lunes, 31 de octubre de 2011

El éxito del baño árabe de Barcelona propicia un clon en Nueva York


Foto from elperiodico.com

Interior de los baños de Barcelona


El barrio de Tribeca acogerá una réplica del Aire de Barcelona a partir de enero. El negocio propone zonas de agua y relajación en edificios emblemáticos.
El siglo XXI conlleva una sobredosis de estrés urbano de la que Barcelona no se escapa, y una consiguiente dosis de supuestos remedios en forma -entre otros- de momentos de relax y presunta paz interior por la vía acuática. Los brindan, sobre todos, los emergentes spas y balnearios urbanos. Y entre el alud, los llamados baños árabes Aire de Barcelona han generado una fiebre que está a punto de dar el salto a la gran manzana. El próximo enero el negocio barcelonés tendrá clon en el barrio de Tribeca neoyorquino, siguiendo los mismos preceptos: un edificio con solera recuperado y rendido al sosegante reino de las aguas sin excesivos desmanes arquitectónicos.
Lo garantiza el equipo de Alonso y Balaguer Arquitectos Asociados, padres de las sedes de Barcelona, Sevilla y Almería, tan convencidos de la fórmula que ahora son también parte accionarial del nuevo balneario americano que en breve podría extenderse a Chicago y Los Ángeles. ¿Qué tiene Aire de Barcelona para propiciar la expansión a ultramar? El creador de espacios Luis Alonso cree que es su espíritu zen, la paz que sugiere, en medio de un marco arquitectónico apenas modificado. En Barcelona se trataba de un almacén cárnico de finales del siglo XIX en el barrio del Born, en los Porxos Fontserè, donde se mantuvo la estructura original de este «frigorífico natural». Tan solo se intervino para ubicar los vasos de agua, sin olvidar que en el subsuelo ya había pozos. «El elemento estrella tenía que ser el agua, con el edificio histórico como contenedor», resume Alonso.
Tan pronto abrió, el Aire de Barcelona, en el 2008, con el lema de baños árabes (por su estilo) se convirtió en un bombazo que generó listas de espera. A día de hoy, basta con un par de semanas para reservar para el fin de semana y, más fácilmente, entre semana, sus servicios de baños de agua salada, de mil chorros, calientes, de agua fría, de vapor, terapéutico, de vinoterapia, con masajes y muchos más. Todo un repertorio que ahora se exporta a EEUU.
Bloque industrial
Conscientes de que en Nueva York no existía este concepto, el grupo Aire y los arquitectos catalanes (con amplia experiencia en materia de spas) se lanzaron a la búsqueda del inmueble idóneo en Nueva York, hasta dar con él en el 88 de la calle de Franklin, donde ocupa planta baja, altillo y dos sótanos, explica Armando Prados, desde la dirección general.
El edificio neoyorquino data de 1935, con fachada de hierro forjado y pasado industrial, afín a sus hermanos españoles. Conserva medianeras con ladrillo cerámico y forjados en materia de pino. Según Alonso, la intervención ha sido respetuosa, con un presupuesto de siete millones de euros para sus 1.500 metros cuadrados.
En Estados Unidos, huelga decir que el concepto de baños árabes no procede, por lo que la firma se popularizará como Aire Ancient Baths, recordando a BCN como otra de sus sedes, y rememorando el encanto de los baños en la antigua Grecia y Roma, explica Prados.
Aquí y allá, el objetivo de la marca es que la concurrencia «se relaje física y mentalmente», no solo a base de baños, sino con un servicio atento en un marco con pasado, enfatizan, como fórmula anticrisis. Alonso subraya que la clave es acceder con entrada y sin necesidad de ser socio, cuando el cuerpo lo reclame.

Por PATRICIA CASTÁN   from elperiodico.com   24/10/2011

Desvelada la secuencia del gen de la longevidad


Foto por Getty from lavanguardia.com

 Científicos europeos han secuenciado cuatro genomas de personas de 105 a 122 años. El estilo de vida influye, pero los centenarios se agrupan por familias.
Científicos europeos han secuenciado el genoma de cuatro personas de entre 105 y 122 años –una de ellas de Catalunya– con el objetivo de averiguar cómo se puede tener buena salud hasta edades excepcionalmente avanzadas. En América, la Fundación X Prize anunció el miércoles un premio de diez millones de dólares para quien consiga secuenciar el genoma de cien personas de más de cien años.
Ambos proyectos suponen un giro de 180 grados en la estrategia de investigación del genoma. "La idea es hacer las cosas al revés que hasta ahora", explica Xavier Estivill, genetista del Centre de Regulació Genòmica (CRG) y coordinador del consorcio europeo que estudia el genoma de los centenarios. "En los últimos diez años hemos estado estudiando genomas de personas enfermas con el objetivo de comprender las bases genéticas de las enfermedades. Ahora, además, queremos estudiar genomas de personas que están muy sanas para comprender qué las hace distintas del resto de la población".
Los estudios de genomas relacionados con enfermedades seguirán adelante con el objetivo de obtener nuevos tratamientos para los pacientes, informa Estivill. Pero se complementarán con estudios de genomas de personas centenarias con el objetivo de desarrollar tratamientos para mantener una buena salud hasta edades avanzadas.
Esta nueva estrategia de investigación está aún en sus inicios. El consorcio europeo sólo ha secuenciado por ahora los genomas de dos hombres alemanes, una mujer francesa y una mujer de la comarca del Priorat que murió a los 112 años. Los resultados de la investigación todavía no se han publicado ("aún estamos en la fase de extraer información valiosa de estos genomas", explica Xavier Estivill). Secuenciar el genoma –es decir, describir la secuencia de los tres mil millones de unidades genéticas que forman el ADN– es un primer paso. Pero después hay que encontrar en esta larga secuencia alguna información relevante que explique el secreto de la longevidad extrema. "Es el punto en que nos encontramos ahora", informa el genetista del CRG.
Lo que sí está demostrado es que la longevidad tiene un importante componente genético. Los factores ambientales como infecciones, accidentes, adicciones, dieta o actividad física también influyen en la esperanza de vida. Pero la capacidad de llegar a cumplir cien años con buena salud sólo está alcance de unas pocas personas que se agrupan en unas pocas familias.
Este tipo de estudios se ampliarán en los próximos años a medida que las técnicas de análisis del genoma se abaraten y se extiendan. Hoy por hoy, secuenciar el genoma completo de una persona cuesta alrededor de 7.000 euros (unos 10.000 dólares). Sin embargo, la Fundación X Prize ha retado a la comunidad científica a secuenciar los genomas de cien personas centenarias por un coste de mil dólares por genoma.
Igual que otros premios organizados por la misma fundación, como el premio Ansari concedido en el 2004 al primer equipo que realizó un vuelo espacial privado, el galardón aspira a incentivar el desarrollo de una tecnología que beneficie a la humanidad.
"Nuestro objetivo es muy igualitario: que los datos que surjan de esta competición puedan ser utilizados por otros investigadores para examinar los problemas de salud de la población general", escriben representantes de la Fundación X Prize en la revista Nature Genetics, donde esta semana han presentado las bases del premio. "Después de esta competición, toda una industria resultará beneficiada".
Las bases del premio establecen que, en un plazo máximo de un mes, habrá que secuenciar el genoma completo de cien personas de más de cien años, que habrán sido previamente seleccionadas por los organizadores. La competición se abrirá el 3 de enero del 2013, cuando el coste de secuenciar un genoma será sustancialmente más bajo que en la actualidad y la velocidad, sustancialmente más alta.
Los requisitos del premio aún están fuera del alcance de la tecnología de secuenciación actual, pero los avances en este campo son tan rápidos que "dentro de un año es muy probable que sean técnicamente posibles", señala Roderic Guigó, bioinformático especialista en estudios del genoma del CRG. Aun así, es una incógnita qué información útil se extraerá de estos cien genomas.
Una diferencia sustancial es que la población europea es genéticamente más homogénea que la de Estados Unidos, lo que es una ventaja a la hora de realizar estudios genéticos. Para saber qué hace especiales a los centenarios, lo ideal es compararlos con una muestra de personas que sea lo más parecida posible excepto en el rasgo de la longevidad. Según Xavier Estivill, para realizar este tipo de comparaciones, "la población europea a priori es mejor que la estadounidense".
Nature Genetics, la revista científica de genética más importante del mundo, ha colaborado en la organización del premio y señala en un editorial: "Nos permitirá focalizarnos en los genes que hay detrás del envejecimiento saludable (...) Estos individuos han escapado a todas las enfermedades asociadas al envejecimiento y sus genomas merecen ser examinados con detalle".
En el caso de la mujer del Priorat fallecida a los 112 años. "tenía una salud fantástica", recuerda Xavier Estivill. Mientras otras personas sufren un deterioro por enfermedades como la arteriosclerosis o el alzheimer, ella se mantuvo activa y lúcida hasta poco antes de morir. Estaba sana, pero a esa edad ya estaba frágil, según los datos aportados por el genetista. Y más que por una enfermedad, murió por un accidente en el que sufrió una fractura de la que no se recuperó.

