A principios de noviembre, la start up Starcloud, respaldada por Nvidia, lanzó al espacio un satélite del tamaño de una nevera pequeña equipado con chips H100 de última generación.
Las grandes tecnológicas exploran la viabilidad de instalar centros de datos fuera de la atmósfera alimentados con energía solar. El buscador prevé desplegar el primer piloto en 2027.
Se llama Proyecto Suncatcher (Proyecto Atrapasol, en su traducción al castellano) y es la gran apuesta de Google para llenar el espacio de centros de datos. El plan era un secreto hasta que el pasado domingo su consejero delegado, Sundar Pichai, desveló sus intenciones durante una entrevista con el canal estadounidense Fox News. En ella, el ejecutivo explicó que el proyecto comenzará con el lanzamiento de dos satélites piloto en 2027 para probar el hardware en órbita terrestre, con la meta de que en alrededor de una década sea normal construir centros de datos extraterrestres.
El objetivo de esta iniciativa es encontrar formas más eficientes de alimentar los centros de datos para inteligencia artificial, que requieren de mucha más agua y energía que los convencionales para enfriar los servidores. "Uno de nuestros grandes objetivos es cómo lograr que algún día tengamos centros de datos en el espacio para que podamos aprovechar mejor la energía del sol, que es 10.000 veces mayor que la que producimos hoy en toda la Tierra", dijo Pichai.
El consejero delegado de Google no es el único que contempla un futuro en el que los grandes modelos de inteligencia artificial (LLM) se entrenen fuera de la atmósfera terrestre. "Estos gigantescos centros se construirán mejor en el espacio, porque allí tenemos energía solar las 24 horas del día, los 7 días de la semana. No hay nubes, ni lluvia, ni mal tiempo", aseguró el fundador de Amazon, Jeff Bezos, en octubre durante un evento celebrado en Turín (Italia).
A juicio de Bezos, será posible contar con data center de hasta 1 gigavatio o más de potencia orbitando alrededor de la Tierra en un plazo de unos 10 o 20 años. "Ya ha sucedido con los satélites meteorológicos y de comunicaciones", dijo. "El siguiente paso son los centros de datos", agregó.
Google no está sola en esta búsqueda de alternativas para abaratar el consumo de los centros de datos y reducir su impacto ambiental. A principios de noviembre, la start up estadounidense Starcloud, respaldada por Nvidia, lanzó al espacio un satélite del tamaño de una nevera pequeña equipado con chips H100 de última generación. Según explicó la empresa, se espera que el Starcloud-1 proporcione una capacidad de procesamiento que multiplica por cien la de cualquier operación espacial realizada hasta la fecha.
Starcloud, que ha captado varias decenas de millones de dólares en financiación, y entre cuyos inversores está también Y Combinator, proyecta que los costes energéticos en el espacio serán 10 veces más bajos que en la Tierra. Lo que llevará, según su consejero delegado, Philip Johnston, a que "en 10 años casi todos los nuevos centros de datos se construirán en el espacio".
"En el espacio, se obtiene energía renovable casi ilimitada y de bajo coste", asegura Johnston. "El único costo ambiental será el del lanzamiento, y luego se ahorrará diez veces más dióxido de carbono durante la vida útil del centro de datos, en comparación con alimentarlo desde la Tierra". Además, en lugar de depender de agua dulce para enfriar los servidores a través de torres de evaporación, como lo hacen muchos data center en la actualidad, los centros de datos espaciales pueden utilizar el vacío del espacio profundo como un disipador de calor infinito.
Inversión disparada
El anuncio de Google llega en un momento en el que la inversión de los gigantes tecnológicos en esta infraestructura está desbocada. Google, Amazon, Microsoft y Meta tienen previsto gastar más de 350.000 millones de dólares en centros de datos este año y se estima que la cifra alcanzará los 400.000 millones de dólares en 2026.
Mientras tanto, otros actores de la industria de la inteligencia artificial, como OpenAI -creador de ChatGPT- o xAI, propiedad de Elon Musk, están levantando megacentros de datos con nombres grandilocuentes, como Stargate o Colossus, respaldados por presupuestos de cientos de miles de millones de dólares.
