jueves, 24 de octubre de 2024

La mala gestión del agua y la crisis climática ponen en riesgo el 50% de la producción alimentaria mundial



El pantano del Guadalhorce (Málaga), que está en mínimos históricos el 10 de octubre.
Jorge ZapataEfe




El informe de la Comisión Global de la Economía del Agua estiman que las sequías y la mala gestión pueden causar una pérdida del 8% del PIB en la mayoría de países a mediados de siglo.



La comunidad internacional necesita una respuesta urgente y coordinada ante la creciente inestabilidad del ciclo del agua, que en las próximas décadas causará estragos en el medio ambiente y en la economía mundial. Es la advertencia lanzada por la Comisión Global de la Economía del Agua (GECW), una organización impulsada por el Gobierno de los Países Bajos, que este miércoles publica un informe en el que detalla cómo la tendencia actual en la gestión del agua pone en riesgo la mitad de la producción mundial de alimentos para 2050.

Los expertos de esta organización internacional señalan a las medidas económicas injustas, a la deforestación y a la mala gestión de la tierra y de los recursos hídricos como principales causas, combinadas con la crisis climática. Una situación que ha provocado que el ciclo del agua en todo el mundo se encuentre bajo una presión inédita, con un aumento general de sequías e inundaciones.

Un cambio en las políticas gubernamentales de subsidios, el establecimiento de precios justos y otras iniciativas económicas son necesarias para asegurar que el agua se utiliza de manera más eficiente, equitativa y más sostenible en cada sector de la economía. De lo contrario, el informe advierte que para 2050 puede provocar una caída del PIB nacional del 8% en la mayoría de países, que ascenderá al 15% en las naciones en vías de desarrollo.

La consecuencia directa de la situación actual es que alrededor de 3.000 millones de personas y más de la mitad de la producción mundial de alimentos se encuentran en áreas que hoy experimentan sequías o un suministro intermitente de agua. Los autores señalan además otras posibles consecuencias, como la desaparición de los depósitos de agua bajo la superficie, que pone en riesgo de hundimiento a muchas ciudades.

El informe también explica que la gestión actual se centra principalmente el agua azul o superficial (en inglés blue water) que se encuentra en ríos, lagos o acuíferos, pero no se tiene suficientemente en cuenta el agua verde (green water), relativa a la humedad de los suelos y a la vida vegetal, y que juega un papel importante a través de la evaporación. De hecho, se estima que genera alrededor de la mitad de las precipitaciones mundiales. Su presencia es fundamental para estabilizar los patrones de lluvia, que desempeñan un papel clave para las economías y para el sustento de buena parte del planeta.

Por todo ello la GECW incide en la necesidad de un cambio radical en la visión que la sociedad y los gobiernos tienen sobre la gestión del agua. Afirman que, en la actualidad, se está ignorando el valor real de los recursos hídricos y que las tarifas del agua son excesivamente bajas - en concreto las tasas por extracción o contaminación- de manera que se anima un uso excesivo y se fomenta a las industrias que más recursos consumen. En este sentido, citan como ejemplos los centros de datos y las centrales de carbón.

"Una tarificación adecuada, junto con subvenciones bien orientadas, pueden aportar eficiencia económica, equidad social y sostenibilidad medioambiental", argumenta Xavier Leflaive, investigador en la Organización de Cooperación y Desarrollo (OCDE) que colabora con la GECW. "El informe aporta pruebas de que las prácticas actuales no son sostenibles; la falta de tarifas adecuadas y las subvenciones masivas mal enfocadas conducen a un mal uso del agua verde y azul, a una mala asignación del agua a nivel mundial, a una mala adaptación al cambio climático. Y retrasar la acción sólo aumentará el coste de la transición".


Gobernanza mundial

El documento establece cinco ejes sobre los que actuar: en primer lugar pide una revolución en la producción alimentaria, aumentando las técnicas de cultivo más sostenibles y reduciendo la dependencia de fertilizantes basados en nitrógeno; por otro lado, conservar y restituir espacios naturales fundamentales al ser depósitos de agua verde; establecer una economía circular del agua; utilizar innovaciones (como la inteligencia artificial) para una mejor gestión y marcar como objetivo para 2030 que ningún niño muera por no tener acceso a agua segura.

Además, la comisión defiende que la crisis que se perfila exige una concepción integrada de la gestión mundial del agua, decisiones valientes y comenzar con el reconocimiento de que el agua debe ser gestionada como un bien global. "Necesitamos reformar la gobernanza mundial del agua", resume Leflaive. "En este sentido se proponen dos opciones: una es reforzar el estatus del agua en las agendas globales existentes, más concretamente en las tres convenciones de Río (sobre el Clima, la Biodiversidad y la Desertificación) y en la agenda de desarrollo sostenible, es la razón por la que el informe se promoverá en las próximas COP de este año. La otra opción, es la convergencia hacia un Pacto Mundial sobre el agua. La secuencia de Conferencias de la ONU sobre el agua en 2026 y 2028 ofrece una oportunidad única al respecto".

A modo de indicación, los autores del informe estiman que, de manera diaria, una persona necesita acceso a entre 50 y 100 litros de agua para cubrir necesidades básicas de salud e higiene. Pero si además tenemos en cuenta el agua necesaria en materia de nutrición y de consumo, esa cifra asciende hasta 4.000 litros por persona al día, una cantidad que muchas regiones no pueden garantizar a sus habitantes.



Amado Herrero

Actualizado Jueves, 17 octubre 2024 - 02:10
https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/medio-ambiente/2024/10/17/670f95f1fdddff8a458b45bc.html