Por Josep Corbella   from lavanguardia.com   30/10/2011

Suicidios, la epidemia del siglo XXI


Foto from elmundo.es

  • En España, se quitan la vida entre nueve y diez personas cada día
  • El suicidio es la primera causa de muerte violenta en el mundo
  • El tema continúa siendo tabú y las familias de los suicidas, grandes olvidadas
  • La OMS demanda a autoridades y gobiernos que adopten medidas 
¿Se imagina que en los luminosos de las carreteras, igual que la DGT recuerda la cifra de fallecidos en puentes, el Ministerio de Sanidad alertara del número de suicidios? "Extreme la precaución y esté atento, hoy se quitarán la vida 10 personas en España". "Cada 40 segundos se suicida una persona en el mundo". "El suicidio es la primera causa de muerte de mujeres entre 30 y 34 años en nuestro país". "3.429 personas se quitaron la vida voluntariamente en 2009".
¿Inimaginable, cierto? Porque cuando alguien se quita la vida, el silencio lo llena todo. Eso a pesar de que son pocos los que se libran de haber sufrido un caso cercano. Un amigo, un familiar, un vecino, el padre de un amigo... Y también a pesar de que el suicidio es la principal causa de muerte violenta en el mundo, por encima de homicidios, guerras y accidentes de tráfico.
Su frecuencia ha aumentado un 60% en el último medio siglo, y ya son varios los estudiosos que señalan un incremento propiciado por la crisis económica, si bien la mayoría de los expertos coincide en que aún no existe la suficiente perspectiva para corroborarlo.
Según las últimas cifras del INE, en 2009 cerca de 3.500 personas se quitaron la vida en España. Unas cuentas que no salen para el vicepresidente de la Sociedad Española de Psiquiatría Legal, Alfredo Calcedo, que calcula una tasa de suicidios de 10,5 por cada 100.000 habitantes, es decir, 4.500 muertes anuales.
Un problema de salud pública
Por eso, la OMS, la ONU y la Unión Europea han lanzado la voz de alerta y señalado la muerte voluntaria como un problema de salud pública de primera magnitud. La OMS demanda que autoridades y gobiernos adopten medidas de prevención, dado que las cifras demuestran que las actuales son insuficientes. Ya en 2006, Kofi Annan, entonces secretario general de la ONU, reclamaba "prestar más atención a esta tragedia humana para prevenir muertes innecesarias".
La UE, por su parte, señala el suicidio como "área de especial interés". Según explica el doctor Fernando Cañas, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Rodríguez Lafora: "Al señalarlo como área de especial interés, se busca poder detectar personas en riesgo alto y técnicas de intervención eficaces". Por este motivo, "el Ministerio de Sanidad está desarrollando estrategias de prevención", afirma el doctor, experto en Trastorno Límite de la Personalidad (TLP), el colectivo de enfermos mentales que más intentos de suicidio registra.
¿Por qué se suicidan?
Si algo se ceba con los suicidas es la enfermedad mental. O más bien viceversa. En el 90-95% de los casos existe algún tipo de trastorno psiquiátrico, la mayor parte de las veces, una depresión. De ahí la importancia de la atención y detección temprana.
"El 5% restante obedece a un factor existencial que hace que la persona en cuestión vea en el suicidio la única manera de poner fin a sus problemas", según el sociólogo y periodista Juan Carlos Pérez. Los antecedentes familiares, padecer una enfermedad crónica que cursa con dolor, conductas adictivas (como el alcoholismo), acontecimientos vitales que suponen pérdidas afectivas, el aislamiento y el hecho de haber tenido alguna vez pensamientos suicidas son otros factores de riesgo.
Hay tantos casos como personas, si bien una característica común a todos es la soledad. Soledad a la que se suman situaciones traumáticas (una ruptura amorosa, la muerte de un familiar...). Y, según la psiquiatra Carmen Tejedor, experta en Suicidología, detrás de un suicidio "siempre está el dolor".
"Nadie que es feliz se suicida. Quien se suicida siempre es una persona con dolor físico o moral, que no ve salida y se le hace insoportable", explica Tejedor, que descarta además que el suicidio pueda ser una decisión racional: "Para ser libre hay que tener un equilibrio emocional, pero el que se suicida es que no tiene otra salida, luego no hay libertad. Si no hay libertad no hay culpa. Pero como pensamos que es un acto de libertad, esto da lugar a juicios paralelos y atribuimos la culpa a la familia. Y aumentamos el sufrimiento".
Y sugiere el siguiente ejercicio: "Tal vez la pregunta que deba hacerse es: '¿Y usted, por qué no se suicida?' Cuando conteste, entenderá por qué el suicida sí lo hace".
Carmen Tejedor es precisamente una de las responsables del primer programa de prevención del suicidio desarrollado en España. Un proyecto de atención integral que se llevó a cabo de forma experimental hasta 2008.
Quiénes son
Las mujeres lo intentan más. Los hombres son más efectivos. "Usan métodos más contundentes", explica el sociólogo Juan Carlos Pérez, autor de 'La mirada del suicida. El enigma y el estigma' (Plaza y Valdés). De hecho, los varones triplican a las féminas en número de suicidios.
La mitad de los suicidados lo consigue tras una o varias tentativas. "Ése es el primer factor de riesgo: el haber intentado suicidarse. Sobre todo en el primer y segundo año tras la primera tentativa", explica Tejedor. "El que habla de suicidio es el que lo comete", continúa la doctora. "Siempre que esto suceda, debemos preguntarle el porqué, no dejarle solo y ganar tiempo".
Los estudios detectan dos picos en las cifras: la adolescencia y la vejez. "Los ancianos son el principal grupo de riesgo, por varios factores, como la pérdida de poder adquisitivo que va aparejada a la jubilación", explica el doctor Calcedo. "Además", añade, "está la inversión de la pirámide poblacional: cada vez hay más ancianos, una esperanza de vida mayor, y por tanto más enfermedades crónicas, problemas familiares, la pérdida de la pareja...".
Para los adolescentes, por su parte, el fracaso escolar, un desengaño amoroso, el divorcio de los padres o conductas de imitación pueden convertirse en desencadenantes de la muerte voluntaria.
Qué pasa cuando acuden a urgencias
Las Urgencias de Madrid reciben cada día a entre cinco y ocho personas que han intentado suicidarse. Los profesionales que las atienden evalúan el nivel de riesgo, ordenando su hospitalización en los casos más graves, para después continuar con tratamiento ambulatorio. Sin embargo, resulta imprescindible una "mejora de la calidad asistencial de la red de salud mental", a juicio de Calcedo y de los profesionales consultados.
Los psiquiatras coinciden en que la falta de recursos impide el seguimiento de buena parte de los casos. Reclaman más residencias, asistencia domiciliaria y atención psicológica. Muchas familias se ven desbordadas al tener que hacerse cargo de personas que habitualmente aprovechan el mínimo descuido para intentar quitarse la vida. La danesa Lone Scherfig lo retrató muy bien en 2002 en la película 'Wilbur se quiere suicidar'.
El Hospital Rodríguez Lafora plantea un cambio de modelo en el tratamiento de pacientes de TLP, los más proclives a intentar suicidarse, y por tanto "grandes consumidores de recursos sanitarios", según explica el doctor Cañas. "El TLP es una situación de inestabilidad emocional, una anomalía en el desarrollo de la manera de ser de una persona. Hay factores, como las crisis emocionales, que propician que una personalidad ya anómala se descompense y dé lugar a conductas impulsivas y autodestructivas", añade
El programa hace al paciente copartícipe del tratamiento, de modo que firma un contrato en el que se compromete con el proceso, que incluye seis meses de internamiento, y seis de seguimiento ambulatorio intensivo, que harían la función de "puente" hacia la vida normal. Durante este periodo, los pacientes reciben un tratamiento multidisciplinar orientado a cambiar "su modo de funcionar", quedando claro que "el tratamiento es el inicio del camino, no la solución", añade Cañas.
El sociólogo Juan Carlos Pérez, por su parte, considera que existe un abuso de la terapia farmacológica. "Es como tratar una fractura con analgésicos: no se está yendo a la causa, sólo aplicando anestesia". Para Pérez, es imprescindible un abordaje multidisciplinar del suicidio, un tratamiento "que incluya educación, sanidad, política, medios de comunicación, el ámbito profesional, afectivo, familiar, las relaciones sociales... Es un problema que afecta a todos", concluye.
¿Qué hay de los que quedan?
"Del suicidio no se habla", dice rotundo Juan Carlos Pérez. Y sabe de lo que habla. Su padre se quitó la vida, dejándole doblemente huérfano: por serlo y por no poder hablar de ello. Cuando su padre murió, el silencio llenó todos los rincones y, con ello, se agrandó el sentimiento de culpa e incomprensión. Por eso, decidió estudiar el tema, y plasmó su reflexión en 'La mirada del suicida. El enigma y el estigma'.
En él repasa, entre otros aspectos, la evolución de la consideración del suicidio a través de la historia: un pecado, un delito, una deshonra para la familia, algo romántico con una áura mística, hasta su consideración como asunto de salud pública. Sin embargo, dice, "esa áura permanece. Sigue siendo un tabú, algo maldito e innombrable".
Además de sociólogo, Juan Carlos Pérez es periodista. Recuerda que en las facultades de Comunicación se enseña que el suicidio no es noticia. "Es en cierto modo correcto, no es noticia cada caso individual, no se debe informar de métodos o detalles. Pero es también un error: sí se debe hablar del fenómeno social que supone el suicidio. En España muere más gente por suicidio que por accidentes de tráfico".
Por eso, continúa con su cruzada. Quiere que se hable del tema. Y que el 10 de septiembre, Día Mundial de la Prevención del Suicidio, no pase sin pena ni gloria en los medios. Este año, gracias a su empeño, el asunto se 'coló' en la prensa. El principio de un largo camino.

