La salud mental de los mayores está influenciada por cambios típicos de esta edad, como la jubilación o la pérdida de seres queridos. (iStock)
El 12% de los adultos de la tercera edad convive con un trastorno mental, a pesar de que no se ha prestado la misma atención y que muchas veces se subdiagnostica
La salud mental ha acaparado numerosas conversaciones en los últimos años en España. No solo se ha limitado a la esfera más íntima, sino que ha tornado en debates en medios de comunicación e incluso dentro de la política. ¿Pero incluye a toda la población o se ha dejado por el camino a algunos colectivos? Los expertos coinciden en su mayoría: las personas mayores son las grandes olvidadas, pese a que un 12% de ellos padezcan algún tipo de trastorno de este tipo. "La salud mental en mayores se ha quedado un poco al lado. Ha recibido mucha menos atención que la de otras etapas de la vida y nos solemos centrar en los jóvenes. Existe un subdiagnóstico junto con una falta de servicios especializados, que contribuye a que esta población perciba que no está bien atendida", defiende la psicogerontóloga Esther Camacho.
Manel Sánchez es el psiquiatra que preside la Sociedad Española de Psicogeriatría y explica que hasta una época reciente no había una necesidad "tan manifiesta" de abordar esta cuestión. "Ha crecido exponencialmente en poco tiempo relativamente y no se está respondiendo con la velocidad que se requiere", afirma.
Que se trata de un colectivo olvidado no es solo una opinión compartida por ambos expertos. La Confederación Salud Mental España dedica un capítulo a esta cuestión en su último estudio, bajo el nombre de La gran ignorada salud mental de las personas mayores. En él, se aborda, entre otras cuestiones, que la prevalencia de depresión en este grupo es "sensiblemente más alta" que en la población general.
En la salud mental de la tercera edad influyen factores que son propios de esta etapa vital, asegura Camacho, como pueden ser la jubilación, la pérdida de seres queridos, cambios físicos y cognitivos o enfermedades crónicas, que acaban afectando al bienestar psicológico. “Todo esto puede influir en un mayor riesgo de vulnerabilidad emocional”, resume.
La coordinadora del grupo de Demencia de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, Belén González, insiste en que a partir de cierto momento se lleva una "mochila importante" de carga vascular y de experiencias vitales que hace que se cuente con "mucha más predisposición" a tener problemas de salud mental, a la vez que se tiene menos herramientas para enfrentarse a ello.
Las patologías mentales más prevalentes en mayores
Sánchez, que también forma parte del Comité Ejecutivo de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM), sintetiza las patologías más frecuentes en este grupo poblacional son la ansiedad, los trastornos afectivos —depresión, delirios y trastorno bipolar— y el deterioro como consecuencia de problemas cognitivos desde leves hasta demencias avanzadas.
Además, existen diferencias en cuanto al género, ya que las mujeres suelen padecer más ansiedad y depresión, mientras que el abuso de sustancias es mayor en hombres. "La depresión y la ansiedad no solo se asocian más a ellas, sino que también lo manifiestan de forma diferente. Suelen pedir más ayuda y ellos tienden más a aislarse", añade Camacho.
"Con la creciente digitalización, encontramos que el juego o la adicción a las compras online están presentándose especialmente en mujeres"
Por otra parte, las adicciones también forman parte del cómputo de la salud mental de estas personas. Camacho afirma que, aunque suele ser más común en jóvenes, los ancianos también pueden sufrirla, especialmente al alcohol, a las benzodiazepinas y a otros medicamentos, en algunas ocasiones, consecuencia de la automedicación.
Más allá de la patología asociada a una sustancia, los cambios sociales y tecnológicos están provocando el desarrollo de otras patologías: "Con la creciente digitalización, encontramos que el juego o la adicción a las compras online están presentándose especialmente en mujeres. Aunque se está observando que aumenta también en otros grupos, llama mucho la atención en personas mayores, donde se está volviendo un problema", comenta. La soledad no deseada también puede ser un factor que contribuya a esta cuestión.
El estigma de la salud mental a tres niveles
A pesar de que todo apunta a que el estigma de la salud mental está siendo superado de manera general por la sociedad, aún es una tarea pendiente en la tercera edad. "Está cambiando, pero más lentamente. Existe la idea de que la mayoría de este tipo de problemas viene con la edad, que es una maldición y, por tanto, no hay que hacer nada: ni investigar, ni ir al médico, ni hacerse ninguna prueba, ni mucho menos tratarlos. Esto es un gran error que se asocia a algo que está muy en boga, el edadismo o discriminación por edad", resume el psiquiatra.
