Choques en el Barrio Latino de París entre la policía y estudiantes durante el mes de mayo de 1968 (© Jean-Pierre Rey)
La socióloga francesa Anne Querrien, que participó activamente en las revueltas de París como parte del Movimiento del 22 de mazo, analiza el ensayo revolucionario 50 años después
El ensayo revolucionario que por un momento, aunque apenas fueran unos días, sacudió los cimientos de la Francia gobernada porCharles de Gaulle acabó fracasando. Las aspiraciones anheladas en las revueltas estudiantiles del Mayo del 68 –con el ideario comunista como referente en el plano político y la defensa de mayores libertades sexuales, en lo social– se fueron desvaneciendo tras la implacable represión del Gobierno francés. Hasta nuestros días.
O al menos así lo ve la socióloga francesa Anne Querrien, que participó activamente en las revueltas de París como parte del Movimiento del 22 de marzo, motor de las movilizaciones lideradas por Daniel Cohn-Bendit y Serge July, entre otros, desde la Universidad de Nanterre. “El Mayo del 68 no tuvo éxito”, señala la también urbanista cuando se cumplen 50 años de las protestas. “Hoy Francia es para los ricos”, añade la activista de 70 años para LaVanguardia.com durante su visita a Barcelona para participar en la mesa redonda ‘Arte y Política’, organizada esta semana por la Fundación ideograma en el marco de la exposición “Mayo del 68 ¡Arde!”.
Anne Querrien
Soñábamos en un mundo comunista donde todos éramos iguales pero quedaba un largo camino por recorrer”
Recuerda Querrien que todo se fraguó en las asambleas que aglutinaban cada viernes a los estudiantes de izquierdas en la cafetería de la facultad ubicada en un barrio obrero de la capital francesa. Cuenta la mujer, que por aquel entonces era una doctoranda en sociología que compaginaba los estudios con un trabajo en un centro de formación para adultos, que lo que empezó como “algo para pasarlo bien” –en sintonía con el carismático Cohn-Bendit, “siempre muy divertido”, dice– acabó convirtiéndose en algo más serio. Ella, miembro del sindicato estudiantil Union National des Etudiants de France, tomaba nota, escribía las actas de las asambleas y editaba y publicaba los folletos.
“Soñábamos en un mundo comunista donde todos éramosiguales pero quedaba un largo camino por recorrer”. Marx, Che Guevara y Mao Zedong sonaban como referentes, pero fue la oposición a la guerra del Vietnam el mayor catalizador de las protestas. “Me enfrenté a uno de mis profesores porque defendía que Estados Unidos lo estaba haciendo muy bien en Vietnam: ‘¿Cómo explica entonces que las tropas estadounidenses estén perdiendo la guerra?’, le espeté”. La anécdota refleja el ambiente que se respiraba aquellos días, en los que los estudiantes confrontaban a las autoridades universitarias para reclamarles cambios a lo que consideraban un sistema universitario anticuado.
Los estudiantes se encerraron en la Universidad de Nanterre el 22 de marzo de 1968, protesta que dio nombre al movimiento. Tras ello, hubo varios episodios de choques entre estudiantes izquierdistas defensores del Viet Cong, y estudiantes neofascistas partidarios de las tropas estadounidenses en Vietnam. “Vinieron los maoístas [estudiantes seguidores de Mao Zedong] y nos enseñaron técnicas de lucha (empleadas durante la Revolución china de 1949) para que nos defendiéramos de los fascistas. Pero al final no las usamos”, recuerda Querrien con tono divertido.
La agitación posterior ocurrió muy deprisa: el cierre de Nanterre, las manifestacones y huelgas estudiantiles con la Universidad de la Sorbona como epicentro y el Barrio Latino como campo de batalla de los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes, las huelgas de los trabajadores y las manifestaciones de los partidos de izquierda pidiendo la dimisión de De Gaulle. “Si el Mayo del 68 hubiera sido solo un movimiento estudiantil no se hubiera recordado”, apunta Querrien en referencia al respaldo que obtuvieron por parte de millones de trabajadores, muchos de los cuales, menores de edad, tenían entre 15 y 21 años, según recuerda.
Anne Querrien
La represión del movimiento fue brutal, aunque discreta”
Pero el presidente francés respondió a la insurrección con mano de hierro. “La represión del movimiento fue brutal, aunque discreta: no hubo muertos pero sí mucha represión”, afirma la socióloga mientras recalca que el derecho de reunión fue aniquilado hasta tal punto que la policía “disolvía grupos de tres personas que iban juntas por la calle”.
De Gaulle avanzó las elecciones a junio e impidió que los partidos de izquierda se presentasen juntos. La jugada le salió bien: la derecha obtuvo la mayor victoria en toda la historia de Francia.
Querrien, que asegura que el espíritu del Mayo del 68 sigue vivo dentro de ella, confiesa que a pesar de todos los acontecimientos en contra del movimiento que se sucedieron durante mayo y junio, ella siguió confiando en que el cambio a otro mundo era posible hasta principios de julio. “Pero recuerdo que el 10 de julio fui a las Galerías Lafayette porque quería comprarme un vestido de seda para ir a las celebraciones por la Toma de la Bastilla del 14 de julio. Ya no hacía falta llevar pantalones baqueros y jerséis de marinero”, su ‘uniforme’ para las protestas. Así dio las revueltas por terminadas.
Hoy queda poco de aquel Mayo del 68 en la Francia gobernada por Emmanuel Macron, de acuerdo con Querrien, quien ve el presidente francés como el mejor de los peores males entre el elenco de “malos políticos” que ofrece ahora el país, dice. El presidente galo es, a su juicio, la única alternativa válida que está a favor de la Unión Europea. “Y yo soy pro Europa; y estoy en contra de los populistas, da igual de donde provengan”, apunta en relación al movimiento de izquierdas Francia Insumisa que presentó a Jean-Luc Mélenchon como candidato en las elecciones presidenciales de 2017. Y en cuanto a los socialistas, “no son nada en esto momento”.
“El problema es que Francia es para los ricos –insiste–, excepto algunas iniciativas llevadas a cabo por grupos de activistas”, insiste Querrien. Por lo que a ella se refiere, reconoce que ya no puede ir a las manifestaciones porque camina más lento que los manifestantes hasta el punto de que un día se cayó al suelo empujada por la turba. Pero sigue activa, escribiendo en dos revistas, apoyando un movimiento ecologista francés, así como dando testimonio de un episodio que, a pesar de su rápida sofocación, inspiró posteriores revoluciones.
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