Por Elena Mengual | Daniel Izeddin  from elmundo.es    30/10/2011

Reino Unido retendrá sus ayudas a los países que prohíben la homosexualidad


Foto from bloguerosgay.com

 El primer ministro, David Cameron, explicó que ese tema fue abordado en el encuentro de la Mancomunidad de Naciones (Commonwealth) en esa ciudad australiana.
El primer ministro del Reino Unido, David Cameron, ha amenazado con retener las ayudas británicas a los países que aún prohíben la homosexualidad a menos que estos reformen su legislación.
En una entrevista con la cadena pública británica BBC, grabada en Perth (Australia) y emitida hoy, el jefe del Ejecutivo explicó que ese tema había sido abordado durante el encuentro de la Mancomunidad de Naciones (Commonwealth) en esa ciudad australiana.
La reforma de los derechos humanos en la Commonwealth fue precisamente el asunto en el que no hubo acuerdo durante la cumbre de tres días.
Cameron indicó a la BBC que los países que reciben ayudas por parte del Reino Unido deberían "adherirse a los debidos derechos humanos".
Poner fin a los vetos sobre la homosexualidad fue una de las recomendaciones dadas en un informe interno sobre la relevancia futura de la Commonwealth.
En la entrevista con el canal público, el Primer Ministro señaló que "las ayudas británicas deberían implicar más condiciones" por parte de los países que las reciben.
No obstante, el líder "tory" admitió que los "profundos prejuicios" arraigados en esos países que aún vetan a los gays impedirán que ese proceso se lleve a cabo de forma inmediata.
"El Reino Unido es uno de los mayores donantes de ayudas en el mundo. Queremos ver que los países que reciben nuestras ayudas se adhieren a los debidos derechos humanos", afirmó el "premier".
"Estamos diciendo que ésa es una de las cosas que determinan nuestra política de ayuda, y se han dado ejemplos particularmente malos donde hemos adoptado medidas", agregó Cameron, que dijo que había hablado con "varios países africanos".
Unos 41 países de los 54 miembros de la Commonwealth tienen leyes que prohíben la homosexualidad, muchas de ellas legado de las leyes del Imperio Británico.
Por su parte, la organización pro derechos humanos Amnistía Internacional expresó este fin de semana su frustración porque la Commonwealth no haya adoptado las recomendaciones para acabar con ilegalización de la homosexualidad y para crear la figura de comisionado para la democracia, el estado de derecho y los derechos humanos.
La cumbre de la Commonwealth se clausuró ayer en la ciudad australiana de Perth después de tres días de debates y con el compromiso de adecuar la organización al siglo XXI.

