miércoles, 16 de abril de 2025

Estos son los riegos de invertir en criptomonedas y NFTs según Bill Gates: "se basan en la teoría del más tonto"



Bill Gates y el trabajo
COMPUTERHOY



El fundador de Microsoft lanza una pulla hacia Bitcoin y otras criptos afirmando que su "anonimato es utilizado para evadir impuestos" y que "no tienen ningún valor".



El mundo de las criptomonedas, desconocido para muchos, es actualmente una de las inversiones de mayor riesgo que existen, pero también una de las más populares. Su volatilidad en el mercado genera en muchos una especie de escepticismo; sin embargo, son cada vez más los que apuestan por este nicho de las finanzas. De hecho, hay un gobierno entero que se han decantado por invertir recursos públicos en este sector: el de Bukele en El Salvador.

Bill Gates, el famoso fundador de Microsoft, no se corta cuando de criptomonedas se trata. En el pasado, ya había afirmado que no posee criptos porque le gusta "invertir en cosas que tienen resultados valiosos", y ese ha sido su enfoque constante cuando surgen preguntas sobre sus próximos movimiento. Pero, si son tan inestables, ¿por qué hay tantas personas dispuestas a arriesgarlo todo en estas inversiones? Hay quienes dicen que a mayor riesgo mayor ganancia y luego está Gates, que piensa que las criptos se basan en "la teoría del más tonto".


¿Cómo funciona el mundo de las criptos y los NFTs?

La postura del magnate se refleja en la política de Microsoft. En diciembre, los accionistas de la compañía votaron para evaluar una posible estrategia de inversión en bitcóin, pero solo el 0,55 % apoyó la propuesta. En palabras generales, las criptos son monedas digitales que utilizan la criptografía, un sistema que protege la información mediante técnicas matemáticas. Así, aseguran las transacciones y controlan la creación de nuevas unidades.

La gran diferencia con propuestas como el Euro digital es que no dependen de una autoridad central, como un banco o gobierno, y funcionan en una red descentralizada. Es decir, es el libre mercado en toda su expresión lo que significa que existe un riesgo importante de fraude y estafas en el espacio de las criptomonedas y los NFTs.

Los NFTs, por su parte, son activos digitales únicos basados en la misma tecnología criptográfica, pero no son intercambiables como las monedas tradicionales. Cada NFT es único y no tiene un valor equivalente, lo que los hace ideales para representar propiedad digital de cosas como arte, música, videos, objetos dentro de videojuegos, entre otros. Es cierto que este sector ha ido cayendo casi tan rápido como llegó, basta ver lo que piensan los peces gordos de las finanzas sobre la famosa colección de monos de Bored Ape Yacht Club


Se cree que fue un bot el que compró los NFT.20BITS


Los riesgos de las criptomonedas, según Bill Gates

La teoría del más tonto se explica mediante un inversor haciendo algo tonto con la esperanza de que alguien haga algo incluso más tonto. Gates ha recordado una y otra vez que las criptomonedas, como el Bitcoin, carecen de un respaldo tangible que justifique su valor, considerándolas "inversiones altamente especulativas". Los inversores compran activos sobrevalorados esperando venderlos a precios más altos sin considerar su valor intrínseco.

El fundador de Microsoft también ha expresado su preocupación por el potencial daño que las criptomonedas pueden causar a inversores menos informados, debido a su volatilidad y falta de fundamentos económicos sólidos. Ha advertido que las personas pueden perder grandes cantidades de dinero al invertir en estos activos sin comprender completamente los riesgos involucrados.

Bill Gates también ha destacado que el anonimato que ofrecen las criptomonedas puede ser utilizado para actividades ilegales, como la evasión de impuestos y el lavado de dinero, lo que añade una capa adicional de preocupación sobre su adopción y regulación.



NOTICIA28.03.2025 - 11:37H
https://www.20minutos.es/lainformacion/economia-y-finanzas/riegos-invertir-criptomonedas-nfts-segun-bill-gates-teoria-mas-tonto-5695368/

El 'asesino' no fue China: Pekín tiene buenos motivos para no volar por los aires el mercado de deuda de EEUU

 

Foto: Alamy


  • El crash en los bonos americanos apuntaba a una 'venganza' china
  • Pero el golpe se produjo en horario de negociación estadounidense



Una cosa es tener un arma y otra muy distinta disparar con ella. Cuando la semana pasada los rendimientos de los bonos del Tesoro de EEUU se disparaban sin medida, muchos cuellos se giraron hacia China. El gigante asiático, especial perjudicado de los aranceles de Donald Trump e importante tenedor de bonos del Tesoro, se convertía en el principal sospechoso de las ventas masivas. Pekín lleva ya tiempo deshaciendo poco a poco sus tenencias de deuda americana (ha pasado en pocos años de superar el billón de dólares a unos 760.000 millones actualmente) y el relato encajaba a la perfección: la 'venganza' china de la que tanto se ha hablado estaba servida. Sin embargo, a falta de datos definitivos, parece que el 'crimen' lo cometieron otros y Pekín, más allá de alguna venta puntual en el fragor del momento, se mantuvo a la expectativa. A fin de cuentas, aunque mantenga el 'arma' cargada, tiene buenos motivos para no empezar a disparar sin control.

