martes, 30 de junio de 2015

Cuál es la explicación científica a nuestra fascinación por las mascotas

Un perro y un gato
Al parecer no son particularmente beneficiosos para la salud mental, como se dice.

Cuando cuatro chimpancés capturan a un joven duiquero azul para jugar con él, podría pensarse que lo quieren para tenerlo como una especie de mascota.
Sin embargo, el final no es tan bueno para el antílope.
El comportamiento juguetón de los monos es demasiado agresivo y el duiquero termina muerto.
Pero los chimpancés no se inmutan y siguen jugando con el cuerpo durante otros 30 minutos.
Y es que el duiquero no es para los simios una mascota, en el sentido en el que lo entendemos nosotros.
Los animales no tienen mascotas. No verás a un chimpancé sacar a un perro a paser o a un elefante comprar una tortuga para que le haga compañía.
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¿Quieres tener uno?
Al parecer, convertir a un animal en parte de la familia es algo que solo los humanos hacen. Pero la pregunta es, ¿por qué?
No está claro cuándo comenzó el ser humano a domesticar animales.
Sabemos que, hace miles de años, nuestros antepasados probablemente solían tener lobos alrededor. Posiblemente los capturaron de jóvenes, los domesticaron y se dieron cuenta que eran útiles para la caza.
Poco a poco se volvieron animales más mansos, y evolucionaron hasta convertirse en perros.
Esto pudo haber empezado hace 27.000 años, de acuerdo a un estudio publicado en mayo.
Desde entonces los humanos han querido rodearse de perros y tener mascota se ha convertido en una práctica común en muchas culturas.
Pero si se considera cuán costoso resulta tener mascota, la voluntad de adoptar un animal podría resultar hasta extraño.
Necesitan comida, atención sanitaria y una casa en la que vivir.
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Esos ojos podrían derretirle el corazón al más pintado.
Y aunque claramente hacen compañía, cuidar de ellos consume mucho tiempo y generalmente es en beneficio de uno solo (a excepción de los perros guardianes o guía, por ejemplo).
No puedes esperar que tu mascota te corresponda con algo material. Y aun así, miles de personas las tienen y las consideran parte de la familia.
Son varias las razones con las que se ha tratado de explicar el fenómeno.
Durante décadas prevaleció la visión de que, además de compañía, los animales domésticos proveen de beneficios para la salud. Se decía que tener una mascota mejoraba el bienestar psicológico, incluso que podían hacer que sus amos vivieran más.
Sin embargo, el resultado los estudios al respecto es contradictorio.
Mientras algunos demostraron que las mascotas mejoran algunos aspectos de la salud, otros, más recientes, concluyeron que pueden provocar justo lo contrario.
Por ejemplo, una investigación halló que los dueños de mascotas tienden a tenermás problemas de salud mental y a sufrir mayores niveles de depresión que aquellos que no las tienen.
Y otra sugiere que la felicidad de aquellos que tienen animales en casa no es mayorque la de los que no cuentan con su compañía peluda.
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Algunos prefieren tener aves a los tradicionales perros o gatos.
Pero aunque los supuestos beneficios han sido ampliamente desacreditados en los últimos años, siguen perpetuándose en los medios más populares, dice John Bradshaw, de la Escuela de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Bristol, en Reino Unido.
"La gente no vive más si tiene mascota. Ese argumento ya se desechó", remarca.
Sin embargo, compartir la vida con un animal pudo haber sido útil en el pasado.
"Está demostrado que las hembras ayudaban a mamíferos indefensos", explica Bradshaw. Y también que existía un nutrido comportamiento empático.
Otras teorías sugieren que tener un perro como mascota podría ser una "señal honesta" del dinero que tiene el dueño. Esto es, significaría que tiene suficientes recursos extra para cuidar del animal.
"Hay mucho de historia y de cultura en el deseo de cuidar de los animales, pero básicamente es un instinto que solía ser una señal clara de la capacidad humana de hacerlo", dice Bradshaw.
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Incluso los ratones pueden parecer tiernos. A algunos.
