jueves, 18 de julio de 2024

¿Por qué hay gente que nunca se ha contagiado de coronavirus? Hallan el posible gen protector de los 'vírgenes' de covid



Investigadores de la UCL que han participado en la investigación. 
(Imagen cedida)



Un grupo de voluntarios, que no se habían vacunado ni tenían antecedentes de la enfermedad, fue expuesto a la cepa original del virus. Para sorpresa de los investigadores varios de ellos no se contagiaron




Más de una decena de olas después, millones de infectados y su conversión en una enfermedad más que nos acompaña a lo largo del año, todavía hay gente que afirma no haber pasado el covid-19. Probablemente, ahora estés pensado en alguien de tu alrededor, al cual nunca hayas creído cuando te ha dicho “yo nunca lo he tenido”. Pero sí, hay vírgenes de coronavirus y un nuevo estudio se ha propuesto buscar el porqué.

Una investigación en la que han participado el University College de Londres, el Instituto Wellcome Sanger y el Imperial College de Londres ha realizado el primer ensayo de provocación controlado del mundo para el coronavirus, exponiendo deliberadamente a voluntarios a la primera variante del virus que se originó en Wuhan.

En primer lugar, buscaron voluntarios que no estuviesen vacunados, ni hubiesen tenido antecedentes de la enfermedad. Para ello, “se llevó a cabo un riguroso proceso de cribado, que incluyó desde cuestionarios hasta pruebas que buscaban la presencia de anticuerpos contra las proteínas del SARS-CoV-2 para garantizar que los voluntarios no habían tenido una infección previa desconocida”, explica a El Confidencial Kaylee Worlock, investigadora en biología molecular y celular del University College de Londres y coautora del experimento.

Una vez obtuvieron la muestra, los participantes en el estudio –16 adultos jóvenes– fueron expuestos mediante un aerosol nasal a una dosis extremadamente baja de la cepa original del virus. Y después, fueron sometidos a un estrecho seguimiento en una unidad de cuarentena, donde se les realizaron pruebas y se tomaron muestras con regularidad para estudiar su respuesta al virus en un entorno altamente controlado y seguro.

Los investigadores recogieron muestras de tejido situado a medio camino entre la nariz y la garganta, así como muestras de sangre de los voluntarios. Las tomas fueron realizadas antes de la exposición al virus y después “se sometieron a pruebas dos veces al día y se tomaron muestras periódicas”, explica Worlock. Estas muestras se procesaron y analizaron mediante tecnología de secuenciación unicelular, que les permitió extraer y secuenciar el material genético de células individuales. Gracias a esta tecnología de vanguardia, pudieron seguir la evolución de la enfermedad con un detalle sin precedentes, desde antes de la infección hasta la recuperación.


Los ‘vírgenes’ de covid

Para su sorpresa, descubrieron que, a pesar de que todos los voluntarios fueron cuidadosamente expuestos a la misma dosis, no todos acabaron dando positivo en las pruebas de coronavirus.

De hecho, pudieron dividir a los voluntarios en tres grupos de infección distintos. Seis de los 16 voluntarios desarrollaron el típico covid leve, dando positivo durante varios días con síntomas similares a los del resfriado. A este grupo le denominamos "grupo de infección sostenida".

De los diez voluntarios que no desarrollaron una infección sostenida, lo que sugiere que fueron capaces de combatir el virus desde el principio, tres pasaron a desarrollar una infección "intermedia" con pruebas víricas intermitentes de un solo positivo y síntomas limitados. A estos les denominaron "grupo de infección transitoria".

Los últimos siete voluntarios dieron negativo en las pruebas y no desarrollaron ningún síntoma. Este fue el "grupo de infección abortiva". Se trata de la primera confirmación de infecciones abortivas, que hasta ahora no se habían demostrado. A pesar de las diferencias en los resultados de la infección, los participantes de todos los grupos compartían algunas respuestas inmunitarias específicas novedosas, incluso en aquellos cuyo sistema inmunitario evitó la infección.

“Anteriormente, solo se había especulado sobre la infección abortiva, y siempre se había pasado por alto la infección transitoria debido a la brevísima prueba positiva única”, pero su investigación ha conseguido confirmar por primera vez que hay un grupo de gente que no se infecta, explica la investigadora del University College de Londres.


