Parque Nacional Butrint, Sarande, Albania. Foto de iStock.
- La economía de Albania se encuentra entre las que más crece de Europa
- El turismo está siendo el gran motor que están impulsando toda la economía
- Zef Preci: "La verdad es que la economía en su conjunto se ha beneficiado"
Probablemente, este verano habrás visto por redes sociales que alguno de tus contactos ha estado por Albania de vacaciones o habrás escuchado a algún amigo o familiar contar que tiene planes para visitar el país. Esto, que en principio podría ser tachado de evidencia anecdótica, es una realidad que puede corroborar con unos datos asombrosos. Albania, uno de esos países olvidados en los Balcanes, está viviendo un auténtico boom del turismo que está catapultando su economía. La llegada masiva de viajeros, especialmente a las playas de la Riviera albanesa, zona costera al sur del país bañada por el Jónico, está transformando esta economía y dando una oportunidad a los albaneses tras décadas de pobreza, conflicto e inestabilidad.
Un dato recogido recientemente por los analistas de Oxford Economics habla por sí mismo. El acumulado de 2024 hasta agosto de turistas extranjeros que han visitado el país ha alcanzado un espectacular 300% de la población local. Es decir, que por cada habitante de Albania, tres turistas extranjeros han aterrizado allí este año. Con una población cercana a los 2,8 millones de habitantes, un total de 8,5 millones de turistas extranjeros han viajado al país entre julio y agosto de este año, como informó recientemente la ministra de Turismo, Mirela Kumbaro. Para hacerse una idea de la magnitud de lo vivido este verano, en todo 2023 se registraron 10,1 millones de llegadas de turistas.
En primer lugar, el dato deja considerablemente atrás el 250% de Croacia y el 150% de Grecia, países que llevan años siendo destinos turísticos más mediáticos. En segundo lugar, este 300% contraste con el poco más del 150% registrado por Albania hasta agosto de 2019, lo que constata lo reciente de este 'boom'. Lógicamente, la economía del país no puede ser ajena a este fenómeno.
Albania ha sido históricamente el país más pobre de Europa. Tras décadas de aislamiento político y económico bajo la dictadura comunista de Enver Hoxha, Albania era una suerte de autarquía, un país desconocido para los europeos y el resto del mundo. Este aislamiento resultó en un retraso económico profundo, con infraestructuras rudimentarias y una economía agrícola, con una industria extremadamente limitada. Con el colapso del comunismo, el país se enfrentó una transición caótica hacia el capitalismo, que incluyó corrupción, crisis financieras y escaso crecimiento económico. Sin embargo, entre todo ese caos, la creciente apertura de la economía permitió que, poco a poco, los europeos y el resto del mundo fuesen conociendo un paraíso natural que ha sido apodado por muchos como el 'Caribe europeo' por las playas kilométricas con aguas cristalinas y paisajes vírgenes en las que destacan restos arqueológicos. Pero no solo eso.
Un país muy especial
La singularidad de este país es sin duda uno de sus grandes atractivos. Aunque su población residente no llega a los 3 millones de habitantes, lo cierto es que el 'pueblo albanés' es mucho mayor. Se estima que hay alrededor de 1,7 millones de albaneses viviendo en el extranjero, sobre todo en Kosovo, Grecia, Serbia, Macedonia del Norte, Bosnia e Italia. Es el país del que todo el mundo quería irse hasta hace nada.
Además, Albania es uno de los pocos países con mayoría musulmana de Europa (se pueden contar con los dedos de una mano). De sus 2,8 millones de habitantes, más de la mitad son musulmanes, en su mayoría suníes. Sin embargo, este país destaca por la tolerancia religiosa. Las religiones conviven en paz, algo necesario para una sociedad con un gran número de cristianos, que son más del 15% (ortodoxos, católicos y evangélicos). También cuenta con número importante de ateos y albaneses que prefieren no confesar ni mostrar su credo.
Además, dentro de los musulmanes también destaca una corriente u orden bektashí (son musulmanes sufíes) que tiene la 'sede' mundial en Tirana, la capital de Albania. Estos musulmanes son conocidos por su tolerancia y apertura: las mujeres van sin velo, sus seguidores beben vino y no tachan de herejes a quien no sigue sus 'preceptos'. Albania quiere convertirse en una suerte bisagra o mediador entre el islam y el resto de religiones. El Gobierno de Albania anunció hace unas semanas que estudia la creación de una suerte de ciudad similar al Vaticano para la comunidad bektashí. Con todos estos alicientes no es de extrañar que Albania se haya convertido en un atractivo turístico tan importante, no solo sus paradisiacas playas y bonitas montañas llaman la atención. La mejora de la economía podría permitir que pronto parte de esos albaneses en el extranjero comiencen a regresar.
Albania ya no es el país más pobre
"La economía albanesa, en más de tres cuartas partes, está dominada por el sector privado, por lo que la capacidad de este sector para acomodarse a las diferentes circunstancias, su vitalidad, es mayor. Mientras tanto, las inversiones privadas realizadas especialmente durante la última década en la infraestructura turística del país o en los sectores relacionados con el turismo, en las condiciones de la crisis geopolítica como la agresión de Rusia contra Ucrania, crearon poderosos incentivos para el rápido crecimiento de este sector, contribuyendo así a introducir la economía albanesa en una tendencia al alza", explica a elEconomista.es Zef Preci, director ejecutivo del Centro Albanés de Investigación Económica (ACER).