Por EFE Londres from lavanguardia.com  30/10/2011

Palabra de Corleone


Foto por AFP from elpais.com

Tras 17 años en una celda de aislamiento, ha empezado a hablar. Es Salvatore Riina, el jefe de jefes de la Mafia desde 1974 hasta 1993, condenado a 13 cadenas perpetuas por 150 asesinatos, 40 de ellos ejecutados personalmente. Ahora, ha roto su silencio para indicar al fiscal que investiga el asesinato del juez Borsellino que mire hacia las cloacas del Estado.
Tiene 80 años y 13 cadenas perpetuas pendientes. Desde hace 17 años vive en una celda de aislamiento. Sus guardianes supervisan su correspondencia y vigilan día y noche las cámaras que lo enfocan incluso cuando va al baño. Hace mucho tiempo que, en tales circunstancias, cualquiera hubiera dejado de ser una amenaza. Pero él no es cualquiera.
-Yo soy Salvatore Riina de Corleone... Totò Riina.
Así se lo dijo al fiscal de Caltanissetta -una pequeña ciudad en el centro de Sicilia- en lo que constituye la última declaración del último capo sangriento. Del más cruel. Del jefe de jefes de la Cosa Nostra desde 1974 hasta su detención en 1993. El mismo que, en su locura y en su extrema crueldad, decidió enfrentarse al Estado en una guerra abierta. La justicia italiana lo considera responsable de 150 asesinatos, 40 de ellos ejecutados personalmente. Nacido en 1930 en la villa de Corleone, Totò Riina fue arrestado y juzgado en 1969 junto al entonces jefe de la Mafia, Luciano Liggio, otra mala bestia, por un puñado de asesinatos cometidos a principios de la década de los sesenta. Una hábil combinación de sobornos y amenazas a jurados y testigos consiguió entonces una sentencia absolutoria. Riina, que no estaba dispuesto a verse en otra parecida, se sumergió entonces y para siempre en la clandestinidad.
Tras la detención de Liggio en 1974 -fue capturado en Milán, donde vivía como un burgués en una urbanización de la periferia-, Totò Riina se convirtió en el jefe supremo. El terror llevaba su nombre. Como nunca antes y como nunca desde entonces. A la cabeza de los corleoneses, no solo se enfrentó a las demás familias, sino también al Estado. Policías, fiscales, jueces. En 1982 ordenó asesinar al general Carlo Alberto Dalla Chiesa, quien, tras sus éxitos en la lucha contra las Brigadas Rojas, fue destinado a Sicilia para combatir a la Mafia. Lo mató solo seis meses después de llegar a Palermo, junto a su esposa y a uno de sus guardaespaldas. Las últimas víctimas de Salvatore Riina fueron los jueces Giovanni Falcone (23 de mayo de 1992) y Paolo Borsellino (19 de julio de 1992). De alguna manera, aquellos crímenes supusieron también el final de Totò Riina. La sociedad italiana reaccionó y pidió justicia como no lo había hecho antes. Aún se recuerda una frase de Rosaria Schifani, la viuda de uno de los cinco escoltas asesinados junto a Falcone y su esposa por la explosión de una bomba en la autopista entre Palermo y el aeropuerto: "Hombres de la Mafia, os perdono, pero tendréis que arrodillaros".
En enero de 1993, apenas unos meses después del atentado contra Borsellino, Totò Riina fue capturado en el centro de Palermo, al volante de un automóvil corriente, frente a un semáforo en rojo. Iba desarmado. Vestía un traje raído. Intentó evitar la detención con una frase: "Se equivocan de hombre". Pero no. No se equivocaban. Un macrojuicio que tuvo mucho de ejemplarizante lo sepultó para siempre en una prisión de alta seguridad bajo un alud de cadenas perpetuas. El capo más temido, Totó Riina, guardó silencio desde entonces, algo no demasiado común en los de su estirpe. A muchos de ellos la prisión les va aflojando la lengua. No a la Bestia. No al Corto.
Por eso, el fiscal de Caltanissetta, Sergio Lari, que investiga la posible colaboración entre los servicios secretos y la Mafia en el asesinato del juez Paolo Borsellino, se extrañó el día que el abogado de Salvatore Riina le dijo que el viejo capo estaba dispuesto a hablar. ¿Por qué lo hacía? ¿Por qué después de tanto tiempo? Sentado frente al fiscal, un tipo alto y valiente, tanto que durante mucho tiempo se negó a llevar escolta para que si lo mataban, solo lo matasen a él y no "a siete personas más", Riina -apodado el Corto por su baja estatura- aún se atrevió a marcar el terreno.
-Usted es el fiscal de Caltanissetta y yo soy Salvatore Riina de Corleone...
La declaración parece obvia, pero no lo es tanto. El primer mensaje es: cada uno en su sitio. Enseguida el fiscal entendió por qué al viejo capo, tanto tiempo después, se le empezaba a soltar la lengua: "Yo soy uno que se ocupa de sus asuntos, no sé nada de nada. Usted me ve y me dice: '¿Cómo es que Salvatore Riina está tan sereno, tan tranquilo?'. Porque yo estoy fuera del mundo. Yo no vivo en la Tierra. Yo vivo en la Luna. Si formo parte de Cosa Nostra, o si soy el jefe de jefes o el subjefe de los subjefes, no estoy obligado a decirlo. Ni a usted, ni a nadie. Así que quiero insistir en que no me haga esta pregunta porque yo estoy en mis asuntos y ustedes en los suyos. Usted hace de fiscal de Caltanissetta y yo soy Salvatore Riina de Corleone".
La parrafada parecía sin sentido, el delirio de un charlatán senil, hasta que lo adquirió de pronto: "Usted, señor fiscal, tiene que saber quién es Salvatore Riina. Salvatore Riina está excluido de todos estos servicios secretos, porque no los tiene en su cabeza. Ni en la mente, ni en el cuerpo. Riina es de Corleone, pueblo agrícola, del campo, perdido y abandonado. Si yo hubiera conocido a alguien de los servicios secretos, desviados o regulares, yo no me llamaría Salvatore Riina porque estaría en la misma panda de estos arrepentidos, de estos señores y de estos desviados, de ese Ciancimino, de ese Spatuzza...".