Distinta respuesta celular

Cuando compararon los tiempos de la respuesta celular entre los tres grupos de infección, observaron patrones distintos. Por ejemplo, en los voluntarios con infección transitoria, en los que el virus solo se detectó brevemente, observamos una fuerte e inmediata acumulación de células inmunitarias en la nariz un día después de la infección.

Esto contrasta con el grupo de infección sostenida, en el que se observó una respuesta más retardada, que comenzó cinco días después de la infección y posiblemente permitió que el virus se afianzara en estos voluntarios.

En estas personas, pudieron identificar células estimuladas por una respuesta clave de defensa antivírica tanto en la nariz como en la sangre. Esta respuesta, denominada respuesta "interferón", es una de las formas en que nuestro organismo envía señales a nuestro sistema inmunitario para que le ayude a combatir los virus y otras infecciones. Les sorprendió comprobar que esta respuesta se detectaba en la sangre antes que en la nariz, lo que sugiere que la respuesta inmunitaria se propaga desde la nariz con gran rapidez.


HLA-DQA2: ¿un gen protector?

Los hallazgos del equipo de investigación en el que ha trabajado Worlock se han publicado recientemente en la revista Nature. En el estudio también recogen que con estos datos han identificado un gen específico, denominado HLA-DQA2, que se expresaba (se activaba para producir una proteína) a un nivel mucho más alto en los voluntarios que no desarrollaron una infección sostenida y que, por tanto, podría utilizarse como marcador de protección. Por lo tanto, podríamos utilizar esta información e identificar a aquellos que probablemente vayan a estar protegidos frente a la covid grave.

La investigadora explica que “se trata de un gen no polimórfico mal caracterizado, lo que significa que la mayoría de las personas del público en general tendrán el gen/secuencia en su ADN. Sin embargo, la expresión real del gen puede variar, como hemos demostrado en nuestro estudio, en el que un mayor nivel de expresión del gen se asoció con la capacidad de luchar contra el desarrollo de una infección completa”.

Eso sí, “no es un gen muy estudiado, por lo que no se sabe mucho sobre él o su función. Y aún no conocemos el mecanismo por el que el HLA-DQA2 podría proporcionar cierta protección”. “Se necesitan más estudios para investigar específicamente cómo esto podría proporcionar protección”, aclara Worlock.

El nuevo descubrimiento genético “es solo una posible pieza del rompecabezas. En general, sabemos que muchos factores biológicos y no biológicos pueden desempeñar un papel importante, desde la proximidad a individuos infectados, la duración de la exposición y el tiempo transcurrido desde la vacunación/reforzamiento hasta la influencia social y económica a mayor escala que puede tener un efecto sobre la probabilidad de que una persona se infecte y la gravedad de esa infección”. “Desde un punto de vista biológico, se ha demostrado que las diferencias en la capacidad de un individuo para montar algún tipo de memoria inmunológica, la edad, los antecedentes de infecciones por otras cepas similares del virus, así como el estado general de salud del paciente, es decir, comorbilidades como la diabetes, afectan a la respuesta de las personas”, añade a este respecto.

En cualquier caso, el experimento ayuda a llenar algunas lagunas de conocimiento, pintando un cuadro mucho más detallado sobre cómo reacciona el cuerpo ante un nuevo virus, especialmente en los dos primeros días de una infección, que es crucial.

Estos datos también servirán para comparar con nuevas investigaciones en curso del mismo grupo de científicos en las cuales están exponiendo a voluntarios a otros virus y cepas más recientes del coronavirus. Y a diferencia del estudio recientemente publicado, estas incluirán sobre todo a voluntarios vacunados o infectados de forma natural, es decir, personas que ya tienen inmunidad.

Asimismo, la investigadora considera que el estudio tiene importantes implicaciones para futuros tratamientos y el desarrollo de vacunas. Al comparar sus datos de voluntarios que nunca han estado expuestos al virus con los de aquellos que ya tienen inmunidad, es posible que puedan identificar nuevas formas de inducir la protección, al tiempo que ayuden al desarrollo de vacunas más eficaces para futuras pandemias. En resumen, considera que esta investigación es un paso hacia una mejor preparación para una hipotética próxima pandemia.