lunes, 19 de agosto de 2024

Los móviles prometen durar 7 años: la cuestión no es si pueden hacerlo, es si quieres que suceda



Uno de los nuevos Pixel junto a Nexus 5 de 2013. 
(Reuters)



Google y Samsung siguen el camino que abrió Apple y consolida los 7 años de actualizaciones de sistema operativo. Una promesa que tiene retos de diseño o 'hardware' pero también de los usos y costumbres de los usuarios




Si hay algo en la tecnología que provoca pasiones casi tan encendidas como el fútbol y la política, es la rivalidad entre iOS y Android. Cada bando tiene sus argumentos y razones, pero hay algo con lo que tradicionalmente han martilleado los usuarios del iPhone a los que tenían un terminal de Samsung u otra marca que no fuese la de la manzana: el número de actualizaciones que daba Apple a sus dispositivos. Es decir, los años en los que, desde el punto de vista del software, se mantenían frescos estos móviles. No les faltaba razón. Frente a los 5 o 6 años, dependiendo de la generación de producto, que ofrecía el fabricante de Cupertino, el enjambre de compañías que recurren a Android ofrecía hasta hace dos días, como quien dice, dos o tres años de actualizaciones de sistema operativo. Algunas habían estirado hasta los cuatro años.

Pero el pasado otoño, Google rompió la baraja y dijo que sus Pixel 8 tendrían soporte durante siete años desde su lanzamiento. Es decir, que un terminal de 2023 podría descargarse y correr nuevas versiones de Android hasta, por lo menos, 2030. Cuando todavía no ha pasado ni un año entero de aquella decisión histórica, no es que la compañía se haya reafirmado, es que la tendencia parece empezar a ser firme. Con los Pixel 9 se han comprometido a lo mismo, y la compañía ya lo hizo con el Pixel 8A, su modelo más asequible. Además, ha conseguido que el mayor vendedor de móviles del planeta, Samsung, le siga el paso.

Y, por el camino, han metido presión a otras compañías para subir el listón. Aunque no hayan igualado esa marca, son varias las marcas que ya hablan de cuatro años de actualizaciones de software y sistema operativo, no únicamente de parches para proteger el dispositivo.

Esta noticia, que sin lugar a dudas es positiva desde el punto de vista de la seguridad o de que das más capacidad al usuario de decidir cuándo quiere jubilar su propio terminal, deja tras de sí un puñado de preguntas y de letra pequeña que es interesante tener en cuenta antes de pensar que nuestro móvil va a durar en plenas capacidades durante tanto tiempo.

¿Puede aguantar el hardware y los componentes tanto tiempo? ¿Por qué han decidido esto? ¿Qué puedo hacer para que el teléfono perdure más en el tiempo? ¿Realmente voy a tener un móvil que pueda usar las mismas herramientas y funciones que uno que se compre dentro de seis o siete años? Pero, sobre todo, ¿realmente vamos a utilizar el mismo terminal durante tanto tiempo? Sobre esta última cuestión ya les voy adelantando que creo que en mi entorno no he tenido... La primera pregunta es probablemente la más difícil de contestar. Probablemente, la forma en la que cuide usted su móvil no sea de la misma forma que lo hace la persona que duerma a su lado o trabaje frente a usted.

Los hay que, el primer día, antes de sacar el móvil de la caja, ya tienen una funda, un cristal templado para proteger la pantalla e incluso el módulo de la cámara. Otros, sin embargo, no se preocupan por nada de esto y lo llevan incluso sin funda. Pero no toda la responsabilidad de cuándo llegará la hora de su móvil la tiene usted. También depende de cómo se construyan los terminales. Y no hablamos únicamente de escoger materiales resistentes y de nombres grandilocuentes como Gorilla Glass Victus de última generación o el titanio, sino también de decisiones de diseño.


placeholderSamsung también se ha sumado a los 7 años de actualizaciones. (EFE)
Samsung también se ha sumado a los 7 años de actualizaciones. (EFE)

Cambios más allá de lo estético

Hay decisiones de diseño que pueden parecer que solo obedecen a criterios estéticos o intentar emular algún elemento de la competencia, pero que ocultan a veces otras razones invisibles que ayudan a que un teléfono sea más resistente. Esto ha ocurrido con el nuevo fuselaje de los Pixel 9 presentados el pasado martes. Aunque han mantenido la línea de diseño de los últimos años, sí que se han visto cambios notables. Uno de ellos, el del módulo de cámara, que pasa de ser una franja que parte la espalda del teléfono a ser un islote ovalado. Una pieza que, por cierto, está inspirada en "la barra de búsqueda que Android" tenía en la parte inferior de la pantalla, tal y como explicaron miembros del equipo de diseño en una sesión a la que pudo acudir este periódico. Otro de los cambios, más importante para el asunto que nos atañe, es el de los bordes del terminal.