Estos proyectos faraónicos se anuncian mientras los datos sobre el impacto ambiental de la inteligencia artificial es todavía incierto. Se sabe que los data center hacen un uso intensivo de agua y electricidad, lo que está provocando que en países como Estados Unidos se reabran antiguas minas de carbón para hacer frente a estos requerimientos energéticos.
El BIS detecta síntomas de burbuja en el oro y en Wall Street
Alerta de precios "explosivos" y del alud de inversores minoristas
Cada vez que se da un clima propicio para ello y los activos suben con fuerza, aparece invariablemente el temor a una burbuja. Han sido muchas en la historia, desde los tulipanes del siglo XVI a las acciones-meme de la salida de la pandemia. Así seguirá siendo mientras exista la codicia humana. Sin embargo, hay unos activos más sensibles que otros. Y cuando los indicios, síntomas o miedos se posan sobre uno que ha sido sinónimo de seguridad durante milenios, la preocupación es mayor. Si el aviso lo da un organismo de altura como el Banco de Pagos Internacionales (BIS por sus siglas en inglés), el conocido como 'banco central de los bancos centrales', es que la tendencia es alarmante. Por último, si la advertencia viene acompañada de otra del mismo corte en otro de los grandes activos, es que se está en zona de claro peligro. Hay dos activos que a primera vista parecen opuestos (uno suele ser el 'refugio' en el que se esconde el dinero cuando las cosas van mal, el otro es hacia donde el dinero fluye cuando todo funciona), pero que están viviendo un momento "explosivo" al mismo tiempo, algo que no se veía en 50 años, según el BIS.
En uno de sus últimos informes, el BIS ha detectado síntomas de burbuja en Wall Street, algo que supone poca novedad en medio de un auge desmedido del sector de la Inteligencia Artificial (IA) y del intratable rally de las conocidas como Siete Magníficas, tecnológicas de mega-capitalización que están llevando en volandas al S&P 500 (más de un 14% este año). Sin embargo, en su trabajo, el organismo también ha encontrado estos indicios en el oro. El activo refugio por excelencia durante la historia de la humanidad se ha vuelto a poner muy 'de moda' (rally del 65% este 2025) en medio de incertidumbre geopolítica, compras masivas de los bancos centrales, una corriente anti-dólar entre los rivales de EEUU y una menor confianza en las divisas fiat (debasement trade) a raíz de los problemas fiscales de las grandes economías.
Esta situación es un tanto novedosa y genera cierta incertidumbre sobre el futuro. En condiciones normales, cuando una burbuja estalla en la renta variable, el dinero se refugia en liquidez en divisas fuertes y en el oro. En esta ocasión la situación parece menos clara. Por un lado, el dólar no parece ser el mejor refugio, sobre todo si la crisis llega por el lado de la IA o la deuda pública, donde EEUU tiene mucha culpa (en ambas). Pero es que el otro refugio, el oro, también presenta una tendencia peligrosa o "explosiva", según el BIS, que alerta del riesgo de burbuja. La gran pregunta es ¿dónde se 'esconderá' el dinero para capear el temporal?
Un doble repunte
"Durante el reciente repunte del mercado, las acciones estadounidenses y el oro han subido a la par. Los fuertes aumentos de precios de ambos activos y su creciente presencia en el radar de los medios no especializados han atraído importantes flujos de inversión de inversores minoristas y han suscitado un debate sobre la posibilidad de burbujas en los precios de los activos. Las burbujas se caracterizan por subidas rápidas y aceleradas de precios, que recuerdan a un comportamiento explosivo, seguidas de correcciones bruscas", presentan los autores del paper del BIS, los economistas Giulio Cornelli, Andreas Schrimpf y Marco Jacopo Lombardi.
Ante la dificultad habitual para identificar una burbuja real y el extenso y densísimo debate académico sobre qué es burbuja y qué no, estos investigadores se fijan en dos criterios para hacer su doble admonición. El primero es lo que llaman la "entrada en territorio explosivo" tanto del oro como del S&P 500 en los últimos meses. Históricamente, los precios de las acciones estadounidenses y del oro han superado el umbral de comportamiento explosivo en diferentes momentos, explican los autores. A menudo, continúan, esto ha ido seguido de una corrección significativa, como en 1980 en el caso del oro (tras haber experimentado un fuerte aumento durante la Gran Inflación) y el estallido de la burbuja puntocom en el caso de las acciones estadounidenses.
