miércoles, 8 de enero de 2025

Este biólogo molecular es el mayor experto del mundo de envejecimiento: "La clave, comer poco"



Michael N. Hall, en Bilbao tras recibir en 2021 el Premio Fronteras del Conocimiento de la Fundación BBVA. (EFE/Luis Tejido)



Michael N. Hall, cuyo nombre suena desde hace años para el Nobel de Medicina, acaba de recibir en Roma el prestigioso premio Balzan por sus estudios sobre los mecanismos biológicos del crecimiento celular




Esta historia comienza en 1964, cuando una expedición científica partió rumbo la Isla de Pascua para estudiar a su población. A los investigadores les intrigaba cómo era posible que los habitantes del lugar, que acostumbraban a caminar descalzos en una tierra repleta de excrementos de caballos y otros animales, no resultaran contagiados de tétanos.

Se tomaron numerosas muestras del terreno y, posteriormente, se mandaron al laboratorio a analizar. En una de esas muestras, recolectada en un volcán, se logró aislar una molécula hasta entonces desconocida y que fue bautizada como rapamicina en honor a Rapa Nui, el nombre con el que la población nativa conoce a la Isla de Pascua. Durante tres décadas, la rapamicina ha sido utilizada para impedir el rechazo en los trasplantes de órganos y de médula ósea, dadas sus propiedades inmunosupresoras.

El biólogo molecular Michael N. Hall (San Juan, Puerto Rico, Estados Unidos, 1953) aún no había cumplido los 40 años cuando, a principios de los años 90, empezó a estudiar a fondo la rapamicina. Durante sus investigaciones, descubrió dos proteínas que juegan un papel crucial en la regulación del crecimiento celular, y a las que bautizó como Target of Rapamycin 1 y 2, más conocidas por sus abreviaturas TOR1 y TOR2.

Hall logró demostrar que las proteínas TOR controlan el crecimiento celular. Su descubrimiento desencadenó todo un cambio de paradigma, pues hasta entonces se pensaba que el crecimiento de las células no estaba regulado y únicamente dependía de la disponibilidad de nutrientes. El hallazgo de los TOR ha transformado la comprensión del crecimiento celular y ha dado pie al entendimiento de numerosos procesos ligados a ese crecimiento, como por ejemplo el cáncer (desde 2007 la rapamicina se emplea para tratar el cáncer) o el envejecimiento.

Michael N. Hall, estadounidense de nacimiento pero nacionalizado suizo desde hace tiempo, acaba de recibir en Roma el Premio Balzan 2024 por sus investigaciones sobre el crecimiento celular, que ya en 2020 le valieron el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Biología y Biomedicina. Candidato al Premio Nobel de Medicina desde hace tiempo, hablamos con él en español (pasó buena parte de su infancia en Perú y en Venezuela), aunque cuando se trata de explicar aspectos más técnicos recurre al inglés.


PREGUNTA. Si he entendido bien, usted ha descubierto unas proteínas, las TOR, que son las que regulan el crecimiento celular. ¿Qué hacen esas proteínas?

RESPUESTA. ¿Sabe usted cuántas células tiene en su cuerpo? Alrededor de un millón de millones. En su cuerpo hay muchísimas más células que personas en el mundo, muchísimas, muchísimas más. Y el crecimiento de cada una de esas células está controlado por las proteínas TOR.


P. ¿Podemos entonces controlar el envejecimiento controlando esas proteínas?

R. El envejecimiento es un complicado proceso metabólico. Pero sí, el proceso de envejecimiento es algo que podemos controlar. Sabemos, por ejemplo, que si inhibimos los niveles de TOR se vive más tiempo. Hemos hecho experimentos en ratones, en moscas, en levadura y siempre hemos obtenido como resultado que esos seres vivían más. Pero claro, nunca hemos hecho experimentos con seres humanos.


P. ¿Por qué?

R. Los ensayos clínicos se hacen para probar lo que hace un fármaco ante una enfermedad, y el envejecimiento no es una enfermedad. Ahora estamos haciendo ensayos clínicos con perros, quienes están más cerca de los humanos que los ratones. Pero un ensayo controlado con humanos no se puede hacer.


P. Pues a mí no me importaría que me inhibieran las proteínas TOR y así vivir algo más de tiempo...

R. Bueno, hay mucha gente que de hecho ya hace eso….


P. ¿Y cómo se hace?

R. Puedes yendo a un doctor y consiguiendo que le recete inhibidores de las proteínas TOR. Se trata de medicinas que están a la venta y que se emplean fundamentalmente para tratar el cáncer.


