- Llama la atención de los inversores ante los titulares desde EEUU y Alemania
- Las claves: unas exportaciones volcadas en los servicios y una política 'aburrida'
- Las exportaciones de servicios no se verían afectadas por las políticas de Trump
Incluso antes de llegar a las costas, el 'huracán Trump' ya causa cierto pavor, especialmente en el aspecto comercial. Su amenaza de imponer agresivos aranceles a diestro y siniestro ha suscitado un miedo generalizado. Pero en medio de esos temores, ha aparecido un inesperado refugio. Tras años de calamidades y desdichas -qué se puede decir a estas alturas de la digestión del Brexit, del colapso Liz Truss y de la incendiaria crisis inflacionaria-, Reino Unido asoma como un potencial cobijo ante el siempre imprevisible fenómeno que es el recién electo presidente de EEUU, algo que incluso se ha notado últimamente en la cotización de la libra esterlina. Dos son los pilares que sujetan este inesperado rol de refugio. Por un lado, lo que en Reino Unido se conoce como 'dividendo del aburrimiento' en la política. Por el otro, de manera más relevante, el posiblemente mejor 'paraguas' ante la lluvia de aranceles: una economía volcada en la exportación de servicios, materia sobre la que previsiblemente no recaerá este 'castigo' comercial.
La semana pasada, analistas de grandes bancos como JP Morgan o Crédit Agricole publicaron previsiones optimistas sobre la libra. Sustentaban su pronóstico en un Banco de Inglaterra más comedido en la relajación monetaria que otros pares como el Banco Central Europeo (BCE) y en el 'ruido' que está llegando desde dos economías punteras: en EEUU, por razones obvias, y en Alemania por una inestabilidad política que ha hecho saltar por los aires al gobierno de coalición entre socialdemócratas, verdes y liberales, complicándose el tablero de la gobernanza nacional en medio de un acuciante marasmo económico en la 'locomotora' europea.
Existe una demanda potencial de la libra para comprar gilts (bonos soberanos británicos), después de que el colapso de la coalición gobernante en Alemania y el escenario de elecciones anticipadas allanen el camino a cambios normativos que podrían dar lugar a un repunte de la emisión de bunds. "Las elecciones alemanas están pesando en el sentimiento, Trump está pesando en los bonos del Tesoro", sintetiza Kathleen Brooks, directora de investigación de XTB. "El Reino Unido es el bono soberano menos feo a corto plazo".
En su análisis respaldando la libra como un destino seguro ahora mismo, Sam Zief, jefe de estrategia global de divisas de JP Morgan, destacaba que, después de las elecciones que acabaron con casi década y media de poder conservador, la llegada al poder y con contundencia de los laboristas está provocando que Reino Unido se beneficie de lo que se conoce como el 'dividendo del aburrimiento' o de la 'monotonía'.
Acuñado por el economista de la City Simon French, el 'dividendo de la monotonía' es el valor que los inversores asignan a un primer ministro vagamente competente, aburrido incluso, que lidere un Gobierno estable con políticas económicas que sumen, explica el editor de negocios del Evening Standard Jonathan Prynn. Aunque el gabinete de Keir Starmer apenas ha podido hacerse con las riendas y presentar su primera hoja de ruta fiscal, más ambiciosa en el gasto pero sin grandes estridencias, tras años de escándalos tories (solo hay que retrotraerse a los titulares que arrojaban Theresa May, Boris Johnson o Liz Truss), la perspectiva de un gobierno 'normal' aporta un valor añadido. Como señala en una relevadora columna del Financial Times Soumaya Keynes, articulista del medio financiero, los laboristas debían haber elegido como lema de campaña 'Make Britain Boring Again' ('haz al Reino Unido aburrido de nuevo'), en sagaz alusión al 'Make America Great Again' de Trump.
Pero, más allá de este beneficio de la duda en clave política, el aspecto positivo en el que se centran los análisis es el comercial. EEUU y Reino Unido siempre han tenido una relación "especial", como ellos mismos dicen siempre, tanto en términos políticos como comerciales. Con la primera llegada al poder, Trump espoleó el Brexit y prometió un ambicioso acuerdo de libre comercio con Reino Unido que se fue aguando por el camino. Diferencias de fondo con los sucesivos y tambaleantes gabinetes conservadores, dejaron en el aire un acuerdo que la Administración Biden intentó modular a su manera después y que tampoco llegó a término por desavenencias especialmente con el famoso Protocolo para Irlanda del Norte. Ahora, el regreso de Trump genera suspicacias, pero también esperanza. Entre estas dos sensaciones, parece imponerse un argumento de peso: con Trump prometiendo aranceles a amigos y enemigos por igual, el hecho de que Reino Unido sea el segundo mayor exportador de servicios del mundo sugiere a algunos que la economía es menos vulnerable a las restricciones comerciales.
Reino Unido no será un objetivo de Trump
Los más temerosos advierten de que las ventas de automóviles, motores de aviación Rolls-Royce, whisky y medicamentos podrían estar en riesgo con los aranceles universales de entre el 10% y el 20% que pretende Trump. No hay más que recordar el arancel de represalia del 25% al whisky escocés de pura malta que Trump impuso en 2019. Algunos estudios arrojan cifras preocupantes: el Reino Unido podría enfrentar un impacto de 22.000 millones en sus exportaciones si Trump impone un arancel generalizado del 20% a todas las importaciones de EEUU. Las exportaciones británicas podrían caer más de un 2,6%, alertan los economistas del Centro de Política Comercial Inclusiva (CITP) de la Universidad de Sussex.
