Con el teléfono. Con el reloj. Desde una aplicación. A través de internet. Pagar nunca había sido tan sencillo y accesible. Unas veces con un clic. Otras con un billete. El dinero fluye a una velocidad acelerada. Tan acelerada como una sociedad que se ha transformado a un ritmo vertiginoso fruto de la crisis del coronavirus. Los medios digitales han derribado buena parte de las barreras de entrada con la ayuda de una pandemia aún vigente. Ha afectado a partes iguales a comercios, entidades financieras y usuarios. Y es que de igual forma convertimos un móvil en un Terminal de Punto de Venta (TPV), compramos un coche con criptomonedas que financiamos un electrodoméstico con Amazon.
Pero que tanta innovación no distorsione la realidad. De acuerdo con el último informe Tendencias en Medios de Pago, elaborado por Minsait Payments, las tarjetas mantienen su reinado. Son las preferidas por los usuarios en todos los contextos. Historia diferente es cómo definamos tarjeta, porque ya trasciende el plástico. Las llevamos digitalizadas en el teléfono y en el reloj. Un 34% de los encuestados considera que seguirán siendo mayoritarias en 2030 —por delante de las transferencias, criptomonedas o pagos inmediatos como Bizum—. Como explica Alberto Alves, responsable nuevos negocios Minsait Payments, estamos ante un momento de multiplicidad de medios de pagos. “Tenemos que dar al consumidor suficientes métodos para que escoja según sus preferencias y tipología del establecimiento”, sostiene.
Los augurios de la muerte del efectivo tampoco aparecen reflejados en el estudio. Pese a una tendencia cada vez más digital, la sociedad se niega a dejar fuera de la circulación las monedas y los billetes. Entre un 40% y un 60% de las personas bancarizadas no renuncia a pagar en efectivo. Sobre todo cuando hablamos de transporte público y comercios minoristas. “Esta tendencia se debe a que, en muchas ocasiones, la tienda no se ha digitalizado tanto como el consumidor; pero tampoco toda la culpa es del comercio. El usuario no acaba de renunciar al efectivo”, zanja Alves.
Entre un 40% y un 60% de las personas bancarizadas no renuncia a pagar en efectivo
Para comprender por qué las tarjetas dominan el sector, Enrique Álvarez, director desarrollo de negocio Europa Minsait Payments, tiene claro que tanto la percepción de seguridad que aportan como su facilidad en el pago apuntalan su superioridad. “Permite segmentar su uso en función de las necesidades del cliente: de débito, de crédito, con límites de dinero… Se han tokenizado y la sociedad lo ha adoptado sin fricciones. Y puedes ofrecer ventajas mediante programas de fidelización”, precisa. En este sentido, su evolución irá ligada a las nuevas tecnologías y a tendencias como la sostenibilidad. Apunta Eduardo Prieto, director general de Visa España, que un buen ejemplo sería convertir las tarjetas físicas en biodegradables. “Así reducimos la emisión de plásticos”, matiza.
Un factor en alza, que coloca también a las tarjetas en esta posición de dominio, es el pago sin contacto. La pandemia ha provocado que crezca exponencialmente. Comenta Paloma Real, directora general de Mastercard España, que la población lleva tiempo asimilando esta realidad al tratarse de una experiencia cómoda, sencilla y a mano. “Que cualquier persona comprenda su uso y lo perciba como seguro es muy importante; y será hacia esta combinación lo que decante la batalla en los medios de pago”, vaticina.
El auge de las aplicaciones
Resulta imposible comparar Asia con Europa. Mientras que en el primero, aplicaciones como WeChat o Grab han revolucionado los pagos, en el Viejo Continente solo Reino Unido sirve de ejemplo significativo —el estudio sitúa en un 54,3% la preferencia en el uso de las apps por parte de los usuarios británicos—. Esto no significa que vivan al margen del sistema. Más bien al contrario. Año tras año escalan posiciones. En países como Ecuador, Chile y República Dominicana dominan los medios de pago. “Afrontamos cambios que se caracterizan por la disrupción tecnológica. Una hibridación entre el mundo físico, digital y el de las personas. Todo se digitaliza. El mundo de los pagos también”, asegura Cristina Ruiz, consejera delegada de Indra.
Afrontamos cambios que se caracterizan por la disrupción tecnológica
Cristina Ruiz, consejera delegada de Indra
Dentro de las tendencias llamadas a agitar los medios de pago futuros encontramos el conocido como comprar ahora y pagar después (BNPL, por sus siglas en inglés). Aunque guarde similitudes con la financiación al consumo o las tarjetas de crédito, existen bastantes diferencias. Es un sistema que permite aplazar las compras sin ningún gasto adicional, sin ningún análisis de tus finanzas y sin necesidad de ninguna aprobación por parte de una entidad financiera. “Se encuentra aún lastrado por un bajo conocimiento generalizado: solo Reino Unido presenta altos niveles de conocimiento y uso de este sistema”, determina el estudio.
Con vistas al futuro del sector, un sospechoso habitual como la ciencia de datos mantiene su protagonismo. A partir del aprendizaje automático y los algoritmos, las empresas deben confeccionar los métodos de pago adecuados para los consumidores. Detalla Javier Martínez, responsable de ingenieros de Google Cloud España, que toca capturar toda la información posible. “Un dato irrelevante tendrá sentido con el tiempo si desarrollamos un algoritmo que le dé sentido. Cuantos más equipos accedan al big data, más ideas y más valor aportaremos”, subraya.
Y es que los datos sirven para cualquier sector. Pero sin caer en frases hechas o tan manoseadas como el petróleo del siglo XXI. En el caso de los pagos, un uso óptimo permitirá desarrollar nuevos modelos adaptados a las exigencias sociales. U ofrecer productos y anticipar tendencias jamás pensados sin un buen tratamiento de los datos. Miguel Ángel Prieto, director de soluciones Minsait Payments, lamenta que tengamos al alcance infinidad de información sin explotar.
Tenemos que ser capaces de meterle complejidad a la analítica, el ‘machine learning’ y las redes neuronales. Aunque parezca que se desvían del negocio, ayudan a sacarle todo el jugo posible
Miguel Ángel Prieto, director de soluciones Minsait Payments
El futuro trazado por el estudio parece claro. Una amalgama de opciones, en su mayoría personalizadas, basadas en la innovación. Conviene estar atentos a tendencias como las criptomonedas o los nuevos actores financieros como neobancos o grandes tecnológicas, pero todavía existen demasiadas incertidumbres sobre su evolución. Para comprender la complejidad del sector, así como cuál puede ser su evolución durante la próxima década, el informe aporta una conclusión relevante: un 6% de los encuestados considera que todavía ni existe cuál será el método de pago más utilizado en 2030.
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