lunes, 30 de septiembre de 2019

Tinder: ellas cuando quieren, ellos cuando pueden

tinder

CONXITA HERRERO


Un libro concluye que Tinder, la popular aplicación de citas, multiplica las ventajas de las mujeres sobre los hombres a la hora de ligar



Helena lleva 20 minutos moviendo el pulgar derecho hacia la izquierda y levantando las cejas de forma intermitente. Quien no sepa qué está haciendo podría pensar que tiene un tic nervioso, pero está swipeando, desliza en Tinder, una app para ligar con más de 80 millones de usuarios de los 18 años hasta el infinito, 1,6 billones de swipes diarios y alrededor de un millón de citas por semana. Por el gesto de Helena, el plan de ese sábado no va a ser tan fácil. En su pantalla van apareciendo imágenes junto a un nombre, la edad y algunos datos de la biografía. Un movimiento a la derecha o pulsar el corazón verde que aparece bajo esa foto es un "sí", a la izquierda o sobre el aspa roja, un “no”. Y esta abogada de 29 años no ha swipeado a la derecha ni una sola vez. Es tan agotador, dice, que varias veces al mes piensa en desinstalar la aplicación, que tiene desde hace seis. Si no lo hace es porque, “bendita paciencia”, al final siempre encuentra alguien que le gusta: “Nunca lo suficiente como para decir ‘aquí me quedo”.
Helena, como muchas otras mujeres, sabe que cada vez que pulsa la llamita blanca en la pantalla de su móvil va a necesitar un mínimo de media hora para que alguien encaje en sus gustos y pueda dar al corazón verde. También sabe que 9 de cada 10 veces hará match, es decir, que el hombre al otro lado de la pantalla ya le habrá dado previamente a ella un sí o acabará haciéndolo. Son sus cálculos después de medio año de uso regular. Eso, tener mucho donde elegir, ser muy selectiva y acabar decidiéndose sabiendo que es muy posible que esa elección será recíproca, ocurre también cualquier noche en cualquier bar. Lo dicen Núria Gómez (Barcelona, 1987), crítica y comisaria de arte, y Estela Ortiz (Terrassa, 1988), politóloga y gestora de la cuenta de Facebook Filósofos de Tinder. Son autoras de Love me, Tinder (Planeta, 2019), un libro de 10 capítulos en los que después de un año de trabajo, clasificaron los perfiles de los hombres según su forma de mostrarse en la aplicación y alrededor de los que contextualizan y analizan la sociedad. Una especie de recopilación de ensayos sobre cómo entendemos y vivimos estas relaciones que comienzan en línea.
La app, explica Gómez, “no cambia el paradigma sino que lo acelera”. Lo sobredimensiona. Y hace referencia al feedback-loop, un término para definir un círculo vicioso del comportamiento por el que hombres y mujeres adoptan estrategias en los extremos: “Los hombres ya no seleccionan, mientras que las mujeres son cada vez más selectivas”. Como relatan en el libro, a esa conclusión llegó el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) tras crear 14 cuentas falsas y rastrear su interacción con casi medio millón de perfiles. Lo apunta la plataforma: “Ellas saben que cuando dan a la derecha tienen match”.
Sin embargo, con este método, de aceptar o rechazar a los candidatos, desaparece la gama de grises que puede existir en una terraza un viernes por la noche, porque Tinder polariza. Lo desgrana Ortiz: “Es el sí o el no, te gusta o no te gusta, binariza la lógica y la respuesta”. No hay marcha atrás a no ser que se haya contratado la versión de pago, Tinder Gold. Esos 27,15 euros al mes —es la aplicación dentro de la categoría de estilo de vida con mayor recaudación en más de un centenar de países, según datos de la plataforma— dan derecho al rewind (poder volver atrás si crees que te has equivocado al deslizar), a no tener anuncios y a una pestaña donde puedes ver quién le ha dado like a tu perfil sin que tú lo hayas hecho previamente. Cinco millones de usuarios lo tienen. Y subiendo. Solo durante el segundo trimestre de 2018, "sumó 300.000 nuevos suscriptores e ingresó 384,97 millones de euros", según datos del libro. El negocio del amor.

