jueves, 20 de octubre de 2011

¿Por qué has tenido que contar eso a tus amigas?


Foto from NBC.com

A MENUDO LAS MUJERES ROMPEN LA BARRERA DE LA INTIMIDAD DE LA PAREJA
Las conversaciones de las mujeres cuando se juntan entre ellas siempre han sido un misterio de intenso atractivo para los hombres. Saben perfectamente que ellos centran gran parte de la temática y que, por lo general, ellas no se andan con chiquitas si están entre amigas.
Más bien al contrario. Las mujeres suelen utilizar las reuniones femeninas como terapia, como aprendizaje y como desahogo, todo en uno y por el módico precio de un café o una copa. Muchos hombres se ruborizarían si pudieran estar presentes en una de esas reuniones informales en las que las mujeres analizan con todo lujo de detalles sus relaciones de pareja, los problemas que puedan tener con sus maridos en la cama, las novedades que han aprendido últimamente con un nuevo amante, etc.
Y es que, por pura herencia cultural, el género femenino es mucho más proclive a compartir sus sensaciones y preocupaciones que el masculino. Baste como ilustrativo el hecho de que ellas emitan una media de 25.000 palabras diarias y ellos ‘sólo’ 12.000. Menos de la mitad.
Es algo obvio para cualquiera y más para quienes tienen o han tenido una relación de pareja. Seguro que más de una vez a ella se le ha escapado un “Fulanita dice que esto no es normal”, y él ha respondido con un “¿y por qué tiene que saber Fulanita que me pasa esto?”, conversación que suele derivar, por lo menos, en un breve enfrentamiento de caracteres.
Y es que en esto, al menos, es aplicable el célebre refrán que asegura que los hombres son de Marte y las mujeres de Venus. Aunque, en opinión del psicólogo clínico especializado en relaciones de pareja Esteban Cañamaras, el carácter abierto de las mujeres y el reservado de los hombres no es más que una “mera construcción cultural”.
“A nosotros no se nos ha educado para mostrar nuestras emociones, por eso tendemos a excluir los afectos de nuestras conversaciones”, explica. Sin embargo, la mayoría de las mujeres hace todo lo contrario: en cuanto surge un problema sienten la ‘necesidad’ imperiosa de contárselo a alguien, pedir consejo, compartirlo.
Los trapos sucios se lavan en casa
Sin embargo el hecho de poner en común todas y cada una de las vivencias, de las sensaciones, de las frustraciones, no siempre es positivo. Aunque la mujer tenga una o varias amigas del alma con las que comparta todo, también debe tener claro que hay cosas que pertenecen a la esfera privada de la familia, o de la pareja, y que no deben salir de ese lugar.
“Es difícil encontrar un equilibrio sano, pero es necesario”, sentencia Cañamaras. Y es que muchos maridos pueden sentirse dolidos o molestos ante el hecho de que las amigas de su esposa sepan cuáles son sus fortalezas y debilidades en la cama, cómo se deja llevar por las pasiones deportivas, o cualquier otro ‘trapo sucio’ que debería ser lavado en casa.
Sin embargo, también es cierto que para una mujer el hecho de compartir aquello que considera problemático resulta un alivio y una ayuda para superarlo, así que ¿dónde está el equilibrio? Cañamaras considera que lo ideal es que la propia pareja negocie un límite que ella esté dispuesta aceptar y que él esté dispuesto a asumir. “Es muy valioso abrirse y compartir, pero lo más conveniente es hacerlo con una o dos personas muy íntimas, no con cualquier conocido”, argumenta el psicólogo.
En su opinión la sociedad actual necesita evolucionar en este aspecto, ya que los hombres deberían aprender a compartir entre ellos un poco más, abandonando la imagen de tipo duro que se les ha inculcado y dando cabida a la emotividad en su personalidad. Las mujeres, por su parte, no deberían cruzar la raya que separa lo verdaderamente íntimo de lo que se puede contar.
Y no sólo por el hecho de que al marido, o a los hijos, pueda molestarles que se aireen los trapos sucios fuera de casa, sino porque eso puede volverse en su contra en un futuro. Por mucho que nuestra confidente sea nuestra amiga del alma, hay ciertas cosas que no tiene por qué saber. Y son precisamente esas cosas las que podría utilizar en el caso de que surja un conflicto, son esos secretos los que se pueden convertir en las armas arrojadizas más dañinas en el caso de que, algún día, deje de ser amiga.
Por Rebeca Royo  from elconfidencial.com    19/10/2011

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