lunes, 7 de abril de 2025

El poderío del antiguo Imperio Español ofrece una valiosa lección para EEUU y su reserva estratégica de bitcoin

 

Puerto de Indias en Sevilla, donde durante el Siglo de Oro se descargaba la plata llegada de América en barcos. Obra atribuida al pintor Alonso Sánchez Coello. Fuente: Wikimedia Commons


  • l pilar del poderoso Imperio Español en el s. XVI fue la plata de América
  • Es una clara demostración de que las reservas definen el poder mundial
  • EEUU podría influir en una futura red de bitcoin como hace ahora con el petróleo


La historia suele dejar lecciones valiosas y una de ellas puede resultar útil en medio del enconado debate que está habiendo en EEUU sobre la reserva estratégica de bitcoin que ha impulsado la recién llegada Administración Trump. Desde que el presidente de EEUU ofreció en campaña su mano a los 'criptobros', ha planeado sobre la discusión pública la pertinencia o no de constituir una reserva de criptomonedas similar a la que los países -sus bancos centrales, más bien- tienen con el oro o con las divisas. La 'pelea' se ha desarrollado con algunos legisladores próximos a Trump pidiendo un programa de máximos mientras muchos analistas vertían ríos de tinta contra la idea. De momento, Trump ha intentado zanjar la pugna con una orden ejecutiva 'salomónica' en la que se habla de una reserva compuesta por bitcoin que hayan sido sustraídos de actividades criminales. Pero esta orden ha seguido generando críticas entre los detractores de la criptomoneda y a la vez ha decepcionado a los acólitos, con lo que el debate seguirá.

Buscando arrojar algo de luz en medio de esta disputa, el inversor estadounidense Graham Stephan viaja hasta el conocido como Siglo de Oro español para buscar un caso extrapolable al presente. "A finales del siglo XVI, la potencia europea más dominante no era Gran Bretaña ni los Países Bajos, sino España. Con uno de los mayores ejércitos del mundo, España controlaba gran parte de Sudamérica y cambió el sistema financiero mundial inundándolo de plata. ¿Cómo? La moneda española estaba respaldada por plata, alimentada por las dos mayores reservas de plata del mundo en Sudamérica, Potosí en Bolivia y Zacatecas en México. Potosí produjo alrededor del 60% del suministro mundial de plata durante los dos siglos siguientes", introduce en su newsletter.

Aunque se ha hablado mucho del oro que los conquistadores españoles empezaron a importar del 'Nuevo Mundo', la plata fue el verdadero pilar del Imperio Español durante esa época. "La verdadera riqueza americana, en rigor, no fue el oro, sino la plata, que durante los siguientes tres siglos, hasta la independencia, sufragó la colonización, pagó el comercio americano con Europa y sobre todo con China, o garantizó la integración de territorios fronterizos, donde se enviaban enormes cantidades de dinero, los situados, para pagar fortificaciones y milicias", explica en una publicación el historiador e investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Manuel Lucena Giraldo.

Como ya se sabe de sobra, la historia no acabó bien. La plata española podía utilizarse para importar productos baratos de otros países. Sin embargo, España descuidó el crecimiento de su economía local al mismo ritmo. La mayor parte de su riqueza se utilizó para financiar grandes proyectos arquitectónicos y la expansión militar. Con el tiempo, todo el dinero inyectado en el sistema provocó una rápida inflación y una revolución de precios. Mientras tanto, otros países invertían esta plata localmente para fortalecer sus economías. A finales del siglo XVII, China poseía una de las mayores reservas mundiales de plata. Las economías británica y holandesa superaron a la española y empezaron a financiar empresas para expandir sus colonias. Para entonces, la monarquía española había quebrado tres veces.

¿Por qué es importante esta historia? Stephan contesta: "Las divisas ya no están respaldadas por metales preciosos, pero las reservas siguen definiendo el poder mundial. La acumulación de recursos da a las naciones una ventaja en las crisis, como ocurrió con el oro, el petróleo y, ahora, el bitcoin. El bitcoin podría llegar a ser tan poderoso como lo fue la plata española en el siglo XVI. EEUU no puede permitirse 'perder el balón': si no tomamos la iniciativa, otro lo hará. Pero si lo gestionamos mal, corremos el riesgo de correr la misma suerte que España".

Aunque se declara partidario de esta reserva estratégica de bitcoin, el conocido inversor reconoce sus limitaciones. Y las enumera. A diferencia de los alimentos, el petróleo, los equipos de defensa o los semiconductores, el bitcoin no es un bien de consumo. No sirve para nada ni está muy claro cómo va a ayudar a la economía. Si las reservas del gobierno están ligadas a un activo tan volátil como el bitcoin, prosigue, es de esperar que intervengan cuando el precio baje, utilizando fondos de los contribuyentes. También es vulnerable a hackeos y puede erosionar el poder del dólar estadounidense a largo plazo. Unos temores que se extienden entre los legisladores por los que tiene que pasar la idea, que tras el decreto de Trump necesitará el apoyo del Congreso para seguir 'con vida'.

Ahora, en la versión actual de la orden, la reserva estratégica no comprará activos en el mercado abierto, sino que custodiará los tokens confiscados en causas penales y civiles. Como se encargó de subrayar David Sacks, el zar de la Casa Blanca para la IA y las criptomonedas, la orden de Trump prohíbe la venta de bitcoin de la reserva, posicionándolo como un almacén permanente de valor. En estos momentos, se calcula que el Gobierno de EEUU posee unos 200.000 bitcoin y podría considerar otras estrategias para adquirir criptomonedas que "no supongan costes adicionales para los contribuyentes estadounidenses", según los términos de la disposición de Trump.