Sin embargo, señalan que estas correcciones se produjeron en un plazo variable y potencialmente largo: "Aunque la prueba ha detectado de forma fiable las burbujas del pasado, no proporciona información sobre cuándo pueden estallar". Por lo tanto, elucidan los tres economistas, durante la fase de desarrollo de la burbuja, los inversores que se sumaran a la tendencia podrían seguir beneficiándose de nuevas subidas de precios. "También hay que tener en cuenta que los últimos trimestres representan el único momento, al menos en los últimos 50 años, en el que el oro y las acciones han entrado simultáneamente en este territorio. Tras su fase explosiva, una burbuja suele estallar con una corrección brusca y rápida", remachan. Los datos recopilados por estos investigadores sugieren que "los valores altos de las estadísticas de la prueba, que apuntan a una burbuja en curso, suelen ir seguidos de períodos de rendimientos negativos o moderados", escriben en su paper.
El gráfico de los analistas para explicarlo utiliza el test BSADF (Backward Supremum Augmented Dickey-Fuller), una extensión del test ADF clásico diseñada específicamente para detectar burbujas financieras. Cuando el estadístico supera el umbral marcado por las líneas de puntos, se rechaza la hipótesis de que el precio sigue un proceso no explosivo y se concluye que hay dinámica explosiva, típica de burbujas. De este modo, el gráfico muestra cuándo y con qué intensidad el oro y el S&P 500 han entrado en fases de comportamiento anómalo, y subraya que hoy ambos lo hacen simultáneamente, elevando el riesgo sistémico percibido.
El segundo criterio tiene que ver con los inversores de 'a pie'. Para el BIS, la prueba del algodón que revela que esto es una burbuja está en la entrada masiva de inversores minoristas. Existe una teoría popular que dice que cuando el panadero de la esquina o el peluquero empiecen a contar que están invirtiendo en 'X' activo, es el momento de huir, se ha producido el 'efecto rebaño' y los últimos inversores están entrando en dicho activo impulsando su precio a la cresta o a la cima de una montaña que sufrirá una caída brusca y rápida después. Esto es un poco lo que podría estar sucediendo en el oro.
El informe del BIS argumenta esta teoría de una forma más académica, señalando que más allá de las propiedades estadísticas, también resulta ilustrativo observar otras características comunes de las burbujas. "Un síntoma típico de una burbuja en desarrollo es la creciente influencia de los inversores minoristas que intentan seguir las tendencias de los precios. En épocas de publicidad mediática y precios al alza, los inversores minoristas pueden verse atraídos por activos más arriesgados que normalmente evitarían, lo que se ve agravado por el comportamiento gregario, las interacciones sociales y el miedo a perderse algo. De hecho, las medidas del interés de los inversores minoristas en los mercados, como las búsquedas en internet, tienden a aumentar en momentos de efervescencia", aseguran desde el BIS, donde de burbujas y movimientos de mercado entienden un 'rato'.
La cuestión es que el oro siempre ha estado a salvo de burbujas tan claras por la dificultad para adquirir este metal precioso. En el pasado, las opciones pasaban por comprar joyas o lingotes con el elevadísimo coste de custodia que presentan y el riesgo que supone (siempre puede entrar alguien en casa y robarte). Todo esto ha cambiado. Ahora se puede comprar oro con un solo click, algo que está disparando su precio y generando cierto miedo en los mercados. Cada vez son más analistas los que se preguntan si hay tanto oro realmente extraído como dinero se mete en los instrumentos financieros que supuestamente están respaldados por el metal precioso.
"En esta ocasión, también hay evidencia de que la exuberancia de los inversores minoristas y su apetito por ganancias de capital aparentemente fáciles se han extendido a un refugio seguro tradicional como el oro. Desde principios de 2025, los precios de los fondos cotizados en bolsa (ETF) de oro se han mantenido consistentemente con una prima respecto a su valor liquidativo (VL) en un contexto de creciente interés de los inversores minoristas. Que los precios de los ETF superen su valor indica una fuerte presión de compra, junto con obstáculos al arbitraje", sentencian desde el organismo.
