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Un reciente estudio sugiere que quedarse despierto hasta tarde puede mejorar la función cerebral. ¿Eres alondra o búho?
En nuestro día a día, cada uno de nosotros marcha al ritmo de su propio tambor biológico, que a menudo suele clasificarse como ser "alondra" o "búho". Estos términos describen nuestros cronotipos: la predisposición natural a estar más alerta y activo por el día (alondra) o un animal nocturno (como los búhos). Las alondras, o personas matutinas, tienden naturalmente a despertarse temprano y se sienten más enérgicas y alertas en la primera parte del día. A medida que avanza el día, las alondras pueden sentir una disminución de la energía y prefieren relajarse temprano por la noche.
Los búhos o personas vespertinas, por el contrario, son aquellos conhábitos nocturnos, que alcanzan su máximo nivel de energía y alerta al final de la tarde y al anochecer. Prefieren dormir hasta tarde y suelen tener problemas para despertarse temprano, ya que se sienten aturdidos a primera hora de la mañana. Logran su máximo nivel cognitivo y físico mucho mas tarde, lo que hace que la noche sea un momento óptimo tanto para el trabajo como para las actividades sociales.
Un estudio reciente llevado a cabo por científicos del Imperial College de Londres y publicado en la revista BMJ Public Health, analizó los datos de más de 26.000 personas adultas de entre 53 y 86 años pertenecientes al Biobanco de Reino Unido para investigar cómo varios aspectos del sueño, como la duración, los patrones y la calidad, afectan la agudeza mental y la capacidad cognitiva. Los participantes habían completado varias pruebas cognitivas, incluidas las de memoria, tiempo de reacción e inteligencia fluida. Dividieron a los sujetos entre personas matutinas o personas vespertinas según sus momentos más productivos del día.
Los resultados de la investigación mostraron que los "búhos nocturnos" obtuvieron mejores resultados en las pruebas cognitivas en comparación con los que disfrutan de ser madrugadores, lo que les llevó a la conclusión de que los "búhos nocturnos" son, en general, más agudos mentalmente que las personas matutinas. Los noctámbulos obtuvieron aproximadamente un 13,5 % más que las alondras matutinas en un grupo y un 7,5 % más en otro grupo.
Importancia del cronotipo
Según los expertos, nuestras preferencias naturales a la hora de dormir podrían tener un gran impacto en nuestro estado de alerta mental. Resulta que quedarse despierto hasta tarde podría ser bueno para nuestra capacidad cerebral. Y, curiosamente, acostarse tarde está muy asociado con los tipos creativos. Hay muchos artistas conocidos por ser noctámbulos, se encuentran como el gran Toulouse-Lautrec en el campo del arte, el escritor irlandés James Joyce en el mundo de la literatura, o Lady Gaga en el campo de la música.
También descubrieron que los participantes de mediana edad que no se definieron como personas matutinas o vespertinas también obtuvieron mejores resultados en las pruebas cognitivas en comparación con las “alondras matutinas”. Y, ante todo, las personas que dormían entre siete y nueve horas cada noche parecían obtener un mejor rendimiento en las pruebas, según el estudio. Los que peor se desempeñaban en las pruebas fueron las mujeres, sobre todo si tenían una edad avanzada y diagnóstico de angina, presión arterial alta o diabetes; todos estos factores parecían "empeorar el rendimiento cognitivo", añadieron los autores.
Es importante dormir lo suficiente
"Nuestro estudio descubrió que los adultos que son naturalmente más activos por la noche -lo que llamamos 'vespertinidad'- tendían a tener un mejor desempeño en las pruebas cognitivas que aquellos que son "personas matutinas. Más que ser solo preferencias personales, estos cronotipos podrían afectar nuestra función cognitiva, expuso Raha West, del Departamento de Cirugía y Cáncer del Imperial College de Londres. "Si bien comprender y trabajar con sus tendencias naturales de sueño es esencial, es igualmente importante recordar dormir lo suficiente, ni demasiado tiempo ni demasiado poco. Esto es crucial para mantener su cerebro saludable y funcionando al máximo", concluyó.
Los autores señalaron que cambiar los hábitos naturales de sueño es complejo, pero comprender y trabajar con las tendencias de sueño de uno mismo, al tiempo que se garantiza una duración suficiente del sueño, es elemental para la salud cerebral.