lunes, 17 de octubre de 2011

¿El petróleo está caro? Menos que el agua mineral


Foto from petroleo.aicapitales.com

He pasado las últimas semanas de viajes petrolíferos, visitando algunos de los descubrimientos más relevantes de la última década, desde Moccasin en el Golfo de México, hasta Jubilee en Ghana, pasando por las excepcionales explotaciones de shale oil en Texas, y culminando esta semana con la reunión anual más importante del sector petrolero global, el Oil & Money Conference. Un evento excepcional, con la participación de gente como el secretario general de la OPEP, Abdala Salem El-Badri, el príncipe saudita Turki Al Faisal, los directivos de las mayores petroleras, las mayores instituciones financieras y algunos inversores. Si no me equivoco, uno de los muy pocos representantes de los hedge funds era yo.
Pues bien, lo prometido a mis seguidores de Twitter es deuda. Les paso a relatar las principales conclusiones de la conferencia.
La principal preocupación de las empresas productoras es la demanda. El príncipe saudita Turki Al Faisal lo recalcó varias veces. “No vamos a aumentar la producción de 9.2 millones de barriles al día a 15 millones cuando la demanda está bien cubierta por todos los países productores. No vamos a invertir miles de millones de dólares para ver barriles sin vender en el puerto”. Aun así, Arabia Saudí mantiene su programa de inversiones de 129.000 millones y los proyectos que le garantizarían ese colchón de producción si es necesario. Yo mismo he visto los desarrollos de los campos Kursaniyah y Khurais y pueden producir mucho más cuando quieran… si quieren.
Según los cálculos de varios líderes sectoriales en la conferencia, hasta un 15% de la demanda de petróleo mundial actual es “burbuja crediticia”, es decir, generada por tipos de interés muy bajos. Si a ello añadimos que gran parte de los líderes de la industria cuestionan la sostenibilidad de la demanda china, es normal que durante las reuniones se estime un recorte de cuotas en la próxima reunión de la OPEP en diciembre. Hablaremos de ello aquí si me invitan a Viena este año.
El problema no es la cantidad y calidad de los recursos disponibles, sino las exigencias cada vez más onerosas por parte de los países productores, sea a nivel regulatorio excesivo en Estados Unidos y Europa o por indefinición legal y falta de seguridad jurídica en otros. El propio Christophe Des Margeries, CEO de Total, en una intervención magistral, lo dejaba bien claro. Para invertir a 30 años $720.000 millones anuales (global) hay que garantizar un entorno regulatorio que permita generar retornos adecuados al coste de capital y riesgo.
En el mundo, Des Margeries resaltaba que hoy en día hay más de 100 años de demanda cubierta con las reservas actuales de petróleo convencional, pesado y arenas bituminosas. El problema para producir más no está en los recursos disponibles, como demuestran los recientes descubrimientos, 500 millones de barriles en la Guyana francesa hace menos de un mes, por ejemplo, sino en que se permita a la industria generar un retorno adecuado. Y ahí estoy de acuerdo. Tras doce años aceptando retornos pobres, y viendo sus acciones hacerlo mal, es lógico que el ROCE (retorno sobre el capital empleado) del 25% a $80/barril sea un objetivo mínimo cuando el coste medio de capital es casi un 10% y los proyectos a 20-30 años.
Una de las áreas más criticadas en los corros fue la de las estimaciones optimistas de crecimiento de demanda de la IEA. Todo el mundo coincide en que serán difíciles de cumplir, sobre todo en lo que concierne al retorno al crecimiento de la OCDE, ya que no tienen en cuenta la desindustrialización ni los incrementos espectaculares de eficiencia, pero también en lo que concierne a los países emergentes. Al fin y al cabo, las previsiones de demanda de las agencias siempre son “diplomáticas” y tienden a errar en exceso.
Muchos de los asistentes reiteraban el riesgo de que esas estimaciones optimistas de demanda, añadido a las estimaciones apocalípticas de algunos sobre el suministro, den una sensación de urgencia que el mercado físico no ve por ningún lado. Al fin y al cabo los inventarios almacenados de la OCDE siguen dentro de su media histórica. En ese sentido, otra crítica a las estimaciones exageradas venia por el hecho de que generan una burbuja inversora innecesaria. Por supuesto, no nos engañemos, nadie se quejaba de que el precio del petróleo fuera alto. “Menudo favor, y gratuito, están haciendo a la industria las predicciones del fin del mundo”, me comentaba un amigo.