Salvatore Riina cita el apellido de los arrepentidos de la Mafia con desprecio. Ahora sí, el fiscal de Caltanissetta sabe por qué el viejo capo lo ha mandado llamar. Es, nunca mejor dicho, una cuestión de honor. Los arrepentidos a los que cita sostienen que Riina y algunos elementos de los servicios secretos italianos se confabularon para matar al juez Borsellino -y es eso precisamente lo que desde hace años investiga sin encontrar la luz el fiscal Sergio Lari-. Así que cuando Riina dice "no me miréis solo a mí, miraos a vosotros mismos", el fiscal ya intuye por qué el viejo capo se ha sentado frente a él. En primer lugar, para decirle que va por buen camino, que si quiere resolver definitivamente el crimen del juez tendrá que mirar hacia adentro, hacia las cloacas del Estado. Y en segundo lugar, para salvar su nombre, para quitarse esa piedrecita que le aprieta en el zapato. No quiere irse a la tumba amortajado por la sospecha de que algún día colaboró con el Estado al que tan sanguinariamente combatió.
-Y entonces, ¿quién fue?, señor fiscal. ¿Por qué en el Castillo -una construcción en la cima del monte Pellegrino desde donde se domina Via Amelio, el lugar donde explotó la bomba que mató a Borsellino- había en esos días una base clandestina de espías? ¿Quiénes eran esas personas? Señor fiscal, siento que me toman el pelo desde la mañana a la noche porque llevo 17 años en aislamiento, siempre en aislamiento, área reservada, cámaras en la habitación, pero sigo siendo el capo de la Mafia. Yo, que tengo el correo controlado, las cámaras en la habitación, en el salón, en el baño, que no me puedo hacer el bidé, que no me pudo duchar... Señor fiscal, le ruego de una vez para siempre que busquen la verdad. Que hagan luz. Ustedes pueden. Pueden encontrar muchas vías. Mucho trabajo. Déjense de Riina como pararrayos. Totò Riina ya no es nada. Ya son solo 20 años que está sacrificado aquí. Tengo 80 años, estoy enfermo, yo soy un viejo acabado.
La última declaración del último capo ha salido a la luz hace solo unos días en Italia gracias a la investigación de Attilio Bolzoni, un periodista del diario La Repubblica experto en la Mafia. Autor junto a Giuseppe D'Avanzo -recientemente fallecido- del libro Il capo dei capi, un ensayo sobre la vida y la carrera criminal de Totò Riina, Bolzoni ha logrado sacar a la luz dos declaraciones hasta ahora secretas realizadas entre el verano de 2009 y el de 2010. En total, un centenar de folios. "Con esa charla ante el fiscal", explica el periodista, "Riina demuestra que se ha sentido utilizado en el asesinato de Borsellino. De hecho, él no habla del asesinato del juez Giovanni Falcone porque admite que fue el responsable al mil por mil. Pero en el caso de Borsellino, el autor intelectual fue otro, un italiano que está todavía sin nombre".
Attilio Bolzoni explica que la Mafia que representa Totò Riina ya no existe: "Desapareció. Él está sepultado en la cárcel, y toda su gente, también. Solo queda por capturar Matteo Messina Denaro. Los corleoneses están acabados. La Mafia sigue, claro. Si vas a la región de Sicilia, la ves. Existe una inteligencia colectiva de la Cosa Nostra que sigue muy activa. Pero se acabó aquel tipo de mafia con atentados y bombas, con los asesinatos excelentes -objetivos importantes como generales o magistrados-; todo aquello se acabó con Totò Riina".
Tras leer entero el interrogatorio, Bolzoni seleccionó algunos extractos para La Repubblica. Hay momentos en los que Riina se parece al viejo que es contando batallitas, pero cada batallita tiene un trasfondo: "Gracias a Dios y a mi actitud, pude ser un fugitivo 24 años. Un fugitivo puede durar un año, dos, no puede estar 24 años. Yo estuve 24 años fugitivo. Construí una familia, me casé, tuve hijos... Y lo pude hacer porque me hacía el solitario en mis asuntos. Yo era un solitario, yo soy un solitario. Puedo jurar ante Dios y ante mis hijos que ni Provenzano -su sucesor al frente de la Cosa Nostra- sabía dónde vivía yo. Hubo alguien que tuvo interés en venderme y hacerme arrestar, y por eso aquellas palabras pronunciadas por Mancino [el ministro del Interior en enero de 1993], que unos días antes dijo: 'Dentro de cinco o seis días vamos a arrestar a Riina y lo meteremos en la cárcel'. Seis días antes, sabía que me debían arrestar, y lo sabían Mancino y alguien más que no sé quién es. ¿Provenzano? No lo sé. Yo fui vendido, pero no puedo decir por quién. Me dicen Di Maggio pero no, no fue Di Maggio".
Ahí solo parece un viejo criminal cuyo único remordimiento es el de no saber quién lo traicionó. No le duelen sus crímenes, tanta sangre derramada, sino no saber a estas alturas quién le fue desleal. Por qué. Por cuánto. Al periodista Bolzoni, sin embargo, no es esto lo que más le interesa:
-Para mí, la frase crucial de Totò Riina es cuando le pregunta al fiscal: "¿Queréis saber quién es Salvatore Riina? Un tipo de Corleone, un pueblo del campo, perdido y abandonado...". Ahí lo que está diciendo es: "Yo soy el capomafia, vengo de Corleone, no me jodáis, tengo 80 años y quiero que me dejéis en paz. No me voy a arrepentir nunca, jamás".
¿Es entonces Totò Riina, a punto de cumplir los 81 años, enfermo, vigilado día y noche, un tipo acabado? Cualquiera diría que sí, que sus palabras ya no pueden interesar más que a un fiscal en su laberinto y a un periodista que, como un pintor, busca darle el último trazo a su personaje. Y entonces, ¿por qué a las pocas horas de publicarse el extracto de su declaración la justicia ordenó borrarlas de la web de La Repubblica? ¿Qué teclas secretas, tal vez entre líneas, de forma sutil, sigue tocando el viejo capo?
La última vez que el periodista y el criminal se vieron fue en los tribunales. Un día antes, un reportaje publicado por Bolzoni iba ilustrado por dos fotos, una de Riina y otra de un senador: "Al verme, me llamó y me dijo: '¡Doctor Bolzoni, doctor Bolzoni! Mañana lo denuncio por sacar mi fotografía al lado de la de un político...". La broma de Riina, su aparente campechanía, no logró desviar un centímetro la opinión que Bolzoni, después de estudiarlo durante años, tiene del personaje.
-Es cruel. Es un animal. Tommaso Buscetta
[el primer arrepentido de peso que rompió con la ley del silencio] dijo en cierta ocasión que Riina solo era superado por Nerón en crueldad. Después de Nerón venía Riina... -

