




PSICOLOGÍA
NOTICIA 18 nov 2025 - 07:00
SONIA GUIJARRO
No eres de donde vienes .... eres adonde vas...






Mientras los líderes mundiales se reúnen en la cumbre del clima de Belém (Brasil), cientos de milmillonarios siguen contribuyendo al calentamiento global a través de los gases nocivos para la atmósfera que emiten sus jets privados. Una nueva investigación (pdf) de Ekō denuncia el asombroso coste climático de los lujosos estilos de vida de estos multimillonarios. A la vez, aumenta la presión para que las personas más ricas del mundo paguen por su responsabilidad en la crisis climática a través de la implementación de impuestos climáticos justos para los vuelos de lujo. Algo que a buen seguro no apoyará el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, quien encabeza el ranking del periodo 2023-2025, nada menos que triplicando al segundo, el exjefe de Google Eric Schmidt (quien en lo que llevamos de este año es el número 1).
El nuevo análisis, basado en datos públicos, identifica a los multimillonarios responsables de los mayores niveles de emisiones de jets privados en el primer trimestre de 2025 (hasta el 5 de abril). Steve Wynn, empresario de casinos, y Eric Schmidt, exdirector ejecutivo de Google, emitieron cerca de 900 toneladas de CO₂ cada uno a través de sus vuelos privados. Esto equivale a casi 1.300 años de emisiones de una persona promedio en la mitad más pobre de la humanidad. Y eso en tan solo 90 días. El empresario tecnológico Marc Cuban y el fundador de PayPal, Peter Thiel, también figuran en la lista.

Eric Schmidt, exdirector ejecutivo de Google
Eva Marie Uzcategui / BloombergPara garantizar que el sector de la aviación pague por su contaminación, el Grupo de Trabajo sobre el Impuesto de Solidaridad Global, respaldado por la ONU, ha propuesto un conjunto de medidas de contribución que considera sencillas y justas. Estas medidas incluyen un gravamen sobre los billetes de clase business y primera clase, y un impuesto sobre el combustible de los aviones privados. Los fondos recaudados se destinarán a financiar a regiones vulnerables al cambio climático.
En conjunto, estos gravámenes solidarios podrían recaudar más de 78.000 millones de euros al año, según el grupo de trabajo. De ese modo, entienden, se podría transformar ese calentamiento global asociado al lujo en un futuro más justo, resiliente y seguro para el clima. Hasta la fecha, nueve países, entre ellos España, Francia y Kenia, han respaldado estos gravámenes.
La investigación se publica al tiempo que una encuesta exclusiva de YouGov, encargada por Ekō, muestra un apoyo público abrumador a los gravámenes solidarios sobre los vuelos premium. El Reino Unido y Brasil —dos países que aún no han respaldado la iniciativa— muestran amplias mayorías a favor: el 76% de los británicos está de acuerdo en que su gobierno solicite a los pasajeros de clase premium que contribuyan de forma justa por sus mayores emisiones. Solo el 15% se opone; y el 70% de los brasileños quiere que el presidente Lula apoye una contribución climática justa por parte de los pasajeros de vuelos privados, primera clase y clase business para financiar la protección y la adaptación en países vulnerables.
Además de las encuestas, más de 18 organizaciones de la sociedad civil de Brasil, Reino Unido e India se han unido para enviar una carta pública a sus gobiernos en la que solicitan la adopción de estos impuestos de solidaridad para la aviación en la COP30. Hasta el momento, Francia, España, Kenia, Barbados, Somalia, Benín, Sierra Leona, Yibuti y Antigua y Barbuda se han sumado a la Coalición de Solidaridad para Contribuciones Justas de los Pasajeros Premium.
«La verdad es que los pasajeros más adinerados son tan ricos que una contribución justa de su parte no supondría ninguna diferencia en su estilo de vida; pero para las familias que sufren las consecuencias de inundaciones, sequías y olas de calor, podría significar la diferencia entre la vida y la muerte», declaró Nabil Berbour, director de campaña de Ekō.
“En un solo año, los multimillonarios más adinerados emiten tanto carbono como una persona promedio en siglos. Si no pagan, lo haremos todos, incluidos nuestros hijos. Pedirles a los más ricos del mundo que contribuyan de forma justa es de sentido común, sobre todo cuando se encuentran entre los principales responsables de la crisis climática”, añadió Berbour.
Entre 2023 y 2025 (hasta el 5 de abril de 2025), el jet de Donald Trump triplicó las emisiones totales de cualquier otra aeronave privada. Desde 2023, su avión ha emitido 32.344 toneladas de carbono. Ahora, como presidente de Estados Unidos con acceso al Air Force One, sus vuelos no se incluyen en las estadísticas de emisiones de aviones privados.
(...) son tan ricos que una contribución justa de su parte no supondría ninguna diferencia en su estilo de vida; para los afcetados, podría significar la diferencia entre la vida y la muerte
Nabil BerbourEkō
Las emisiones de los aviones privados están aumentando rápidamente. Tan solo en 2023, los jets privados emitieron 19,5 millones de toneladas de CO₂ a la atmósfera, un aumento del 46 % desde 2019 y más que las emisiones de todos los vuelos desde Heathrow, el aeropuerto más transitado de Europa. Un informe de 2024 documentó cómo tan solo 23 multimillonarios realizaron un promedio de 184 vuelos en jet privado cada uno, produciendo tanto carbono al año como una persona promedio en 300 años.
Más de 147 000 miembros de Ekō en todo el mundo han firmado una petición dirigida a Brasil, como anfitrión de la COP30, y al Reino Unido, como importante centro de aviación, para que se unan a este creciente movimiento y hagan de la Justicia en los Cielos un resultado clave de la COP30.
Barcelona
https://www.lavanguardia.com/natural/20251114/11263482/10-billonarios-crean-mas-emisiones-nocivas-atmosfera-jets-privados.html