En este sentido, todos los líderes del sector criticaban las políticas monetaristas e inflacionistas, planes de estímulo y tipos bajos, como principal responsable de la subida de materias primas. Jeff Currie, de Goldman Sachs anotaba que el impacto de las posiciones financieras en el precio ha demostrado ser imperceptible, y que el precio no es una cuestión de falta de suministro, pues las materias primas donde no hay ninguna escasez o que son cultivables han subido tanto o más que el petróleo, y reiteraba el empobrecimiento de las condiciones para invertir como el gran problema del sector.
Uno de los puntos más interesantes fue el análisis por parte de varios geólogos sobre el proceso de reducción del declino de la producción de los campos maduros campo por campo, con reducciones de declino de hasta un 30%. Petrofac lo va a implementar en México con Pemex. Es todo cuestión de precio. Con el petróleo alto, la recuperación terciaria es muy atractiva.
El Secretario de la OPEP, Abdala Al-Badri, resumía la situación actual así: La OPEP no busca “defender” un precio del petróleo. El precio actual se justifica por la inflación en costes, desde materiales hasta escasez de plataformas petroleras disponibles, que se llegan a alquilar a $450.000 al día, y la escasez de personal cualificado. “Todos los ingenieros están en hedge funds” me decía un amigo de Kuwait Petroleum.
El precio medio que necesita la OPEP para equilibrar sus presupuestos es una media de $75-85/barril, pero los gastos sociales de los países están aumentando y por tanto, ese precio medio puede subir también. El plan 2010-2020 de los doce países de la OPEP contempla 132 proyectos, $150.000 millones de inversiones y 20 millones de barriles al día adicionales de producción.
La capacidad excedentaria de la OPEP actual se sitúa en 5 millones de barriles al día, lo que ha demostrado ser un excelente colchón cuando se interrumpieron las exportaciones libias, que no se espera que se recuperen al nivel pre-guerra hasta 2013.
Sobre Irak, Issam Al-Chalabi, exministro de petróleo del país, comentaba que las previsiones de producción han mejorado gracias a la mejora de algunos contratos para hacer las inversiones más atractivas, y al menor coste ($6 a $11 millones por pozo), pero la falta de infraestructuras y de estructura legal, ya que no hay aun ley del petróleo, hará difícil llegar a 3.8 millones de barriles al día de producción en 2013. Aun así, se están exportando 2.2 millones de barriles/día y los grandes proyectos generan retornos del 23-25% (TIR).
Yo me quedo con las siguientes conclusiones:
1.- La demanda sigue inflada y probablemente no alcance los 92 millones de barriles al día si el proceso de reducción del endeudamiento del sistema económico global se lleva a cabo, por fin. Lo mejor, y único probablemente, que ha aprendido la industria en los últimos 25 años que llevo en ella es a no inundar el mercado. Viendo lo que ha ocurrido con otras industrias, es muy lógico que el sector del petróleo ponga de nuevo en el centro de sus decisiones de inversión el retorno sobre el capital empleado, y no las previsiones de la señorita Pepis sobre la demanda.
2.- A pesar de que el mundo es un lugar más complejo hoy que nunca y la situación geopolítica siempre puede empeorar, la industria no va a dejar de invertir, como hizo en 2007-08 o en 96-99. Las inversiones anuales para generar 90-95 millones de barriles al día de producción (incluida capacidad excedentaria no vendida) se mantendrán.
3.- La inversión en exploración no subirá más de los $150.000 millones anuales pero se intensificara el esfuerzo inversor en petróleo no-convencional en Estados Unidos, por ser de bajo riesgo político, sobre todo si pierden los demócratas en Noviembre de 2013, y de alta rentabilidad. La industria seguirá explorando y desarrollando las áreas fronterizas, sobre todo África Occidental, donde no se sufren las restricciones de producción OPEP, la calidad del crudo es muy alta, los pozos están infra-explorados y las condiciones regulatorias y legales son muy atractivas.
¿El petróleo está caro? Menos que el agua mineral, el platino o la plata. Cuando Europa recoge un 65% del precio de la gasolina en impuestos, y sus empresas refineras recogen $6/barril de beneficio de refino, ya saben lo que hay que hacer para mejorar la competitividad. Echar la culpa a los productores, que invierten $400.000 millones en desarrollar sus recursos para mejorar su economía, es mucha retórica y poca realidad.

Por Daniel Lacalle  from cotizalia.com    15/10/2011

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