Por PABLO ORDAZ   from elpais.com   30/10/2011

Los cadáveres más buscados también son incómodos


Foto from flickr.com

 El exhibicionismo en la muerte del tirano se combina con curiosas dosis de censura.- CeAucescu, Gadafi y Bin Laden comparten algo más que su fin.
 Los rebeldes rumanos se tomaron la molestia, en su lucha contrarreloj por finiquitar a Nicolae Ceaucescu antes de que les cazara la temible Securitate, de celebrar y filmar un juicio sumario en el que el dictador y su esposa escucharon la infinidad de cargos sin posibilidad alguna de defenderse. No eran tiempos de móviles, ni cámaras, ni youtube. La tecnología aún no se había adaptado a nuestra necesidad casi fisiológica de contar a los demás todo lo que está pasando en tiempo real. Y los periodistas aún teníamos que luchar a golpe de propinas, colonias o maquillaje para lograr un télex en algún rincón escondido del hotel y retransmitir lo que veíamos. Pero verán que, tecnologías aparte, hay algo que se repite de forma ineludible cuando de acabar con tiranos se trata: y es el exhibicionismo con curiosas dosis de censura.
En aquella fría Navidad de 1989, unas imágenes de la pareja dictatorial perpleja ante sus improvisados jueces bastaron para colocar a los rumanos y al mundo entero ante el televisor. El suspense generado cuando ambos fueron condenados y se produjo el corte en la emisión puede asemejarse a los que provocaban las películas censuradas durante el franquismo cuando llegaba el beso que iba a ser invisible. Lo siguiente en la pantalla, tras un salto abismal, fue la imagen de ambos cadáveres ensangrentados en el suelo, fríos para siempre dentro de sus cálidas pieles, ejecutados por sus crímenes. Tardamos mucho en ver la sesión completa del juicio en youtube y los detalles más sorprendentes de esa ejecución: cómo un soldado les ata las manos a la espalda con una vulgar cuerda de esparto o cómo, ya muertos, un supuesto médico con bata y estetoscopio les mete los dedos en los ojos y les encuentra la carótida bajo los ropajes de astracán para verificar su muerte.
En Libia, todo ha sido aparentemente más salvaje. No ha habido médicos ni batas blancas, no ha habido juicios ni gritos, pero los vencedores han grabado la pulverización del dictador (pueden verse aquí los vídeos) con ánimo casi forense, conscientes de que grabarlo era enseñarlo y enseñarlo era vencer, demostrar la victoria y avisar a sus secuaces de la suerte que les puede deparar. Lo narra aquí magistralmente José María Ridao, que recoge cómo el tiranicida se arroga el derecho de decidir sobre la vida de otro frente al derecho de quien se mantuvo pasivo ante el malvado.
Los rebeldes rumanos emplearon jueces, uniformados, actas, médico y pelotón. Los combatientes libios cambiaron la acusación formal en el banquillo por un grito -"Misrata"- que resumía las torturas que infligió el dictador. Y en ambos casos, curiosamente, la exhibición de la victoria se ha visto contenida, en medio de la barbarie, por la censura del momento exacto de la ejecución. ¿Es por respeto al último momento? ¿O por deseo de proteger a quien dio el tiro de gracia? Queremos pensar lo primero, nos tememos lo segundo.
La muerte de Gadafi nos lleva a otra, la de Bin Laden, liquidado por agentes de Estados Unidos en una de esas operaciones que pone a la palabra "legalidad" en estado de alerta. Su rápida sepultura en el mar tenía como objeto: 1) evitar debates de cuerpo presente y 2) evitar un lugar de peregrinaje que contribuyera a la mitificación del héroe antioccidental. El entierro de Gadafi en un lugar desconocido del desierto persigue el mismo fin, igual que hace 20 años el consejo rumano de transición logró mantener en secreto el escenario del entierro de la pareja Ceaucescu.
En todos los casos, tras lograr la muerte llega la incomodidad: ¿Qué hacer con el cadáver?
Semanas después de aquella ejecución, quienes estábamos en Bucarest escuchamos el rumor que corrió como la pólvora: el conducator y su esposa habían sido enterrados a escondidas en un cementerio de la capital. Acudimos. La tierra estaba fresca sobre las dos tumbas a la que empezaron a peregrinar algunos curiosos. Y, 20 años después, los análisis de ADN confirmaron que así era.
Pero conocer la tumba del dictador nunca sirvió para convertirle en mártir, como tampoco seguramente Gadafi será honrado como héroe por mucho que se descubra el lugar del desierto en el que está enterrado.
Y es que la tecnología de ambas épocas es distinta. Los métodos, muy diferentes. Pero la muerte del tirano, su exhibición y la posterior incomodidad que causa el cadáver no son los únicos puntos en común: el calor del pueblo que aclamaba a Gadafi se desvanecerá seguramente con la misma rapidez que las palmas rítmicas que saludaban a Ceaucescu en el Comité Central.

Por Berna González Harbour   from elpais.com  28 OCT 2011

Usted ya no es un parado... Es un 'profesional en transición'