Según Focus Economics, Noruega es el sexto país más rico del mundo según PIB per cápita. Una nación que en tan solo 100 años ha logrado que su economía pase de depender de la actividad pesquera propia de la zona a tener presencia en los consejos de administración de las grandes compañías de Silicon Valley. Un modelo económico que ha cambiado el salmón y la madera para convertirse en uno de los mayores inversores del mundo. Es más, según Reuter, el Fondo Soberano de Noruega posee el 1,5% de todas las acciones cotizadas del planeta. Y todo gracias al hallazgo fortuito de petróleo en el mar del Norte en 1969, lo que le ha convertido en el mayor exportador de crudo de Europa.
El tropiezo con el 'oro negro' ha sido el gran detonante para que, gracias a sus beneficios de exportación, Noruega haya disparado su fortuna y ahora sea considerada como una de las naciones más ricas del mundo con unas condiciones de calidad de vida reconocidas en todo el mundo que corresponden también a una significativa evolución del bienestar social de sus más de 5,5 millones de habitantes en ámbitos como la educación pública, la sanidad universal y las políticas tanto de igual como de redistribución de la riqueza.
No obstante, hace más de 200 años, cuando logró la independencia de Dinamarca, Noruega no era más que un país rural dedicado a la agricultura y pesca y siempre por detrás de las avanzada Suecia y la misma Dinamarca. Y aunque hoy en día siga siendo liderando el mercado del salmón a nivel mundial, con una cuota de más del 43%, también lo hace con el petróleo, siendo el país del continente con más reserva.
Pero, a diferencia de otros países que ha dilapidado sus recursos naturales, Noruega ha demostrado el poder de una economía diversificada a través de un fondo soberano y un estado de bienestar envidiados por el mundo entero. Así es como cada barril que se extrae del Mar Norte no solo enriquece las arcas nacionales, sino que termina financiando fondos de inversión de Silicon Valley que retornan en beneficios para financiar escuelas, hospitales, carreteras...
A finales de los sesenta, el hallazgo de petróleo en el yacimiento de Ekofisk en el mar del Norte, en parte de territorio antes de Reino Unido y Dinamarca, hizo virar el destino económico de la escandinava Noruega. Una economía hasta entonces sostenida por el 90% de la población dedicada a la agricultura y que sucumbió de manera heroica a la seducción del crudo: evitó dejarse arrastrar por la dependencia económica que sí había atraído a otros países, por ejemplo, Venezuela, y comienzan a reinvertir los beneficios obtenidos.
Bien es cierto que, con la Crisis del Petróleo de 1973, la industria petrolífera en Noruega tardó en arrancar, pero en 1975 el sector ya había generado miles de empleo, acabando prácticamente con el paro del país. Y no solo el sector aurífero: alrededor surgió toda una red de nuevas empresas tecnológicas para investigar y explorar las aguas del mar del Norte.
Cincuenta años después, el valor de las exportaciones de crudo, condensado y gas natural alcanzó en 2024 los 95.000 millones de euros, lo que supone más de un 60% de las exportaciones nacionales, según la compañía del sector Norsk Petroleum, que se derivaron hacia inversiones sostenibles y para mejorar el Estados de bienestar.
El éxito del modelo económico de Noruega radica fundamentalmente en la diversificación de los beneficios y gestión de estos, muy diferente a la de otros países petrolíferos, como por ejemplo Venezuela y Nigeria, quienes sufrieron 'la maldición del petróleo'. Situaciones que llevaron a ambos países a la quiebra después de años de inflación y corrupción consecuencia directa de la dependencia de crudo.
Noruega, sin embargo, lleva décadas aplicando una regla fiscal estricta que limita el gasto público derivado del petróleo a un porcentaje hacia Government Pension Fund Global (Statens Pensjonsfond en noruego), el fondo soberano del país, fundado en los 90 y usado como vehículo de transformación: de los ingresos del petróleo a acciones, bonos, inversiones en inmuebles y un sin fin más de ramas para diversificar.
Es así, con este modelo, que su economía no se ha hundido y ha permanecido no solo estable sino en continuo crecimiento, a pesar de las continuas caídas en el precio del barril. De hecho, durante la pandemia de la COVID-19, la OCDE felicitó al país escandinavo ya que fue uno de los pocos países de Europa en ese momento cuyo gasto social se mantuvo estable; resultado sin duda de una resiliencia económica trabajada estructuralmente desde más de 50 años.
Por su parte, el fondo soberano de Noruega es el más grande del mundo, con un valor, según Bloomberg, cercano a los 2 billones de dólares y una rentabilidad acumulada de 1,8 billones de dólares, de acuerdo con el Norges Bank Investment Management. De esta manera, el fondo invierte un 70% de lo que ingresa en renta variable, un 20% en renta fija y algo más del 7% en bienes raíces no cotizados.
Es esta estructura la que permite a Noruega financia su sanidad, su educación y su sistema de pensiones sin depender de manera directa del precio del petróleo, asegurando el estado de bienestar a largo plazo.
Gracias a esta estrategia y gestión, el fondo soberano noruego posee cerca del 1,5% de todas las acciones cotizadas del planeta, según las cifras de Reuters. Entre sus mayores participaciones se encuentran grandes firmas de Silicon Valley como Apple, Microsoft, Nvidia, Alphabet y Meta Platforms, con gran presencia en todos sus consejos de administración
De hecho, esta presencia en las grandes tecnológicas del mundo es el símbolo de una transformación económica sin precedentes: el paso de un pequeño país de pescadores del norte de Europa a uno de los mayores accionistas del planeta.

