viernes, 31 de mayo de 2024

El fracking no puede hacer más: los pozos de petróleo se secan y no hay reemplazo a la vista

 


  • Las plataformas activas buscando nuevo petróleo no paran de caer
  • Capital Economics: "La producción de petróleo de esquisto comenzará a caer"
  • "La caída de producción de los antiguos superará a la de los nuevos"



El boom del fracking (fracturación hidráulica) y del shale oil (petróleo de esquisto) ha sido clave para mantener el precio del petróleo en niveles relativamente asequibles en la última década. Sin esta industria que ha permitido duplicar la producción de petróleo en EEUU, el barril de crudo probablemente habría sido mucho más caro ante el drástico crecimiento de la demanda en China y la India. Sin embargo, tras una década dorada (con sus altos y sus bajos),el fracking ya no puede hacer más por los consumidores de crudo. Todo hace indicar que la industria ha tocado techo y a partir de ahora comenzará a vivir una suerte de consolidación que terminará en una caída de la producción de este petróleo ligero y dulce que ha calmado la sed de crudo global.

De los 13 millones de barriles que produce EEUU cada día, alrededor de 8 millones son de shale oil o petróleo de esquisto extraído tras fracturaciones hidráulicas del terreno que permiten llegar al crudo que albergan estas formaciones. El crecimiento ha sido espectacular, puesto que en 2013 apenas se producía petróleo a través de esta técnica. Una sola región ha tenido casi el 100% de la culpa de toda esta revolución: la Cuenca Pérmica, situada entre Texas y Nuevo México, produce 6 millones de barriles de crudo cada día. Al igual que el resto de la industria, son cada vez más los expertos que hablan de un proceso ya de consolidación (en lugar de crecimiento) o incluso que aseguran que la Cuenca Pérmica se está 'secando'.

La Cuenca Pérmica de EEUU es el gran icono de la industria petrolera del país. Una zona semidesértica en la que se atisban en lontananza bombas extractoras, torres de perforación y grandes camiones cisterna, que transportan crudo y los fluidos necesarios para implementar la fractura hidráulica (fracking) y extraer el petróleo no convencional, producido a partir de esquistos bituminosos.

Esta región se ha convertido en el corazón petrolero del país gracias formación geológica extremadamente favorable que ha permitido a las petroleras americanas disparar su producción en 'casa'. Esta bonita historia está llegando a su final por varios factores. Frente a los que argumentan que el petróleo recuperable pronto empezará a escasear, hay quien dice que son las propias fuerzas del mercado las que van a provocar más pronto que tarde un descenso de la producción en esta zona.

Todo hace indicar que ha comenzado el ocaso del fracking: "Esperamos que la producción de petróleo de esquisto de Estados Unidos alcance su punto máximo este año para empezar a contraerse 2025, impulsada por una combinación de una mayor consolidación de la industria, una productividad que ha comenzado a estancarse y por la caída de los precios del petróleo. A pesar de esta reducción de la oferta de esquisto estadounidense", aseguran desde Capital Economics.

Aunque esta vez parece la definitiva, no es la primera vez que los analistas pronostican el principio del fin del crecimiento de la industria del fracking americano. Ya en 2023, los economistas de Bank of America Merryll Lynch vaticinaron un estancamiento inmediato que no llegó a producirse, puesto que en 2023 y parte de 2024, la producción de shale oil ha seguido aumentando ante un mayor aprovechamiento de cada pozo de petróleo ya perforado y en funcionamiento. Cada gota de petróleo cuenta.

Los tres lastres del shale oil

Joe Maher, economista de Capital Economics, concede este punto a favor de la industria del shale oil, pero cree que pese incluso esta técnica de aprovechar al máximo cada pozo gracias a la perforación horizontal (se puede acceder a una mayor cantidad de crudo) también tiene límites: "La producción estadounidense de petróleo de esquisto ha seguido expandiéndose a pesar de la consolidación y la disminución en el número de plataformas de perforación en busca de petróleo. Sin embargo, creemos que la producción de petróleo de esquisto de Estados Unidos se está acercando rápidamente a un máximo y disminuirá ya el próximo año". Aunque el fracking de EEUU no tiene sustituto, otros paísesArgentina están viviendo su particular boom de la fracturación hidráulica, que solo podrán compensar muy parcialmente la recesión de esta industria en EEUU.

