Luz que brota de la negrura, de Utriusque Cosmi de Fludd (1617). (Wikipedia)
Ha sido un interrogante artístico y filosófico, pero también una realidad que hace aparente la opacidad. Repasamos su interesante evolución
El negro del luto, del carbón, del gato negro y el cuervo, el color de la tinta, el aceite y el espacio exterior. El negro de la inmensidad, de la nada. Un color, entre otros, que hace a otros y los elimina. ¿Un color? A lo largo de la Historia, el negro se ha configurado como un interrogante, pero también como un hecho, bañando todas las cosas en una ausencia, haciendo aparente la opacidad, sugiriendo todos los matices de la existencia. En una serie de pinturas publicada en la década de 1960, el pintor Ad Reinhardt, pionero en arte conceptual, presentó su propia idea de negro: una serie de pinturas que expresan una especie de ilusión óptica, ya que después de mirarlas durante unos minutos, lo que parece ser negro en ellas, y eso es todo, en realidad no lo es, o no en absoluto. El negro de Reinhardt es una mezcla de sutiles tonos de malva profundo, púrpura, magenta y gris. Al final, el aparente lienzo negro uniforme revela una cuadrícula cambiante de tonalidades. La pintura va mutando dentro de la duración de su visualización. El "negro", literalmente, desvaneciéndose al mirarlo.
Tiempo después, en un breve texto titulado 'Sobre el universo negro', el pensador francés François Laruelle también gustó de compartir su idea acerca de ello, generando una ruptura en la corriente de pensamiento que venía marcando este color o no color o lo que sea. Como en la mirada al mirar el cuadro de Reinhardt, su idea del negro como principio cosmológico se abría paso entre lo oculto. El negro era, para Laruelle, inseparable de las condiciones del pensamiento y su límite. Este filósofo venía a decir algo así como que, de no mirarlo no existiría, no se rompería en otros colores, no surgiría la ilusión óptica. Separado del "Mundo" que hacemos a nuestra propia imagen, demasiado humana, el negro tendría que ser todo lo contrario. Pero entonces, ¿qué es?
Habrá que remontarse mucho más atrás. Si bien es Caravaggio quien tal vez establece una de las principales pautas acerca de la noción del negro, la profundidad, antes incluso del Renacimiento que le antecede, ya parecían comprender algo similar. La historia del arte es un fondo claro para la eterna pregunta, pero también lo es la historia de la filosofía. El pensamiento, en todas sus formas, trata de aproximarse a lo que quiera que sea eso que define el mundo, y si algo es el mundo es negro, así que habrá que empezar por ahí.
La negación de San Pedro. Caravaggio, 1610. (Wikipedia)
Y así hasta el infinito
El médico, astrólogo y místico Robert Fludd sintió la inercia de especular en esas lógicas allá por los siglos XVI y XVII: qué existía antes del universo negro, qué hizo al negro como en un empeño de encontrar la punta de un hilo que, en realidad, no existe. Pero el negro existe. Para Fludd, lo que hubo antes fue la nada vacía, una especie de "pre-universo" o "no-universo". Lo representó con un simple cuadrado negro que destaca de entre toda su obra meticulosa y detallista.
Entre 1617 y 1621, con su obra principal, una ambiciosa teoría sincrética del todo en varios volúmenes, titulado 'Historia metafísica, física y técnica de los dos mundos, el mayor y el menor', Fludd presentó decenas de diagramas, tablas e imágenes que orbitan en torno al universo. Entre todas ellas, el cuadrado negro parece estar gritándonos, rodeado de notas en todos sus bordes que sentencian: "Y así hasta el infinito…".
Foto: Wikipedia.
Fludd demostraba consciente de los límites de la representación, de los de la existencia misma, repitiendo aquello de "Et sic in infinitum". Como una intuición que insinuaba que si quedaba algo solo tendría que ser la negación, ¿eso era el negro, negarse a sí mismo? "Solo una forma de representación que se niega a sí misma podría sugerir la nada anterior a toda existencia, una descreación anterior a toda creación. Y así obtenemos un "color" que no es realmente un color, un color que niega o consume todos los colores", sostiene Eugene Thacket en su disección escrita sobre los orígenes y explicaciones en torno al negro publicada en 'The public domain review'.
La oscuridad hermética
Que Fludd decidiera rodear el cuadrado negro de una especie de sentencia eterna no es sorprendente, señala Thacket, que explica: "Su propia filosofía sincrética combinó elementos del neoplatonismo, el hermetismo y la cábala cristiana, con un toque de alquimia, teoría musical, mecánica renacentista y rosacruces. Fludd fue influenciado desde el principio por el trabajo de Paracelso, y estaba intrigado por la idea de Dios como alquimista, mezclando la materia para producir el extraño brebaje que es el universo".