El estrés puede hacer que nuestros cuerpos sientan más o menos hambre y eso puede afectar nuestro apetito a largo plazo.
Getty Images
El estrés puede arruinar tu salud. Produce jaquecas, dolores estomacales, insomnio y, además, puede alterar tus hábitos alimenticios.
Cuando estamos estresados podemos encontrarnos, casi sin darnos cuenta, preparando un chocolate o comiendo una pizza, o quedar completamente sin ganas de comer.
Pero ¿por qué el estrés afecta nuestro apetito?, ¿habrá algo que podamos hacer al respecto?
"El estrés es realmente la respuesta de tu cuerpo y de tu mente a las situaciones difíciles y abrumadoras que, en un momento dado, te pueden hacer sentir que no puedes hacer nada al respecto", explica la profesora Rajita Sinha, psicóloga clínica y directora fundadora del Centro Interdisciplinario para el Estrés de la Universidad de Yale, en Estados Unidos.
Los eventos en tu entorno, las ansiedades en tu mente y los cambios en tu cuerpo como el hambre o la sed extremas pueden activar la parte del cerebro del tamaño de un guisante llamada el hipotálamo, disparando una respuesta de estrés que activa nuestro cuerpo.
Sinha señala que este "sistema de alarma" actúa sobre cada célula de nuestro cuerpo y activa hormonas como la adrenalina y la hidrocortisona para aumentar el ritmo cardíaco y la presión arterial.
El estrés a corto plazo puede ser útil, dándote un impulso para escapar del peligro o cumplir con una tarea. Pero a largo plazo, el estrés "crónico" puede ser perjudicial.
Las personas con estrés crónico -que puede estar generado por continuas presiones en una relación, el trabajo o asuntos financieros- pueden sufrir de depresión, problemas de sueño y aumento de peso.
El estrés puede amplificar o aplacar por completo el hambre.
"Recuerdo cuando estudiaba para mis exámenes, me sentía enferma", cuenta la doctora Mithu Storoni, neuro-oftalmóloga y autora de los libros Stress-Proof y Hyperefficient.
"Por supuesto sabemos ahora que una de las razones por la que esto sucede se debe a que hay una conexión directa entre tu sistema gastrointestinal, tu estómago e intestinos, y tu cerebro", explica.
El estrés puede reprimir la actividad del nervio vago -que se extiende desde el tallo cerebral hasta el abdomen.
El nervio vago trasmite las señales entre el cerebro y los intestinos, informando al cerebro sobre la saciedad del estómago y las necesidades energéticas del cuerpo.
Así que en algunas personas, esta disfunción reprime el apetito, expresa la doctora Storoni.
"Pero, por otro lado, también sabemos que el momento en el que te estresas agudamente tu cerebro necesita azúcar", indica.
Dice que eso lleva a otras personas a "buscar algo que les aumente el combustible" en una preparación subconsciente para un escenario inesperado.
El impacto del estrés crónico puede ir más allá de unas náuseas pasajeras o antojos de azúcar.
Cuando tu cuerpo está estresado, el torrente sanguíneo queda inundado de glucosa, momentáneamente haciendo que la insulina -la hormona que regula los niveles de glucosa- sea menos efectiva, explica la profesora Sinha.
La glucosa se queda en el torrente sanguíneo sin que se utilice para energía, causando el aumento de los niveles de azúcar en la sangre.
Esto deja a las personas con estrés crónico en riesgo de desarrollar niveles altos de azúcar en la sangre y resistencia a la insulina duraderos, lo que puede generar aumento de peso o afecciones como diabetes.
A su vez, el aumento de peso puede hacer que tu cuerpo sea más susceptible a los cambios de apetito. Generalmente, es probable que las personas con exceso de grasa corporal sean más resistentes a la insulina. Eso significa que cuando están estresadas, sus cerebros exigen aún más azúcar.
"Lo llamamos el ciclo de alimentación anticipada, que es que una cosa lleva a la otra. Es un círculo vicioso y más difícil de romper porque nos quedamos estancados en él", dice la profesora Sinha.

