turismo que puede llegar a cotas insoportables. Todo conspirará para que viajar sea menos agradable y aumenten el riesgo de conflictos y fricción. Algunos países europeos pondrán en marcha más controles en sus fronteras y eliminarán el espacio Shengen de libre circulación. También aumentarán las restricciones al turismo masivo en ciudades como Amsterdam, Venecia y Barcelona.
Aprenderemos a hablar con los chats de IA
Aunque mantendremos una relación ambivalente con la Inteligencia Artificial, la sofisticación de algunos modelos nos obligará a interactuar con ellos cada vez con más intimidad y naturalidad. Aprenderemos a pedir en mejores formas y ellos a ejecutar, callar y dar las gracias. Cada vez nos será más difícil distinguir un bot de un humano. Un estudio reciente de la Universidad de California mostró que durante un intercambio por mensajes de texto, de cinco minutos, con un chatbot casi la mitad de los humanos no se enteró de que hablaba con un bot. Casi la mitad creyó que ChatGPT 3.5 era una persona. Dicen que, encima, podríamos enamorarnos y decepcionarnos con personas creadas por Inteligencia Artificial. Dicen.
Sucumbiremos (aún más) a la economía de la impaciencia
La era digital lo acelera todo, también nuestros deseos y urgencias, e incluso a nosotros mismos. Estamos entrenados para la gratificación instantánea y ya no sabemos esperar. Si buscamos una receta queremos una de pocos pasos, resumida en un vídeo de menos de 30 segundos; queremos ver todos los capítulos de una serie de estreno de una sentada (y si es preciso la consumimos a doble velocidad), lo mismo hacemos con los libros. Queremos victorias rápidas en Candy Crush o un chat de IA generativa que proporcione respuestas instantáneas, simples y sencillas, a nuestras preguntas. Esto tiene un lado oscuro, según el informe PISA los adolescentes españoles no entienden lo que leen. Se nos está olvidando entender las frases largas, las elipsis y las oraciones subordinadas.
Buscaremos más conexiones IRL, esto es 'In real life'
Nos seduce el mundo digital, pero para algunas cosas estamos volviendo a los básicos. Ligar y buscar pareja es uno de ellos. La caída en bolsa de todas las empresas de dating como Tinder y Match.com es una clara muestra del fracaso de las apps de ligar para construir relaciones a largo plazo, salvo raras y honrosas excepciones. Casi el 79% de los miembros de la generación Zeta dicen sufrir burnout de las apps de ligar y prefieren citas en el mundo real. Vuelven las citas en los bares, los cafés de lectura y cualquier excusa cultural, deportiva o gastronómica para conocer gente en un entorno no digital.
Viajaremos a hoteles más que a destinos
Los destinos masificados por obra, gracia y algoritmo de Instagram nos traen una querencia por la intimidad y las experiencias compartidas únicamente con los nuestros, o los que percibimos como los nuestros. Los hoteles se convierten por sí mismos en destinos, como pasó con el hotel Vermelho en Portugal con solo 13 habitaciones, el preferido de Christian Loboutin, gracias a esto, la pequeña localidad de Melides entró en el circuito turístico global. Se invierte la tendencia, primero el hotel luego el destino. Y si es posible que ni uno ni otro se publique jamás en Instagram. Vuelve el boca a boca como gran estrategia de marketing y recomendación.
Clase turista con camas por horas
Los vuelos largos en clase turista se parecen cada vez a una sesión de torturas con todos sus instrumentos bien engrasados. “Viajamos peor que las maletas” es el zeitgeits de esta época. En 2025 algunas aerolíneas como Air New Zealand, se proponen poner una zona de literas que se alquilarían por horas en sus rutas de larga distancia en clase turista, por ejemplo, el vuelo directo entre Nueva York y Auckland que dura 17 horas y es uno de los más largos del mundo.
Las camas podrán reservarse por un precio de entre US$254 y US$380 para un bloque de cuatro horas, que se sumaría al precio normal del billete. El personal de cabina cambiará la ropa de cama después de cada uso. “La aerolínea ha investigado mucho sobre los ciclos del sueño. Un ciclo de sueño típico dura unos 90 minutos, así que una sesión de cuatro horas da a los clientes la oportunidad de relajarse, dormirse y despertarse”, explicó Air New Zealand en una comunicación oficial.