UN POZO SIN FONDO DE CERVEZAS, GUIÑOS Y PIZZA

Cuánto tiempo se mira una foto, el número de caracteres con los que se responden los mensajes, los emojis que se usan o cuáles son las canciones de culto de las personas a las que se da “sí”. Tinder, disponible en más de 190 países, más de 46 idiomas y con más de 300 millones de descargas, es un gran hermano de la intimidad del usuario. Y como todas las redes sociales, un pozo sin fondo de datos.
Núria Gómez y Estela Ortiz cuentan en Love me, Tinder que el sistema guarda las preferencias durante el uso: nombre, edad, localización, colores, formas y siluetas de las imágenes que se observan (y de las que no) o los eventos a los que se asisten.
Sabe que el mejor día para conectarse es el lunes, la mejor hora las diez de la noche y el mejor mes, agosto. Que en España los emojis de cervezas, el guiño y la sonrisa son los más usados y que el gif más insertado es “fox” (zorro, en español). Registra el número de caracteres con los que se contesta a los mensajes y clasifica esas respuestas como sentimientos positivos o negativos a través de Message tree, un sistema inteligente que analiza las conversaciones…
Y toda esa información es propiedad de Tinder. Como explican Gómez y Ortiz en el libro, “al aceptar los términos y condiciones, los usuarios otorgan a la empresa el derecho mundial y transferible con licencia y sin derechos de autor para almacenar, usar, copiar, mostrar, reproducir, adaptar, editar y publicar su contenido".
En esa pestaña nueva con un logo de diamantes diminutos en dorado, a Marta se le acumulan una media de 1.000 likes nuevos, a diario. A Víctor una veintena en un día bueno. A ella se le cansa el dedo de deslizar a la izquierda. Él no para de hacerlo a la derecha. Ella tiene 32 años y él 30, ambos estudios superiores, están dentro de lo que puede entenderse por el canon de belleza occidental, con trabajo y residentes en Madrid. Ese desequilibrio es normal. En 2017, un estudio concluyó, haciendo una analogía con el funcionamiento de la economía, que Tinder era la más desigual para los hombres, más que el 95,1% de todas las economías: los resultados afirmaban que un hombre promedio sería elegido por una de cada 115 mujeres.
En esa selva de nombres, gustos y canciones que va en un bolsillo, que produce 26 millones de matches diarios (acumulan más de 30.000 millones desde que se lanzó la app en 2012), ellas tienen más poder. Con matices. Porque esto vuelve sobre la discusión del uso de la belleza femenina como reclamo. ¿Tinder lo aprovecha? Sí. ¿Algo obliga a descargar la aplicación? No. "En esa dinámica las mujeres son usadas como producto para suscriptores, como puede seguir ocurriendo en las discotecas, donde las chicas son el cebo para que acudan los chicos", incide Ortiz. La otra autora, Gómez, responde: "Sí, pero también implica que como mujer puedas gestionar tu propia sexualidad, de otras formas es más complicado".
En eso coincide Lola Pérez, graduada en Filosofía, sexóloga y CEO de Mujeres Jóvenes de Murcia, que cree que Tinder, como otras apps de este tipo, fomentan "nuevas visiones sexuales para las mujeres", cuyos patrones han estado más encorsetados en la historia: "No comprometerse, estar con varios chicos a la vez, poder decir no cuando es no, alimentar la imaginación sexual... Permite cierto empoderamiento". Hacia ahí también apunta Joaquín Negro, sociólogo y profesional de la salud sexual y su prevención, al recordar que, en el plano sexual, a las mujeres se las ha despojado secularmente "de su placer, deseos y fantasías y de la autoridad sobre su corporalidad".
Eso cambia en un mundo donde la concepción de la relación tradicional monógama está cambiando, donde a veces va hacia lo fugaz y lo efímero, según el sociólogo: "Está abriéndose a otras formas como el poliamor, relaciones abiertas, liberales, etcétera. Amar en tiempos de Tinder se ha anclado en una sociedad líquida a caballo entre el amor romántico y la satisfacción de placeres individualistas". Lo que da ventaja a las mujeres porque, por fin, comienzan a ejercer su derecho al placer propio. Y eso democratiza el deseo, siempre tan inclinado hacia lo masculino.