Fuente de la imagen,
Hacer planes para manejar el estrés anticipadamente es una de las mejores maneras de evitar comer en exceso durante un período ajetreado, sugiere la doctora Storoni.
No te olvides de lo básico, y dormir es clave.
"Yo sugeriría… concentrarte realmente en el sueño como un factor principal, simplemente porque el sueño recalibra el trío de órganos que están involucrados en la reacción del estrés".
El sueño vuelve a equilibrar esta parte pequeña de tu cerebro llamada el hipotálamo, y tus glándulas pituitaria y adrenal, frenando la producción de las hormonas del estrés.
"Si te desvelas, todos los antojos y la necesidad de comidas azucaradas de hecho aumentan, porque la privación de sueño hace que tu cerebro requiera más energía", explica la doctora Storoni.
El ejercicio también puede mejorar tu habilidad para cambiar de un estado estresado a un estado relajado y mejorar tu función cerebral, señala.
Si tienes un período de alta presión próximo, el concentrarte en estos aspectos básicos puede ayudarte a evitar comer en exceso.
"Haz todas las cosas que mantienen tu línea de base absolutamente normal", sugiere la doctora Storoni.
Una de las maneras más fáciles de evitar consumir mucha azúcar durante períodos de estrés es simplemente no comprar comidas chatarra, recomienda la profesora Sinha.
"Es una cosa muy práctica. Mantenlas lejos de tu alcance porque vas a tender a ir por ellas o sentir tentación, y eso puede ser difícil de eludir".
"La otra parte es pensar en consumir regularmente pequeñas porciones saludables durante el día, que puedan calmar esa hambre y antojo", añade.
Evitar las comidas que producen un aumento súbito de glucosa -alimentos llenos de carbohidratos simples como las pizzas y bocados azucarados- también es importante.
Las comidas ricas en proteínas, como la carne, frijoles y pescado, o carbohidratos saludables como lentejas y avena integral son buenas alternativas.
Otro aspecto a considerar es limitar el consumo de alcohol, algo a lo que recurren las personas con la esperanza de aliviar el estrés.
"Así que, si eres alguien que durante el estrés recurre al alcohol, entonces minimizar tu exposición a eso durante un período de estrés es algo muy bueno", apunta Storoni.

Fuente de la imagen,
Prestarle atención a tu red social también puede ayudarte a mantener el equilibrio y tu dieta a prueba de estrés.
"Los grupos sociales incorporan buenas maneras de sostener esta conexión entre el estrés y mantener el consumo a raya, ya sea comiendo juntos, ya sea cocinando juntos algunas veces", indica la profesora Sinha.
"Creo que hay una necesidad de volver a las bases para más o menos reformular nuestra relación con la comida y enfocarnos en la conexión entre el estrés y la comida".