Pongámonos en situación. Trump anuncia una agresiva salva arancelaria contra el resto del mundo, especialmente lacerante en el caso de China. Los mercados sucumben ante el temor una escalada en la guerra comercial que conduzca a una recesión global. Al principio, como tradicional activo refugio avalado por décadas de seguridad, el bono americano se compra (sube el precio, cae la rentabilidad exigida). Pero enseguida algo empieza a cambiar y los rendimientos se hunden. Las ventas se abren paso y la primera explicación es que los inversores (especialmente los extranjeros) están dejando de ver a EEUU como un lugar seguro en el que aparcar el dinero. El bono americano a 10 años (el T-Note, la nota de referencia), pasa rápidamente de perforar el 3,9% a coquetear con el 4,5% el mismo lunes. El viernes, en otra oleada de incertidumbre, rozó el 4,6%.

Poco a poco, trascienden más detalles. Bloomberg no tardaba en informar de que el grueso de las ventas correspondían a fondos de cobertura (hedge funds) americanos altamente apalancados prestos a deshacer posiciones. El conocido como basis trade volvía a entrar en juego. Esta 'negociación de base' (traducido de forma muy simplista al español) es un tipo de operación la que los fondos especulativos tratan de explotar las pequeñas diferencias entre los precios de los bonos del Tesoro y sus equivalentes en el mercado de futuros. Christopher Wood, director global de estrategia de renta variable de Jefferies, duda que exista una práctica de dumping de las tenencias de bonos del Tesoro de China como represalia, a pesar de la provocación arancelaria y apuesta por este basis trade.

La estrategia consiste en la compra de un determinado instrumento financiero o materia prima y la venta de su derivado correspondiente. La 'base' puede definirse como la diferencia entre el precio al contado de un determinado activo del mercado al contado y el precio de su correspondiente contrato de futuros, explica el académico en derivados John Hull en su libro de referencia sobre la materia. Esta operativa ya ha metido al mercado de bonos del Tesoro en problemas en otras ocasiones, como en 2019 y en 2020.

Otras pruebas de que China no habría apretado el 'botón del pánico' empiezan a llegar. En una nota para clientes, Stephen Spratt, estratega de Société Générale, da un dato clave: el grueso de las recientes ventas masivas se concentró en el horario de negociación estadounidense, dándose la dinámica contraria fuera del mismo. "A pesar de que se habla activamente de flujos de venta extranjeros, los tipos estadounidenses han bajado este mes fuera del horario de negociación estadounidense".

"Si China estuviera vendiendo, los rendimientos de la parte delantera de la curva (bonos a corto plazo) deberían ser más altos, pero no lo son, por lo que dudamos que sea China la que está vendiendo", lanza con aplomo Prashant Newnaha, estratega de TD Securities con un cuarto de siglo de experiencia en bonos de EEUU. "Esta venta de bonos del Tesoro se produce principalmente en el extremo largo de la curva, y habla de una reasignación más amplia de los inversores", añade. Los rendimientos de los bonos estadounidenses a cinco años avanzaron 36 puntos básicos la semana pasada, el máximo desde marzo de 2022. En comparación, los de los bonos a 30 años subieron 48 puntos básicos.

Los analistas de JPMorgan Chase han calculado en una nota para clientes que cada descenso de 300.000 millones de dólares en las tenencias oficiales extranjeras de bonos estadounidenses elevaría el rendimiento a cinco años en unos 33 puntos básicos. Si las tenencias oficiales de China rondan los 700.000 millones de dólares, esto sugeriría que una parte considerable tendría que haber sido vendida si Pekín estaba realmente detrás de esta liquidación, lo que de momento parece improbable.

Desde Capital Economics, su estratega Mark Williams arroja más luz en un completo informe sobre las tenencias de China en dólares: "Los datos disponibles no ofrecen una respuesta definitiva sobre si las ventas de instituciones chinas contribuyeron a la reciente volatilidad del mercado de bonos estadounidense. Sin embargo, los gestores estatales chinos de activos extranjeros aún parecen tener más de la mitad de sus carteras invertidas en los mercados estadounidenses, a pesar de las presiones geopolíticas de los últimos años. Esto se debe a que carecen de alternativas atractivas fuera de China, y mucho menos dentro del país. Una venta forzosa de estos activos empobrecería a China más que perjudicaría a EEUU".

"No se puede descartar que las instituciones chinas estuvieran detrás de las fluctuaciones del mercado de la semana pasada, pero la evidencia circunstancial sugiere lo contrario. Es casi seguro que los gestores de reservas de China estuvieron activos en el mercado, dada la magnitud de las fluctuaciones cambiarias, ya sea el propio Banco Popular (PBoC) o los bancos estatales que actúan como representantes del banco central. Por un lado, el dólar experimentó fluctuaciones inusualmente severas, y el Banco Popular de China considera que parte de su labor es limitar la volatilidad entre el yuan y el dólar", explica Williams. "Pero no parecen haber sido el factor clave", matiza enseguida el experto. En otras palabras, es probable que China vendiera dólares, pero habría sido un vendedor entre muchos.

La cuestión de si la tenencia de activos estadounidenses por parte de China le otorga influencia es un tema recurrente y volverá a surgir, dadas las tensiones entre ambos países. De lo que no se habla tanto es de si a Pekín le interesa disparar y en Capital Economics opinan que no. "Las principales instituciones estatales chinas poseen al menos tres billones de dólares en activos. Esto significa que a China le interesa mantener su valor. Precipitarse deliberadamente una liquidación sería autolesivo. La única circunstancia en la que esto tendría sentido sería si China creyera que EEUU está a punto de congelar o incumplir sus obligaciones con los inversores chinos", plantea Williams.