James Serpell, profesor de ética y bienestar animal en la Universidad de Pennsylvania, Estados Unidos, va más allá.
El experto asegura que las mascotas dejaron en los humanos beneficios evolutivos.
Como somos especies sociales, dice, constantemente buscamos entablar relación con otros individuos, incluidas las mascotas.
"Los humanos con falta de apoyo social son más vulnerables a las enfermedades y las infecciones", añade.
Sin embargo, admite que esdifícil demostrareste efecto y que, como se ha visto,los resultados son inconsistentes.
Además, la cultura también juega un papel en esto. No todas las sociedades tienen mascotas.
Un análisis transcultural llevado a cabo en 60 países concluyó que en 52 de ellos tienen perros, pero sólo en 22 son considerados compañía o mascota.
Algunas culturas tratan a estos animales con crueldad, como el antropólogo Jared Diamond pudo observar en una tribu de Papúa Nueva Guinea.
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Los amantes de los perros y los amantes de los gatos defienden ardientemente su selección de mascota.
Y otras, como la tribu Kiembu de Kenia, sólo tienen perros para que protejan a sus miembros. Así, nunca abrazan a estos animales, ni les permiten acceder al interior de las viviendas. Ni siquiera existe un término en su lengua para designar a las mascotas.
Harold Herzog, de la Universidad de Carolina del Sur, en EE.UU., dice que estas diferencias muestran que la tenencia de mascotas es puramente cultural.
Las tenemos porque otros las tienen, porque es "socialmente contagioso", explicó Herzog ante una multitudinaria audiencia durante la convención anual de la Asociación para la Ciencia Psicológica en Nueva York, EE.UU.
"Estamos predispuestos a que nos atraiga lo animado, a que los cachorros nos parezcan lindos, pero ese perrito que se ve tan lindo en EE.UU. puede ser percibido como comida en Corea del Sur. Entonces, ¿qué pasa con eso?", preguntaba.
¿Cuál fue su conclusión? Que tener mascota es el resultado de las claves sociales aprendidas de otros. En otras palabras, es un meme, una tendencia que se refuerza constantemente debido a su propia popularidad.
Las revolucionarias teorías para explicar la tenencia de mascotas no son suficientes, argumenta el experto. Y señala un estudio que analizó 48.000 inscripciones del American Kennel Club (AKC), un registro de las genealogías de perros de raza pura en EE.UU.
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Sólo los seres humanos se hacen acompañar de otros animales.
El análisis concluyó que existen ciclos de popularidad en cuanto a las razas.
"Se ponen de moda o lo dejan de estar, igual que unas zapatillas", asegura.
Por ejemplo, la popularidad del bulldog inglés está resurgiendo y los perros de pura raza dejaron de ser los favoritos.
Asimismo, aumentó el interés por los perros recogidos de la calle, adquiridos en un refugio.
Son ciclos similares a los que vive el mundo de la moda, equipara Herzog.
Sin embargo, Serpell no está de acuerdo. El experto cree que el tener una mascota se produjo de forma natural en las comunidades cazadoras-recolectoras, que es inherente a la evolución de éstas.
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Para algunos, el gusto por las mascotas es una cuestión cultural. No todas las personas en el mundo las tratan con esta ternura.
"Equiparar la tenencia de mascotas con las fluctuaciones de la moda es incomprensible, ya que se sabe que los humanos tienen este tipo de relaciones con los animales desde hace miles de años", argumenta.
Sin embargo, para Herzog el hecho de que nos sintamos atraídos por los cachorros no es suficiente para que la práctica se haya generalizado. "Para que se convierta en una faceta característica de una sociedad es necesaria latransmisión cultural", explica.
"Es por eso por lo que hay tantas variaciones regionales e históricas en la frecuencia y la forma de tener mascotas".
Así que es realmente difícil determinar qué es exactamente lo que hace que los humanos tengan animales de compañía y es posible que sea unacombinación de factores.
Sea como sea, los cachorros o los gatitos no dejarán de ser lindos.
Por si quedan dudas, aquí está ese gatito otra vez.
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BBC Earth   29/06/2015
http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/06/150612_vert_earth_seres_humanos_amor_mascotas_yv

