Ilustración deGABRIEL SANZ
Los 'fake news' y la desinformación tienen como objetivo desestabilizar las democracias y una forma de conseguirlo también es a través de campañas, todas bien orquestadas, sobre áreas y temáticas científicas
Esta semana he tenido la suerte de viajar a Estrasburgo para colarme en el Parlamento Europeo. Y ustedes se preguntarán, ¿qué pinta una divulgadora científica en la Eurocámara? Aunque yo tampoco lo tengo muy claro todavía, lo cierto es que esta semana nuestros eurodiputados debatían sobre algunos aspectos relacionados con la desinformación y las fake news que, como farmacéutica y divulgadora, me interesan especialmente. Poder asistir a alguna de las sesiones y entrevistar a eurodiputados españoles, como Maite Pagaza, que trabaja en este campo, era una oportunidad así que, cuando recibí la invitación desde la oficina de España no me lo pensé dos veces y al más puro estilo Mecano, "en tu Eurocámara me colé".
¿QUÉ SE CUECE EN EL PARLAMENTO EUROPEO SOBRE LAS 'FAKE NEWS'?
El pasado miércoles 9 de marzo se aprobó el informe de conclusiones de la Comisión Especial sobre Desinformación e Injerencias, que deja claro cómo algunos países extranjeros son capaces de manipular maliciosamente la información. Especialmente se denuncia el papel de Rusia y China en las campañas de bulos y desinformación. ¿Qué motivos podrían tener estas potencias para difundir bulos? El objetivo final parece claro: desestabilizar las democracias europeas llegando a influir en el resultado de algunos procesos electorales.
Para conseguirlo despliegan distintas estrategias como ejecutar ciberataques, captar políticos de alto nivel para ejercer presión, financiación ilegal... y, entre ellas, campañas que incluyen información pseudocientífica o directamente falsa, especialmente en temas sanitarios como el Covid. No hablamos de "bulos de andar por casa" sino de campañas perfectamente organizadas desde distintas plataformas del lado oscuro.
¿QUÉ RELACIÓN GUARDAN LOS BULOS EN CIENCIA Y SALUD CON DESESTABILIZAR LA DEMOCRACIA?
Según Pagaza, antes teníamos como referentes fuentes científicas, académicas o periodísticas, que de algún modo reconocíamos como seguras y válidas. En su opinión, ahora todo se ha descolocado porque "las mentiras pueden parecer más verosímiles que las propias verdades". Esto se ha convertido en un elemento de vulnerabilidad para los sistemas democráticos que las potencias no democráticas han entendido a la perfección: "No es una cuestión de tanques sino de destrozar primero la mente de las personas".
Para la eurodiputada, confiar en la ciencia es clave: "La ciencia es uno de los elementos más valiosos de una sociedad avanzada. Si la ciencia no nos sirve, todo lo demás se rompe más fácilmente. Si dejamos de confiar en los elementos básicos de la ciencia vamos a un estado de ignorancia que se equipara a la evidencia científica . Antes de las redes sociales eso se veía como algo excéntrico. Pero ahora se identifica a los crédulos y se los convierte en haters, en un ejército".
¿CÓMO HA AFECTADO LA PANDEMIA A LA DESINFORMACIÓN?
La pandemia ha actuado como detonante, ya que, entre sus múltiples efectos adversos, ha exacerbado la lucha sistémica entre la democracia y el autoritarismo. Ha impulsado a países como China y Rusia a desplegar una amplia gama de instrumentos, tanto evidentes como encubiertos, en su intento de desestabilizar a sus homólogos democráticos. Y entre la amplia batería de instrumentos empleados también se encuentran los bulos en salud como una herramienta más para conseguir que el ciudadano pierda confianza y se convierta en una persona vulnerable y crédula, incapaz de tomar decisiones con conocimiento de causa.