Cuando el BIS anticipó la gran crisis
De todas las organizaciones supranacionales, solo el BIS predijo correctamente la crisis financiera mundial de 2008. Su entonces economista jefe, William White, advirtió alto y claro que la Reserva Federal estaba alimentando una burbuja de proporciones épicas que sin duda estallaría. "Como explicó sucintamente Der Spiegel, William White predijo la crisis financiera que se avecinaba años antes del colapso de las hipotecas subprime en 2007. Pero los banqueros centrales prefirieron escuchar a su gran rival, Alan Greenspan (presidente de la Fed entonces), con consecuencias devastadoras para la economía mundial", señala en uno de sus últimos informes, a los que ha tenido acceso elEconomista.es, Albert Edwards, veterano veteranísimo estratega de Société Générale, bajista 'pata negra' y con reputada trayectoria.
Edwards reconoce, por "amarga experiencia", que nadie quiere escuchar a los pesimistas. Pero más allá de su vitola de "súper-bajista" fruto de 43 años de trayectoria profesional (trabajó en el Banco de Inglaterra en el 'mundo de ayer' y llamó "criminal de guerra económico" a Greenspan en 2005), insta a dar mucha importancia a la alarma del BIS: "Algunas personas clave están dando la voz de alarma ahora. Haciéndose eco de lo ocurrido en 2006, la gente del BIS acaba de emitir una nueva advertencia sobre la burbuja, destacando en particular el comportamiento exuberante de los inversores minoristas. Aunque los lectores puedan descartar mis propias advertencias como las previsibles y tediosas diatribas, quizá merezca la pena leerlo".
"Una observación clara tras cuatro décadas en el sector es que, cuando los inversores quieren justificar su propia 'locura', insisten en que sus decisiones se basaron en una narrativa de inversión convincente. Pero, en realidad, lo único que hacen es perseguir el impulso de los precios, una estrategia de inversión perfectamente respetable y, en la mayoría de los casos, rentable, pero que no debería llevar consigo ningún bagaje narrativo. En estos escenarios impulsados por el impulso, cuando la tendencia positiva de los precios comienza a resquebrajarse, cualquier inversor 'verdadero' impulsado por el impulso simplemente vendería al romperse los puntos clave de los gráficos técnicos", reflexiona el analista de SG.
El estratega y sus compañeros han descrito el auge de todo el complejo de metales preciosos como impulsado fundamentalmente por la incontinencia fiscal de los gobiernos y la anticipación de la reanudación de la expansión cuantitativa (QE) y el control de la curva (YCC, compras de los bancos centrales para relajar los rendimientos) como parte del dominio fiscal (supeditación de los bancos centrales a gobiernos fiscalmente irresponsables). De hecho, remarca Edwards, solo unas semanas después de que la Fed pusiera fin al ajuste cuantitativo o reducción de la hoja de balance (QT) tras la pandemia, ya ha comenzado una versión de la QE, aparentemente para aliviar las presiones de liquidez en los mercados monetarios (comprará Letras del Tesoro). "Sin duda, esto añadirá más combustible monetario al fuego", avisa el experto.
Es más, Edwards destaca que el oro, a pesar de su subida de más del 60% este año, es el "gran ausente" de lo que él llama la "gran fiesta de los metales preciosos". Sin ir más lejos, la plata ha subido un 125% en lo transcurrido de año y tocado niveles no vistos desde comienzos de los 80. Preguntándose si esa 'fiesta' se acabará pronto, el analista vuelve a apuntar con el dedo índice a la Fed: "La señal más bajista que jamás obtendrán de mí es que, con la política monetaria 'laxista' de la Fed, no veo qué podría hacer estallar la burbuja bursátil a corto plazo". Pero el mundo no es solo EEUU: "Las condiciones monetarias se están endureciendo rápidamente en casi todas partes, excepto en EEUU, con Asia a la cabeza. Anteriormente habíamos destacado el aumento de los rendimientos de los bonos del Estado japonés como un problema importante, pero ahora va mucho más allá. La marea monetaria está cambiando y EEUU no es una isla".
Zelensky destacó la importancia de que los activos rusos permanezcan "inmovilizados".
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La Unión Europea acordó conceder a Ucrania un préstamo de US$105.000 millones, después de que los líderes del bloque no lograran consenso sobre el uso de activos rusos congelados.
El acuerdo se alcanzó después de 17 horas de intensas negociaciones en una cumbre celebrada en Bruselas y le permitirá a Ucrania cubrir algunas de sus necesidades militares y económicas durante los próximos dos años.