¿Cuánto tardaría un ordenador actual en romper el código Enigma de los nazis?

Foto: ¿Cuánto tardaría un ordenador actual en romper el código Enigma de los nazis?


La máquina que ocultaba los mensajes del ejército del Tercer Reich sigue suponiendo un reto. Ahora, el 'software' y la informática distribuida sustituyen a la Bomba de Turing para descifrar la información.




Un ejército de hasta 10.000 personas luchó contra esta singular máquina de escribir en plena Segunda Guerra Mundial. Sólo el tiempo y las ideas de un genio como Alan Turing hicieron que el trabajo realizado en Bletchley Park (el cuartel general del Government Code & Cypher School, perteneciente al servicio de inteligencia británico) fuera tan útil como para adelantar el fin de la contienda bélica en dos años.
Desde entonces han pasado siete décadas. Enigma, la máquina utilizada por la Alemania nazi para cifrar las comunicaciones, es ya un sistema obsoleto. En 1940, Turing inventó junto a Gordon Welchman, y gracias al trabajo previo de un grupo de criptógrafos polacos, la máquina capaz de contrarrestar su retorcido funcionamiento.
A pesar de ello, aún hay mensajes alemanes desperdigados por Europa que traen de cabeza a los criptógrafos del siglo XXI. Con el sinfín de herramientas informáticas que tienen a su alcance, ¿cuánto tardarían en romper el código Enigma?
Todo depende
“Depende de varias cosas: la longitud del mensaje, la calidad del texto cifrado, el método utilizado, la suerte...” Así explica a Teknautas Dan Girard, uno de los responsables del proyecto Breaking German Navy Ciphers, que la velocidad a la hora de descifrar no es algo que varíe exclusivamente en función de las características de un ordenador. La complejidad del sistema de cifrado sigue siendo el principal problema.
Las distintas posiciones de los rotores y el cableado del panel frontal de la máquina generan trillones de combinaciones posibles
Así, la solución real más eficaz (y rápida) sigue siendo la ideada por Turing en 1940: la Bomba. La diferencia es que ahora la máquina no parece un armario empotrado, sino que es tan solo un software que simula el invento de Turing.
Michael Hörenberg es el padre del citado proyecto Breaking German Navy Ciphers, que nació en 2012 para descifrar una serie de mensajes codificados con la versión más compleja de Enigma, la M4. Él mismo nos explica que sigue habiendo tres formas de descodificar un mensaje cifrado con la máquina: “Con la clave, algo que es difícil de conseguir; teniendo un trozo de texto ya descifrado y utilizando la Bomba de Turing; o con algoritmos estadísticos a partir del texto cifrado únicamente”.
Con su software, Hörenberg logró desvelar el primer mensaje en solo cinco horas y media. Tuvo suerte: aquellos textos iniciales fueron encontrados en un submarino U-534 junto a una parte del mensaje descifrado. A partir de ahí, y siguiendo la mecánica ideada por Turing, el programa se encargó de todo.


Fuerza bruta
La endiablada mecánica del sistema nazi sigue poniendo las cosas muy difíciles a los criptógrafos en pleno siglo XXI. Las distintas posiciones de los rotores (cuatro en el caso de M4), el cableado del panel frontal de la máquina y la mezcla de ambos elementos generan trillones de combinaciones posibles. Los alemanes empleaban una diferente cada día del mes.
La solución real más eficaz (y rápida) sigue siendo la ideada por Turing en 1940: la Bomba. La diferencia es que ahora es tan solo un 'software'
Sin disponer de esa clave o de una parte del texto descifrado, solo hay una forma de averiguar qué se esconde tras el código: tirar de lo que Hörenberg y Girard denominan “fuerza bruta” (ir probando una a una las trillones de posibilidades que conlleva el funcionamiento de Enigma).
El esfuerzo es titánico hasta para una máquina de 2015. Hönenberg confirma que un ordenador actual podría tardar años en repasar todas las combinaciones. No obstante, Dan y Michael han logrado encontrar ciertos atajos que, a golpe de algoritmos y estadística, reducen el tiempo que un ordenador necesita para hallar la solución. Sin embargo, “un mensaje de M3 de la misma longitud tardaría unas cien veces menos”, explica Girard.
Además de no suponer un ahorro real de tiempo, este método tiene un problema. “Al usar atajos para reducir el trabajo también reducimos la precisión”, aclara Hönenberg. De esta forma, ir probando las combinaciones más probables desde el punto de vista estadístico podría terminar en un callejón sin salida.