En la anterior generación, los bordes eran redondeados. Ahora se ha cambiado por unos cantos planos, que dan un aspecto mucho más industrial al teléfono y que tienen un aire que recuerda a los del iPhone. No se sabe si es algo casual o intencionado, pero no es la primera vez ni la última que una marca se fija en una fórmula de otra, así que no conviene perder demasiado tiempo en esto.

La cuestión es que ese cambio en la estructura del teléfono le confiere más capacidad de absorber los impactos. "Esta forma reparte y distribuye mejor la fuerza del golpe", explica a este periódico Arthur Kenzo, ingeniero industrial y miembro del equipo de los Pixel en Mountain View. "Esto nos permite que el Pixel 9, en comparación con el 8, doble el nivel de resistencia a los golpes", apunta este experto, que "obviamente" defiende que el diseño puede ayudar a que un terminal pueda envejecer mejor.


placeholderLos nuevos Pixel. (Getty/Justin Sullivan)
Los nuevos Pixel. (Getty/Justin Sullivan)

Este mismo cambio, por cierto, también fue abordado por Apple hace años. No es la primera vez que se sacrifica un elemento estético en pro de la durabilidad. Quizá el ejemplo más claro y significativo de los últimos años sea el de las pantallas curvas que popularizaron los terminales de Samsung hace varios años. Aquel ingenio, que prometía ofrecernos menús laterales o que nos enterásemos de una llamada cuando tuviésemos el móvil bocabajo, acabó convirtiéndose en un carísimo e inútil huevo de Fabergé. La tendencia, a la que se sumaron varias marcas, fue desapareciendo progresivamente, en parte porque ese tipo de silueta exponía al panel frontal a más impactos. Primero se optó por hacer curvas más discretas y después se recuperaron, en muchos casos, las líneas planas.


¿Qué prefieres: un móvil robusto o reparable?

En otros casos, hay cambios en la forma de fabricar los teléfonos de los que es probable que jamás nos enteremos si no nos lo cuentan o si no tenemos que reparar nuestro móvil. Por ejemplo, el último teléfono de Google ha cambiado la forma en la que se accede a la batería.

Para cambiar esta pieza (algo que el usuario se debería plantear a los dos o tres años por la degradación si quiere estirar la vida de su terminal), con los Pixel 8 había que extraer la pantalla delantera además de la tapa trasera. Ahora solo hace falta extraer esta parte, lo que reduce el estrés al que se somete el dispositivo cuando lo llevamos a un servicio de reparación o cuando se intenta hacer en casa, que hay más de un usuario que lo hace, y hay compañías que ya venden materiales para hacerlo sin que ello conlleve la anulación de la garantía. Si tienen curiosidad sobre el grado de reparabilidad de su teléfono, pueden echar un vistazo a lo que dicen en iFixit, una plataforma de internet que lleva años estudiando y testeando cientos de dispositivos.




Precisamente, el llamado derecho a reparar ha tenido bastante que ver también en la decisión de estirar las actualizaciones de sistema operativo tantos años. A ambos lados del Atlántico se han aprobado normas que obligan a las compañías a garantizar repuestos durante varios años. En esta línea, la UE obligará a facilitar el cambio de las baterías con un nuevo reglamento que entrará en vigor dentro de poco. Los diseños de baterías extraíbles es algo que se sacrificó en favor de diseños más compactos y finos, pero ahora desde Bruselas quieren, por así decirlo, que se dé marcha atrás en cierto sentido. Sería tremendamente anacrónico que se pudiese alargar la vida del hardware hasta los siete años y, sin embargo, el software caducase a las dos o tres entregas. Otro punto importante es el incremento de precios que ha sufrido, en general, toda la industria de la electrónica.

