- La crisis que viene ahora es de materias primas, y cambiará el paradigma
"Cuando termine esta guerra, el dinero no va a volver nunca a ser como era". Con esta frase, Zoltan Pozsar, director de estrategia de tipos de interés de corto plazo en Credit Suisse, termina su último informe, un documento titulado "Bretton Woods III", en el que el experto argumenta que, con la guerra de Ucrania, acaba de comenzar un nuevo orden monetario en el mundo.
"Estará centrado en las divisas del Este, basadas en materias primas", y que probablemente "va a debilitar el sistema monetario basado en el eurodólar, y creará presiones inflacionistas en Occidente".
Para Pozsar, la situación que ha comenzado en el mercado de materias primas con las sanciones a Rusia son el origen del cambio que se va a producir en los próximos años, y hace una analogía con la crisis de 2008. La crisis que viene ahora es de materias primas, y aunque no cree que pueda tener el enorme impacto y contagio que tuvo la de hace ya 14 años, terminará creando un nuevo paradigma para el sistema monetario mundial.
El experto recuerda que, hasta el estallido de la crisis de aquel año, las hipotecas eran activos que cotizaban con pequeños spreads. "Ya fuese una hipoteca prime, subprime, pública o privada, todas cotizaban a la par... hasta que dejaron de hacerlo", explica. Para él, hay similitudes con lo que acaba de ocurrir con las materias primas en Rusia. "Las materias primas ya no cotizan a la par. Están las materias primas rusas, cuyos precios están colapsando, al mismo tiempo que las no rusas se están disparando. Las materias rusas son como los CDO subprime de la crisis de 2008, y las no-rusas como los bonos estadounidenses, que subían de precio", opina.
Y, como explica el experto, en las crisis siempre aparece un actor que funciona como una barrera: "En la crisis de 1997 del sudeste asiático fue el FMI, en 2008 fue la Fed al frenar la banca en la sombra, y en 2020 la Fed volvió a repetir este papel, con el QE". Pozsar ahora sólo ve una entidad que pueda servir como barrera, y ahí está la clave para argumentar el nuevo orden monetario: "El banco central de China".
El yuan comerá terreno al eurodólar
El banco central de China se ha quedado como el único actor con capacidad para cerrar el diferencial que se ha creado entre las materias rusas y las no-rusas. Los bancos centrales no lo harán, ya que, como explica Pozsar, no tendría sentido inyectar dinero en Rusia ya que son sus gobiernos quienes están imponiendo las sanciones a Moscú. Los traders de materias occidentales están en la misma situación, ya que, incluso las firmas suizas del sector han visto cómo su gobierno, históricamente neutral, ha tomado represalias contra Rusia.
China ya ha anunciado que está planteándose tomar participaciones significativas en empresas energéticas de Rusia, y en firmas de materias primas, a medida que los inversores internacionales huyen desbandados del país que preside Putin.
Para el estratega de Credit Suisse, el banco central de China tiene ahora dos opciones para actuar, y ambas son negativas para las rentabilidades de los bonos soberanos de Occidente y, en consecuencia, para las divisas que los soportan. "La primera opción es vender los bonos soberanos que mantiene en cartera para financiar los barcos y que usarán para comprar las materias rusas", y el precio de los recursos básicos. "Esto no puede ser bueno para las rentabilidades de los bonos del Tesoro americano", señala Pozsar.
La otra opción es que el banco central de China "haga su propio QE para comprar las materias rusas. Sería el nacimiento de un mercado de eurorenminbis, y el primer paso real de China para romper la hegemonía del mercado del eurodólar", explica. El yuan, de hecho, lleva ya algunos años ganando peso en los mercados, con su inclusión en la cesta de divisas con derechos especiales de giro del FMI en el año 2016.
"De la era Bretton Woods, soportada por el oro, a Bretton Woods II, que se basa en los bonos soberanos, pasaremos a un Bretton Woods III, soportado por el oro y otras materias primas"
"Esta crisis no se parece a ninguna de las que ha habido desde que Nixon rompió el patrón oro en 1971. Cuando la guerra termine, el dólar debería ser una divisa mucho más débil, y el yuan, mucho más fuerte, soportada por una cesta de materias primas", explica Pozsar.
"De la era Bretton Woods, soportada por el oro, a Bretton Woods II, que se basa en los bonos soberanos, pasaremos a un Bretton Woods III, soportado por el oro y otras materias primas", incide, y añade otro activo que podría verse beneficiado con esta situación: "El Bitcoin, si consigue sobrevivir, probablemente se beneficie de todo esto".
El argumento de Pozsar no es el único que apunta a un debilitamiento del sistema eurodólar en los próximos años. Hay otros, como el economista Charles Goodhart, antiguo miembro del Comité de política monetaria del Banco de Inglaterra, que espera presiones inflacionistas de entre el 3% y 4% anual en Occidente durante décadas. En su caso, lo argumenta con la escasez de mano de obra, un factor relacionado con la demografía que tardará años en solucionarse.
Y no es el único factor que juega en contra de las divisas occidentales. El todopoderoso dólar, la divisa de referencia en el mundo y que se usa para comerciar con la mayor parte de materias primas del planeta, tiene también en su contra las gigantescas inyecciones que ha llevado a cabo la Fed en los últimos años, para intentar crear inflación. No son pocos los economistas que llevan años avisando del peligro que entraña esto. El balance de activos de la Fed está disparado, y a día de hoy, el 40% de todos los dólares en circulación se crearon entre 2020 y 2021.