viernes, 14 de noviembre de 2025

Por qué en el futuro los ricos serán más guapos y los pobres más feos



Foto: iStock.


La obsesión por la juventud se ha convertido en un fenómeno tecnológico. 'Influencers' y magnates apuestan por el 'biohacking' y la cirugía para borrar la edad del rostro y del ADN



Asus 28 años, el mayor miedo de Emily Cipryk, una influencer de Estados Unidos, es envejecer. No tanto por la merma de las capacidades físicas propias de la edad, sino por los signos de envejecimiento típicos que fueron apareciendo en su rostro poco a poco como fruto de sus malas noches de sueño durante años. Así, empezó a notar cómo ciertas influencers a las que seguía, y que incluso eran mayores que ella, mejoraban su aspecto en apenas unos días tras haber pasado por quirófano. Ella, al trabajar también delante de una cámara, notó que se estaba quedando atrás y que las imperfecciones en su rostro podrían jugarle una mala pasada en el futuro. En cuanto pudo, se subió en un avión rumbo a Turquía para someterse a una operación de estiramiento facial.

En concreto, tal y como cuenta The New York Post, Cipryk pagó aproximadamente 15.600 dólares (unos 13.500 euros) por "un estiramiento en la parte media del rostro, un estiramiento temporal, una blefaroplastia superior, rinoplastia, levantamiento de labios, reducción de grasa bucal e injerto de grasa facial". Para quienes no conozcan este tipo de intervenciones estéticas, sería la típica operación que buscaría una señora de unos 60 años para corregir sus arrugas y sentirse más joven. La influencer creó una cuenta de TikTok (titulada @hotgirlenhancements, que literalmente significa "mejoras de una chica hot") para detallar los resultados. Después de tres días con mucho dolor e hinchazón, le dieron el alta y volvió a casa.

Su historia se ha hecho viral en el país norteamericano, y numerosos expertos dermatólogos han advertido sobre la nueva moda que hay entre mujeres jóvenes de la generación Z, como Cipryk, que están sometiéndose a intervenciones quirúrjicas para corregir las imperfecciones del rostro como fruto de la edad, calificándolas de "imprudentes y absurdas". Este "FOMO de la cirugía estética" entre las influencers estadounidenses recuerda mucho al planteamiento de películas recientes, como La sustancia (2024). Lo cierto es que no hace falta hacer uso de un producto salido de la ciencia ficción para lucir el mismo o mejor aspecto físico que tenías varias décadas atrás, ya que la industria del body hacking de nuestros días promete unos resultados óptimos en muy poco tiempo.


El 'body hacking' ya no solo pretende revertir esas las señales del paso del tiempo en el cuerpo humano, sino manipular los genes

El negocio de mejoramiento corporal con alta tecnología comenzó a despuntar en 2018, cuando se celebró en Austin la conferencia BDYHAX en la que participaron un montón de marcas de cosmética y compañías de tecnología de modificación corporal para sacar pecho de sus productos y avances. Además de empresas privadas, también asistieron miembros del Departamento de Defensa, como relata la periodista Arabelle Sicardi en un artículo reciente de la revista Slate. Al fin y al cabo, toda intervención quirúrjica, sea por motivos cosméticos o por discapacidad, interesa a las empresas de datos y al mismo gobierno, ya que en un solo folículo del pelo o una sola célula de la piel hay información bioquímica de sumo valor.


Burlando a la muerte

Lo interesante del reportaje de Sicardi, que ha publicado un libro sobre el tema, es que deja patente las alianzas que están estrechando las grandes empresas de productos de belleza, cirugía plástica y prótesis biónicas con los adalides del transhumanismo de Silicon Valley. Como le sucedía a Cyprik cada vez que se miraba en el espejo, el mayor enemigo de la belleza es la edad. Aplicado a los magnates, muchos de ellos han manifestado sin tapujos sus ganas de revertir los efectos del paso del tiempo en su físico, incluso también vencer a la mismísima muerte y vivir para siempre.

Jeff Bezos, el CEO de Amazon, ha fundado Altos Labs para encontrar una manera de reconfigurar la genética que evite que los animales mueran. "Nuestra misión es restaurar la salud celular a través del rejuvenecimiento celular para revertir los efectos de la enfermedad, las heridas o las discapacidades que pueden ocurrir a lo largo de la vida", es su lema. Google no se queda atrás: posee una firma ("muy secreta" según Sicardi), Calico, que está también especializada en revertir los efectos del envejecimiento en la biología de ratones, gusanos, células y tejidos humanos.

"Si las pruebas en tejido humano 'bioprintado' se vuelven lo bastante baratas para que las adopten marcas pequeñas, el mercado global cambiará"

En el futuro, es posible que dispongamos de productos y dispositivos mucho más efectivos que las cremas de toda la vida y mucho menos arriesgados que una cirugía plástica como las que se practican ahora. La industria tecnológica cada vez está más obsesionada con la eterna juventud (o en su defecto la vida eterna), y por esto mismo están invirtiendo grandes sumas de dinero en la investigación genética. El body hacking ya no solo pretende hackear, como su nombre indica, esas imperfecciones visibles del organismo humano, sino que ha evolucionado hacia el biohacking, lo que plantea fuertes dilemas bioéticos al estar en juego algo tan relevante para los indicadores de belleza, como son los genes.