Un superordenador en casa
Más eficiente resulta el método utilizado por Enigma@home, una iniciativa nacida en 2006 para desvelar el contenido de tres mensajes cifrados en 1942. Este proyecto se basa en la informática distribuida y “es el único que puede romper Enigma M4 en una cantidad aceptable de tiempo solo a partir de texto cifrado”, admite Hönenberg.
Un ordenador moderno podría necesitar años para descifrar el código, aunque existen atajos más rápidos y menos exactos
Los usuarios que quieran tomar parte solo tienen que instalar el softwareEnigma@home y ceder el tiempo de inactividad de su ordenador a un servidor común, que divide las tareas en unidades de trabajo pequeñas y las reparte entre todos los participantes.
La suma de las capacidades de un ejército de ordenadores modernos permite disponer de una suerte de superordenador virtual, que acelera el trabajo y reduce considerablemente el tiempo: el software de Enigma@home, instalado en unos cien ordenadores entregados a la causa las 24 horas del día, sería capaz de dar con la solución en solo cuatro jornadas.
Por supuesto, todo sería mucho más sencillo si se conociera de antemano la clave utilizada por los nazis el día en que el mensaje fue cifrado, pero ¿dónde quedaría la diversión? La realidad es bien distinta: Enigma sigue poniendo en aprietos incluso a los ordenadores actuales, que solo haciendo causa común son capaces de dar una respuesta rápida y fiable a un enigma con más de 70 años de antigüedad.
   29/06/2015
http://www.elconfidencial.com/tecnologia/2015-06-29/codigo-enigma-nazis-turing_907580/

¿Por qué los brasileños se duchan tanto y los chinos tan poco?



Varios estudios ponen de manifiesto las diferentes formas de abordar la higiene personal

España, entre los países más aseados de Europa



Entre las promesas incumplidas de la globalización no resulta difícil encontrar batallas relacionadas con el hambre, la ecología o la desigualdad. Lo que ignorábamos hasta ahora era el inquietante desfase que reflejan los marcadores nacionales de la pulcritud. Esta vez, y sin que sirva de precedente, la coyuntura económica y los niveles de desarrollo de los diferentes países no parecen ser determinantes a la hora de juzgar los hábitos de higiene.
Según una encuesta realizada hace unos meses por la agencia de análisis de tendencias Euromonitor, los brasileños pueden llegar a ducharse hasta doce veces de media a la semana. Además del país carioca, los sociólogos sitúan a Colombia y Australia entre las regiones menos alérgicas al agua, con diez y ocho baños semanales por persona. Muy cerca les siguen Indonesia y México, con unas siete duchas respectivamente. A la cola de este singular sondeo se encuentran los chinos, quienes al parecer solo se lavan una vez cada dos días.