En Tinder ellos y ellas desean, fantasean, critican o juzgan por igual. El algoritmo funciona igual para todos. En cuanto a lo físico, la plataforma calcula el "nivel de deseabilidad". Para calcularlo, cuentan las autoras de Love me, Tinder, "la aplicación analiza la cantidad de mensajes que alguien recibe por parte de usuarios que son deseados por otros". Eso da una "nota invisible de atractivo" y a eso se añade una clasificación por nivel de inteligencia, estudios e ingresos. Y Tinder, redactan en el libro, deja bien claro en los términos y condiciones que "se reservan el derecho de establecer estas jerarquías sociales". Luego está el plano intelectual: "El sistema cuenta las sílabas de las conversaciones y te propone, en primer lugar, aquellos usuarios que cumplen con tu media intelectual". Además, cuentan Ortiz y Gómez, Eigenfaces, un algoritmo que analiza las características de los perfiles a los que se ha dado like, "genera una cara promedio, un perfect match". Así, la app genera un perfil platónico, una base ideal con la que selecciona los probables candidatos. Aquí, ellas también llevan ventaja. "Cuando los usuarios te dan un like, tu nota sube. Si alguien con una puntuación más baja que la tuya no te da soporte, tu resultado caerá en picado", explican en el libro. "Y, como es obvio, ellas reciben de media muchísimos más síes que ellos", apostilla Ortiz.
En este carrusel de probables parejas hay, además, algunas características que ofrecen cierta seguridad, sobre todo a las mujeres, que son las que normalmente se enfrentan al acoso online. Por ejemplo, el absoluto anonimato en relación con otras redes sociales: la app no se vincula actualmente a ninguna otra, aunque tiene acuerdo con Spotify e Instagram: en el perfil aparecen las últimas fotos y las canciones de culto que decida el usuario, pero no se puede llegar hasta esas otras aplicaciones. Otra es el botón de denunciar por fotos inapropiadas o comentarios insultantes. Y, la más obvia, la propia idiosincrasia de la aplicación, basada en el deseo mutuo y verbalizado (a través del swipe): solo si ambos usuarios se gustan y dan al "sí", se abrirá un canal de comunicación en la pestaña de mensajes. A pesar de todo ello, en ese lugar virtual el machismo también aparece. Y el patriarcado. Y el mito del amor romántico. Y ambos, como apunta Negro, "han anclado a las mujeres como sujetos pasivos vulnerables a ser receptoras de una posible “conquista”.
Cuando ellas se rebelan a eso y al otro lado a alguien le chirría, aparecen los usuarios que Núria Gómez y Estela Ortiz incluyeron en el último capítulo de Love me, Tinder, los Alpha-Male. A mediados de septiembre, Marta hizo match con uno de esos machos alfa. Pablo: 31 años, 1,91, analista de datos, abdominales perfectos. El primer mensaje de él tardó en llegar un par de minutos, algo que coincide con los registros de Tinder, según los cuales ellos tardan en enviar el primero unos cinco minutos tras el match con una media de 12 caracteres. Ellas se toman su tiempo y suelen usar. "Feminazi de mierda", encabezaba el párrafo: "Ninguna mujer guapa puede ser feminista y no entiendo cómo puedes ser tan subidita moralmente de poner que no quieres votantes de Vox en tu cama". Marta tenía en su biografía el símbolo del feminismo y, entre otras, dos frases: "Entre mis aspiraciones vitales no está apadrinar a ningún votante de ultraderecha" y "no necesito que me acompañes a casa".
Con él Marta lo tuvo fácil, pulsó denunciar y explicó brevemente la fugaz interacción. Con dos pulsaciones más deshizo el match y "hasta nunca". En la realidad tal vez no hubiese sido así. Tal vez ese analista de datos de 1,91 la hubiese intimidado o violentado. Tinder, recuerda Negro, "es solo un espejo de la sociedad". Negro, como Lola Pérez, cree que la app proporciona un ancho margen para que las mujeres puedan expresar su sexualidad libremente, manteniendo relaciones de carácter sexual o emocional y fuera del patrón del romanticismo. Pero es solo una herramienta. El sociólogo apunta: "El cambio real está fuera, donde ya muchas mujeres se están apropiando de su propio cuerpo y de su sexualidad".