Según esta tesis, a China le interesa que el valor de sus activos extranjeros no caiga, ya sea por la bajada de los precios de los bonos estadounidenses o por la depreciación del dólar. La combinación de ambos factores la semana pasada supuso un doble revés para los propietarios extranjeros de activos estadounidenses. El 71% de los activos extranjeros de los bancos estatales chinos están denominados en dólares (y el 93% de sus bonos extranjeros). "Esto hace que ellos estén en deuda con EEUU, en lugar de lo contrario", apostilla Williams. Una venta rápida reduciría el valor de los bonos restantes, lo que significa que China incurriría en pérdidas en sus propias inversiones, amplía Michael Pettis, investigador senior de Carnegie con sede en Pekín.

Además, continúan desde Capital Economics, China se enfrentaría a un dilema sobre qué hacer con las ganancias si desinvirtiera a gran escala. Si las repatriara, el yuan se fortaleceríaalgo que no necesitaría precisamente el sector exportador chino en medio una guerra comercial con EEUU. "La venta de bonos del Tesoro por parte de China sería un grave error de cálculo", se muestra de acuerdo Michael Brown, estratega senior de investigación de Pepperstone, explicando también que esa liquidación podría acarrear una apreciación del yuan, "exactamente lo opuesto" de lo que busca Pekín, ha glosado el analista en una entrevista en la CNBC. Si China canalizara esas ganancias hacia mercados desarrollados distintos de EEUU, como algunos especulan que ha sucedido, por ejemplo con los bund alemanes, los gobiernos de esos países protestarían al fortalecerse sus monedas, aclara Williams.

Por otro lado, subraya la investigación de Capital Economics, el daño a EEUU por cualquier venta sería menor de lo que muchos suponen. "Tan pronto como aumentaran las tensiones financieras, la Reserva Federal podría intervenir como comprador o último recurso", resuelve Williams. La capacidad de la Fed para comprar activos denominados en dólares es ilimitada si así lo desea. El banco central de EEUU podría simplemente intervenir y comprar todos los activos de China con un descuento moderado: suficiente para imponer pérdidas a China y evitar la dislocación del mercado financiero. Otros compradores también podrían ver una oportunida en esto.

Una respuesta más agresiva por parte de EEUU, contempla el informe, sería prohibir a los bancos realizar transacciones con entidades chinas, congelando así sus tenencias, como ocurrió con las empresas rusas en 2022. "Esto sería excesivo si China simplemente reasignara parte de su cartera, pero quizá no si se creyera que intenta hundir el mercado", desbroza Williams. Todo dependería de si los inversores lo ven como un caso especial (justificado al considerarse que China ha empezado una guerra financiera, véase lo ocurrido con Rusia) o como una puerta abierta a más impagos selectivos.

Una forma más prudente para China de reducir la exposición al dólar, pone de manifiesto el experto, sería retirar gradualmente los activos de los mercados estadounidenses e introducirlos gradualmente en otros mercados. Hay indicios de que esto ha sucedido en los últimos años y probablemente continuará. Las tenencias publicadas de China de bonos del Tesoro y agencias estadounidenses han estado disminuyendo ligeramente durante una década, mientras que el valor publicado de sus reservas de divisas ha aumentado ligeramente. El valor de los bonos del Tesoro en circulación ha aumentado durante el mismo período, por lo que la proporción de deuda pendiente de China ha disminuido aún más.

No obstante, rubrica Williams, la elevada proporción de activos estatales extranjeros de China en los mercados estadounidenses sigue siendo "sorprendente". "Esto refleja la debilidad de las alternativas existentes: otros mercados occidentales no son refugios seguros frente a los riesgos geopolíticos; los mercados no occidentales no ofrecen activos de reserva seguros y líquidos", concluye su análisis.


China tiene todas las cartas y puede derribar la civilización moderna cuando quiera



Una mina de litio en Chile.



Sabíamos que el quasimonopolio de las tierras raras chino era el arma más poderosa en su arsenal. Ahora, EEUU experimentará el efecto real de la cadena de suministro china. El mundo puede venir después




"China ya ha ganado la guerra de los materiales". Andrew Barron, uno de los mayores expertos en materiales del planeta, no se anduvo con rodeos cuando lo entrevistamos para el documental Control Z sobre los peligros de la dependencia de nuestra civilización del cuasimonopolio de Pekín en minerales de tierras raras. Si no dejamos de depender del monopolio virtual de China en tierras raras, advirtió entonces, podríamos enfrentarnos al colapso del mundo moderno y la economía en unas pocas décadas. Suena a película distópica de ciencia ficción, pero este escenario potencialmente catastrófico comenzó hoy para Estados Unidos, cuando el gobierno de Xi Jinping emitió una suspensión inmediata de las exportaciones de minerales y magnetos de tierras raras, en represalia contra las políticas comerciales del presidente Trump.

Esto no es solo un contratiempo en la cadena de suministro, es una detonación geopolítica con consecuencias directas para la economía y todas nuestras vidas. Pekín controla el 69 % de la minería mundial de tierras raras y un asombroso 85-90 % del refinado y procesamiento, la compleja alquimia que transforma el mineral bruto en los materiales que hacen absolutamente todo lo que es crucial para nuestra vida cotidiana, desde tu teléfono hasta tu ordenador, pasando por tu coche eléctrico y los servidores que hacen que todo funcione. Incluso su cepillo de dientes eléctrico. Si hace ''bip", depende de estos minerales. Y sin el dominio del procesamiento de China, incluso los minerales extraídos en otros lugares son funcionalmente inútiles.