En alquimia, nigredo, o negrura, significa putrefacción o descomposición. (Wikipedia)
Ahí ha estado siempre, en la mente humana, y en las manos, el negro de la tierra profunda. Para los antiguos egipcios, el negro tenía asociaciones positivas; siendo el color de la fertilidad y el rico suelo negro inundado por el Nilo. Era el color de Anubis, el dios del inframundo, que tomaba la forma de un chacal negro y ofrecía protección contra el mal a los muertos. Así, en la Antigua Grecia, comenzó a ser el color del inframundo y todo lo que ello conllevó, más tarde, separado del mundo de los vivos por el río Acheron, cuyas aguas eran negras. Los que habían cometido los peores pecados eran enviados al Tártaro, el nivel más profundo y oscuro. En el centro estaba el palacio de Hades, el rey del inframundo, donde estaba sentado en un trono de ébano negro.
Escultura de Anubis. (Wikipedia)
Fue uno de los primeros colores utilizados en las pinturas rupestres del Neolítico. En el Imperio Romano, el pensamiento heredado de los clásicos como Platón lo convirtió en el color del luto. En el siglo XIV, la realeza, el clero, los jueces y los funcionarios del gobierno comenzaron a usarlo en gran parte de Europa. Se convirtió en el color usado por los poetas, empresarios y estadistas románticos ingleses en el siglo XIX, y el color de la elegancia y la llamada alta costura en el siglo XX. En lo práctico, se juega con él, se establecen parámetros sociales desde su condición de pregunta que sigue acompañándole hasta la actualidad.
"Al mismo tiempo es un color y un no-color. Cuando la luz se refleja en el negro, lo transforma y lo transmuta. Abre un campo mental propio", considera el pintor Pierre Soulages. Fue el color no-color de la revolución industrial, impulsada en gran medida por el carbón y más tarde por el petróleo. Desde el siglo XVIII, el humo del carbón fue ennegreciendo los edificios de las grandes ciudades de Europa y América poco a poco. En 1846, el área industrial de West Midlands de Inglaterra era comúnmente llamada 'el país negro', aquellas calles oscuras y cielos llenos de humo que conformaron la literatura del momento.
Widnes, Inglaterra, a finales del siglo XIX. (Wikimedia)
El negro, explica Michel Pastoreau en su libro 'Black: The history of a color', adquirió nuevos significados para los primeros europeos modernos cuando comenzaron a imprimir palabras e imágenes en blanco y negro, y a absorber el anuncio de Isaac Newton de que, después de todo, el negro no era un color. "El uso que hace Fludd del negro en su cosmología es indicativo de lo que la teoría moderna del color ha dicho sobre el negro", dice al mismo tiempo Thacket.
La palabra delataba algo más que, impresa, comenzó a calar en el pensamiento humano. La tinta negra emergiendo en la claridad del pergamino, más tarde papel, llevó a constatar la dualidad de la existencia en ambas tonalidades, dos vértices que sostienen la vida. Por ello, el negro no se considera hoy un color en el sentido convencional del término. La teoría del color se refiere a él como "no cromático" o "acromático".
Foto: Wikipedia.
Según la Teoría de los colores
¿Por qué etiquetarlo como un color? ¿Y por qué no? El negro es color, no sólo en el sentido en que habitualmente designamos este o aquel objeto como "negro", sino en el sentido de que el negro contiene todos los colores, es el color que absorbe todos los demás colores, un agujero que está ahí para que todo lo demás deje de estar o no.
Foto: Wikipedia.
Cuando Goethe publicó su Teoría de los colores en 1810, atravesó toda visión fundiendo la ciencia con la estética misma. La principal contribución de Goethe fue distinguir el espectro "visible" del "óptico" y hacer posible una ciencia de la óptica que sería distinta de la de la estética: "Si mantenemos los ojos abiertos en un lugar totalmente oscuro, se experimenta una cierta sensación de privación. El órgano se abandona a sí mismo; se retira en sí mismo. Falta ese contacto estimulante y agradecido por medio del cual se conecta con el mundo exterior".
Así pues, vemos negro, pero ¿qué estamos viendo exactamente cuando vemos negro? ¿Luz o ausencia de luz? Si la ausencia de luz se explica desde el negro, ahora debería sucederse el blanco. Dos entidades extrañas, según el tratado de Schopenhauer, que sin llegar a definir sostiene una conversación incesante con esta dualidad. En algunos puntos, adiciones o privaciones de luz, y en otros puntos, el blanco y el negro funcionan más como necesidades lógicas, formando los polos absolutos de la percepción del color; es decir, el blanco y el negro nunca se ven realmente y, sin embargo, determinan la percepción del color.
Muestra del llamado 'Vantablack'. (Wikipedia)
En 2014, una empresa inglesa de alta tecnología anunció que había fabricado el negro más oscuro jamás visto. Fabricado mediante el crecimiento de nanotubos de carbono en una superficie metálica, Vantablack, como lo llamaron los científicos, atrapa la luz hasta tal punto que la superficie parece un vacío. Ahí estamos, gravitando en un hueco inmenso que lo devora todo. ¿Es el negro la existencia misma?
Vista simulada de un agujero negro frente a la Gran Nube de Magallanes. (Wikipedia)
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10/04/2022 - 14:56 Actualizado: 10/04/2022 - 14:57
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