Beber agua, sí (por supuesto), pero no en plástico
(Pexels).
Un estudio expone la primera evidencia de la posible influencia de evitar la ingesta diaria de líquidos en botellas de plástico y vidrio sobre la presión arterial
Se están convirtiendo en algo omnipresente en nuestras vidas y sus efectos hacia la salud aún son inciertos. Hablamos de los microplásticos, esas diminutas partículas de plástico de menos de 5 milímetros de tamaño, que se están convirtiendo en el elemento a tener en cuenta no solo por su impacto ambiental sino también por sus posibles implicaciones en la salud.
Ahora, un equipo del Departamento de Medicina de la Universidad Privada del Danubio en Austria sugiere que el hábito habitual de beber agua en botellas de plástico también podría contribuir a un problema de salud preocupante: la hipertensión arterial.
Los microplásticos se originan a partir de diversas fuentes, incluida la descomposición de desechos plásticos más grandes, la degradación de fibras sintéticas de la ropa e incluso el desgaste de los neumáticos de los automóviles. Y alcanzan todos los frentes, dentro y fuera de nuestro organismo. En nuestro cuerpo ya han sido identificados en la saliva, los riñones, el hígado, la placenta el tejido cardíaco e incluso el cerebro. Según este nuevo trabajo, los microplásticos de nuestras botellas podrían acceder a nuestro torrente sanguíneo, provocando un aumento de nuestros niveles de presión arterial.
Para su investigación, los científicos pidieron a ocho hombres y mujeres que consumieran su ingesta diaria de líquidos a partir de agua del grifo y se abstuvieran de consumir bebidas almacenadas en botellas de plástico o vidrio. Al comienzo y a lo largo del estudio, se realizaron múltiples mediciones de la presión arterial. Los resultados fueron bastante reveladores: los datos indicaron una reducción estadísticamente significativa en la presión arterial diastólica (que es la presión en las arterias cuando el corazón está en reposo entre latidos) después de dos semanas.
"Basándonos en los hallazgos, que indican una reducción de la presión arterial con la disminución del consumo de plástico, planteamos la hipótesis de que las partículas de plástico presentes en el torrente sanguíneo podrían contribuir a la presión arterial elevada", aclaran los investigadores.
Nada de plásticos
En pocas palabras, sus hallazgos proponen que dejar de tomar bebidas en estos recipientes desechables sería la elección más saludable a tenor de este descubrimiento.
"Las implicaciones de los microplásticos en la salud humana aún no están del todo claras"
"Después de una investigación exhaustiva, concluimos que se deben evitar las bebidas envasadas en botellas de plástico", aclaran los expertos en su trabajo publicado en la revista Microplastics. "Se observaron tendencias notables. Los resultados del estudio sugieren, por primera vez, que una reducción en el uso de plástico podría reducir potencialmente la presión arterial, probablemente debido a la reducción del volumen de partículas de plástico en el torrente sanguíneo". Las implicaciones de este descubrimiento no son sólo significativas; podrían ser una cuestión de vida o muerte.
Replantearnos cómo bebemos
Este hallazgo subraya un aspecto a menudo pasado por alto de nuestra interacción con los plásticos: su potencial para actuar como desencadenantes ocultos de riesgos cardiovasculares. Como consumidores, los expertos nos animan a explorar alternativas ecológicas a los envases de plástico, como los envases de acero inoxidable, que no solo preservan el sabor y la calidad de las bebidas, sino que también promueven un estilo de vida más saludable y reducen la contaminación plástica que atenaza nuestro planeta.
Si bien se necesita más investigación para comprender plenamente los efectos a largo plazo de la exposición a los microplásticos, estos hallazgos iniciales ofrecen un argumento convincente para reconsiderar nuestra dependencia del plástico, en particular en lo que respecta a nuestras opciones de hidratación y optemos por usar vidrio o recipientes de acero inoxidable para no incrementar nuestro porcentaje de plástico en el organismo sin que nos percatemos. No es un material que debería formar parte de nuestra composición corporal natural.