Ahora se han congelado las licencias de exportación de samario, gadolinio, terbio, disprosio, lutecio, escandio, itrio, utilizados para fabricar los potentes imanes en muchos de los motores eléctricos que son cruciales en vehículos eléctricos, robots, satélites, misiles y drones. Pekín también ha prohibido la exportación de los propios imanes (producen el 90 % de los imanes de tierras raras a nivel mundial).

Y esto es solo un aviso con efectos muy graves para industrias importantes, especialmente el sector de la defensa. Si China quisiera, también podría prohibir las exportaciones de litio (controla aproximadamente el 67 % de la capacidad de refinado mundial) y de baterías, de las que controla (el 80 % de la producción mundial). Ahora mismo, muchos ejecutivos de industrias desde Detroit hasta Dresde se asoman al abismo pensando en la posibilidad de una mayor escalada.

Este estrangulamiento no es accidental. Durante décadas, Pekín ha utilizado subsidios estatales, desregulación ambiental e inversiones estratégicas en el extranjero para acaparar el mercado. Mientras Estados Unidos cerraba su última gran mina de tierras raras en 2002 —Mountain Pass, revivida posteriormente en 2017 por MP Materials—, China se aseguró importantes minas de minerales de tierras raras en todo el mundo, especialmente en América del Sur y África, desde el litio de Chile y Bolivia hasta el cobalto en la República Democrática del Congo. Hoy en día, controla el 60 % de la minería de litio, el 77 % de la producción de celdas de batería y el 90 % de la fabricación de imanes de tierras raras. "Esencialmente han monopolizado toda la cadena de suministro de vehículos eléctricos", afirma Barron.

China decide quién recibe qué y cuándo. Incluso las asociaciones con aliados se tambalearán. Australia extrae litio pero carece de capacidad de refinado; la surcoreana LG Chem produce baterías pero depende del grafito chino. Y, por supuesto, habrá un gran problema con los imanes: el neodimio está en casi todas las máquinas que nos rodean. Sin él, todo, desde los coches hasta las turbinas eólicas, se detiene.


placeholderChina tiene el monopolio virtual de todas las materias necesarias para la electrificación y las energía renovables, un plan estratégico que lleva décadas en ejecución.
China tiene el monopolio virtual de todas las materias necesarias para la electrificación y las energía renovables, un plan estratégico que lleva décadas en ejecución.

Efecto dominó

La congelación de las exportaciones de China perturbará enormemente la economía estadounidense y, por ende, la economía mundial. Si Pekín decide ir un paso más allá y usar todo el poder de su cadena de suministro, puede derribar a quien quiera. Esto es lo que pasaría:

1. Automoción

Una escasez de imanes de seis meses también podría detener el 80% de la producción mundial de vehículos eléctricos, lo que costaría a los fabricantes de automóviles 150 000 millones de dólares en ingresos perdidos. Los vehículos híbridos, dependientes del lantano en las baterías de níquel-metal hidruro, se enfrentan a retrasos similares. Estos contratiempos corren el riesgo de prolongar la dependencia de los combustibles fósiles y descarrilar los objetivos climáticos.

Aquí en Estados Unidos, Tesla, Ford y GM dependen del litio refinado en China, mientras que el 80% del cobalto mundial —fundamental para las baterías de alto rendimiento— está controlado por empresas chinas. Como señala Ho-Yin Mak, profesor asociado de Gestión de Operaciones e Información en la Universidad de Georgetown: "No se puede construir un ecosistema de vehículos eléctricos de la noche a la mañana cuando China lo tiene todo".


2. Tecnología y semiconductores

El iPhone de Apple depende de las baterías para la alimentación y del neodimio para la retroalimentación háptica y los altavoces, como todos los teléfonos, ordenadores, tablets, y todo lo que se te ocurra. Western Digital y Seagate requieren tierras raras para los cabezales de lectura/escritura de los discos duros, fundamentales para el almacenamiento de datos. Y no olvidemos los chips: la fabricación de semiconductores depende del europio y el terbio para el grabado.


placeholderA Apple (y al resto de la industria electrónica norteamericana) le crecen los enanos.
A Apple (y al resto de la industria electrónica norteamericana) le crecen los enanos.

3. Energía renovable


Para que se hagan una idea de lo dependientes que somos de las tierras raras chinas para la energía, una turbina eólica típica de 3 megavatios de GE requiere 2 toneladas de tierras raras. Estados Unidos pretende desplegar 30 GW de energía eólica marina para 2030, pero una escasez de imanes podría retrasar el 50 % de la capacidad planificada. Las turbinas existentes se enfrentarán a crisis de mantenimiento. Las piezas de repuesto para instalaciones antiguas, como las de las explotaciones terrestres de Texas, podrían tardar años en conseguirse. La producción de paneles solares, dependiente del terbio y el europio para las células fotovoltaicas, se enfrenta a cuellos de botella similares.