Este estigma, por tanto, llega a los sanitarios que "dilatan mucho o simplemente hacen negligencia de una investigación más a fondo porque consideran que va con los años". Este pensamiento también lo comparten los propios ancianos e incluso sus familias.
Camacho sostiene que las consecuencias son "devastadoras". "Muchos no buscan ayuda por miedo a ser percibidos como débiles e incapaces, sobre todo los varones, que se van aislando. Esto nos lleva a un infradiagnóstico y que los problemas se vean como una vergüenza, lo que afecta mucho a su salud mental. Como sociedad se subestima la importancia que tiene esta salud mental en ellos", asegura Camacho.
Pese a que se trata de una cuestión que se ha de resolver, Sánchez se muestra positivo ante el futuro: "Es probable que las próximas generaciones no tengan tanta dificultad para asumir que están sufriendo un problema psicológico y que acudan a un profesional".
El futuro de la salud mental en mayores
Si se habla del futuro de la salud mental en mayores, resulta relevante tener en cuenta aspectos demográficos como el aumento de la esperanza de vida. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que en 2030, una de cada seis personas en el mundo tendrá 60 años o más. Pero, ¿de qué manera afectará? "Hay dos grandes factores relacionados. El primero se centra en las enfermedades neurodegenerativas, que se dan con más frecuencia a más edad. Si en una población la proporción de personas de más de 75 años va creciendo, la posibilidad de que veamos más demencias en esa población es mucho mayor", relata Sánchez.
El segundo punto se relaciona con que actualmente, con condiciones de salud precarias, se puede sobrevivir muchos años debido a los avances médicos. "Hay muchas patologías crónicas y no es lo mismo convivir con una de ellas que sea limitante durante dos que años que durante 15. El desgaste y la presión que supone puede generar depresión o ansiedad", recuerda.
González considera que los próximos ancianos tendrán más problemas de salud mental, a pesar de que llegarán mejor cuidados desde un punto de vista orgánico. "Las personas mayores de ahora han vivido situaciones mucho más estresantes y han desarrollado herramientas", insiste.
Más formación, recursos e investigación
Estos especialistas han elaborado una receta para mejorar la salud mental en la tercera edad a distintos niveles con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, que se celebra cada 10 de octubre. González se apoya en la necesidad de hacer un cambio de chip en la sociedad. "Hay que poner en valor el envejecimiento, resaltar lo positivo de la parte negativa. A nadie le gusta el cambio, por lo que hay una labor social importante", defiende.
Otra cuestión imprescindible es una mayor investigación al respecto, ya que aunque se está avanzando "muchísimo", no hay un corpus científico suficiente, tal y como sostiene Sánchez.
"Es fundamental tener un enfoque multidimensional e integral. Hay que centrarse en cada persona y en sus necesidades, sabiendo lo qué problemas pueden tener en ese grupo de edad. Además, se puede fomentar la creación de redes de apoyo social para garantizar el acceso a los servicios de salud mental especializados, ofreciendo intervenciones psicosociales adaptadas a sus necesidades", resume Camacho.
"Cuando las personas se encuentran mal tienden a acudir más a su médico de cabecera. Por tanto, pueden ser un radar para detectar"
Estos sanitarios también abogan por una mayor formación de los profesionales que pueden atender a estas personas: desde especialistas en salud mental hasta geriatras. Precisamente, son los facultativos uno de los tres "radares" que pueden detectar estas patologías: "Muchas veces las personas, sobre todo las mayores, cuando se encuentran mal tienden a acudir más a su médico de cabecera. Por tanto, pueden ser un radar para detectar depresión, ansiedad, una situación de soledad e incluso de violencia". Pero estos no son los únicos, pues otros agentes como los farmacéuticos e incluso los familiares pueden identificar estas patologías y acercar a las personas mayores.
En la estrategia de la OMS para la prevención y promoción de la salud mental en los adultos mayores se encuentran otro tipo de medidas que también tienen en cuenta cuestiones como la inseguridad financiera y la desigualdad de ingresos y programas para garantizar viviendas y transportes seguros y accesibles.