En el lado contrario, otras voces señalan que Reino Unido no será un objetivo de Trump en su 'guerra comercial' e incluso hay cierto optimismo con que Washington rescate la pretensión de un acuerdo de libre comercio. El jefe de la empresa británica-estadounidense, Duncan Edwards, es de los que no cree que la política de Trump haya sido desarrollada con el objetivo de atacar a los exportadores británicos a EEUU: "Su verdadera preocupación son los países que tienen un superávit comercial con EEUU y, sin embargo, aplican aranceles más altos a las importaciones que los que aplica EEUU a las importaciones procedentes de ellos. En el caso del comercio de bienes de Reino Unido, el comercio está más o menos equilibrado. El Reino Unido no es el objetivo en este caso".
En una línea similar se pronuncian desde Capital Economics. La conocida casa de análisis británica trabaja con la hipótesis de que, para mediados de 2025, Trump habrá impuesto un arancel del 10% a las importaciones estadounidenses procedentes de Reino Unido. Aún en ese escenario, su cálculo es que esto conduciría a una caída "menor e insignificante" del PIB de Reino Unido de lo que otros creen. "Esto se debe principalmente a que el Reino Unido exporta más servicios a EEUU (que probablemente estén exentos) que bienes, y, además, una posible caída de la libra probablemente amortiguaría el aumento de los precios de los bienes de Reino Unido para los compradores estadounidenses", certifica su economista jefe para el país, Paul Dales, en un informe para clientes.
Algo más del 20% de todas las exportaciones británicas se venden a EEUU. Las exportaciones británicas de bienes a EEUU representan alrededor del 7% del total de las exportaciones británicas y las exportaciones británicas de servicios a EEUU suponen alrededor del 15% del total de exportaciones del país y del 68% de todas las realizadas a EEUU. En 2023, el Reino Unido registró un superávit comercial de bienes con EEUU de 4.000 millones de libras (0,1% del PIB británico) y un superávit comercial de servicios mucho mayor, de 68.000 millones de libras (2,5% del PIB). En conjunto, el Reino Unido registró un superávit comercial de 72.000 millones de libras (2,7% del PIB) con EEUU.
En informes previos a las elecciones de EEUU, los estrategas de Capital Economics ya avanzaban un impacto menor de esta nueva política arancelaria, siempre partiendo de que el efecto directo sobre la economía británica dependería de la elasticidad precio de la demanda -concepto económico que mide la sensibilidad de la cantidad demandada de un bien o servicio a los cambios en su precio- de exportaciones de Reino Unido, de cualquier cambio en el tipo de cambio, de si Londres toma represalias imponiendo un arancel del 10% a todas las importaciones desde EEUU y de si la nueva Administración estadounidense se aviene a algún tipo de excepción para Reino Unido.
El arancel estadounidense aumentaría el coste de los bienes del Reino Unido en EEUU en un 10%, reduciendo así la demanda estadounidense de bienes del Reino Unido. La magnitud de la caída de este último dependería de la elasticidad precio de la demanda de exportaciones de bienes de Reino Unido. Según el análisis del Banco de Inglaterra, las estimaciones de elasticidad varían de 0,1 a 0,7. Como el arancel estadounidense se impondría a las exportaciones de bienes de todos los países, los importadores estadounidenses no podrían comprar bienes más baratos de otros países en su lugar. "Como resultado, suponemos una elasticidad precio relativamente baja de 0,1. Esto significaría que el arancel del 10% reduce las exportaciones de bienes de Reino Unido a EEUU en aproximadamente un 1% (600 millones de libras o 0,02% del PIB) y tanto el superávit comercial de bienes de Reino Unido con EEUU como el déficit de EE.UU con Reino Unido se reducirían en 600 millones de libras", plantea Ashley Webb desde la firma de análisis.
El impacto sería menor si el dólar estadounidense se apreciara frente a la libra para reflejar los precios más altos a los que se enfrentan los consumidores estadounidenses y la perspectiva de tipos de interés más altos, agrega Webb. Esto limitaría la subida de los precios de las exportaciones de bienes británicos en EEUU y compensaría en parte la caída de la demanda estadounidense de exportaciones de bienes británicos. "Si la libra cayera alrededor de un 5% frente al dólar y suponemos la misma elasticidad de la demanda, las exportaciones de bienes del Reino Unido a EEUU caerían un 0,5% menos (300 millones de libras o 0,01% del PIB)", agrega Webb.
El superávit comercial total del Reino Unido incluso podría aumentar aún más si el arancel estadounidense incluyera alguna excepción para el país, contemplan desde Capital Economics. Si hubiera una excepción para Reino Unido, el dólar podría apreciarse de todos modos debido a la perspectiva de mayores tipos de interés en EEUU. La caída del 5% de la libra frente al dólar, señalan, aumentaría el superávit comercial de bienes de Reino Unido con EEUU en 1.400 millones de libras (0,05% del PIB), el superávit comercial de servicios de Reino Unido con EEUU en 1.800 millones de libras (0,07% del PIB) y el superávit comercial total de Reino Unido con EEUU en 3.200 millones de libras (0,12% del PIB).