4. Defensa

Al Pentágono definitivamente no le gustará la suspensión de la exportación. Ha advertido que los retrasos en el suministro de estos materiales podrían comprometer la seguridad nacional. Casi todos los aviones y sistemas de armas complejos dependen de las tierras raras, desde los drones MQ-9 Reaper de General Atomics hasta todos los misiles guiados. Todos ellos utilizan imanes de tierras raras para los sistemas de guía. Los actuadores del F-35 de Lockheed Martin dependen del samario-cobalto. Pero lo mismo ocurre con los aviones comerciales de Boeing. ¿Y esos nuevos aviones F-47 que tanto le gustan a Trump? No serán posibles sin estos minerales.


5. Sanidad

Las máquinas de resonancia magnética de Siemens Healthineers dependen de imanes de samario-cobalto para la obtención de imágenes. La escasez retrasará las nuevas máquinas y comprometerá el suministro de piezas de repuesto para el mantenimiento. Esto, a su vez, disparará los costes en todo el sistema sanitario, retrasará los diagnósticos y tensará los sistemas de salud.


placeholderNo está a salvo ni el cepillo de dientes.
No está a salvo ni el cepillo de dientes.

6. Bienes de consumo

Desde auriculares comol los Apple AirPods o los auriculares con cancelación de ruido de Bose hasta los cepillos de dientes Philips Sonicare, todos utilizan motores dependientes de tierras raras. Y si algo tiene baterías recargables, tres cuartos de lo mismo.


7. Industria pesada

Los robots industriales de ABB y las máquinas CNC de Fanuc requieren tierras raras para su funcionamiento de precisión. Una escasez podría perturbar la fabricación mundial, desencadenando despidos e inflación.


Sin escapatoria

La peor noticia es que Estados Unidos no tiene soluciones rápidas para esto. La administración Trump podría acelerar las asociaciones con fabricantes de baterías coreanos como LG Chem, pero ampliar la producción llevará años. De nuevo, Corea del Sur también depende de China, como todos los demás. Y puede que alguno piense que las baterías de litio-ferrofosfato (LFP) que utiliza Tesla ayudarán porque evitan el cobalto. Pero, otra vez más, el litio también está controlado por China y, ¿adivinen dónde se fabrican las baterías de Tesla? ¡Shanghái! La china CATL produce el 75 % de las baterías LFP mundiales.


placeholderChina domina la minería, el refinado y también la producción.
China domina la minería, el refinado y también la producción.

Estados Unidos también carece de infraestructura de refinado. MP Materials —una empresa estadounidense de materiales de tierras raras— inauguró una planta de producción de imanes este año en Texas, pero eso es una tirita en comparación con las necesidades a las que se enfrenta la industria. Y la minería nacional de estos minerales se enfrenta a obstáculos en Estados Unidos. Los depósitos de litio de Nevada se enfrentaron a la oposición local y solo fueron aprobados en octubre de 2024. Mientras tanto, el cobalto de Minnesota permanece sin explotar. Trump puede acelerar todo esto, pero llevará años hacerlo realidad. Incluso si roba todos los minerales de tierras raras de Ucrania, esos depósitos también están en gran medida sin explotar. Y sí, me repito como un disco rayado, pero el refinado está controlado casi por completo por Pekín. Incluso si Estados Unidos pudiera asegurar todos los minerales brutos que necesita, construir refinerías para alcanzar ese nivel les llevará años.

Y olvídad el reciclaje. Los sistemas actuales recuperan menos del 5% del litio. Como nos contó Solomon Asfaw, experto en baterías de la Universidad LUT de Finlandia, en una entrevista en vídeo: «La eficiencia debe alcanzar el 95% para compensar la demanda. De lo contrario, solo estamos retrasando el colapso».

En otras palabras: no hay una solución a corto o medio plazo para esto, lo que hace aún más sorprendentemente asombroso que la administración Trump no lo viera venir. Lo de las tarifas ha sido un movimiento suicida y China tiene todas la cartas para ganar la partida, como le gusta decir al actual inquilino de la Casa Blanca. Estados Unidos puede invertir miles de millones en minas, refinerías y laboratorios, pero, durante algunos años, nuestra economía seguirá siendo rehén de China. Barron tenía razón. La guerra de los materiales terminó antes de que empezara. China ganó. Ahora viene la rendición de cuentas.

Por cierto, a Europa le pasa exactamente lo mismo.




martes, 15 de abril de 2025

¿No se os está haciendo demasiado largo el fin del mundo?



Fuente: iStock



Sé muy bien que la ciencia no predice, sino que plantea posibilidades, pero a los medios de comunicación y a los activistas ecologistas solo les gustan las más negras



Al Apocalipsis sólo puedo reprocharle que sea tan lento. Una vez que te haces a la idea de que la catástrofe total está a la vuelta de la esquina, te entran las prisas. Es algo parecido a empezar a despedirse veinte minutos antes de que se vaya el invitado o esperar a que llegue el camión de la mudanza. La impaciencia fatigosa se presenta cuando el fin está dibujado con claridad en la cabeza.

Desde que era pequeño me han arrojado en la cara la idea del fin del mundo una vez y otra. Meteoritos, catástrofes económicas y políticas, bombas atómicas, epidemias, Alemanias de Weimar y nuevos ascensos del nazismo han dibujado un futuro tan nefasto y polimorfo que cumplo a disgusto mis obligaciones con la Seguridad Social, porque soy incapaz de verme a mí mismo jubilado.

Me han dicho que no voy a llegar a viejo y no paro de cumplir años. Me salen arrugas alrededor de los ojos, canas en la barba y el día menos pensado temo descubrir que me crujen las articulaciones y constatar, lleno de resentimiento, que el famoso fin del mundo sólo me afectaba a mí.