Maher explica que el crecimiento de la productividad de los nuevos pozos petroleros ha comenzado a desacelerarse con intensidad. "A medida que el crecimiento de la productividad de los pozos nuevos se desacelere y los pozos más antiguos vayan madurando (se vayan quedando sin petróleo), siempre en ausencia de un repunte en el número de plataformas, la caída en la producción de los pozos más antiguos probablemente pronto superará la producción de los pozos nuevos". Las petroleras de EEUU están reduciendo el número de plataformas operativas de petróleo y gas natural. La semana pasada se contabilizó la cantidad más baja desde enero de 2022, según el último informe de Baker Hughes. El recuento total de plataformas de petróleo y gas se redujo en ocho a 605 en la semana que terminó el 3 de mayo, 143 que hace un año.

"En segundo lugar, la adquisición por parte de ExxonMobil de Pioneer Natural Resources, el mayor productor de shale oil de Texas, por 64.500 millones de dólares, probablemente abra la puerta a una mayor consolidación en la industria del esquisto... con todo esperamos que la tendencia hacia una mayor consolidación conduzca a que toda la industria se centre más dar dividendos a los accionistas en lugar del crecimiento de la producción", aseguran desde Capital Economics.

Pero la puntilla final será la caída de los precios del petróleo que Capital Economics prevé para el próximo año: "Los precios del petróleo bajarán para finales de 2025, lo que volverá a rebajar el número de plataformas activas buscando crudo. Aunque sospechamos que la relación entre el número de plataformas y el precio del petróleo seguirá siendo débil, la caída de la rentabilidad terminará pesando sobre la producción".

Teniendo en cuenta todo lo anterior, los analistas de Capital Economics creen que la producción de petróleo de esquisto de Estados Unidos tocará techo este mismo año en los 8,8 de barriles diarios y se comenzará a contraer ya este 2025: "Dado que la producción de petróleo de esquisto representa alrededor de dos tercios de la producción total de crudo en Estados Unidos, creemos que el crecimiento de la producción de crudo se contraerá ya un 1% en 2025".


USANDO ROBOTS E IA Un nuevo proyecto afirma que podrá trasplantar cabezas humanas en una década



Concepto de los robots que la compañía quiere desarrollar para transplantar cabezas humanas a otros cuerpos. 
(BrainBridge)



Ell biólogo molecular y autodenominado divulgador científico Hashem Al-Ghaili ha presentado un ambicioso proyecto llamado BrainBridge. Su objetivo: trasplantar cabezas humanas en sólo diez años usando




Ell biólogo molecular y autodenominado divulgador científico Hashem Al-Ghaili ha presentado un ambicioso proyecto llamado BrainBridge. Su objetivo: trasplantar cabezas humanas en sólo diez años usando robótica avanzada e inteligencia artificial capaces de realizar estas cirugías complejas de forma automática. Y aquí caben dos opciones: que Al-Ghaili tenga éxito donde muchos otros se han estrellado o que se le haya ido la cabeza, literal y figurativamente.

Al-Ghaili piensa que el uso de sistemas robóticos de alta velocidad para realizar trasplantes de cabeza con precisión es posible y que sólo es cuestión de tiempo que puedan realizarse, algo con lo que es difícil de no estar de acuerdo. El problema está en cuánto tiempo. Dado el tiempo suficiente, la ciencia nos ha demostrado que todo es posible. Aquí, lo problemático es que acierte a conseguirlo en sólo diez años pero, quizás con la aceleración exponencial en la tecnología de IA y robótica, no sea tan descabellado.


El plan

El procedimiento propuesto por Al-Ghaili implica el corte cuidadoso de la cabeza de un paciente para luego implantarla en un cuerpo donante. El desafío crítico radica en volver a conectar la médula espinal, los nervios y los vasos sanguíneos, algo extremadamente difícil. El proyecto de BrainBridge plantea utilizar adhesivos químicos patentados y polietilenglicol, sustancias que se supone facilitan la fusión de estos tejidos.

"Estoy encantado de anunciar BrainBridge, el primer concepto del mundo para un sistema de trasplante de cabeza, que integra robótica avanzada e inteligencia artificial para ejecutar procedimientos completos de trasplante de cabeza y cara", escribió Al-Ghaili en la red social X. Según él, esta tecnología ofrece nuevas esperanzas a los pacientes con cáncer y parálisis. La otra aplicación obvia sería ampliar la vida para convertinos en inmortales a costa de otros humanos.

Al-Ghaili afirma que la hoja de ruta del proyecto BrainBridge tendrá que comenzar con cirugías exitosas para la fusión de la médula espinal antes de avanzar a trasplantes completos de cabeza. Su intención, asegura, es reclutar a los mejores talentos médicos y superar los titánicos retos que el proyecto tiene delante durante un periodo de ocho años. Casi nada.