ESPEJITO, ESPEJITO, ¿QUIÉN ES LA MÁS BELLA EN LA 'APP'?

Tinder tuvo que cambiar su eslogan: del "desliza, coincide, chatea" original al "coincide, chatea, queda". Cuentan Núria Gómez y Estela Ortiz en Love me, Tinder que tuvieron que añadir el imperativo porque el amor en la app tiene mucho de autorreferencial: "Un comportamiento en el que el estado es más relevante que el sujeto deseado".
Hay quien acumula matches y no cierra ni una cita. No lo necesitan. Quieren saber que ese "me gustas" es recíproco. "El chupinazo de los likes", dice Adriana Royo, sexóloga y terapeuta. "Es el ego, ser visto y deseado, es narcisismo virtual".
No hay posibilidad de saber cuántas personas hacen esto, pero las autoras de Love me, Tinder creen que es más habitual de lo que parece. Tiene que ver con la liberación de dopamina (una de las hormonas del placer), que producen los likes en el cerebro, algo que demostró un estudio en 2017. Y esto ocurre sobre todo entre las más jóvenes.
Para Ada Santana, presidenta de la Federación de Mujeres Jóvenes, pasa porque es un método de autoaceptación: "Nosotras pasamos por un proceso de socialización más expuesto al juicio de los demás, nos importa más y a veces sentimos la necesidad de responder a los cánones sociales". Y Estela Ortiz, una de las autoras, añade: "Les importa la reafirmación. Que los chicos les escriban forma parte de esta vida aislada y de la lógica perversa de las redes sociales. Te aísla y te da dopamina, es una paradoja".

Madrid 29 SEP 2019 - 13:36 CEST
https://elpais.com/sociedad/2019/09/27/actualidad/1569614879_466846.html

Los millennials, la generación más solitaria: el 22% no tiene ni un solo amigo


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Los millennials -nacidos entre 1981 y 2001- son una generación de contrastes. A pesar de tratarse de la generación más preparada de la Historia (el 54% posee un título universitario), se le conoce como la "generación perdida" (uno de cada tres parados en España tiene menos de 25 años). Pese a estar especialmente concienciados con la defensa de las causas sociales, la mayoría no duda a la hora de consumir contenidos descargados ilegalmente en la Red. Aunque invierten más de dos horas y media diarias en las redes sociales, son la generación más solitaria.

Eso es, al menos, lo que se desprende de la encuesta realizada por la empresa demoscópica You Gov a 1.254 jóvenes estadounidenses, que revela datos tan devastadores como que el 22% de las personas de entre 23 y 38 años no tienen ni un solo amigo, que tres de cada 10 confiesan no tener mejores amigos o que uno de cada cuatro no tiene con quién hacer planes.


Si bien la citada investigación no profundiza en las razones por las que los millennials se sienten notablemente más solos que las generaciones anteriores, otros estudios científicos publicados anteriormente apuntan a la creciente influencia de las redes sociales e Internet como posible causante de este mal.