Se ve que al mundo le pasa como a España, que siempre está a punto de romperse pero no hay manera de despedazarla. Parece también que el Juicio Final se tramita en los juzgados españoles por el retraso que lleva.


Una vez que te haces a la idea de que la catástrofe está a la vuelta de la esquina, te entran las prisas


Sea como sea, con la predicción negra a cuestas, hay días en los que me pesa levantarme de la cama. Otro día esperando, pienso a las 7, y luego miro a mis pobres hijos, tan pequeños, y quiero que todo termine para que no le cojan demasiado cariño a la vida. Luego me caliento la cabeza: no me aclaran si les tocará un desierto crematorio o un invierno atómico y no sé ni qué ropa comprarles.

Para 2025, esperaba estar sumergido en el agua producto de la fusión de los casquetes polares, achicharrado por los rayos ultravioleta que pasan por los agujeros de la capa de ozono, derretido bajo la lluvia ácida o, al menos, si la naturaleza no es capaz de ejecutar con profesionalidad su venganza contra nuestra invasión, podrido por los efectos de la radiactividad. Me daría igual si la ha provocado la bomba atómica, un accidente en Valdellós 2 o el vertido incontrolado de residuos.

Ahora tengo todas mis esperanzas puestas en Donald Trump, Vladimir Putin y la Tercera Guerra Mundial. El vértigo de las tertulias me lanza en los brazos de la impaciencia mientras imagino a los soldados rusos y americanos pulsando muchos botones en sus silos de lanzamiento de misiles. También confío un poco en que la inteligencia artificial cumpla con lo prometido por la ciencia ficción, pero cuando una reportera de la tele vuelca un robot humanoide de un empujón me tiro de los pelos.

Los humanos han demostrado ser demasiado adaptativos. Hay gente que vive en el Sáhara y otra que está por encima del círculo polar. Unos beben té hirviendo a cincuenta grados a la sombra y los otros se bañan desnudos por un agujero redondo abierto en el hielo. Si en un páramo tan inhabitable como la península de Arabia surgen ciudades con rascacielos y religiones monoteístas o hay heladerías en Murcia, cómo confiar en que nos llegue el estertor final por calentamiento.

Sé muy bien que la ciencia no predice, sino que plantea posibilidades, pero a los medios de comunicación y a los activistas ecologistas solo les gustan las más negras. En vez de informarnos sobre las posibilidades futuras y ofrecernos trucos para ser capaces de adaptarnos a los cambios, lo que hacen es meternos el miedo en el cuerpo para que nos volvamos idiotas.

No soy de los que niegan que las cosas pueden empeorar por nuestra presencia y nuestro consumo, pero sería muy instructivo que nos dijeran, en cada escenario posible, cómo habrá que cultivar la tierra, transportar y conservar la comida o canalizar el agua. Que cada uno de los colapsos imaginarios se explicara en términos de adaptación, y no de muerte. Pero es que no pretenden informar, ni prepararnos, sino hacernos manejables.

Por eso te dicen que no cojas el coche ni pongas la calefacción para frenar el cambio climático pese a que China, India, Estados Unidos y los volcanes vierten a la atmósfera algo más de vapor de agua y dióxido de carbono que tu Opel Corsa, o que te acostumbres a esa botella con tapón adosado pese a que África entera se ha convertido en un vertedero de plástico, o que asumas esta nueva subida de impuestos por la biodiversidad mientras te limpias el culo con celulosa importada del Amazonas.

Al final, las cosas no cambian tanto, y la prueba es que ya la Santa Madre Iglesia usaba el miedo al infierno con el mismo fin. Aquí lo que más cambia es el vocabulario para tener a la gente controlada. Y ahí siguen los doce apóstoles, convertidos en piedra y esperando al Juicio Final. Como yo.



¿Cuánto dependes de Estados Unidos en tu día a día?

 



Con la llegada de la guerra comercial son muchos los que piensan en dejar de consumir productos estadounidenses. La realidad es que su influencia está presente en muchos aspectos clave



Son las 7 de la mañana del jueves y tu despertador suena un día más. Ayer te quedaste hasta tarde viendo cómo Donald Trump ponía aranceles a todo el planeta y pensando en qué pasaría ahora. Es muy probable que lo primero que hagas según suene la alarma, aun sin darte cuenta, sea tocar un producto estadounidense.


Si te despiertas con el reloj del móvil, esa probabilidad ronda el 100%. Ya tengas un iPhone o un Pixel, que son completamente yanquis, o un teléfono ensamblado en otro país, es casi imposible que el software que dispara ese maldito sonido mañanero no tenga el sello de las barras y estrellas. Un breve gesto que solo es el inicio de un viaje cotidiano en el que tu dependencia de aquel país no parará de crecer.

Desde que Donald Trump iniciase su guerra comercial, son muchos los que han empezado a preguntarse si sería posible hacer una suerte de boicot contra los productos de norteamericanos o reforzar su autonomía de la economía estadounidense. Se han creado campañas para impulsar estas acciones, hay grupos en redes sociales que te ayudan a hacerlo e incluso algunos políticos se lo han dejado caer a sus ciudadanos. Si tú también lo estás barajando, aquí va un ilustrado texto en el que ver hasta qué punto el Made in USA se entrelaza con nuestra vida diaria.