Los franceses, estadounidenses y españoles se mantienen en el promedio de la ducha diaria. Como los indios, quienes por otra parte se lavan el pelo solo una vez por semana. ¿Los últimos de la clase además de los chinos? Turquía, Alemania, Reino Unido y –sorprendentemente– Japón, con unas costumbres más que cuestionables. Habrá quien opine que la sinceridad de los encuestados debería ser un valor terminante para dar por válidas las conclusiones –un extremo más que razonable si tenemos en cuenta lo que nos encanta mentir a los humanos–, pero sus responsables destacan las variables climáticas como argumentos que ofrecen solidez al resultado. En román paladino: a mayor humedad, más necesidad de refrescarse.
Los franceses, estadounidenses y españoles se mantienen en el promedio de la ducha diaria
Hace dos años el diario británicoDaily Mail puso el grito en el cielo cuando descubrió que casi la mitad de los británicos pasaban de ducharse a diario. Y ponían como ejemplo al príncipe Enrique, hermano del futuro rey Guillermo, que una vez reconoció haber estado dos años, con sus días y su noches, sin lavarse la cabeza. Por extraño que parezca, su caso es solo la punta del iceberg de una tendencia al alza. Más allá de los diseñadores de moda que la pasada temporada dispararon campañas publicitarias con modelos que llevaban el pelo enmarañado o con aspecto sucio, los partidarios de relajar los estándares admitidos son legión.
Mientras algunos ecologistas defienden la necesidad de limitar el consumo de agua en el hogar –y con ello racionalizar los litros que se escapan por el desagüe del baño–, otras corrientes eco-friendlyalertan de los peligros que entraña hacer uso de productos de limpieza que llevan sulfatos, parabenos y siliconas. Ni unos ni otros tienen el favor de la mayoría de los dermatólogos y otras partes interesadas, pero muchos expertos alertan de que todo lo que circunda la literatura del aseo personal está sobredimensionado.
¿Los últimos de la clase además de los chinos? Turquía, Alemania, Reino Unido y  Japón
La cosa viene de lejos. En febrero de este año la periodista Sarah Zhang, de la web Gizmodo, se hacía eco de la estrategia de marketing que en los albores del siglo XX motivó que los estadounidenses desarrollaran actitudes rayanas en la obsesión. Según su testimonio, las empresas productoras de jabones, desodorantes y pastas de dientes crearon anuncios que desnaturalizaron los hábitos de la sociedad, obligando a la gente a gastar cantidades ingentes de dinero y amenazándola con el ostracismo social si no dejaban de preocuparse por la halitosis o la sudoración.
En el siglo XX el aseo personal es también una batalla entre sexos. La compañía sueca SCA publicó hace unos años un estudio en el que Suecia aparecía como –oh, sorpresa– un referente de igualdad también a la hora del baño: si en el resto de países analizados las mujeres se lavan más que lo hombres, en el paraíso escandinavo ellas van a la zaga. Además el informe hincaba el diente en otras costumbres como depilarse, usar cosméticos, ponerse accesorios o cuidarse las uñas. Según afirmaba el 84% de los hombres y mujeres encuestados, en un escenario ideal ellas siempre deben depilarse las piernas. Tan solo el 51% de las personas opinaba que “el hombre ideal” debe usar colonia.
En la era de la heterodoxia higiénica, con adalides de la modernidad que defienden métodos como el No Poo –lavarse el cabello con agua del grifo o con bicarbonato y vinagre–, cualquier conclusión parece precipitada. La higiene personal puede significar una cosa en Río de Janeiro y la contraria en Shangái, y probablemente ni unos ni otros se pondrán nunca de acuerdo. Pero hay dos cosas universales que suscitan el favor colectivo: el baño checo y la noble costumbre de perfumarse hasta provocar la arcada.

http://elpais.com/elpais/2015/06/28/actualidad/1435483359_779060.html

lunes, 29 de junio de 2015

La película jamás proyectada que pone en duda los orígenes de la cinematografía


Visionar película en página original de:
http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/06/150623_primera_pelicula_de_la_historia_finde_dv

Si te preguntan quién hizo la primera película, ¿qué se te viene a la mente? ¿Tal vez nombres como el de los hermanos August y Louis Lumière o Thomas Edison? ¿O quizá recuerdas que te contaron cómo se asustó el público que vio por primera vez el corto que mostraba un tren llegando a una estación?
Pues resulta que ahora hay un contendiente al título de pionero en el séptimo arte: un nuevo documental alega que la primera película fue filmada en el norte de Inglaterra, pero su productor desapareció antes de poder reclamar su lugar en la historia del cine.
Todo ocurrió cuando una familia se reunió en un jardín en un suburbio de Leedshace más de 125 años, el 14 de octubre de 1888.

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El documentarista David Wilkinson dice estar obsesionado con la historia de Le Prince.

En ese grupo estaba Louis Le Prince, quien llevaba consigo una curiosa caja de caoba y le pidió a los demás -su hijo, suegros y una amiga- que caminaran en círculo frente a la caja.


La cámara pionera

La caja era la cámara Le Prince y todavía podemos ver la muy corta y silenciosa escena que capturó (en el video de arriba). Esa película fue filmada varios años antes de que Edison y los hermanos Lumière hicieran algo parecido.

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Louise Anne, hija de Le Prince, observa la cámara de su padre en 1915.

Es por eso que el director del documental "La primera película", David Wilkinson, insiste en que Le Prince es el verdadero padre de la cinematografía.
"Definitivamente hay razones de peso para decir eso", le dice a la BBC Toni Booth, curadora asociada del National Media Museum de Bradford, que aloja la histórica cámara y película.
"Si uno se fija en el mecanismo que la cámara usa, es muy similar al de todas las cámaras de imágenes en movimiento que vinieron después", explica.
"Tenía un único rollo de película que pasaba de un carrete a otro a través de un obturador y tomaba imágenes secuenciales, que luego fueron diseñadas para ser proyectadas y reproducir ese movimiento".
"Como una pieza grabadora de imágenes en movimiento en vivo, sí, yo diría que él fue el primero en lograrlo", añade.