Uno de ellos es el publicado por la psicóloga Melissa G. Hunt de la Universidad de Pennsylvania. Un trabajo que logró probar que aquellos sujetos que deciden reducir progresivamente su presencia en las redes sociales experimentan una disminución significativa en sus niveles de depresión y soledad. También que quienes abusan de las redes sociales son más proclives a sentirse aislados que quienes no lo hacen.

Otro de los datos interesantes que se extraen de la investigación de You Gov es el que indica que uno de cada tres encuestados tiene serios problemas a la hora de hacer nuevos amigos. Aunque la mayoría culpa a la timidez de su fracaso, el 27% lo achaca a que "no creen que necesiten hacer amigos" y el 26% a su desinterés por las actividades compartidas.

Pese a todo, los jóvenes no dejan de hacer nuevas amistades. El 42% de los millennials que participaron en este sondeo asegura haber hecho al menos un amigo en los últimos seis meses. Los que consiguen ampliar su círculo de amistades no lo hacen ni en las redes sociales ni en las discotecas. La mayor parte lo hace en el centro de trabajo (76%), espacio en el que tienen lugar la mayoría de sus interacciones sociales.


MEJOR POCOS Y VIEJOS QUE MUCHOS Y NUEVOS

En cualquier caso, para los millennials es mucho más importante conservar los viejos amigos que hacer nuevos. El 62% mantiene como mínimo un amigo de su época en el instituto, el 54% al menos uno de su etapa colegial y el 34% alguno de su periplo universitario. Sea como fuere, la generación del milenio lo tiene claro: mejor solos que (mal) acompañados.

Las sorprendentes maneras para reducir los gases contaminantes que producen las vacas

Vacas

El rumiante promedio produce entre 250-500 litros de metano por día.

Las vacas que pastan pacíficamente en las cercanías del instituto de investigación de ciencias agrícolas de Nueva Zelanda -AgResearch- se parecen a cualquier otra: caminan lentamente por los pastizales, con las cabezas inclinadas mientras muerden la hierba y dejan escapar suaves mugidos.
Pero algunos de estos animales no son como el ganado que puedes encontrar en otras granjas. Escondido, dentro de los estómagos de estas vacas, se está llevando a cabo un experimento que podría cambiar el planeta.
Se les ha dado una vacuna contra ciertos microbios intestinales que son responsables de producir metano mientras los animales digieren sus alimentos. El metano es uno de los peores gases de efecto invernadero, aproximadamente 25 veces más potente para atrapar el calor que el dióxido de carbono.
El objetivo de AgResearch es desarrollar esta vacuna, junto con otros métodos antimetano, para permitirnos seguir comiendo carne y productos lácteos mientras se reduce el impacto que la industria ganadera tiene en el medio ambiente. Lo que se podría definir como carne sin culpa y queso con la conciencia tranquila.
Emisiones de metano
Las estimaciones varían, pero se calcula que el ganado es responsable de hasta el 14% de todas las emisiones de efecto invernadero derivadas de la actividad humana.
Junto con el dióxido de carbono, la agricultura genera otros dos gases en grandes cantidades: óxido nitroso de agregar fertilizantes y desechos al suelo, y metano.
Este último es expulsado en gran parte por los rumiantes, principalmente ovejas y ganado vacuno, y representa más de un tercio de las emisiones totales de la agricultura.
El rumiante promedio produce entre 250-500 litros de metano por día. A nivel mundial, el ganado es responsable de emitir el metano equivalente a 3,1 gigatoneladas de dióxido de carbono a la atmósfera anualmente.
Una vaca al lado de una motocicleta.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionEl ganado es responsables de una séptima parte de las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas de la actividad humana, mientras que el transporte representa aproximadamente una quinta parte.
Pero los científicos de AgResearch esperan que sea posible reducir la contribución que la ganadería está haciendo al calentamiento global.
Su enfoque se basa en el trabajo de Sinead Leahy, un microbiólogo de AgResearch adscrito al Centro de Investigación de Gases de Efecto Invernadero Agrícola de Nueva Zelanda.

