- Varios estudios explican que liberar la agresividad es útil para regular el estado de ánimo
Edmond Dantès esperó hasta veinticuatro años antes de cumplir con su plan de venganza, bajo la falsa identidad del conde de Montecristo, y sólo entonces se sintió finalmente en paz. La venganza es un instinto profundo que casi todos nosotros experimentamos a lo largo de nuestras vidas, a menudo, la consideramos una manera de restablecer la justicia o asegurarnos que las personas no vuelvan a dañarnos en el futuro.
En el ensayo ‘Las consecuencias paradójicas de la venganza’ publicado en 2007 por el Journal of Personality and Social Psychology se argumentaba que las personas que buscan la venganza se centran principalmente en la ira, lo que aumenta la sensación de frustración, ya que el vengativo entra en un círculo vicioso marcado por las emociones negativas. Por lo tanto, según esta interpretación, la venganza no sería dañina solo para quien la recibe, sino que, sobre todo, para quien la pone en práctica. Ésta es también la visión más compartida en psicología.
La venganza no sería dañina solo para quien la recibe, sino que, sobre todo, para quien la pone en práctica”
Sin embargo, los resultados de un estudio recientemuestran que la realidad podría ser diferente y que la venganza, a veces, puede ser muy dulce. Dos investigadores, David Chester y C. Nathan DeWall, de la Universidad de Kentucky han intentado comprobar de forma experimental por qué, después de vengarnos de alguien, podemos llegar a sentir alivio y un verdadero placer.
El rechazo genera agresividad
Los investigadores llevaron a cabo seis experimentos con más de 1.700 participantes para tratar de entender el papel que juegan las emociones en la relación entre el rechazo y la agresividad. Los resultados indicaron que los que se sienten rechazados se comportan agresivamente para ‘reparar’ su estado de ánimo dañado, a través de las propiedades placenteras de la venganza.
En un experimento de la serie se pidió a los participantes que jugaran a un videojuego de pelota, donde algunos tuvieron que sufrir el rechazo, ya que no se les pasaba la pelota. Al terminar el juego, los investigadores analizaron sus reacciones, pidiéndoles que se desahogaran con un muñeco vudú. Los participantes tenían que imaginar que el muñeco fuera uno de los compañeros de juego y podían decidir con cuantas agujas pincharle.
Los investigadores establecieron que el individuo tiene una tendencia a actuar agresivamente para mejorar su estado de ánimo. “La sensación de rechazo activa la necesidad de restaurar el equilibrio emocional con un exceso de agresividad”, explican los científicos en su relación.
La sensación de rechazo activa la necesidad de restaurar el equilibrio emocional con un exceso de agresividad”
La venganza reduce la agresividad y mejora el estado de ánimo
En el curso de otro experimento, los participantes tuvieron que escribir una redacción. Luego se les pidió compartir el escrito con otro participante, para recibir su valoración. Una vez más les fue entregado un muñeco vudú para relacionarlo con quien les valoraba. “El comportamiento agresivo reducía el malestar de los que habían recibido una respuesta negativa, mientras que no tenía efectos en los que habían obtenido un resultado positivo”, relata el profesor Chester.
Los investigadores consideran que estos datos son sorprendentes ya que después de haber tenido la oportunidad de dar rienda suelta a su agresividad, los participantes volvieron a recuperar un equilibrio emocional. La conclusión del estudio, por tanto, es que “la venganza tiene un papel más importante y activo en la reparación del estado de ánimo de lo que pensábamos”.
“La agresividad siempre tiene un objetivo, que en este caso es volver a un estado de equilibrio emocional”. El aspecto crucial de la venganza “no radica tanto en el deseo de hacerle daño a alguien, sino en cómo hace sentir a los que la cumplen”, concluye Chester. En esencia, los autores de la investigación pudieron demostrar que la venganza es un medio buscado, conscientemente o no, por los seres humanos para mejorar su estado de ánimo.
Confucio dijo que “antes de embarcarse en el viaje de la venganza, es mejor cavar dos tumbas”, pero el profesor Chester asegura que estos nuevos datos nos otorgan una interpretación más positiva de un fenómeno tan humano. “Si la agresividad es una estrategia de regulación emocional, simplemente habrá que sustituirla por otra estrategia. Aquellos que se sienten propensos a la venganza deberían buscar una manera diferente para reparar su estado de ánimo: el ejercicio y la meditación podrían ofrecer alternativas viables”.
La venganza tiene un papel más importante y activo en la reparación del estado de ánimo de lo que pensábamos”
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