La carrera para inventar


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Louis Le Prince y su suegro en ese jardín que es parte de la historia que no pasó a la historia.

Le Prince nació en Metz, en el noreste de Francia. Estudió química y física en la universidad y luego trabajó como fotógrafo y pintor, antes de que le ofrecieran trabajo en la firma de ingeniería de John Whitley en la ciudad de Leeds.
Tres años después de mudarse allí se casó con la hija del jefe, Elizabeth Whitley. Por entonces, la fotografía estaba empezando a sentar raíces y Le Prince comenzó a experimentar con la idea de fotos móviles.
En la década de 1880 era uno de muchos inventores que estaban tratando decrear la tecnología para lo que sería el cine, que incluían a William Friese Green y Wordsworth Donisthorpe en Reino Unido, Eadweard Muybridge en Estados Unidos, Etienne-Jules Marey en Francia y los hermanos Skladanowsky en Alemania.
"Uno encuentra distintos argumentos para defender que tal o cual individuo fue el primero en inventar la cámara", dice Booth. "Todavía se debate. Para mí, todo depende de la definición de película y de la definición del cine".

¿Qué tecnología?

¿Cuál es la diferencia, por ejemplo, entre una serie de fotografías fijas tomadas en rápida sucesión y una película auténtica?
En 1878, Eadweard Muybridge puso 12 cámaras en fila para fotografiar un caballo de carreras en movimiento. Luego copio las fotos en un disco que giraba e inventó un aparato que hacía que el observador viera como si el caballo se estuviera moviendo.
"Logró la sensación de movimiento pero no capturó ese movimiento realmente como lo hacen las cámaras de cine", señala Wilkinson.

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Su primera invención (izq.) tenía demasiados lentes para algunos, a quienes les parece que es por su segunda cámara (der.) que merece pasar a la historia.

La primera cámara de Le Prince tenía 16 lentes y tomaba lo que Wilkinson también descarta como "fotografías secuenciales". Para él, una película es algo que se filma desde un sólo punto de vista, como lo hizo Le Prince con su siguiente invención: la cámara de un solo lente.
Además de la escena en el jardín, Le Prince usó esa cámara para filmar una secuencia corta de gente y carruajes en el puente de Leeds y a su hijo Adolfo tocando el acordeón.
Logró capturar la acción, pero su invención no servía de mucho si nadie podía ver la película después, así que experimentó con técnicas de proyección y planeó presentar su obra en público por primera vez en Nueva York en 1890.

Pero nunca llegó.
Tras visitar a su hermano Albert en Francia con dos amigos -los Wilsons-, se dice que Le Prince abordó un tren que iba de Dijon a París en septiembre de 1890.
Nadie lo volvió a ver jamás.

Final misterioso


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Le Prince nunca pudo proyectar en público su obra.

Hay muchas teorías sobre su desaparición.
Su viuda Lizzie creía que Edison lo había matado para quitar a un rival del camino.
Otros piensan que Le Prince se suicidó pues estaba al borde de la bancarrota, o que desapareció y empezó una nueva vida, o que su hermano Albert lo mató en una pelea por la herencia de su madre.
Hay quienes han especulado que su familia le ordenó que se fuera tras descubrir que era homosexual.
"De no haber desaparecido, su película habría sido presentada en Nueva York", señala Wilkinson.
"Estoy absolutamente convencido de que, de haber sido así, habría conseguido fondos de la muy distinguida audiencia para empezar a manufacturarlas a gran escala", añade.
"Habría hecho lo mismo que Edison y los hermanos Lumière, sólo que antes que ellos. Habría sido famoso".
Pero lo que pasó es que los Lumière y Edison lograron que el público pagara por ver sus películas, y Le Prince no llegó a formar parte de la historia.
"Técnicamente tuvo éxito, pero no comercial ni públicamente", dice Booth.
"Si las cosas hubieran sido distintas, quizá sería considerado como un par de Edison y los Lumière, o incluso un inventor superior a ellos. Es muy posible, pero sencillamente nunca lo sabremos".

http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/06/150623_primera_pelicula_de_la_historia_finde_dv