El origen: microbios

El metano producido por los rumiantes proviene de alrededor del 3% de la gran cantidad de microbios que viven en el rumen, la primera sección del intestino.
Los organismos culpables pertenecen a un grupo llamado arqueas, y son capaces de vivir en entornos donde no hay oxígeno.
A través de un proceso conocido como fermentación entérica, estos microbios descomponen y fermentan los materiales vegetales que comen los animales, produciendo metano. Para liberar la presión que puede acumularse por la producción de este gas, los animales lo eructan.
Para eliminar las bacterias responsables, Leahy y sus colegas tuvieron que encontrar una manera de reproducir las condiciones libres de oxígeno del rumen en su laboratorio.
Usando la tecnología de ADN, pudieron secuenciar los genomas de algunas de las especies clave.
"Es esencial comprender qué hace que estos microbios sean diferentes de otros tipos que también son importantes para la digestión de los rumiantes", dice Leahy.
VacaDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionPara liberar la presión que puede acumularse por la producción de metano, los animales lo eructan.
Este trabajo permitió al equipo de AgResearch diseñar sistemáticamente vacunas dirigidas a varias especies de microbios al mismo tiempo.
"Hay alrededor de 12 o 15 especies en el subconjunto de arqueas que hemos tratado de atacar", explica Peter Janssen, investigador principal del programa de mitigación de metano en AgResearch, quien ha identificado varios microbios productores de metano en el rumen de ovejas y vacas.
Las pruebas
Administrada mediante una inyección, la vacuna está diseñada para estimular la producción de anticuerpos antiarqueas en la saliva de los animales, que luego llega al rumen a medida que estos tragan.
Hasta ahora, solo un pequeño número de vacas y ovejas ha recibido la vacuna en los ensayos realizados por el equipo de AgResearch. Pero el equipo ha recogido un buen nivel de anticuerpos en la saliva y también en el rumen y las heces, según el Consorcio de Investigación de Gases de Efecto Pastoral, el principal financiador de la investigación desde 2006.
Habiendo demostrado que los animales vacunados producen el anticuerpo, ahora están tratando de demostrar que esto realmente suprime la formación de metano.
Para probarlo, los animales deben permanecer en una cámara respiratoria, una gran caja transparente y prácticamente sellada, excepto por un flujo de aire fresco. Después se muestrea el contenido de metano en el aire que sale de la caja.
VacaDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionPara medir la cantidad de metano, les investigadores ponen a las vacas en unas cámaras especiales.
Los investigadores también están realizando mediciones fuera del laboratorio para replicar mejor lo que sucede en el campo. Una de las formas es mediante un comedero modificado en el que el animal pone su cabeza para comer.
"Mientras sus narices están en el comedero, un dispositivo dentro de este puede muestrear su aliento", dice Janssen.
Aún más ingenioso es un dispositivo que se puede atar a la espalda de la vaca. "Tiene un pequeño tubo de plástico que termina justo por encima de la nariz del animal. Cuando el animal exhala, el dispositivo absorbe una muestra de su aliento".
Ninguna de las técnicas se compara con la precisión de la cámara de respiración, pero ambas sirven para dar una idea de lo que sucede en un gran número de animales. Pero aún faltan pruebas definitivas de que la vacunación efectivamente reduce la cantidad de metano que expulsan las vacas.