Ya sea durante tu aseo mañanero, en tu jornada laboral o cuando disfrutas de tus momentos de ocio, Estados Unidos está presente en cada uno de los pasos que das. Obviamente, su tecnología está en tu móvil, pero su influencia no se queda ahí. Con el país de Trump compartimos algunas de las marcas más reconocidas y consumidas en España, algunas de las medicinas más recetadas y hasta los lugares donde hacemos la mayoría de las compras.

Cuando estalló la guerra de Ucrania, pocos fueron los que se resistieron a aislarse de la economía rusa. Pero algo parecido es prácticamente imposible para EEUU. Como cuenta Enrique Feás, economista e investigador principal del Real Instituto Elcano, dejando marcas e inversiones aparte, el problema no es tanto por la cantidad de productos que importamos, sino por la calidad de los mismos. “Nuestro comercio con EEUU no es tan importante por la cantidad de lo que les compramos, sino porque son productos de sectores clave, como el farmacéutico o los bienes de equipo, que tienen un peso trascendental y difícil de sustituir”. Aunque sin duda el mayor déficit está en los servicios. “Al igual que en bienes vamos muy a la par o incluso hay países de la UE con gran balance comercial a su favor, en lo que tiene que ver con la industria financiera y la tecnológica, la dependencia es muy clara”.

El primer ejemplo de esa conexión está en tu baño. Una vez has apagado la alarma, te dirigirás a una ducha en la que muchos de los productos que tienes ahí repartidos seguramente pertenezcan a una firma yanqui. Hay muchas posibilidades de que te enjabones el pelo con un líquido pensado al otro lado del charco, te laves los dientes con pasta formulada en Ohio y, si eres mujer, tu higiene dependa de sus inventos.

De la mayoría de esos desarrollos se encarga una sola marca, Procter & Gamble, uno de esos gigantes multinacionales que están por todo tu hogar sin que tú siquiera lo sepas. Con sede en Ohio y base ibérica en Barcelona, P&G es dueña de Evax, Pantene, Ausonia, Gillette, Kleenex, Oral B o H&S. Si tienes niños, también conocerás bien otra de sus marcas clave: Dodot.

En 2022, la consultora Kantar, colocó a P&G como la empresa líder en el ranking de consumo no alimentación y la sexta que más peso ganaba en el número de contactos con el consumidor. En 2024, año en el que facturó en España más de 89 millones, quedó en el sexto puesto de fabricantes con más presencia en la cesta de la compra de los españoles. Además, lidera un curioso ránking. A día de hoy es el mayor anunciante de España con 77,7 millones de inversión publicitaria en 2024, según InfoAdex.






Este gigante es el principal nombre que aparece cuando pensamos en marcas de gran consumo con origen en Estados Unidos pero incluso sus rivales también tienen origen allí. La marca de dentífricos Colgate es parte de Colgate-Palmolive, que también es dueña de Sanex. Entre sus principales rivales europeos está la británica Unilever, otro de esos conglomerados que sin aparecer mucho con nombres y apellidos está detrás de marcas clave como Dove o AXE. L’Oreal, más conocida a nivel general, es otro de los gigantes de este mundo.

Si incluimos en este entorno el asunto de las farmacéuticas, hay nombres que no podemos obviar y que seguramente te suenen. Ya sea por el covid o porque tengas en el botiquín alguno de sus productos: Johnson and Johnson, Pfizer y Moderna. Son solo tres actores del gigantesco sector farmacéutico estadounidense.


Vamos al trabajo

Al llegar a la oficina puede que ya no tengas que lidiar con tantos químicos de Estados Unidos, pero lo tendrás que hacer con su otra gran arma: la tecnología. Su presencia en el entorno laboral se ha disparado en las últimas décadas, con un poderío tecnológico sin parangón. Prácticamente cualquier trabajo que dependa de una mínima conexión informática se apoya en Estados Unidos.





Tu escritorio es uno de los mejores ejemplos de la hegemonía yanqui en este mundo. Sin entrar en detalles de componentes o utensilios menos usados, seguramente trabajes con un sistema Windows, de Microsoft o con su alternativa de Apple. En hardware, las posibilidades de usar firmas estadounidenses como Dell o HP son muy altas, pero su verdadero dominio pasa por el software que va desde el citado Windows a Gmail o incluso Slack o Zoom. Por no hablar de la nube y el papel de Google, Microsoft y sobre todo Amazon en el control de las entrañas de la red.

Para expertos como Omar Rachedi, Doctor en Ciencias Económicas por la Universidad Carlos III de Madrid y profesor de ESADE, es en ese campo de batalla donde Europa debería plantearse seriamente su respuesta ante los aranceles. “Es lo que se está debatiendo con el instrumento anticoerción, que parece el último botón que podría pulsar la UE. Pero también podrían dañar a las tecnológicas impulsando otras medidas como las de forzar a que paguen más impuestos en los países en los que hacen negocio, por ejemplo. Es un aspecto muy delicado, pero clave en esta guerra comercial”, cuenta.

Pero la presencia de EEUU en el trabajo no se queda solo en la tecnología. Si tomas un refresco, muy probablemente sea de Coca-Cola o Pepsico y lo mismo con los snacks. Volviendo a los estudios de consumo, Coca-Cola sigue siendo la marca líder indiscutible en nuestra cesta de la compra. En plena guerra de estas firmas contra las marcas blancas, es la que mejor aguanta el envite, seguida por la española El Pozo. Además, es la tercera en el ránking de fabricantes, por delante de P&G y por detrás de la suiza Nestle y la francesa Danone.