Extremadamente difícil

Obviamente, esta hoja ruta ya no es sólo ambiciosa, sino totalmente descabellada. Aunque ha habido avances considerables en la medicina de transplantes y la reparación de nervios utilizando células madre, estamos todavía muy lejos de conseguir los logros que persigue Al-Ghaili, del que ya sabemos que ha promovido otros proyectos descabellados, como una matriz artificial para la gestación humana desde cero. Por otra parte, esa idea está basada en realidades científicas que pueden entrar cualquier día en sus primeros ensayos clínicos.


placeholderLos terroríficos robots para transplantar cabezas. (BrainBridge)
Los terroríficos robots para transplantar cabezas. (BrainBridge)



La idea de los trasplantes de cabeza tampoco es nueva. La experiencia más notable de la historia reciente fue la del neurocirujano italiano Sergio Canavero. En 2015, Canavero anunció su intención de realizar el primer trasplante de cabeza humana en 2017. Su método consistía en enfriar tanto la cabeza como el cuerpo del donante para evitar la muerte celular, y luego usar un pegamento biológico especial para fusionar la médula espinal. Sin embargo, los esfuerzos de Canavero no avanzaron más allá de los experimentos preliminares con animales y cadáveres. Su logro más significativo fue el intercambio parcial de partes del cuerpo en dos cadáveres, algo que, lógicamente, no demostró la viabilidad del procedimiento en seres vivos.

El concepto de trasplantes de cabeza ha fascinado a escritores y artistas desde que el ser humano comenzó a imaginar, apareciendo a menudo en los géneros de ciencia ficción y terror. El Frankenstein de Mary Shelley es un buen ejemplo y, de hecho, se puede considerar como la primera exploración de la idea de los trasplantes.

Por ahora, el proyecto de Al-Ghaili va poco más allá de la literatura basada en la ciencia médica actual y las predicciones de la ciencia-ficción. Está por ver si realmente lo logra en diez años o si llegará décadas después, de la mano de otros científicos y cirujanos especializados.



Cuando ChatGPT falla y puede poner en riesgo la vida de los pacientes



(EFE / Rayner Peña R)



La inteligencia artificial lleva meses acaparando titulares por su potencial en investigación y toma de decisiones. Pero también cuenta con limitaciones en el diagnóstico y tratamientos




La inteligencia artificial lleva meses acaparando titulares por su potencial en la investigación y en la toma de decisiones en Medicina. Pero, pese a su enorme potencial, también cuenta con limitaciones, especialmente en el diagnóstico y en los tratamientos.

Un ejemplo es un estudio reciente, que acaba de presentarse en el congreso de la Sociedad Europea de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas (ESCMID en sus siglas en inglés), que se ha celebrado en Barcelona. Los autores del trabajo compararon los resultados de ChatGPT frente a las recomendaciones de la sociedad científica para el tratamiento de los abscesos cerebrales.

Los resultados, publicados en la revista científica The Journal of Neurology, han demostrado que esta conocida aplicación de inteligencia artificial parece dar respuestas adecuadas en aspectos clave de diagnóstico y tratamiento en muchos de los casos. Pero algunas de sus respuestas podrían poner en riesgo a algunos de los pacientes.

La doctora Susanne Dyckhoff-Shen, del Hospital Universitario LMU de Munich (Alemania) es una de las autoras del estudio. Y, como recalca, “cuando se habla de seguridad de los pacientes, cualquier porcentaje inferior al 100% es un fracaso: estamos fascinados con el conocimiento de ChatGPT sobre el manejo de los abscesos cerebrales, pero tiene algunas limitaciones clave cuando se usa este modelo de inteligencia artificial como dispositivo médico, como un potencial daño a los pacientes y una falta de transparencia sobre qué datos se usan para proporcionar las respuestas”.


20 preguntas para detectar un absceso cerebral

Los abscesos cerebrales son infecciones del sistema nervioso central que ponen en riesgo la vida de los pacientes. Por eso, es preciso identificarlos y tratarlos de manera inmediata para prevenir complicaciones neurológicas graves e, incluso, la muerte. Su manejo se ha basado, de manera tradicional, en la experiencia clínica de los médicos, con pocos estudios en la literatura científica. El año pasado, los responsables de ESCMID se propusieron el desarrollo de guías de práctica clínica para garantizar que estos abscesos se traten de una manera estandarizada.

Y, para comprobar si la inteligencia artificial podía ser una herramienta útil para el desarrollo de las guías, los investigadores formularon 10 preguntas clave a la versión 4 de ChatGPT y compararon las respuestas que las que habían redactado ellos. Además, posteriormente se proporcionó a la inteligencia artificial los mismos artículos que se habían utilizado para elaborar las guías, para ver si proporcionaba respuestas más precisas a otras 10 preguntas.


