Las dietas détox se han expandido a través de las redes sociales.
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Miguel Herrero, investigador del CSIC, ahonda en las consecuencias para la salud de seguir modas alimentarias, como los batidos de verduras de hojas verdes
Las modas no solo se centran en prendas de ropa o en los últimos accesorios y juguetes que todos quieren tener. También afectan, y con consecuencias muy importantes, al mundo de la alimentación. Si se habla de modas alimentarias, no se puede obviar las conocidas como dietas detox. Miguel Herrero, investigador del Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación (CIAL-CSIC-UAM), afirma que en esta fama tienen mucho que decir las redes sociales y los influencers, quienes en muchas ocasiones empiezan a seguirlas. "No hay tantos productos detox en los supermercados convencionales", sostiene. Además, en las próximas semanas comienzan las cenas de Navidad con amigos, compañeros de trabajo y familiares y muchos se apoyan en esta dieta después de grandes comilonas, una decisión que no cuenta con la aprobación de este experto.
"El organismo no necesita que tomes nada para eliminar toxinas. Para eso ya están el hígado y los riñones. Con beber agua para que estos funcionen bien es suficiente para que cualquier compuesto tóxico que entre en el cuerpo sea eliminado. No necesitamos absolutamente nada más", insiste.
Incluso estos productos detox pueden tener efectos contrarios. Por ejemplo, los batidos de hojas verdes son uno de los grandes abanderados de estas dietas y, con su consumo, se ingieren una gran cantidad que, de otra manera, no se tomarían. El problema es que este tipo de verduras de hojas verdes, como las espinacas, contienen ácido oxálico que, en grandes cantidades, puede favorecer el desarrollo de cálculos renales, tal y como sostiene.
"No hay ninguna necesidad de hacer ninguna dieta detox y mucho menos atiborrarse a comer, como en Navidad, para al día siguiente seguir esta dieta y pensar que todos los problemas se han resuelto", concluye.¿Qué son los antioxidantes y para qué sirven?
Esta no es la única tendencia que Herrero aborda en su último libro publicado, Los bulos de la nutrición (CSIC-Catarata). La palabra antioxidante está muy presente en las estanterías de los supermercados. Son numerosos los productos que anuncian que contienen una gran cantidad de estos compuestos y los beneficios que proporcionan para la salud. Herrero ahonda en la evidencia científica actual e insiste en que con una dieta rica en frutas y verduras se consigue una cantidad elevada.
En primer lugar, los antioxidantes son compuestos, naturales o sintéticos, que reaccionan con sustancias químicas, llamadas oxidantes, y que pueden estar implicados en diferentes enfermedades, tal y como sostiene el científico. Además, dentro de estos puede ser que tengan más o menos potencia. Para encontrarlos basta con acudir a, entre otros, los vegetales, así como a plantas que se utilizan como condimentos o como parte de la alimentación, como el orégano o el romero. Están en una "infinidad" de productos.
A fin de cuentas, en una alimentación equilibrada se encuentra una cuantía considerable de estos compuestos: "Si se sigue una dieta rica en frutas y verduras, se está consumiendo ya de por sí una cantidad de antioxidantes bastante elevada", afirma. Por tanto, ¿se trata de una campaña de marketing los pasillos atestados de ofertas de alimentos ricos en estos compuestos? Herrero lo tiene claro: "Sí, sin lugar a dudas". Esto no significa que no todos los beneficios que presumen aportar no sean ciertos, simplemente que muchas veces esos productos tienen la misma cantidad que otros que no lo destacan.
"Si ves un zumo antiox, rico en frutos rojos, que suelen contener muchos antioxidantes, no quiere decir que sea mejor que otro zumo que tienes al lado y que no lo pone, pero que también contiene una gran cantidad de fruta y de esos componentes. Es evidente que gracias a ese interés que han tenido los consumidores, la industria lo ha incluido en el etiquetado y parece que hay productos que son mucho mejores de lo que pueden ser en realidad porque en el fondo no es que estén suplementados en antioxidantes, sino que están hechos con alimentos que tienen antioxidantes de forma natural", explica.
Además, también hay que tener precaución con la cantidad consumida: no está claro si un exceso puede ser positivo o negativo para la salud. Hay matices. En su último libro publicado, Herrero pone el ejemplo del estrés oxidativo que se produce en las células. "Esto es cuando hay una cantidad de compuestos que son oxidantes muy grandes y pueden generar problemas, como hacer un daño en un determinado tejido y ahí los antioxidantes pueden ser efectivos", comenta.
Sin embargo, el científico argumenta que cuando el cuerpo lucha contra algunas enfermedades, como el cáncer, se ha observado que genera estrés oxidativo también para poner a las células de cáncer en problemas. Con lo cual, un exceso de antioxidantes en esas circunstancias podría incluso ser perjudicial porque podría beneficiar a las células cancerígenas. Estos efectos contrapuestos están siendo investigados en la actualidad, tal y como confirma el investigador.