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El tren Transiberiano Express viaja a través de Rusia.
Una serie de terribles desastres vinculados al clima en 2019 provocaron que mucha gente alrededor del mundo incluyera en su lista de resoluciones para el 2020 un nuevo propósito.
Muchos han prometido reducir sus huellas de carbono realizando menos vuelos en avión o evitando completamente el transporte aéreo.
"Flygskam", la palabra en sueco que significa "vergüenza de volar", se ha vuelto de uso común en muchos países.
En agosto, la activista sueca Greta Thunberg dio un ejemplo al mundo al cruzar el Atlántico en un yate de cero emisiones.
Si la adolescente hubiera realizado el viaje desde Reino Unido a Nueva York en avión, habría emitido 11% del promedio anual de emisiones de alguien que vive en Reino Unido, o el total emitido por alguien que vive en Ghana durante un año.
La industria de la aviación contribuye con casi 2% de la emisiones de carbono del mundo, según la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), y se pronostica que la cifra aumentará, ya que se espera que el número de pasajeros aéreos se duplique para el 2037.
Según la organización sueca Vi håller oss på jorden (Dejemos los pies sobre la tierra), un grupo que hace campaña sobre el impacto de volar en el clima, más de 22.500 personas se han comprometido a no volar durante el 2020.
La campaña, llamada Flight Free 2020 (Libre de vuelos 2020), está presente en varios países del mundo.
En algunos países donde los vuelos son costosos y hay otras opciones más baratas, principalmente para trayectos de corta o mediana distancia, quizás no es una decisión difícil.
Pero en Europa, donde los vuelos son baratos y son la principal opción de viaje para mucha gente, quizás no será tan fácil descartar la alternativa.
Tampoco lo será en algunos países de América Latina donde los sistemas de transporte ferroviario no existen o son de bajo nivel.
Algunos gobiernos, sin embargo, ya se están sumando al flygskamy están introduciendo medidas para promover los viajes en tren.
La semana pasada, Alemania anunció que reduciría 10% las tarifas de los trenes, lo cual es la primera reducción en 17 años en ese país.
En Austria, la nueva colación de partidos verde y conservadores prometió extender su red ferroviaria e incrementar el impuesto en los vuelos, una medida diseñada para poder cumplir su meta de llegar a la neutralidad de carbono en el 2040.
Muchos de los servicios de trenes nocturnos de Europa han sido eliminados gradualmente, pero Suecia planea reintroducir un servicio de trenes cama para trayectos a Europa continental.
Y en los próximos meses, Luxemburgo será el primer país que vuelve gratuito todo el sistema de transporte público, en un esfuerzo por reducir la congestión de tráfico en las ciudades.
¿Por qué hacer un viaje largo de tren cuando puedes volar?
El transporte en trenes quizás toma más tiempo pero los conversos afirman que es una experiencia mucho más enriquecedora que volar.
Cuando Elias Bohun, quien vive en Viena, Austria, terminó el colegio, estaba deseoso de viajar por el sureste de Asia.
Pero su conciencia ambientalista evitó que reservara un vuelo.
En lugar de ello el joven de 19 años y su novia viajaron a Vietnam por tierra."Fue la experiencia más emocionante que he tenido en mi vida", afirma Elias.
La pareja viajó de Viena a Polonia, Rusia, Kazajstán y China antes de llegar a Hanoi. Durmieron en trenes nocturnos, en las mañanas dejaban sus valijas en la estación y pasaban el día visitando la ciudad en la que se encontraban.
Después abordaban otro tren cama.
Elias afirma que conoció a muchos más locales durante el viaje de 16 días que en los cuatro meses y medio que pasó viajando en el sureste de Asia.
"En los trenes la gente tiene tiempo, realmente desean conocerte", dice. "En los hostales siempre estás rodeado de turistas".
Es una visión romántica de unas vacaciones. Pero ¿funciona solamente cuando eres joven y no tienes compromisos?
No necesariamente.
Mary Penman, una británica que vive en Austria, realiza el trayecto en tren hacia Reino Unido al menos una vez al año con su esposo y dos pequeños hijos.
Dejó de volar hace varios años como resultado del flygskam.
El viaje toma dos días y les cuesta US$130 por un solo trayecto si se reserva por anticipado.
Acepta que el largo viaje en tren con dos niños pequeños es "complicado, pero con niños hasta ir a una tienda es complicado".
Y prefiere el tren al estrés claustrofóbico de los aeropuertos.
Cambio de mentalidad
Aunque muchos prefieren viajar por tren, el costo a menudo es prohibitivo.
Un viaje en Eurostar de Londres a París emite 90% menos emisiones de carbono que un vuelo, pero el pasaje por lo general cuesta el doble.
Y muchos se desalientan al tener que planear un viaje en tren a través de varios países.
"La gente no quiere dedicar tiempo para planear sus vacaciones", dice Elias. "Es difícil y caro organizar viajes en tren por Europa".
Es por eso que Elias estableció junto con su papá, Mathias, Traivelling, una agencia de viajes que se especializa en paquetes de vacaciones en tren.
Aunque el costo y el tiempo son factores importantes, lo que más se necesita para reemplazar los aviones por trenes es un cambio de mentalidad.
En lugar de tomar todos tus días libres en el trabajo un período de vacaciones de dos semanas, quizás es mejor tomar descansos más frecuentes pero de menos días.
El padre de Elias, Mathias, recuerda una época en que era normal pasar varias semanas viajando en tren a Grecia o Francia.
"Nos educaron para olvidar eso", dice. "Ahora pensamos que la única forma de tener una buena experiencia es tomar un avión y dirigirte a algún lugar lejano y rápido".
Lo mejor, dice Elias, es hacer todo lo contrario.
"Si tomas el tren a Vietnam empiezas a entender que el mundo es enorme", afirma.
Por su parte Mary dice que aunque los trenes toman más tiempo, "el viaje se vuelve parte de tus vacaciones, y no sólo una forma de llegar a alguna parte".
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