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Cada segundo se arroja al vertedero o se incinera un camión de productos textiles. Y cada europeo tira 11 kilos de ropa al año
Europa dice basta ya a la ropa de usar y tirar. Basta de producir para consumir sin sentido. Basta de malgastar recursos. Y basta de maltratar el planeta con ropa que solo nos ponemos una vez. En todo el mundo, cada segundo se arroja al vertedero o se incinera un camión de productos textiles. Cada europeo tira 11 kilos de ropa al año.
La ropa de mala calidad y de moda rápida está contaminando el planeta. Los productos textiles son el cuarto sector que más impacto tiene en el medio ambiente y el cambio climático, por detrás de los alimentos, la vivienda y la movilidad. Además, es el tercer sector en cuanto al uso del agua y del suelo, y el quinto por el uso de materias primas primarias y emisiones de gases de efecto invernadero.
Para evitar este despilfarro, la Comisión Europea ha presentado la Estrategia de la UE sobre los Productos Textiles Sostenibles y Circulares, que incluye nuevos requisitos de diseño para la ropa y que fija unos mínimos obligatorios para la inclusión de fibras recicladas en los textiles. Además, la ropa tiene que ser duradera y fácil de reparar y reciclar.
La moda rápida ya no está de moda
El sector textil está muy a la cola en reciclaje. Ahora solo el 1% de los textiles que se tiran en Europa se recicla y se emplea para fabricar nuevas prendas. La Comisión Europea también propone prohibir la destrucción de los productos no vendidos en determinadas condiciones, como los textiles no vendidos o devueltos.
Y la Comisión Europea plantea poner fin a la exportación de residuos textiles. Así, solo se permitirá la exportación de residuos textiles a países no pertenecientes a la OCDE en determinadas condiciones. Los países deben notificar a la Comisión que desean importar estos residuos y demostrar su capacidad para gestionarlos de forma sostenible, y así evitar que los residuos se etiqueten engañosamente como artículos de segunda mano al exportarlos fuera de la UE.
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La Comisión incluye el desarrollo de criterios específicos en el ámbito comunitario para distinguir claramente entre residuos y productos textiles de segunda mano. Alicia García-Franco, directora general de Federación Española de la Recuperación y el Reciclaje (FER), señala a El Confidencial que “la ropa de segunda mano debe considerarse como un producto, por eso estamos de acuerdo en que se establezca la distinción entre residuo y producto”.
Alrededor del 73% de las prendas de vestir y los textiles domésticos consumidos en Europa se produce e importa de países no pertenecientes a la UE. En concreto, en 2019 la UE fue uno de los mayores importadores mundiales de ropa, con un valor combinado de 80.000 millones de euros. La producción mundial de productos textiles casi se duplicó entre 2000 y 2015, y se espera que el consumo de ropa y calzado aumente un 63% de aquí a 2030.
Pasaporte digital
La Comisión Europea exigirá información más clara sobre los productos textiles y un pasaporte digital de productos con requisitos de información obligatorios en cuanto a la circularidad y otros aspectos medioambientales clave.
La directora general de FER señala que “la existencia de un pasaporte digital facilitará la reparación o el reciclado de los productos y el seguimiento de las sustancias preocupantes en toda la cadena de suministro, es decir, servirá para mejorar la comunicación entre los distintos actores, lo que puede ser de gran utilidad”.
Además, García-Franco apunta que disponer de un etiquetado adecuado de la ropa y las prendas de vestir sostenibles empoderará a los consumidores para hacer un consumo responsable.
Microplásticos
Los productos textiles fabricados con fibras sintéticas, como el poliéster y la fibra acrílica, son una de las principales fuentes de liberación no intencionada de microplásticos al medio ambiente.
La moda rápida son prendas baratas y de baja calidad producidas a gran velocidad, a menudo en condiciones laborales precarias fuera de la UE
La Comisión propone, para reducir la propagación de microplásticos, medidas en el diseño de los productos, procesos de fabricación, el prelavado en las plantas de fabricación industrial, el etiquetado y la promoción de materiales innovadores.
La moda rápida son prendas baratas y de baja calidad producidas a gran velocidad, a menudo en condiciones laborales precarias fuera de la UE. Y la Estrategia de la Comisión Europea busca fomentar un cambio a favor de la calidad, la durabilidad, la prolongación del uso, la reparación y la reutilización. Y por eso anima a los países a adoptar reducciones fiscales y otras medidas fiscales favorables para el sector de la reutilización y la reparación.
“Estamos completamente de acuerdo en la adopción de deducciones fiscales y en que, además de la reutilización y la reparación, se incluya también al reciclado”, afirma García-Franco. Y añade que “estamos inmersos en un cambio de modelo económico, con un objetivo claro de alcanzar un continente climáticamente neutro en 2050 y, para ello, será sumamente importante evitar progresivamente la actual dependencia de las materias primas vírgenes”.
En este sentido, para García-Franco, “los incentivos fiscales, sin duda, son una de las herramientas a nuestro alcance en la transición hacia la economía circular”.
Por
María García de la Fuente
15/04/2022 - 05:00
Europa dice basta: el fin de la ropa de usar y tirar (elconfidencial.com)
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