Lo que pide Stephan es, con los ejemplos del pasado, tener visión de futuro. Sin embargo, el inversor considera que, a nivel global, EEUU llega tarde al juego: "Otros países como El Salvador y la República Centroafricana han aprobado el bitcoin como moneda de curso legal. Los inversores institucionales han visto miles de millones en entradas en fondos cotizados (ETF) de bitcoin. 170 entidades de todo el mundo han empezado a acumular bitcoin, con 12 países en la lista. Uno de ellos, sorprendentemente, es China, que al mismo tiempo prohíbe el bitcoin".

Para explicar esta tendencia, Stephan se agarra de una mano a la polémica comparativa del bitcon con el oro: "Al bitcoin se le llama a veces 'oro digital', por lo que entender la persistencia del oro podría darnos pistas sobre su auge . El oro es una reliquia histórica y EEUU incluso abandonó el patrón oro en 1971. Sin embargo, casi todos los países poseen miles de millones de dólares en oro como reserva. ¿Por qué? El oro es una reserva para el peor de los casos. Si el sistema financiero mundial se viene abajo, el oro puede seguir siendo un medio de cambio. Es difícil de extraer, fácil de entender y hay una cantidad finita de él, y existe desde hace milenios. Según el Efecto Lindy, todo lo que ha durado mucho tiempo tiene muchas posibilidades de durar más. Visto así, el oro es uno de los activos más duraderos. El bitcoin no ha existido tanto tiempo, pero fue la primera criptodivisa. Al igual que el oro, es difícil de minar, y sólo habrá 21 millones de bitcoin en la historia (podrían ser menos, ya que millones de ellos están permanentemente fuera de circulación). También es fácil de transferir, tiene menores costes de transacción y carece de supervisión. Esto permite a los países operar en una red paralela que EEUU no controla".

Capacidad de influir en cualquier mercado

La posibilidad de influir en esta red paralela, argumenta Stephan, es útil en tiempos de guerra. EEUU no interviene militarmente de forma proactiva, pero puede ejercer una enorme presión mediante sanciones y aranceles. Cuando Rusia invadió Ucrania, Washington impuso sanciones a Rusiadejó de comprar petróleo y también presionó a sus aliados para que limitaran el precio del petróleo a 60 dólares por barril. EEUU pudo hacer esto gracias a su influencia en la industria petrolera mundial y el sistema bancario y financiero occidental.

Extrapolado a una futura mayor presencia del bitcoin, EEUU se podría beneficiar de haberse sabido posicionar a tiempo con la criptomoneda. Washington puede presionar a otros países para que acepten sus exigencias amenazándoles con dejarles fuera del sistema bancario. Pero si China y otros países avanzaran hacia un sistema paralelo basado en el bitcoin o en una moneda digital central, a EEUU le resultaría difícil alcanzarlos y controlarlos. La única manera de poner coto a esto, sostiene Stephan, es que ocurra como con el petróleo: EEUU tiene un enorme poder de influencia en el mercado porque es el mayor productor de petróleo en términos de barriles por día. De hecho, es famosa su reserva estratégica de petróleo (SPR por sus siglas en inglés).

La reserva estratégica de bitcoin también podría convertir a EEUU en un líder con poder similar, abrocha el inversor: "Al mantener reservas, podrían ajustar la oferta para influir en el precio del bitcoin. Podrían ser pioneros en la nueva economía digital marcando la pauta y fomentando la innovación. Podrían presionar a otros países para que aceptaran sus regulaciones (supervisión de la custodia, impuestos, etc.) para formar parte de este nuevo sistema bancario. Como resultado, otros países acabarían adoptando el bitcoin, convirtiéndolo en la corriente dominante y tal vez estabilizando su precio".

La cuestión es que hay múltiples recursos importantes en el mundo -petróleo, uranio, metales raros, chips semiconductores, oro, dólares estadounidenses- y EEUU no lidera todos ellos. Por ejemplo, China controla el 70% de la producción de tierras raros. Pero EEUU no necesita ser líder en todo. Sólo necesita tener intereses en cada área de recursos y dominar las pocas áreas que importan, insiste Stephan. "Así que si EEUU empieza a tener criptodivisas, creo que es un buen movimiento para ganar poder de negociación". Y al igual que España con su plata, rubrica el inversor, no basta con tener bitcoin: "A menos que EEUU encuentre la manera de alimentar un ecosistema que haga uso de ella a nivel local, esa reserva de bitcoin podría acabar siendo un albatros alrededor de su cuello".

Por todo ello, y aunque considera que va a pasar mucho tiempo antes de que las criptomonedas realmente adquieran un papel significativo en el ecosistema financiero y tengan un papel comparable al del dólar, donde afecta a los precios de los activos y los mercados de valores, Stephan llama a 'pensar en el mañana' poco a poco: "Yo invierto una parte muy pequeña de mi cartera en activos alternativos como las criptomonedas, sabiendo que podría perderlos por completo. Pero pueden actuar como una cobertura contra el futuro en una economía venidera que podría lamentar haberme perdido". A fin de cuentas, para seguir siéndolo, un imperio tiene que estar 'en todo', incluido el futuro.