Aunque es una noticia positiva para Kyiv, no es el resultado que muchos deseaban.
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, había instado a los líderes de la Unión Europea (UE) a utilizar cerca de 200 mil millones de euros (US$234 mil millones) en activos rusos congelados.
Pero para que eso pasara, Bélgica —país donde se concentra la mayor parte de esos fondos— pedía garantías sobre el reparto de la responsabilidad financiera y exigencias que otros Estados miembros se negaron a aceptar.
La UE también perdió la preciada oportunidad de mostrar un frente unido.
Hungría, Eslovaquia y la República Checa aceptaron apoyar el préstamo—que necesitaba unanimidad para aprobarse— pero solo si se les permitía quedar exentas de financiarlo.
Para muchos analistas, esta es otra muestra de las divisiones dentro de Europa sobre cómo actuar frente a Ucrania y Moscú.
Desde Kyiv habían dejado claro que el dinero no era un lujo, sino una necesidad.
Sin esos fondos, Zelensky advirtió a los líderes de la UE que su país no tendría suficiente dinero para pagar a los soldados ucranianos ni para comprar las armas necesarias para contrarrestar la agresión rusa.
Aunque la idea de utilizar los fondos congelados rusos es apoyada por muchas naciones europeas, como Alemania, Finlandia, Suecia y Polonia, otras se muestran más cautelosas frente al tema.
Las razones son varias.
"Fundamentalmente erróneo"
Al inicio de la tensa cumbre del jueves, el primer ministro polaco, Donald Tusk, afirmó que los líderes de la UE tenían una decisión clara: pagar dinero hoy o pagar con sangre mañana.
Aclaró que no se refería a Ucrania, sino a Europa.
El plan de préstamo conjunto de la UE para Ucrania surgió como la alternativa a una iniciativa muy debatida de recaudar más de US$100.000 millones utilizando activos estatales rusos congelados en el bloque, valorados en 210.000 millones de euros.
Kyiv había calificado esa idea como moralmente justa, tomando en cuenta los miles de millones de dólares en daños que Moscú ha causado en Ucrania.
Sin embargo, varios países de la UE temían posibles represalias legales por parte de Rusia.
También les preocupaba que la reputación internacional de la eurozona como destino seguro para activos globales se viera afectada.
Además, el gobierno belga consideraba el plan como "fundamentalmente erróneo".
Defendía que la iniciativa podría ser percibida como una confiscación y por eso pedía sólidas garantías por parte del bloque para hacerle frente a futuras posibles demandas con las que Rusia ha amenazado.
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La primera ministra danesa, Mette Frederiksen (izquierda), el presidente del Consejo Europeo, António Costa, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anuncian el acuerdo en la cumbre de Bruselas.
El primer ministro belga, Bart De Wever, temía que Bélgica podría quedar obligada a pagar miles de millones de euros si Moscú lograba demandar con éxito a Euroclear, la infraestructura de los mercados financieros de la zona euro, donde se encuentran depositados los fondos.
Para aprobar el plan, el gobierno belga deseaba que otros países de la UE se comprometieran a cubrir el 100% de cualquier reclamación contra Euroclear y que otros aliados que han congelado activos rusos, como Reino Unido, Estados Unidos y Japón, los utilicen en apoyo a Ucrania.
Hungría y Eslovaquia expresaron una rotunda oposición a la iniciativa, y el primer ministro húngaro, Viktor Orbán —visto como el aliado más cercano de Putin en Europa— llegó a describirla como un "callejón sin salida".
Pesimismo
Tras el anuncio, el mandatario ucraniano agradeció a los líderes europeos por el acuerdo, que calificó como un "respaldo significativo que fortalece de verdad nuestra capacidad de resistencia".
En un mensaje en X, destacó la importancia de que los activos rusos permanezcan "inmovilizados".
Pero en las calles de Kyiv el ambiente era un poco más pesimista.
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Se espera que el enviado estadounidense Steve Witkoff se reúna con funcionarios rusos en Miami para conversar este fin de semana.
Tetiana Cherniavska, de 33 años, le dice a la BBC que el préstamo "nos ayudará a conservar nuestras tierras", pero su pareja, Denis Kozhemiakin, no cree que el dinero ayude a los combatientes ni a la gente: "Nuestras autoridades son corruptas", añadió.