Pepsico, por su parte, multiplicó por ocho sus beneficios en España en 2023 y no solo por las bebidas. Es dueña de las principales marcas de snacks como Doritos, Cheetos o Matutano. Pepsico Holding España, declaró en 2022 un beneficio neto de 73,9 millones, ocho veces más que el año anterior, con los precios disparados al alza.

Por último, si haces alguna compra por internet te encontrarás con otro de los gigantes de Estados Unidos: Amazon. Según los análisis de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, en 2024 Amazon controlaba el 68% del ecommerce nacional, el segundo, AliExpress, de origen chino, ronda el 30% e eBay, también yanqui, se queda en tercer lugar con el 4%.


Moda y cultura estadounidense

Si en el trabajo la presencia de Estados Unidos es continua, tras tu jornada laboral seguirás tirando de muchos de sus servicios. Como, por ejemplo, para quedar con amigos o familia. Tu conexión social y tu tiempo de ocio pasa por una multinacional estadounidense y tienes pocas opciones de que no sea así.





Al terminar de trabajar y quedar con tus amigos o compañeros por WhatsApp o Instagram, seguramente te muevas en un coche con pocas opciones de ser estadounidense más allá de si conduces un Ford o un Tesla, que no tienen malos porcentajes en la cuota de mercado, pero están lejos de ser hegemónicos. Más probabilidades tienes de usar ropa de diseño Made in USA.

Ojeando tu armario lo comprobarás, pero es muy difícil que no tengas una sola prenda de sus marcas. En 2022, Nike tenía un 30% del mercado de calzado deportivo y hay otras firmas clásicas como Levi’s, Converse o Ralph Lauren con bastante presencia en nuestro país. Aunque donde tiene un liderazgo diferencial es en los conjuntos que usas para hacer deporte.

Gracias, de nuevo, al desarrollo tecnológico y la apuesta por la innovación, muchas de sus firmas como Nike, Under Armour, New Balance o Skechers, comandan esta parte del negocio. Eso sí, la explosión de los aranceles no deja muy claro el futuro de estas compañías. Nike, por ejemplo, ha caído en picado en Bolsa debido a que buena parte de su producción depende de terceros países que ahora tienen tasas disparadas. El Made in China de todas estas empresas está contra las cuerdas.

Por último, seguramente también escucharás algo de música o leerás algún libro en tu tiempo libre. Aunque seguramente uses para ello uno de los pocos gigantes tecnológicos no americanos, Spotify, la producción y el mundo editorial es otro gran pilar de la economía yanqui. Sin entrar en artistas o escritores concretos, solo hace falta mencionar algunos nombres como Universal, Harper Collins o Warner.

“El instrumento anticoerción es tan potente que puede permitir a la UE poner medidas en los derechos de propiedad intelectual o su explotación comercial, que es algo clave en la parte internacional de la economía estadounidense y en lo que se basa el negocio de muchas de sus multinacionales”, cuenta Feás. “El problema es que siendo un arma con tantas opciones, es muy difícil pensar en cómo se podría articular de forma eficiente. Es un asunto que aún merece mucho debate. Es igual que lo que cuando se habla de lo que se podría hacer con compañías estadounidenses con filiales europeas. Al final esas empresas son europeas. Quizá podrías tocar algo de la retirada de capitales a Estados Unidos, pero entrarías en un terreno difícil de gestionar”, detalla.


Cenita y peli

El mejor ejemplo de la hegemonía en la producción de contenidos está en las plataformas audiovisuales. Provienen de Estados Unidos en un 90% (salvo excepciones como Filmin) y seguro que las usas antes de irte a dormir, aunque sea por ver algún vídeo de YouTube. Netflix, HBO, Disney, Prime Video… Todas pertenecen a grupos estadounidenses como las grandes tecnológicas.Si además te entra hambre al ver la serie, y quieres pedir algo, aparecerás en otro de los sectores clásicos de Estados Unidos: la comida rápida. Aunque es un sector algo en decadencia y que ha cambiado mucho en los últimos tiempos, la presencia de marcas estadounidenses, en muchos casos llevadas por empresas radicadas en España, sigue siendo muy importante. Desde el clásico McDonalds a Burger King, KFC o Five Guys, una de las últimas empresas en aterrizar en España, pero que no ha dejado de invertir en estos años. No hay que olvidarse de Domino’s, un nombre también de matriz yanqui.





Según los datos de Circana, en 2025 la compañía de la M dorada tiene una cuota de mercado en restauración organizada del 15,7%, lo que supone medio punto más que un año antes. Entre Burger King y KFC, los siguientes en el ranking y también estadounidenses, suman otro 15%.

Incluso al dar de comer a tu mascota puede que tengas un poco de Estados Unidos contigo. Royal Canin y Hill’s, dos de las marcas que más venden en este sector, son de propiedad estadounidense. Sus dueños son dos de esos grupos multinacionales, Mars y Colgate respectivamente. Su gran rival no americano es Purina que es propiedad a día de hoy de Nestle.

Tu día termina recogiendo los platos y preparándote para ir a dormir. Quizá ni en eso te vayas a librar de pensar en la guerra comercial. Fairy y Ariel son de P&G.



Por
Guillermo Cid
Ilustración: Sofía Sisqués y Emma Esser
Datos: Miguel Ángel Gavilanes

06/04/2025 - 05:00
https://www.elconfidencial.com/mundo/2025-04-06/estados-unidos-dependencia-dia-a-dia_4100806/