- Pastas Gallo reconoce "medidas de productividad para amortiguar los costes"
Hace unos meses, cuando la guerra en Ucrania o el paro patronal en el transporte no estaban en el imaginario de las personas, se viralizaron dos fotografías de un mismo helado, a la izquierda una vieja y a la derecha una actual. A pesar de ser el mismo producto había una importante diferencia entre ambos, el producto viejo era más grande que el nuevo. ¿El motivo? La reduflación.
Este palabro significa básicamente ofrecer menos producto pero al mismo dinero, a veces incluso más caro. Los helados son más pequeños, las bolsas de patatas fritas cada vez tienen más aire y menos patatas... Esta práctica se instaló en las estanterías hace años pasando prácticamente desapercibida para el consumidor y el repunte de la inflación de las últimas semanas la ha vuelto a poner en escena.
Ofrecer menos producto con el mismo importe que antes es una posible solución al aumento de los costes y al disparado precio de la energía. Sin embargo, a pesar de que los rumores se han disparado en los últimos días, las compañías del sector de la alimentación niegan que estén recurriendo a esta práctica. En lo que respecta a las principales patronales de la industria consultadas por elEconomista evitan pronunciarse al respecto y alegan que "son decisiones que toman las marcas directamente".
Pero hay algo que si reconocen todas, el sector se enfrenta a un problema real. Pastas Gallo, una de las pocas compañías consultadas por este medio que se ha pronunciado hasta el momento de la redacción de este artículo, reconoce que han llevado a cabo acciones sobre sus productos. "A pesar de que estamos ante una coyuntura que todos deseamos que se normalice cuanto antes, los analistas no prevén que esta situación se estabilice en el corto plazo. Ante este contexto, Pastas Gallo ha respondido tomando medidas de precio adecuadas en algunas categorías de producto e implementando medidas productividad en paralelo que permitan amortiguar este fuertísimo aumento de costes", explican en un comunicado al que ha tenido acceso elEconomista.
A pesar de que las compañías evitan utilizar la palabra reduflación, desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) vienen denunciando desde hace meses esta práctica. "Hay productos que reducen la cantidad incluida en el envase para camuflar la subida del precio. Es el caso, por ejemplo, del paquete de lomos de merluza Pescanova que parece haber reducido su precio un 5,6%, pero una mirada más atenta nos descubre que el envase ha pasado de contener 400 gramos de merluza a incluir solo 360 g, un 10% menos. O sea pagas menos, pero también recibes menos. Teniendo esto en cuenta, nos encontramos con que el precio en realidad ha subido un 3,2%", explicaban en un informe realizado el pasado mes de octubre.
Una práctica que la propia Pescanova ha negado a elEconomista. "Nada tiene que ver", apuntan. "Ese producto de 360 gramos salió a la venta en septiembre del año 2020 y se dejó de vender en ese momento el de 400 gramos a los retailers. Lo que hacemos es adaptar nuestros formatos a nuestros consumidores. Por ejemplo, teniendo al consumidor en el centro de nuestras decisiones, hemos sacado a la venta en enero de 2022 tres referencias de filete de merluza en las que hacemos precisamente lo contrario: regalamos entre un 10 y un 20% de merluza", explican.
Desde Facua-Consumidores en Acción reconocen que no han recibido denuncias en los últimos tiempos, aunque recuerdan que las empresas de la industria alimentaria y la gran distribución recurren con cierta frecuencia a estrategias de subida de precios encubiertas más allá de reducir el contenido o el tamaño de los envases sin variar su precio. En este sentido, señalan desde la asociación, lo más habitual es eliminar las clásicas promociones de pague 2 y llévese 3 en los lineales de los supermercados.