Por su parte, Oleksiy Ostapovych, un oficial del ejército ucraniano, no ve ninguna perspectiva de paz en el nuevo año: "Ni yo mi pueblo estamos dispuestos a renunciar a los territorios por los que han muerto tantas personas".
Por ahora, el préstamo es un salvavidas que el gobierno de Zelensky necesitaba.
Pero no será suficiente. Se estima que Ucrania requiere otros US$52.000 millones para cubrir todos sus costos hasta 2026/2027.
La UE confía en que los aliados de Ucrania fuera del bloque, como Reino Unido, Japón y Canadá, puedan asumir parte de esa cuenta.
Mantenerse a flote ahora también permite a Kyiv acceder a préstamos de instituciones como el FMI.
Funcionarios de Estados Unidos y Rusia se reunirán este fin de semana en Miami para continuar las negociaciones, informó un representante de la Casa Blanca a la agencia AFP.
Se espera que el enviado del Kremlin, Kirill Dmitriev, se entreviste en Miami con los enviados de Trump, Steve Witkoff y Jared Kushner.
Mientras tanto, Zelensky anunció que las delegaciones ucraniana y estadounidense celebrarán nuevas conversaciones el viernes y el sábado en Estados Unidos.
El presidente ucraniano indicó que espera que Washington ofrezca más detalles sobre las garantías que podría brindar para proteger a Ucrania de una nueva invasión.
En parte por la globalización (aunque hay otras causas) las lenguas minoritarias desaparecerán, mientras una potente lengua vehicular global tendrá el protagonismo
Después del Diluvio, los descendientes de Noé hablaban un solo idioma y vivían en la llanura de Sinar, en Mesopotamia. Allí construyeron una torre que aspiraba a llegar al cielo. Estamos en el capítulo 11 del Génesis, y asistimos a una alegoría sobre la diversificación de las lenguas. Al ver Dios su orgullo y desafío, confundió sus idiomas para que no pudieran entenderse. Abandonaron la construcción de la torre y se dispersaron. La ciudad se llamó Babel, y la lengua común se fragmentó en varias lenguas. Es lo que viene sucediendo desde siempre: las lenguas tienden a fragmentarse en cuanto sus hablantes se distancian unos de otros.
Lo que está sucediendo en las últimas décadas es que avanzamos en sentido contrario. Los idiomas corren sus propios destinos y los hablantes, de manera espontánea, tienden a adoptar aquel que les resulta más útil para la comunicación. Lo novedoso es que la tendencia apunta hacia una reunificación porque los contactos entre naciones se multiplican, porque crecen los hablantes con dos lenguas maternas o ambilingües, porque se acelera la desaparición de lenguas, porque se consolida una lengua vehicular global y un sistema de escritura predominante: el alfabeto latino.
Según estimaciones recientes, se realizan más de cien mil vuelos diarios en el mundo, que desplazan a unos 9,2 millones de viajeros, es decir, más de 3.350 millones al año. Aunque el 78% de la población mundial nunca ha viajado en avión, este movimiento constante transforma costumbres y favorece intercambios.
El 75% de la población mundial tiene acceso a Internet. Las estadísticas varían según el criterio, pero todas coinciden en situar al inglés como lengua principal y, a bastante distancia, al español, seguidos por el chino, el ruso y el francés… En plataformas como Facebook, Wikipedia o YouTube, el inglés y el español ocupan las primeras posiciones, nuevamente con amplia ventaja del primero.
Entre los grandes cambios contemporáneos, la globalización refleja la tendencia. Aunque suele considerarse un fenómeno económico, abarca también dimensiones sociales, culturales, políticas y medioambientales. De una clasificación de países desarrollados, en vías de desarrollo y del llamado Tercer Mundo, hemos pasado a un mercado mundial articulado en tres grandes áreas: América del Norte, Europa Occidental y Asia Oriental, quedando el resto con menor peso relativo en la economía global. La globalización se expresa en las migraciones, la expansión de las telecomunicaciones, la densidad de redes de comunicación, la proliferación de reuniones y organizaciones internacionales, las redes de ONG de derechos humanos, las medidas medioambientales y la interdependencia mundial creciente.
