domingo, 23 de octubre de 2011

Los tiranos que cayeron ante las cámaras


Foto from lavanguardia.com

Ceacescu, fusilado junto a su mujer
        
Las crudas imágenes de la muerte de Gadafi recuerdan a las de la captura de Sadam Husein o de Nicolae Ceausescu.
A principios de febrero, con el egipcio Hosni Mubarak a punto de ser derrocado, el reportero Jon Lee Anderson publicó en la revista The New Yorker las tres reglas fundamentales que cualquier dictador debe tener en cuenta si quiere sobrevivir a revueltas o golpes de Estado. La primera, no mostrar debilidad; la segunda, cuidar los detalles y no abusar de la autoridad; y la tercera, retirarse de forma discreta. Mubarak hizo caso de estos tres puntos. Salvo en el número uno, el coronel Muamar el Gadafi incumplió las dos últimas normas.


 La muerte de Muamar el Gadafi


Y el resultado ha sido, entre otras,
la impresionante imagen de Mahmud Turkia para la agencia France Presse, en la que se muestra con toda crudeza el cadáver ensangrentado y semidesnudo del que fuera líder libio y en la que las cámaras de teléfonos móviles de libios no identificados (presumiblemente soldados rebeldes) adquieren un papel protagonista similar al del cuerpo inerte del tirano. Una instantánea que, sin duda, forma ya parte de la historia.


Sadam Hussein fue juzgado, condenado y ejecutado


La captura y posterior fallecimiento del coronel libio es la última de las muertes de un dictador que ha terminado documentada gráficamente. El 30 de diciembre de 2006, fallecía en Bagdad Sadam Husein. Había sido capturado por las fuerzas estadounidenses en circunstancias similares a las de Gadafi, es decir, escondido en un agujero. El que fuera durante más de dos décadas dictador de Iraq fue sometido a un juicio dudoso y finalmente ahorcado ante las cámaras. Las imágenes dieron la vuelta al mundo de la mano de la propaganda estadounidense, que trataba de poner un punto y aparte en un conflicto que todavía perdura.

Viajando más atrás en el tiempo, hay que remontarse al día de Navidad de 1989 para revisar las imágenes del dictador rumano Nicolae Ceausescu, y de su mujer Elena, ejecutados ante las cámaras de televisión. En aquella ocasión, en las postrimerías del comunismo, y tras un sucinto juicio, ambos fueron sentenciados a morir fusilados. Los soldados de agolparon para formar parte del pelotón que terminara con 24 años de tiranía. Las crónicas de la época explican que Ceucescu gritó al ser conducido al patíbulo: “¡La Historia me vengará!”, y que acabó su vida cantando La Internacional.


El cadáver de Mussolini, expuesto en Milán tras su captura y ejecución


Otro ejemplo. "Dispárame en el pecho", le dijo al parecer el dictador fascista Benito Mussolini a un soldado comunista después de ser capturado en el pueblo de Giulino di Mezzegra. El soldado no lo dudó e hizo lo que le ordenaron. Il Duce trataba de escapar a Suiza junto a su amante, Clara Petacci, y una comitiva de una quincena de personas del régimen fascista. Murió el 28 de abril de 1945. Tras el primer disparo hubo un segundo, también en el pecho. Mussolini y sus acompañantes terminaron colgados boca abajo en Milán, después de que muchos italianos se ensañaran con sus cuerpos.

La historia es pródiga en capítulos de ajusticiamiento a tiranos. Otros ejemplos, y no son los únicos, son los del dictador dominicano Rafael Trujillo, fallecido el 30 de mayo de 1961, cuyo coche terminó acribillado a balas al estilo del Chicago de los años 20, o el también rumano Ion Antonescu (1 de junio de 1946), también fusilado y con un final a lo Ceucescu -”¡La historia me juzgará!”, dijo al parecer-.

El presente
Ben Alí en Túnez, Mubarak en Egipto y Gadafi en Libia son los disctadores que, con diferente suerte, han caído debido a la llamada primavera árabe. Por el contrario, Bashar el Asad en Siria, Alí Abdalah Saleh en Yemen y el Rey Hamed Bin Isa en Baherein continúan en activo. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, aprovechó la muerte del líder libio para
darles un toque de atención. La muerte del coronel libio, dijo Obama, envía un "claro mensaje" al resto de la región, escenario de levantamientos contra regímenes dictatoriales y corruptos.
Por Màrius Fort  from lavanguardia.com  21/10/2011

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