"Por ahora, la edad máxima que se puede alcanzar es de 120 años más o menos. Y no creo que se pueda ir mucho más allá"


P. ¿Usted tomaría esos inhibidores para evitar el envejecimiento?

R. No, ni los tomo ni los tomaría.


P. ¿Por qué no? ¿Pueden ser peligrosos?

R. Con los fármacos siempre hay un riesgo. Yo lo que hago es que como bien, no fumo, me gusta el vino pero lo bebo con mesura. Eso es suficiente. Comer con moderación es muy importante, porque son los nutrientes los que activan los TOR. Comer poco retrasa el envejecimiento. Nuestras investigaciones han puesto en evidencia que TOR es un sensor de nutrientes que cuenta con un mecanismo que alarga la vida cuando hay restricciones dietéticas, cuando le llegan menos nutrientes. La restricción de alimentos reduce la actividad de TOR, lo que desemboca en unos cambios metabólicos que, en resumen, tienen como efecto una vida más larga y sana, porque hay muchas enfermedades como el cáncer o la diabetes que son enfermedades asociadas al envejecimiento y relacionadas con los TOR.


P. ¿Llegará un momento en que podremos ser casi inmortales?

R. No, eso viola las leyes de la física y de la química. Como le ocurre a un coche, llega un momento en que dejamos de funcionar. Lo que hay que hacer es extender la duración de la vida sana, ampliar el tiempo que estamos sanos sin morir.


"Morir, tenemos que morir. Lo mejor sería que pudiéramos llegar sanos hasta la muerte"


P. Pero si uno está sano no muere, ¿no? Seríamos inmortales.

R. Si llegara ese escenario, que lo dudo, tendríamos que implementar la manera de morir, programar una edad determinada a la que se muriera. Porque morir, tenemos que morir. Lo mejor sería que pudiéramos llegar sanos hasta la muerte y que se programara nuestra muerte, porque en algún momento tenemos que morir.


P. ¿Y cómo se programaría la muerte?

R. Ese es el problema. Es un problema filosófico, social, económico… Un problema que afecta a todos los ámbitos.


P. En los últimos cien años hemos asistido a grandes progresos en el envejecimiento. Se muere más tarde y se vive mucho mejor que hace un siglo. ¿Puede seguir aumentando enormemente la esperanza de vida?

R. La medicina es mucho mejor ahora que hace cien años, los antibióticos han ayudado bastante a aumentar la esperanza de vida, las dietas hoy son mejores… Hasta hace poco, la esperanza de vida no dejaba de aumentar. Pero ahora en Estados Unidos, en Alemania y también en otros países, la esperanza de vida está bajando, como consecuencia del covid, de las guerras y de otros factores.


"Hasta hace poco, la esperanza de vida no dejaba de aumentar. Pero ahora en EEUU, Alemania y en otros países, la esperanza de vida está bajando"


P. ¿Qué otros factores?

R. Yo creo que es mucho más difícil vivir hoy que hace 20 años. Ahora hay mucho más estrés, más ansiedad. Y la causa creo que es esto, el teléfono móvil. Yo veo que los estudiantes, por ejemplo, no se concentran como lo hacían antes. Nos pasa a todos, no podemos hacer nada sin nuestro teléfono, somos esclavos de él.


P. ¿Cree entonces que hemos llegado a nuestro tope en lo que a esperanza de vida se refiere?

R. Por ahora, la edad máxima que se puede alcanzar es de 120 años más o menos. Y no creo que se pueda ir mucho más allá.


P. ¿No podemos superar esa cifra?

R. Quizás se podría. Pero para ello habría que hacer cosas muy extremas, vivir en una burbuja en la que todo esté regulado, controlado. Hay que ser muy, muy rico para eso, y ni siquiera sabemos si funcionaría. Hay gente que ya hace eso, hay ricos en Silicon Valley que se inyectan sangre de jóvenes. Quieren ser inmortales porque se creen dioses.


P. Me tranquiliza que usted, uno de los grandes expertos en envejecimiento, diga que no vamos a ser inmortales…

R. No, no vamos a ser inmortales, al menos químicamente.


P. ¿Cree que podría mantenerse vivo nuestro cerebro, nuestro pensamiento, nuestras ideas? Hay quienes consideran que sí…

R. Eso es interesante. Es posible que ocurra. Con la inteligencia artificial vamos en esa dirección.


P. Su trabajo se centra en los mecanismos del envejecimiento y la muerte. ¿Por qué nos da miedo morir?

R. Porque nos gusta vivir y porque no sabemos lo que viene después. ¿Qué es exactamente morir, qué significa morir, qué pasa cuando se muere? No lo sabemos nadie. Bueno, en realidad yo sé qué es. Cuando mueres, mueres, ya no hay nada. Eso es lo que yo creo.


P. Una cosa es creer y otra estar seguro…

R. Yo estoy seguro. Las leyes de la naturaleza, de la ciencia, de biología, dicen que cuando se muere ya no hay nada. Nuestro cuerpo es una colección de estructuras químicas. Y cuando esas estructuras se rompen, regresamos a la tierra, nos volvemos polvo.