Lo cierto es que, en unos pocos años, Albania ha dejado de ser el país más pobre de Europa. No es que la mejora haya sido una remontada sin parangón, puesto que su renta per cápita sigue a años luz de la media de la Unión Europea, por ejemplo. Pero lo cierto es que, según datos del Fondo Monetario Internacional, la renta per cápita de los albaneses rozará este año los 9.000 dólares en paridad de poder adquisitivo (PPA, un indicador que elimina las distorsiones de los precios). Este 2024, si se cumplen las previsiones, Albania estará compitiendo con Macedonia del Norte en términos de PIB per cápita. Por debajo están ya países como Bosnia Herzegovina, Bielorrusia, Ucrania (muy afectada por la guerra), Kosovo.
Las cifras más recientes son esperanzadoras. El PIB albanés creció un 3,4% en 2023, impulsado por la fuerte demanda interna y el excepcional comportamiento del sector turístico, que alcanzó cotas no vistas jamás en el país. Además, el componente de inversión registró un aumento significativo, impulsada por las inversiones privadas, incluidas las elevadas entradas de inversión extranjera directa.
La propia Comisión Europea admite en un informe reciente el buen comportamiento de la economía albanesa: fuerte crecimiento, inflación a la bala y un mayor equilibrio fiscal. "El fuerte impulso del crecimiento se sustenta en un auge del sector turístico, un aumento de las inversiones y unos salarios más altos. Se espera que la desaceleración de los precios de las importaciones y la continua apreciación de la moneda nacional lleven la tasa de inflación al objetivo del banco central del 3% este año... también se prevé que la situación fiscal mejore y que la relación déficit/PIB se reduzca al 2% en 2025, y que la relación deuda pública/PIB disminuya solo de forma gradual".
No había estrategia alguna con el turismo
Los albaneses vieron en el turismo una oportunidad para escapar de su trampa de pobreza y, pese a que los problemas y desafíos singuen siendo grandes, no la están desaprovechado. El crecimiento de la industria turística, junto a la mejora de la seguridad, ha convertido a Albania el destino soñado por millones de turistas. Desde el ACER, Preci destaca la importante contribución del turismo al PIB albanés: "Incluso sin una estrategia gubernamental clara sobre el tipo de turismo para el que el país está preparado -masivo, de élite o una combinación de ambos-, ha desempeñado un papel decisivo".
Preguntado por el origen de este reciente y vertiginoso boom turístico, más progresivo en otros destinos europeos, Preci apunta a varios factores: "La estratificación de las sociedades en los países centroeuropeos, la creación de un nicho de clientes (turistas) con ingresos relativamente bajos, combinada con una promoción excesiva de un país hasta entonces desconocido para ellos por parte del gobierno de Albania, estimularon un aumento significativo del número de turistas que exploraron el país, especialmente en los dos o tres últimos años". Según los datos del Ministerio de Turismo, el 77% de los viajeros llegados en agosto procedían del sur de Europa frente al 9% provenientes de Europa occidental, demostrando que Albania se ha convertido en una alternativa económica para viajeros de economías menos ricas dentro de Europa.
El experto también destaca el aumento de las capacidades de alojamiento en los servicios turísticos debido a las importantes inversiones privadas, sobre todo en la costa meridional, pero también la introducción de servicios turísticos 'nuevos' o antes menores, como, enumera, el turismo de aventura, el turismo de servicios sanitarios estéticos, el turismo dental y sexual, que tienen su peso en el aumento de la atracción hacia el país. Las mejoras en las comunicaciones dentro del país también han ayudado a la diversificación de los destinos turísticos, agrega.
Inquirido sobre la sostenibilidad de un modelo de turismo tan masivo en un país pequeño y que se ha puesto al día tan deprisa, Preci admite deficiencias: "El gobierno albanés está elaborando recientemente una estrategia de desarrollo turístico, en la que se espera que se aclare mejor el modelo a seguir. Pero por la dinámica actual sobre el terreno, así como a juzgar por el número de permisos de construcción de complejos turísticos, pueblos turísticos en la costa, etc., se puede afirmar de antemano que este modelo está aún lejos de ser sostenible y que se necesitan serias inversiones públicas y privadas en las infraestructuras de apoyo al turismo".
El director ejecutivo del ACER pone como ejemplos las comunicaciones, la tipología de los edificios que no destruyan la tradición, la promoción de los productos locales, los productos limpios y ecológicos, el crecimiento de la cultura de los servicios turísticos o la educación de las empresas. El riesgo de que se produzcan daños paisajísticos e insalubres como consecuencia de la masificación de las construcciones, especialmente en la costa, es una amenaza real, como ya ocurrió hace dos décadas en algunas zonas marítimas de Bulgaria, alerta Preci.
La economía mejora en su conjunto
Otro punto importante por el que pasa el experto es el 'reparto' entre la población de los beneficios de este auge turístico. "La verdad es que la economía en su conjunto se ha beneficiado y se beneficia del boom turístico, pero puede decirse que la distribución de los beneficios está aún lejos de ser justa", reconoce Preci. Según detalla, los principales beneficiarios están siendo por ahora los proveedores de servicios, como las agencias aéreas y el aeropuerto internacional de Tirana, una serie de operadores turísticos, los propietarios de estructuras hoteleras y restaurantes.
En el otro lado, continúa Preci, los beneficios están siendo menores para el presupuesto del Estado y, en consecuencia, para todos los ciudadanos. "No se pueden descuidar los problemas surgidos en relación con el tráfico, la contaminación medioambiental, etc. El principal desafío es que la producción nacional, especialmente la producción agrícola y ganadera, aún no han recibido las señales adecuadas, es decir, el auge del turismo aún no se 'traduce' en el crecimiento de la producción nacional en este sector de la economía nacional. Lamentablemente, esto aún no ha sucedido", concluye el economista.