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(REUTERS / Dado Ruvic)

Del total de 20 preguntas, 17 fueron respondidas con una precisión que ronda el 80-90%. Sin embargo, las respuestas no fueron claras en cuestiones acerca de cómo detener la actividad microbiana antes de la cirugía o qué tratamiento antiepiléptico debía usarse.

Pero quizá lo más llamativo es que, pese a disponer de los artículos científicos, la inteligencia artificial proporcionó dos respuestas que contradecían directamente a la guía de práctica clínica. Y, lo que es más grave: podían haber puesto a los pacientes en riesgo.

Para los autores de la investigación, una de las claves es que ChatGPT usa como datos más recientes los de enero de 2022, “por lo que no tiene acceso ni a datos en tiempo real y a los conocimientos generados tras esa fecha”, alerta la doctora Dyckhoff-Shen.

Para el profesor Mattias Klein, coautor del trabajo y que también trabaja en el Hospital Universitario LMU de Munich, el problema es que ChatGPT “carece de la capacidad de clasificar y sopesar correctamente los datos en función de su calidad científica”. Además, –lo que parece más preocupante– es que “no está claro” qué datos usan para proporcionar las respuestas, ya que los responsables de ChatGPT “no revelan las fuentes, por lo que se corre el riesgo de que se utilice literatura científica dudosa”. Por este motivo, el artículo concluye recalcando que, debido al peligro de dañar a los pacientes, "la experiencia de un comité de expertos continúa siendo ineludible".



jueves, 30 de mayo de 2024

Cómo la nostalgia pasó de ser un "trastorno psicológico" a la emoción que conocemos hoy

 


En algún momento la nostalgia fue considerada como una enfermedad que podía acarrear la muerte.

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La nostalgia tiene algo de mala reputación, particularmente por su reciente influencia en la política y en la sociedad. Se supone que es una emoción que persuade, engaña y seduce a la gente para que tome decisiones electorales.

Por ejemplo, algunos han achacado el Brexit a la “nostalgia por el pasado” de Reino Unido, mientras que el eslogan de Donald Trump “Make America Great Again” (Hacer de América grande otra vez, en español) es quizás la mejor síntesis del poder político de la nostalgia.

Pero, si bien la política de la nostalgia parece ser particularmente potente hoy en día, la emoción tiene una historia larga y turbulenta.

Como exploro en mi nuevo libro “Nostalgia: una historia de una emoción peligrosa”, hay pocos sentimientos tan omnipresentes, aunque difíciles de precisar, como la nostalgia.

Una de las razones de esto quizás sea que la nostalgia, más que otras emociones, ha experimentado una transformación particularmente radical en los últimos tres siglos. Hace apenas cien años, más o menos, no era simplemente una emoción, sino una enfermedad.


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La nostalgia fue identificada en Suiza y se consideraba que los hermosos parajes del país alpino eran los responsables.

Sus orígenes y evolución

Nostalgia fue acuñada por primera vez como término (y utilizado como diagnóstico) por el médico suizo Johannes Hofer en 1688.

Derivada del griego nostos (regreso a casa) y algos (dolor), esta misteriosa enfermedad era una especie de nostalgia patológica. En los pacientes provocaba alteraciones psicológicas como letargo, depresión y confusión.

Pero también tenía síntomas físicos como palpitaciones del corazón, llagas y alteraciones del sueño. Se pensaba que era una enfermedad grave, difícil de tratar y casi imposible de curar.

Para las desafortunadas víctimas, podría resultar fatal, ya que los afectados morían lentamente de hambre.

Desde que se identificó por primera vez en Suiza, se pensó que era una afección peculiarmente suiza.

El país era tan hermoso, su aire tan refinado, que cualquiera que se marchara de él corría el riesgo de sufrir terribles consecuencias físicas.

Se suponía que los estudiantes y los empleados domésticos eran particularmente vulnerables: jóvenes que se habían visto obligados a abandonar sus hogares y luego podrían tener dificultades al regresar a ellos.

La nostalgia azotó los Alpes, pero pronto se extendió por Europa: una pandemia emocional, con picos prominentes en otoño, cuando la caída de las hojas incitaba a los melancólicos a pensar en el paso del tiempo y en su propia mortalidad.

En 1781, un médico de la localidad inglesa Ipswich llamado Robert Hamilton, que trabajaba en un cuartel en el norte de Inglaterra, se encontró con un preocupante caso de nostalgia.

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En los últimos siglos la nostalgia ha evolucionado desde una enfermedad a un transtorno hasta llegar hoy a una emoción.