Foto from jorgequintas.com

Ganar la partida al desempleo pasa por adoptar una nueva actitud, una dedicación específica, otra filosofía de vida y por mantener una identidad especial que nos puede ayudar en el trabajo de encontrar trabajo, una ocupación que ya se ha convertido en una profesión difícil para la que se requiere ser un especialista. No es para estar orgulloso, pero agachar la cabeza y esconderse no conduce a nada.
Si usted está en paro, probablemente estará cansado de escuchar que, en esa circunstancia, su trabajo es buscar trabajo. Seguramente habrá comprobado que el empleo de buscar empleo es ya una nueva y complicada profesión para la que hay que convertirse en un verdadero especialista.
Mucha gente que ha sido despedida se siente como un cangrejo ermitaño dentro de su concha, en vez de hacer público su nuevo estatus (en este caso, la ausencia de estatus laboral). Pero si se desea encontrar otro empleo es preferible adoptar la segunda actitud. Eso es lo que piensa Sandra A. VanGilder, coach neoyorquina dueña de su propia firma. Las ideas de VanGilder están en consonancia con las de aquellos que piensan que, en el escenario económico actual, con tanta gente con talento que está siendo despedida, no debe resultar vergonzoso indicar claramente que uno está sin trabajo.
Resulta positivo (e incluso bien visto a los ojos de los posibles empleadores) un plus de autoconfianza que procede de no tener vergüenza en reconocer que se está en un periodo de cambio entre dos trabajos. Ya no hablamos de parados, sino de profesionales en transición, y eso supone un estatus diferente, una nueva actitud, una identidad peculiar (que hay que mantener y cultivar), una filosofía de vida y una dedicación profesional específica.
El mercado laboral ha cambiado y sigue transformándose vertiginosamente. Nekane Rodríguez de Galarza, directora general de Lee Hecht Harrison, cree que en este nuevo escenario "debemos hacer las cosas de un modo muy diferente a como las hacíamos antes". Para Custodia Cabanas, profesora del IE Business School, "un empleador entiende que hayas estado algún tiempo en paro, pero no comprende que no hayas hecho nada".
Hace sólo algunos años, cuando no existían las redes sociales y profesionales, quien se quedaba en paro podía "permitirse" la actitud del cangrejo ermitaño que tanto desaprueba VanGilder. Antes, la dificultad estaba en justificar el paréntesis laboral cuando uno se ponía frente a un nuevo entrevistador para lograr otro trabajo. Pero hoy, el mismo escaparate de las redes sociales y profesionales que nos aportan un valor añadido y una marca personal y profesional, se convierte en una ventana indiscreta que habla de lo que somos, de lo que hacemos y sabemos. No se puede cerrar, porque a nuestros perfiles en esas redes acuden cada vez más empresas para buscar candidatos y comprobar todo tipo de información sobre nosotros. La identidad que hemos construido y la actividad que desarrollamos mientras mantenemos un empleo no se puede detener cuando llega el paro.
En la línea de que el trabajo para siempre se acabó y que este periodo de transición será cada vez más habitual para todos nosotros, José Medina, presidente de Odgers Berndtson Iberia, asegura que "la tendencia es que nuestra actividad quede ligada a diferentes proyectos. Tendremos que acostumbrarnos a ese escaparate y a ir saltando de puesto en puesto. En la última década, la permanencia en el cargo de un CEO en Reino Unido y Estados Unidos ha pasado de nueve a tres años. Y esto se da ya en todos los puestos directivos. Vivimos un mundo mucho más complicado y la erosión hace que la estancia en cada trabajo sea más corta cada año. Hay un momento en el que formas eficaces de management en una época no lo son en otra". Medina cree que "debemos pensar en ir haciendo gimnasia, porque esta situación se puede dar cada vez más veces en nuestra carrera".
Nuevos conceptos
Andrés Pérez, consultor en posicionamiento personal, aconseja cambiar el modo de calificar la situación: "Antes, el paro era algo excepcional y, aunque sucedía, no suponía una amenaza tan clara y constante. Trabajar para una empresa era muy parecido al matrimonio, y una separación era algo traumático. Pero los profesionales debemos pensar ahora como proveedores de servicios. Todos somos empresarios aunque estemos trabajando por cuenta ajena, y eso significa que el problema de una persona que se queda en paro es que ha perdido su único cliente, el que le paga la nómina. En este entorno, el parado sigue siendo tan buen (o mal) profesional como lo era hasta el día en que le dieron el finiquito. Y el espacio de tiempo hasta que encuentra otro cliente no se puede calificar como desempleo, sino como transición. Lo malo es que ha perdido a su cliente; lo bueno, que ahora hay muchos que pueden contratarle".
Julián Rubio, jefe de área de Ranstad Professionals, insiste en que "buscar empleo desde el paro se ha convertido en una ocupación especialmente complicada, pero la actitud debe ser totalmente proactiva. Los trabajos no vienen solos".
José Medina recuerda que "el trabajo de quien está en el paro es buscar trabajo, levantándose a las 8 de la mañana como si fuera a la oficina. La diferencia es que todo lo va a hacer en un 90% desde su escaparate, a través del mundo virtual, que es actualmente más real que el físico de antes". Rubio cree que, "por ejemplo, en España no dedicamos el tiempo suficiente a nuestro currículo. La vida laboral no vale para todo, y para cada oferta debemos tener uno. Las empresas buscan profesionales específicos y con una experiencia muy determinada".
Un cambio de actitud
Custodia Cabanas añade a esto que "tenemos varias identidades profesionales y no debemos aferrarnos a una única. Cualquiera puede cambiar su carrera, y hoy se debe reconocer la necesidad de ser muy flexible. Cuestiones como la ubicación geográfica o la disposición a movernos tienen que ver con esto".
Rodríguez de Galarza argumenta que "lo primero es la actitud; creer que vas a encontrar trabajo. Muchos se comportan como si no tuvieran oportunidades cuando, a igualdad de cualificación y condiciones, pasa la entrevista quien demuestra actitud".
Andrés Pérez cree en este sentido que "si en una situación en la que no hay empleos un profesional sigue teniendo mentalidad de empleado, cuando se queda en paro acabará desesperándose y se dejará llevar llevar hasta que se solucione la situación (si es que llega la solución). Pero si su mentalidad es la de profesional que vende sus servicios, su planteamiento en esta etapa de transición será muy diferente".
La directora general de Lee Hecht Harrison añade la necesidad de trabajar la empleabilidad presente y futura: "Ese factor no se mide sólo por la formación, sino por qué has hecho, cuál es tu valor, qué es lo que sabes hacer realmente y cuál es tu reputación. En este sentido, cualquier herramienta de internet habla de nosotros, y resulta clave trabajar esto".
Julián Rubio coincide en que "todo esto es cuestión de actitud, de altura laboral. Venimos de un ciclo de bonanza y las personas cualificadas afrontan una situación aún más conflictiva que aquellos que no están tan preparados".
Para José Medina resulta fundamental mostrarse con un perfil, actitud y filosofía ganadores y activos: "Si está en el paro, diga que se haya en transición y en un replanteamiento de su carrera en el que aprovechar más eficazmente sus mejores capacidades y experiencia. Al igual que el líder que no pierde el aplomo y la compostura en tiempos difíciles cuando la pierden sus subordinados, mantenga el tipo y la actitud positiva de que 'este partido lo vamos a ganar', dando siempre un mensaje optimista y creativo de su futuro profesional".
5 claves para resistir y ganar
De su actitud en el periodo de transición depende la llegada de un nuevo trabajo. Andrés Pérez, consultor en posicionamiento personal, ofrece algunos consejos básicos:
- Preséntese a todos los contactos profesionales como un profesional y no como un parado. Una persona con 5, 15 ó 30 años de experiencia no pierde su memoria ni su capacidad cuando pierde un empleo. Sigue siendo tan buen profesional como antes de perderlo y es absurdo rebajar su calificación profesional sólo porque ya no tiene tarjetas y un coche de empresa.
- Participe en todos los eventos profesionales en los que se encuentren potenciales clientes o empleadores. Compórtese y preséntese como un profesional en activo y no como alguien que está mendigando un empleo. Hay que seguir siendo visible, incluso mucho más que antes.
- Aproveche cualquier ocasión para realizar trabajos alimenticios que le permitan generar ingresos aunque no tengan la misma calidad que los que ha desempeñado hasta ahora. Eso le mantiene activo y en el mercado, además de permitirle demostrar su valía.
- Utilice el periodo de transición para actualizar los conocimientos o conocer otros campos. Debe tener un plan de I+D igual que una empresa y debe incorporar, al menos, dos productos nuevos a su oferta cada año (idiomas, tecnología, especialidades).
- Sírvase de todos los escaparates para demostrar la profesionalidad. A veces porque la empresa lo impide y otras por dejadez, los profesionales van quedando ocultos e invisibles. Sólo los conocen quienes se relacionan directamente con ellos. Cuando un profesional pierde el empleo debe darse a conocer partiendo de cero. Por lo tanto es muy importante que un profesional en transición dedique tiempo a demostrar su valía. Un blog, una conferencia o un documento electrónico en los que demuestre su experiencia y casos de éxito son las mejores formas de presentarse, además de facilitar el ser encontrado. Un folleto electrónico de veinte páginas sobre su especialidad es más valioso que 2.000 currículos.
Por Tino Fernández  from expansión.com   28/10/2011