La alimentación

Janssen y Leahy no son los primeros en intentar fabricar una vacuna contra los metanógenos, el término acuñado para cualquier microbio que produce metano.
Algunos científicos australianos lo intentaron en la década de los 90, pero no tuvieron éxito. El equipo de AgResearch confía en que su enfoque genético dará mejores resultados.
Pero la vacunación no es la única idea para "limpiar" el aliento de las vacas. Los animales no producen la misma cantidad de metano, y al menos parte de esta variación es atribuible a diferencias genéticas.
Eileen Wall, jefa de investigación en la Universidad Rural de Escocia, explica que esto ofrece posibilidades para la cría selectiva de animales que producen menos metano.
Ovejas.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionLa selección y cría de ovejas que naturalmente producen menos metano podría generar beneficios para el medio ambiente.
Wall ve esto no como algo que se debe hacer de forma aislada, sino como parte de un programa de cría más amplio para desarrollar ovejas y vacas más saludables y más eficientes. Ambos atributos también reducen los gases de efecto invernadero generados por unidad de carne y leche.
"En los últimos 20 años, ya hemos reducido la huella ambiental de la producción de leche y carne en el Reino Unido en un 20%", señala la investigadora.
Pero no todos tienen tanta confianza.
Criar animales de esta manera podría llevar mucho tiempo y ser costoso, advierte Liam Sinclair, quien estudia el metabolismo del rumen en la Universidad Harper Adams en Shropshire, Reino Unido.
Otra alternativa es alimentar a los animales con una dieta menos del agrado de las arqueas. Esto puede ser parcialmente efectivo, dice Phil Garnsworthy, quien se especializa en nutrición de vacas lecheras en la Universidad de Nottingham, siempre y cuando continúe permitiendo que los animales sigan produciendo leche y carne.
"Probablemente se puede reducir el metano en aproximadamente un 20-25% al ​​alterar la dieta", explica.
Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de California, en Estados Unidos, estimó que se podrían reducir las emisiones globales de metano de las vacas en un 15% cambiando su dieta.
Pero Garnsworthy cree que la cifra puede ser más alta. En Reino Unido, dice, los agricultores usan principalmente ensilado de hierba.
"Solo con cambiar a ensilado de maíz, se podría ver una caída en la producción de metano del 10%".
Cuanta más fibra come una vaca, más metano produce, pero agregar legumbres y diversos aceites como linaza y soja a su dieta puede ser útil, agrega Sinclair.
"Una alimentación de mejor calidad hace que los animales sean más productivos, y los animales más productivos producen menos metano", dice.
También se ha demostrado que agregar algas marinas a la dieta de una vaca reduce los microbios productores de metano.
Ensilado de hierba.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionCambiar la dieta de las vacas de un ensilado de hierba al de maíz podría reducir la producción de metano un 10%, según investigadores.

Otros métodos

Otra alternativa son los aditivos alimentarios, como los ionóforos, que ya se utilizan en algunas partes del mundo para aumentar el peso en los animales y también podrían usarse para inhibir las arqueas productoras de metano. Pero estos no están exentos de problemas.
Los ionóforos, que se clasifican como antibióticos, están prohibidos para su uso en animales en la Unión Europea debido a las preocupaciones sobre cómo el uso excesivo de estos agentes en la agricultura ha ayudado a alimentar la resistencia de las bacterias a los medicamentos.
Independientemente del enfoque utilizado, jugar con el patrón de vida microbiana en el intestino altera su ecología, posiblemente con consecuencias imprevistas. El microbioma intestinal está estrechamente relacionado con la salud, y cambiarlo puede aumentar el riesgo de enfermedades.
Incluso hay alguna asociación en humanos entre las bacterias intestinales y el estado de ánimo, aunque no está claro si la reducción de las bacterias productoras de metano produciría vacas y ovejas deprimidas, o qué efecto podría tener en su carne y leche.
Janssen cree que es poco probable. "No recibimos ninguna señal de que vamos a inhibir la capacidad de los animales para convertir el pasto en carne o leche", dice.
Pero hasta que más pruebas demuestren que alterar el microbioma intestinal del ganado puede reducir sus emisiones de metano sin ser perjudicial, para los animales o los alimentos que producen, el mundo tendrá que esperar con la respiración contenida.