Un whitepaper publicado recientemente por Apple venía a defender un modelo híbrido, donde haya cabida para el derecho y la facilidad de reparar, pero donde primase la longevidad. El documento, publicado a raíz de la ampliación del programa de autoreparaciones en varios mercados europeos, venía a defender que algunas decisiones de diseño no estaban orientadas a dificultar que el usuario o un proveedor externo cambiase este o aquel componente, sino a la seguridad y a la sostenibilidad. Ponía el ejemplo concreto del puerto de carga, que no es fácilmente reparable.


placeholderEl iPhone 14 Plus. (Reuters)
El iPhone 14 Plus. (Reuters)

El motivo es que las emisiones de haber fabricado los recambios y las partes adicionales para hacerlo extraíble se hubiesen multiplicado. Es solo un ejemplo. En el documento, Apple se comprometía a facilitar el proceso de cambio, incluso con componentes de terceros, de partes como la pantalla y la batería, sin que esto generase problemas de soporte o de garantía. Sin embargo, defendía diseños más cerrados, longevos y robustos, aunque eso conllevase una reparación más costosa porque a la larga salía mejor. Como aval de esta política daba dos datos: cientos de millones de iPhones han superado los 5 años de uso. Y en el mercado secundario, los iPhones pierden mucho menos valor que los Android de alta gama.

En este sentido, las comparaciones son odiosas, e intentar vender un móvil por mil euros o más al igual que lo hace tu competidor y no ofrecer un soporte parecido puede ser un mal argumento de marketing. También hay que ser realistas. No podemos esperar que un terminal dentro de seis años ejecute las cosas como un teléfono recién salido de fábrica, porque el procesador estará sencillamente a años luz. La cuestión aquí es que, por lo menos, den la cara y la experiencia y rendimiento lleguen a un determinado nivel.


Desacoplar sistema operativo de otras novedades

Pero también hay que ser conscientes de que sistema operativo no tiene que ser sinónimo de funcionalidades, porque las compañías han empezado a desacoplar una cosa de otra. Un buen ejemplo de esto es lo que ocurre con Apple Intelligence, la IA de los de Cupertino. Solo correrá en los iPhone 15 y en los iPhone 16 que se presentan el mes que viene. E iOS 18, la última versión del sistema operativo, sin embargo, será compatible con varias generaciones de producto. Pero para ver estas diferencias es probable que no haya ni que fijarse en teléfonos de distintos años y se puedan encontrar dentro de una misma gama. Con los Pixel 8 y los Pixel 9 se ha visto. Los modelos Pro contaban con la posibilidad de utilizar Video Boost, una funcionalidad que se apoya en la nube para mejorar la calidad de los videos que se graban.

Este año, en unos minutos, podemos reescalar un video 4K grabado con este terminal y convertirlo en un 8K, mejor iluminado y con correcciones de color o estabilidad. Sin embargo, el Pixel 9 no cuenta con esta posibilidad. Es probable que esto empiece a ser más común. Los plazos para renovar los terminales se han dilatado. La pasada década, la media estaba en los dos o tres años, algo que ahora se sitúa en tres o cuatro años. En este panorama, ¿qué han hecho los fabricantes para mantener o aumentar los ingresos? Vender terminales más caros.

En este escenario, las compañías, que han creado una alta gama a dos velocidades, intentan convencer a los usuarios de que se vayan al modelo pata negra. Apple, Google, Samsung… Llevan años jugando con la calidad de las pantallas, el número, tipo y resolución de cámaras, el sonido o la RAM. El problema es que la tecnología cada vez es más madura y cada vez hay menos margen para rebañar diferencias de este tipo en la parte física de los dispositivos. Entonces, se abre la puerta a establecerlas a través del software o de cosas como la inteligencia artificial.

Habrá veces que determinada herramienta no llegará al modelo más básico o a un modelo más antiguo, porque la marca jugará con esto para favorecer su producto más prémium o porque quiera incentivar la renovación de un smartphone al que todavía le queda una o dos primaveras de servicio. También cabe decir que en el caso de Google tampoco es fácil decir cuándo va a cortar sus conocidos Pixel Drops, que son actualizaciones que suelta periódicamente y que pueden arreglar problemas de rendimiento, pero que sobre todo están dirigidas a incorporar nuevas funciones a lo largo del año. Uno de sus teléfonos no hace lo mismo en septiembre que en marzo, aunque utilicen la misma versión de Android, y ellos han hecho de esta experiencia uno de sus grandes argumentos de venta.