Su capitán envió a un soldado que se había unido recientemente al regimiento a ver a Hamilton. El hombre sólo había estado en los cuarteles unos meses, era joven, guapo y “bien hecho para el servicio”. Pero “una melancolía se cernía sobre su semblante y la palidez se apoderaba de sus mejillas”.

El soldado se quejó de “una debilidad universal”: un ruido en los oídos y un vértigo en la cabeza. Dormía mal y no comía ni bebía. Suspiraba profunda y frecuentemente; parecía que algo pesaba mucho en su mente.

Todos los tratamientos resultaron ineficaces y fue ingresado en el hospital. Permaneció postrado en cama durante casi tres meses y poco a poco se fue demacrando. Le atacó la fiebre y pasó las noches bañado en sudor. Hamilton esperaba lo peor y lo consideraba una causa perdida.

Una mañana, una enfermera le mencionó a Hamilton que el soldado hablaba obsesivamente de su hogar y de sus amigos. El joven había expresado constantemente su deseo de regresar a casa desde que llegó al hospital. Cuando Hamilton fue a ver al hombre afectado, le preguntó sobre su Gales natal.

El soldado respondió con verdadero entusiasmo, se obsesionó y no dejaba de hablar de los gloriosos valles galeses.

El uniformado le preguntó a Hamilton si le dejaría volver a casa. El médico prometió que tan pronto como su condición física mejorara, podría regresar para un descanso de seis semanas. El paciente revivió ante el solo pensamiento. El joven, ahora muy recuperado, partió hacia Gales con paso alegre.

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La nostalgia es hoy considerada como una emoción más de las que podemos sentir los seres humanos.

Su mutación

Luego, la nostalgia viajó desde Europa a través de los barcos que transportaban a africanos esclavizados a América del Norte. En este punto, todavía no había adquirido la asociación positiva con la autocomplacencia trivial que tiene ahora. En cambio, tenía el poder de matar e incapacitar, y se la tomaba muy en serio.

De hecho, fue una de las principales causas de muerte fuera de combate durante la Guerra Civil estadounidense.

La última víctima registrada de la nostalgia fue un soldado de infantería que luchaba en el frente occidental en 1917.

En el siglo XX la nostalgia cambió. Se separó de la añoranza del hogar y se transformó, primero en un trastorno psicológico y luego en la emoción que conocemos hoy.

Sin embargo, los primeros psicoanalistas veían con malos ojos a la nostalgia y a las personas propensas a padecerla, porque se les creía neuróticos, retrógrados, demasiado sentimentales e incapaces de afrontar la realidad.

Durante la Segunda Guerra Mundial dio motivos para dudar del patriotismo. “¿Por qué un país viejo, a menudo de existencia miserable, se convierte en una tierra de hadas para las víctimas de la nostalgia?”, escribieron algunos psicoanalistas, quienes eran esnobs y creían que la nostalgia era más común entre las “clases bajas” que entre la élite cosmopolita.

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La elección de Donald Trump en EE.UU. o el triunfo del Brexit en Reino Unido, ambos ocurridos en 2016, fueron atribuidos a la nostalgia por los expertos.

Estos puntos de vista, aunque ya no son sostenidos por terapeutas o psicólogos, todavía prevalecen en las discusiones políticas sobre la nostalgia. De hecho, la reputación de la nostalgia hoy en día, particularmente como influencia en la política, la cultura y la sociedad, no es tan melosa.

En 2016, por ejemplo, se invocó la nostalgia como explicación de dos acontecimientos electorales importantes: el éxito presidencial de Donald Trump y la votación del Brexit.

Pero cuando periodistas y analistas utilizaron la nostalgia para explicar estos momentos geopolíticos catastróficos, con demasiada frecuencia la utilizaron como una especie de diagnóstico, algo para explicar decisiones políticas aparentemente descarriadas o irracionales.

Como lo expresó el historiador Robert Saunders, en referencia al Brexit, el debate caracterizó el voto por salir como “un trastorno psicológico: una patología que hay que diagnosticar, más que un argumento con el que abordar”.

Puede que la nostalgia ya no sea una enfermedad, pero no se le ha despojado de todas sus antiguas asociaciones. Para muchos, sigue siendo una explicación de lo que consideran opciones políticas menos progresistas y más irracionales que algunas personas toman.

Si bien ya no es mortal, sigue siendo una emoción peligrosa.


El artículo original fue publicado en The Conversation y reproducido bajo licencia de Creative Commons. Puedes leerlo aquí.

  • Agnes Arnold-Forster
  • Role,The Conversation*
  • 22/05/2024
  • https://www.bbc.com/mundo/articles/cn0w09yz272o