domingo, 30 de octubre de 2011

El día que me convertí en mi padre


Foto from wordpress.com

¿TERMINAMOS REPITIENDO EN LA EDUCACIÓN DE NUESTROS HIJOS LOS ERRORES QUE JURAMOS EVITAR?
A todo adulto le ocurre tarde o temprano. Un buen día, colmada su paciencia, se descubre regañando acaloradamente a su hijo a través de unas palabras que le resultan familiares, aunque en un primer momento no consiga ubicarlas del todo. Comienza a preguntarse dónde las ha oído antes. Y entonces, se da cuenta: acaba de pronunciar las mismas palabras que su padre le dedicó en el pasado, aquellas que tanto detestaba y que se prometió que nunca utilizaría. De entre todas estas expresiones, probablemente la más repetida sea aquella de "cuando seas mayor entenderás lo que he hecho por ti". Y, efectivamente, es en el momento en que entramos de lleno en la edad adulta y hemos de afrontar nuestras responsabilidades paternales cuando comenzamos a comprender y reproducir, muchas veces involuntariamente, aquellas actitudes de nuestros progenitores que en su día consideramos inadecuadas, inútiles o anticuadas. Coks Feenstra, psicóloga infantil y autora de El Gran Libro de los Gemelos, El hijo superdotado, (Ediciones Médici) y ¿Por qué llora mi bebé? (Temas de Hoy), coincide: "todos los padres perciben que, a la hora de educar, les vienen las frases que escucharon de niños, ¡y que seguramente se habían propuesto no repetir nunca!"
Es el final de un proceso que se ha ido anunciando inadvertidamente. La primera señal suele ser biológica, cuando confrontados con la imagen que nos devuelve nuestro espejo, vemos una buena mañana asomar rasgos bien familiares. El siguiente paso es de la toma de conciencia psicológica, algo que se produce cuando reparamos en que muchas de nuestras pequeñas manías lo fueron antes de nuestros progenitores o cuando alguien cercano nos señala que esos comportamientos que entendíamos propios de nuestro carácter no son más que imitaciones de otros que vimos en nuestros padres.
Resulta inherente a la juventud rechazar gran parte de aquello que nos ha sido enseñado a través de la tradición y las instituciones. Y, por la cercanía personal y distancia generacional, probablemente la figura paterna/materna sea la que suscite mayores críticas. Todo hijo se propone hacerlo mejor que ellos y no caer en los mismos errores, un rechazo que es parte del proceso natural de conformación de la identidad. Joseph Campbell señala, en El héroe de las mil caras, que una parte esencial del viaje del héroe mítico es el enfrentamiento final con el padre, para ocupar finalmente el lugar de éste. Es decir, convertirse él en aquello que se rechazaba. Quizá sea el mito de Edipo el que haya articulado de forma más clara esta idea: Edipo está destinado a ocupar el lugar de su padre tarde o temprano y convertirse así en el rey de Tebas. El mito detalla cómo, por mucho que lo intente, le será imposible escapar de este sino prefijado.
Mejores que nuestros padres
Es en la educación de nuestros hijos donde esta situación probablemente se manifieste de forma más explícita. Feenstra apunta que se trata de algo esperable, "es el modelo que nos quedó grabado en su memoria y con el que nos sentimos familiarizados". Dado que la paternidad es un proceso que se aprende sobre la marcha, recurrimos a la experiencia a la hora de afrontar nuevas tareas. El psicólogo Miguel Ángel Ruiz González coincide en que se tienden a repetir los modelos educacionales de los padres, pero al mismo tiempo añade que "en ocasiones se da una reacción absolutamente inversa. Precisamente por haber sufrido a un padre agresivo, muchas personas nunca se han atrevido a poner la mano encima a sus hijos. Otro ejemplo sería el de quienes crecieron con padres ausentes, que luego han estado extraordinariamente presentes en la educación de sus hijos, llegando incluso a sobreprotegerles".
Stephan B. Poulter identifica en su ensayo Father Your Son lo que denomina el patrón de las tres generaciones, una estructura que pone en relación a padres, hijos y nietos a través de la repetición de comportamientos educativos. Dice Poulter que parte del legado más importante que trasladamos a nuestros retoños es la forma en que los hemos criado. La influencia enorme que los padres procuran no tiene tanto que ver con una determinista herencia genética como con un proceso de aprendizaje en una época tan crítica como es la infancia, cuando la identidad que procura la familia es un factor básico, lo que provoca que, generación tras generación, determinadas actuaciones acaben repitiéndose.
Sin embargo, esto no implica que haya que adoptar una visión fatalista ante la influencia que hemos recibido. Es importante entender que en este asunto no hay determinismo, que si tomamos consciencia de los errores no estamos abocados a repetirlos, que es en nuestra capacidad de poder decidir lo que queremos donde reside nuestro rol más importante como padres. Deberíamos plantearnos la paternidad más como un proceso de perfeccionamiento inacabable e intergeneracional que como el rechazo o sumisión absoluta a lo recibido. Transmitir una herencia educativa mejor que la que nos ha sido aportada es un gran triunfo, máxime si contribuimos a que nuestros descendientes continúen esta cadena de forma que posteriores generaciones puedan contar con una educación sentimental y afectiva más sólida que la que nosotros tuvimos.
Feenstra apunta que esa es una prueba de autosuperación. “Aunque no sea imposible, tampoco es fácil mejorar lo recibido. Y hemos de ser conscientes de que en esa tarea cometeremos errores que nuestros hijos se verán obligados a enmendar. Es la rueda de la vida". Miguel Ángel Ruiz coincide con esa perspectiva, señalando que "cuando los hijos crecen de forma sana, acabarán por reconocer y por perdonar las equivocaciones que cometieron sus padres. Esa, que es la mejor manera de madurar, es también la mejor forma para evitar que se repitan”.
El abuelo encantador
El adulto se enfrenta a un problema añadido dentro de esta irremisible transformación, ya que un proceso paralelo está teniendo lugar; mientras el tiempo le va acercando física y mentalmente a sus progenitores, éstos están convirtiéndose en figuras totalmente distintas de aquellas que conocieron en la infancia y juventud. En muchos casos, aquel hombre que se comportaba como un intransigente déspota pasa a convertirse en un tierno abuelo que consiente todos los caprichos. Debido a que la responsabilidad primera de la crianza no recae sobre él, puede abordar la relación con su nieto desde una perspectiva muy diferente a la que mantuvo con su hijo, algo que a éste no deja de resultarle llamativo (y en ocasiones incluso molesto). Pero estas situaciones deben ser percibidas también como escenarios de reconciliación con aquel padre al que en su día no conseguimos entender o al que veíamos como manifiestamente irracional por poner trabas a nuestra libertad. Cuando hemos de asumir obligaciones paternas, las tornas se giran y comenzamos a entender por qué se comportaban así y hasta qué punto aquellos límites eran necesarios. Según Feenstra, "convertirse en padres suele significar el comienzo de una nueva relación. Ahora los hijos entienden mejor lo que vivieron, ya que sienten en carne propia lo que es la preocupación, el miedo y la vulnerabilidad que implican la crianza, y gracias a ello, la vida de muchas familias se vuelve mucho más armoniosa. Además, ahora tienen algo en común: el amor al hijo, al nieto".
El escritor americano Mark Twain, en una de sus más celebres sentencias, resumía con su característico sentido del humor este proceso de relevo generacional al señalar que "cuando tenía catorce años, mi padre era tan ignorante que no podía soportarlo. Pero cuando cumplí los veintiuno, me parecía increíble lo mucho que mi padre había aprendido en siete años". Si nuestros retoños no nos parecen comprender, no temamos: llegará el día en que crezcan y que ellos mismos se conviertan en padres, y la rueda habrá dado una vuelta completa una vez más.

Por Héctor G. Barnés  from elconfidencial.com   29/10/2011