Cada vez más personas estudian y usan otras lenguas. El bilingüismo es un paso importante, pero el ambilingüismo —uso cotidiano de dos lenguas para comunicarse— reduce paulatinamente el número de hablantes monolingües. En España, Francia, Italia, Rusia y Estados Unidos solo subsiste un idioma con hablantes monolingües (el español, francés, italiano, ruso e inglés, respectivamente). Todas las demás lenguas presentes en esos países dependen de una de las citadas para asegurar la comunicación. Las lenguas neolatinas, sirva de ejemplo, suman varias decenas, pero solo cinco mantienen hablantes exclusivamente monolingües: español, francés, portugués, italiano y rumano. En América, más de mil lenguas conviven con el español, el inglés o el portugués; en África, Asia y Oceanía, la necesidad de hablar dos o tres lenguas, una de ellas vehicular (inglés, francés, suajili, fulani, wólof, hausa, ruso, indonesio, tok pisin...), es muy común. Estados Unidos es un ejemplo claro de sustitución lingüística: la llegada de inmigrantes con lenguas diversas dio paso, en pocas generaciones, a la hegemonía del inglés.
Cuando una lengua es sustituida, acaba por desaparecer. El número de lenguas que se extinguen supera hoy al de nacimientos. Casi el 90 % de las lenguas acaban debilitadas por el contacto con otras más fuertes. La transmisión intergeneracional se interrumpe cuando los jóvenes eligen la más útil y la enseñan a sus hijos, dejando la otra relegada. Podemos llamarlo "muerte" de las lenguas, aunque quizá sea menos dramático hablar de "ruptura de la transmisión generacional". En cualquier caso, las lenguas débiles se encaminan a la extinción mientras crecen las vigorosas.
El ambilingüismo —uso cotidiano de dos lenguas para comunicarse— reduce paulatinamente el número de hablantes monolingües
Y las lenguas vigorosas se expanden en la medida en que los contactos se multiplican. El inglés, hablado como lengua materna por unos 400 millones de personas –y utilizado habitualmente por más de mil millones–, domina como idioma global. Según el British Council, alrededor de dos mil millones de personas se sirven a diario del inglés o lo estudian. El liderazgo se explica, aunque nunca del todo, por la fortaleza económica de Estados Unidos, su desarrollo industrial y tecnológico desde principios del siglo XX, y el desarrollo de los vuelos internacionales, el cine, la televisión y, sobre todo, Internet. La música popular anglosajona y la publicación de textos científicos en inglés refuerzan la posición.
Pese a resistencias iniciales en países como Francia o Rusia, la inercia global hace improbable un retroceso. El inglés es la lengua que menos necesita de otra y la más demandada en los cinco continentes.
Y el alfabeto inglés –de origen latino–, resulta familiar para hablantes de casi cualquier lengua, aunque no es universal. Nació en la península itálica, inspirado en el etrusco y este, a su vez, en el griego. El Imperio romano lo llevó por el Mediterráneo; más tarde, lo adoptaron las lenguas germánicas y muchas eslavas. El resto de la expansión se debió al español, el francés, el portugués y, más recientemente, al inglés.
El liderazgo del inglés se explica, aunque nunca del todo, por la fortaleza económica de Estados Unidos
Tras la expansión inicial romana, los alfabetos latinos se difundieron a través del español, francés y portugués; más recientemente, el inglés lo ha llevado a América del Norte, África, Asia y Oceanía. Hoy lo utilizan miles de idiomas, aunque muchos más lo conocen como sistema auxiliar, incluido el chino (con su pinyin) y el japonés (con el rōmaji). En un sentido amplio, casi todo el mundo desarrollado entra en contacto con el alfabeto que utilizaron los romanos, presente en señalética, tecnología y comunicación internacional.
Babel a la inversa
La tendencia contemporánea hacia la homogeneización lingüística, impulsada por la globalización, es una evidencia. El incremento de contactos internacionales y la consolidación del inglés, la extinción acelerada de las lenguas y la universalización del alfabeto latino confirman la tendencia. Lo que está sucediendo invierte la tendencia habitual. Las lenguas minoritarias desaparecen, mientras una potente lengua vehicular global y otras en menor escala concentran el protagonismo.
Las lenguas actuales son las que la humanidad ha considerado necesarias, y la tendencia natural es la unificación. Vivimos una Babel al revés: muchas lenguas se apagan para que unas pocas brillen.