Cabe decir que, por supuesto, hay voces discordantes dentro de la industria que creen que esto es una idea pésima. Es el caso de uno de los gerifaltes de OnePlus. "Imagina que tu teléfono es un sándwich. Algunos dicen que su relleno, el software, seguirá estando bueno dentro de siete años. Lo que no comentan es que el pan podría tener moho para dentro de cuatro. Una política de actualizaciones de software de siete años no importa, ya que el resto de la experiencia será horrible", afirmaba Kinder Liu, presidente de la compañía propiedad del grupo chino BBK, en una entrevista con el medio especializado Techradar.


placeholderAly Song. (Reuters)
Aly Song. (Reuters)

El pan que menciona Liu puede ser el armazón del teléfono o la batería, pero también el procesador o la memoria RAM. Algo que ha dado mucho que hablar precisamente en los Pixel de este año. En el caso de los Pro, la RAM alcanzará 16 GB, una cifra altísima. Una cantidad tan alta puede ayudar, y mucho, a que el teléfono envejezca en condiciones. También es cierto que el motivo de este derroche es tener una muleta sólida para que Gemini Nano, el modelo que ejecuta gran parte de las herramientas de IA en este móvil de forma local, funcione correctamente.

El procesador, el Tensor G4 diseñado por Google, también es crítico en este punto, pero lo estará dentro de cuatro años, teniendo en cuenta que muchos de los chips de hace tres o cuatro años no soportan, o a duras penas lo hacen, funciones de 2024. Para Amar Subramanya, uno de los responsables técnicos de Gemini, la comparativa hay que tomarla con cautela. "Aquí hay dos cosas que diferenciar. La primera es cómo ha evolucionado el silicio (los chips) en los últimos años y cómo se ha conseguido que sea más eficiente, más potente y más personalizado", comenta el directivo a El Confidencial. La segunda, explica, "es la del desarrollo de modelos de IA", que no solo van a ser "cosa de móviles de alta gama", insinuando que el trabajo en los próximos años se va a centrar también en hacer la ejecución de estas herramientas más ligera para que terminales asequibles o más antiguos puedan acceder a esta tecnología.


El iPhone te explica por qué interesa este soporte

La gran pregunta que deja toda esta corriente también es si realmente queremos utilizar un móvil durante todo ese tiempo.

Hay gente que cambia de iPhone a los dos o tres años, a pesar de que está en un estado fabuloso de forma. Y hay otros que intentan alargar un móvil de batalla hasta niveles insospechados, a pesar de que parezcan sordos cada vez que responden una llamada porque el altavoz les funciona a duras penas. En mi entorno, los hay de los dos tipos, pero especialmente de los primeros. ¿Cuándo es el momento idóneo de cambiar de móvil?



Siempre que me hacen la pregunta, respondo lo mismo: "Si no te da problemas, no es necesario". Lo contrario es capricho. Ojo, que cada uno hace con su dinero lo que le viene en gana. Es hasta previsible que una persona que se gasta 1.500 euros en determinado móvil porque quiere tener una mejor pantalla o una mejor cámara le vuelva a entrar el gusanillo en poco tiempo. Pero incluso aunque no se te pase por la cabeza, estar utilizando un terminal durante 5, 6 o 7 años, te interesa que tenga ese soporte.

¿El motivo? La segunda mano. El desempeño de Apple, que tradicionalmente ha mostrado que sus teléfonos envejecen mejor tanto en el hardware como en el software, en el mercado de los reacondicionados o en el de la segunda mano, así lo demuestra. Sus terminales usados son los que más se venden y los que menos se deprecian. Un reciente estudio de Milanuncios aseguraba que la demanda de terminales usados se disparó en enero, hasta suponer un 24 % más que el mismo mes del año anterior. Apple destaca en este terreno de juego.

El iPhone acumula un tercio de los anuncios en su plataforma y el 75 % de las búsquedas en esa categoría. Es decir, tres de cada cuatro personas que se conectan a esa web pensando en comprar un terminal lo hacen buscando uno de Apple. Hay diferencias notables. En el caso de los teléfonos de Apple, el precio de salida es un 35 % menor al de un modelo nuevo. En el caso de los mejores Samsung o los Xiaomi, esa estadística es del 55 %. Ahora Samsung y, en mayor medida, Google (por ser la única que controla el hardware y el software por completo, como hace Apple) están intentando lograr lo mismo. Solo el paso de los años dirá si lo consiguen.