viernes, 23 de agosto de 2024

“Se debe declarar una emergencia global”: hay algo en nuestro cerebro que no debería estar ahí



El hallazgo podría estar relacionado con el desarrollo de varias enfermedades (EFE/Cinvestav)



Un reciente estudio sugiere que la acumulación de un material nocivo es mayor en el cerebro que en otras partes del cuerpo. Los resultados son muy preocupantes




Los microplásticos son pequeñas partículas de plástico que no superan los cinco milímetros de diámetro. Pueden ser fabricados de forma intencionada para la elaboración de determinados productos, como es el caso de ciertos suavizantes o de la purpurina. Sin embargo, lo más habitual es que se generen como resultado de la mala gestión de los residuos. Esto ha hecho que, hoy en día, sea posible encontrarlos en todos los ecosistemas terrestres, aéreos y acuáticos.

A lo largo de los últimos años, diversos estudios han revelado niveles preocupantes de microplásticos en el cuerpo de los seres humanos. Especialmente, en órganos vitales como los pulmones, el hígado y los riñones, lo que sugiere que se han infiltrado a un nivel mucho más profundo de lo que se pensaba. También en el cerebro, como revela un reciente estudio publicado en la National Library of Medicine.


En unas declaraciones recogidas por el medio The Guardian, Sedat Gündoğdu, especialista en microplásticos de la Universidad Cukurcova de Turquía, afirma que, en estos momentos, “es imperativo declarar una emergencia global” por este motivo. En la misma línea se manifiesta Matthew Campen, de la Universidad de Nuevo México: “hay mucho más plástico en nuestro cerebro del que jamás hubiera imaginado”.


Resultados preocupantes

El estudio, que aún se encuentra en fase de revisión, ha detectado que los tejidos del cerebro son los más afectados por la acumulación de microplásticos. Los investigadores analizaron 91 muestras cerebrales y encontraron que la cantidad de plástico era entre 10 y 20 veces mayor que en otros órganos.

Los posibles efectos de los microplásticos en el cerebro aún no están del todo claros, pero existen indicios que los relacionan con enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer y la demencia. Según los investigadores, los cerebros de personas que padecieron demencia contenían hasta 10 veces más microplásticos que los de quienes no la sufrieron, lo que sugiere una posible conexión entre estas partículas y la función cerebral.

El estudio también revela que la concentración de microplásticos en el cerebro ha aumentado significativamente desde 2016 hasta 2024, un dato que refleja la creciente contaminación del medioambiente. Este incremento podría estar elevando los riesgos para la salud, ya que la exposición a estas partículas es cada vez mayor.

Además de su presencia en el cerebro, los microplásticos se han detectado en otros tejidos sensibles, como los de la médula ósea y de los órganos reproductivos. En estudios con animales, la exposición a estas partículas ha sido relacionada con problemas hormonales, infertilidad y alteraciones en el sistema inmune. No obstante, la detección de microplásticos en el cerebro añade una nueva dimensión al problema, dada la importancia crítica de este órgano.