En resumen, explica Pagaza, "si tenemos un problema de salud y no lo abordamos correctamente por falta de credibilidad en las instituciones, es más probable que fracasemos como sociedad, que la democracia se tambalee y que los populistas llegan al poder con soluciones milagro". Por ejemplo, conseguir que las personas no se vacunen puede contribuir a la inestabilidad de un país.
¿QUIÉN ESTÁ DETRÁS DE LOS BULOS?
En general son fuentes difíciles de identificar y de ser sancionadas. Y es que, aunque no lo parezca, es muy probable que el bulo sobre vacunas que has recibido por Whatsapp no sea el penúltimo desvarío del vecino del quinto sino que pertenezca a una estrategia perfectamente orquestada por señores del lado oscuro.
Lejos de iluminados random con ideas peregrinas, según Pagaza, detrás de este tipo de bulos hay personas que pertenecen a servicios de inteligencia, expertos en psicología social, que saben cómo ir a las tripas. Además, son conscientes de los algoritmos adictivos que usan las plataformas digitales para monetizar y fidelizar y los aprovechan en su propio beneficio. Al igual que el coronavirus utiliza los mecanismos de células ajenas para multiplicarse, estas organizaciones usan estos algoritmos para fidelizar ejércitos gratuitos de personas a las que van a poder ir manejando. En definitiva, gracias a las redes, son capaces de detectar perfiles psicológicos a los que ir introduciendo otros contenidos y manipulando en función de los intereses que marque la actualidad.
Y tenemos un ejemplo claro: se ha observado que los mismos perfiles que hace meses generaban conversación anti vacunas ahora hablan sobre Rusia.
BULOS EN INTERNET: ¿SE PUEDE PONER PUERTAS AL CAMPO?
Aunque la desinformación no es un fenómeno nuevo, tanto internet como las nuevas tecnologías y la Inteligencia Artificial han cambiado las reglas del juego. Estas herramientas han catalizado que la industria de la mentira se profesionalice y se convierta en una amenaza real, tanto para la democracia como para la salud. Las redes sociales y los buscadores se han convertido en el altavoz perfecto para expandir el virus de la desinformación en lugares donde antes era impensable.
¿Se puede poner puertas al campo? En Estrasburgo opinan que sí y otros eurodiputados como Sandra Kalniete (Letonia) piden un escudo protector. Para ello solicitan una estrategia de la Comisión Europea que exija a las plataformas digitales y a las compañías tecnológicas más responsabilidad sobre los contenidos que se difunden en ellas. En definitiva, que los Zuckerberg de turno tengan que rendir cuentas y no se vayan de rositas si sirven como instrumento y dan voz a distintos actores que suponen una amenaza.
¿CUÁL ES EL PLAN PARA ACABAR CON LOS BULOS Y LAS 'FAKE NEWS'?
Desde la Unión Europea llevan años trabajando en ello y yaen 2018 se definió un Código de Buenas Prácticas en materia de desinformación. En definitiva, la estrategia pasa en primer lugar por desenmascarar a los malos y sancionarles. También por regular las plataformas (controlar la publicidad, exigirles transparencia, responsabilidades...) y fomentar la capacitación de los verificadores o fact checkers . Pero, más allá de la regulación, desde la Eurocámara se reclaman especialmente campañas de concienciación a la ciudadanía y la financiación con fondos públicos de medios de comunicación de gran difusión. En definitiva: más pedagogía.
Lo sé, todo esto da mucho miedo y serviría como guion para una serie de Netflix pero la buena noticia es que, desde Europa, el plan está en marcha.
En resumen
Desde 2018, la UE inició un plan para poner coto a la proliferación de noticias falsas. Definió entonces un Código de buenas prácticas en materia de desinformación Además de regular, se piden campañas de concienciación a la ciudadanía. Algunos eurodiputados solicitan también que se exija más responsabilidad a las distintas plataformas que proporcionan altavoz a esas 'fake news'.
BOTICARIA GARCÍA
@Boticariagarcia
Actualizado Domingo, 13 marzo 2022 - 02:32
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