De hecho, en Estados Unidos ya puedes elegir si quieres que tu próximo hijo sea niño o niña a partir de la modificación genética en fecundaciones in vitro. No hay una regulación estricta o política firme sobre la selección del sexo, lo que deja vía libre a una industria que genera alrededor de 500 millones de dólares anuales. "El biohacking es un enfoque permanente del body hacking, dentrado no solo en la mejora del cuerpo, sino también en la modificación de los cromosomas y la composición genética", explica Sicardi. En palabras más simples: "Si tu cuerpo es una secuencia genética de AGCT (las cuatro bases del ADN que componen los genes en un orden individual), el biohacking es el proceso de revisión de esas letras para fines específicos y personalizados".


El futuro de la dermatología

Es posible que en pocos años nos enfrentemos a dilemas éticos relacionados con el acceso y disponibilidad a procedimientos de mejora estética, reservados solamente a unos pocos privilegiados. El biohacking no solo promete elegir genes a la carta antes de que nazca una persona, como ya lo hace, sino también corregir imperfecciones físicas que ya están circunscritas en la lotería de la genética.

Uno de los proyectos de investigación en activo más rompedores de biohacking es el que actualmente está llevando a cabo la marca L'Oreal con una empresa tecnológica llamada Poietis, la cual promete acabar con la calvicie. Aunque aún está en una fase muy inicial (pese a haberse firmado hace ya casi diez años), esta compañía ha conseguido imprimir folículos pilosos humanos mediante una impresora 3D de células vivas, es decir, que pueden reproducirse.

Esta 'bioimpresión', como la denominan, podría conseguir que la persona eligiera su tipo de cabello ideal (no solo el color o frenar su desaparición). Si se aplicara a otros campos de la dermoestética, la 'bioimpresión' podría corregir cualquier imperfección de la piel en poco tiempo y de forma eficaz. "Cuanto más rápido evolucione la tecnología de impresión de piel y cabello, más rápido podrán modificarse las regulaciones sobre pruebas en animales y humanos", reflexiona Sicardi. "Si las pruebas en tejido humano bioprintado se vuelven lo bastante baratas y escalables para que las adopten marcas pequeñas, el mercado global cambiará".


El FOMO de la estética entre los ricos

Volviendo a la historia de Cyprik, el rotativo neoyorkino reconoce que una de sus principales razones era no quedarse atrás en el mercado de la imagen de las redes sociales. Además, en dicho medio de comunicación se incluyen historias similares de mujeres obsesionadas con el perfeccionamiento físico a través de la cirugía. A comienzos de año, The Economist publicó un informe en el que cifraba un aumento de los procedimientos estéticos de un 40% en tan solo cuatro años. El paso por el quirófano por motivos estéticos está volviéndose cada día más popular, y con la entrada de la alta tecnología en el proceso, es muy probable que podamos escoger una apariencia física casi a la carta. Eso sí, a costa de un precio desorbitado.

"En Estados Unidos, existe una correlación significativa entre el gasto en cirugía cosmética y el nivel de riqueza del 5% más rico"

El informe recoge que el 86% de las operaciones estéticas realizadas en 2023 fueron realizadas a mujeres. El auge de la "auto-remodelación corporal" como lo definen, viene explicado por varios factores: que pasamos mucho más tiempo viéndonos en la pantalla con el aumento de las videollamadas, que las redes sociales han aumentado la presión estética hacia unos cánones de belleza y, por último, el conocido como beauty privilege, es decir, la percepción de que solo los guapos tienen opciones en un mundo extremadamente competitivo. "Si no eres guapo, todos los días tienes que justificar tu existencia", como cantaban en una canción.

Kate Pickett, subdirectora del Centro para la Salud del Futuro, cree que la industria de la cirugía plástica favorece la desigualdad económica. Para ella, el aumento de la riqueza de unas pocas personas se relaciona directamente con un mayor volumen de ganancias por parte de la industria de la cirugía plástica. "Los 'retoques', como se conocen coloquialmente a los procedimientos estéticos, se convierten en parte de la competencia alimentada por el estatus social", asegura Pickett. "En Estados Unidos, existe una correlación significativa entre el gasto en cirugía cosmética y el nivel de riqueza del 5% más rico. Esto crea un efecto dominó de emulación en los entornos prósperos, hasta que hablar de cirugía estética se convierte en una señal positiva de estatus social".

¿Avanzamos hacia un mundo en el que las personas bellas sean un mero producto tecnológico y no fruto del azar del genoma humano? Evidentemente, para responder a esta pregunta habría que detenerse en consideraciones filosóficas que ahonden en los fundamentos de la estética de nuestro tiempo. Al fin y al cabo, aquello que es bello entronca demasiado con la moral, en cuanto a que a través de "lo bello" vemos "lo bueno", sea como aspiración o como objeto de sublimación. Pero quién sabe, quizá dentro de unos años esta dimensión moral de la estética quede completamente desterrada y solo haya una razón económica detrás: si este es guapo, es porque es rico o bien tiene muchos seguidores en Instagram.