martes, 31 de octubre de 2017

¿Dónde se inventó la rueda y por qué tardó tanto en aparecer?


Carro sumerio de batalla. Circa 2500 a.C.
Carro sumerio de batalla. Circa 2500 a.C.

Es uno de los mejores inventos de la humanidad. Tanto que es difícil imaginarse el mundo sin ella. Además ha sido y sigue siendo fundamental para un sinnúmero de otras cosas.... pero, ¿de dónde salió?

Según la Real Academia Española...
  • rueda
  • Del lat. rota.
  • 1. f. Pieza mecánica en forma de disco que gira alrededor de un eje.
La más antigua de la que se había encontrado evidencia era la que usaban los ceramistas en la antigua Mesopotamia por los años 3500 a.C. Así que nuestra ubicua rueda es un invento relativamente reciente.

¿Cómo?

Una rueda entre los petroglifos -diseños simbólicos grabados en rocas- de Newspaper Rock State Historic MonumentDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionUna rueda entre los petroglifos -diseños simbólicos grabados en rocas- de Newspaper Rock State Historic Monument en Utah. Los primeros grabados fueron hechos hace unos 2.000 años.
Para ese entonces, los humanos ya habíamos desarrollado sociedades complejas, con sistemas económicos, sociales y religiosos, habíamos domesticado animales y llevábamos varios milenios cultivando la tierra.
Alepo, en Siria, una de las candidatas a la ciudad más antigua del mundo, ya tenía al menos dos milenios y medio de existencia.
Ya habíamos inventado desde agujas para coser, telas y canastas hasta flautas y botes. Los expertos explican esta tardanza señalando que en la naturaleza no hay ruedas.
Resaltan que, teniendo en cuenta que la inspiración de la mayoría de los inventos era el mundo físico y que éste no proveía evidencia de que una rueda funcionaría bien, su creación es un ejemplo de la capacidad inventiva humana.
Carro funerario romano de cuatro ruedas o vagón ambulante. A lo largo de su imperio, los romanos usaron varios vehículos para viajar. El carrus (carro) era un carro abierto que transportaba un conductor y un pasajero y era halado por caballos.Derechos de autor de la imagenSCIENCE PHOTO LIBRARY
Image captionCarro funerario romano de cuatro ruedas o vagón ambulante. A lo largo de su imperio, los romanos usaron varios vehículos para viajar. El carrus (carro) era un carro abierto que transportaba un conductor y un pasajero y era halado por caballos.
Además, el truco no era crear un cilindro que rodara: "Lo genial fue el concepto de la rueda con un eje", señala el antropólogo David Anthony, autor de "El caballo, la rueda y el lenguaje".
Efectivamente, fue sólo cuando ese cilindro o disco no fue fijado a un estabilizador, que pudo empezar a desarrollar su potencial.

A mano o a pie

Las primeras ruedas se usaron en una actividad que durante miles de años había sido central en la expresión creativa humana: la cerámica.
Primero hubo tornos, que se movían con la mano o los pies de los alfareros.
Unos siglos más tarde, a mediados del III milenio a.C., con los tornos o ruedas de alfareros se empezó a utilizar el principio del volante de inercia, utilizando la energía acumulada en la masa rotante de la pesada rueda de piedra para acelerar el proceso.
Refinar esa idea para convertirla en un vehículo era todo un reto y requería una sutileza que solo se lograba con herramientas de metal.
Una de las primeras representaciones conocidas de la rueda, en un bajorrelieve de un carro. Es una de las muchas esculturas en sarcófagos descubiertas en 1928 en las Tumbas Reales de Ur en la antigua Mesopotamia (ahora Irak).Derechos de autor de la imagenSCIENCE PHOTO LIBRARY
Image captionUna de las primeras representaciones conocidas de la rueda, en un bajorrelieve de un carro. Es una de las muchas esculturas en sarcófagos descubiertas en 1928 en las Tumbas Reales de Ur en la antigua Mesopotamia (ahora Irak).

Alta sofisticación

Para que las ruedas pudieran rotar sin que la fricción lo impidiera, el hueco en el centro de ellas y los extremos del eje tenían que ser casi perfectamente redondos y lisos.
No solo eso: el eje debía ajustarse bien, pues si quedaba muy flojo, las ruedas se tambaleaban. Si quedaba muy estrecho, no rodaban.
El tamaño del eje tampoco podía ser muy grueso pues generaba mucha fricción, ni muy delgado, porque se partía.
Mosaico de Villa Romana del Casale (Piazza Armerina) en el que se puede ver cómo están las ruedas fijadas a los ejes.
Image captionMosaico de Villa Romana del Casale (Piazza Armerina) en el que se puede ver cómo están las ruedas fijadas a los ejes.
"En un vehículo pensado para transportar cargas pesadas, un eje corto de diámetro reducido con un compartimento estrecho tenía sentido y las primeras carretas efectivamente tenían apenas un metro de ancho", explica Anthony en su libro.
Para el experto, el sistema era tan delicado que es dudoso que se haya desarrollado en fases: debió haber sido una estructura que se hizo toda de una vez.

Explosión

No sabemos exactamente dónde ni quizás lleguemos alguna vez a saber quién logró hacerlo primero pero, según la evidencia arqueológica, parece que el invento se empezó a usar rápidamente en Eurasia y Medio Oriente.
Uno dDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
"Hay una explosión de evidencia arqueológica de vehículos con ruedas a partir de 3400 a.C., con estos apareciendo en señales escritas para carrosas, imágenes bidimensionales de carrozas y carretas, modelos tridimensionales de carretas y partes de ruedas y ejes de madera preservados", señala.
Las más antiguas imágenes de vehículos con ruedas que se han encontrado decoran un recipiente de cerámica que data de 3500-3350 a.C. Es de la cultura Trichterbecker que habitaban en lo que hoy es Polonia, Alemania oriental y el sur de Dinamarca.
Esa región se disputa con Mesopotamia (Irak) el título de la más posible cuna de la rueda.
Modelos tridimensionales de cerámica de carretas con cuatro ruedas fueron desenterrados entre los sacrificios en unas tumbas de la cultura Baden en el este de Hungría y datan de 3300-3100 a.C.
Y en Rusia y Ucrania, bajo túmulos funerarios, fueron descubiertos unos 250 vagones de 3000-2000 a.C.

BBC Mundo 29/10/2017
http://www.bbc.com/mundo/noticias-41728685

lunes, 30 de octubre de 2017

Las 350 millones de personas en el mundo que no existen (para las estadísticas)

Niño muestra su mano
Hay gente en situación de calle o desplazados indocumentados que ni siquiera son contados en los índices de pobreza o migración.
Cada vez que un informe aborda un tema "global", no suelen faltar las estadísticas masivas contando a las personas por millones y miles de millones.
Las noticias sobre problemas globales detallan devastaciones o privaciones en escalas gigantescas.
Recuentan el sufrimiento en números tan grandes, casi inimaginables, que se puede perder la dimensión de las cosas.
Y es posible también que las mismas cifras se extravíen.
Por ejemplo, el informe anual de monitoreo de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por su sigla en inglés), señala que en las cifras globales sobre acceso a la educación podrían ser omitidas hasta 350 millones de personas.
Esa no es una brecha menor en la plantilla. Eso es el equivalente de las poblaciones combinadas de Reino Unido, Alemania, Francia, Italia y España.
Mujer toma de la mano a su hijo que porta una mochilaDerechos de autor de la imagenEPA
Image captionLa pregunta ahora es cuán precisas son las cifras sobre escolaridad en el mundo.

Indocumentado e invisible

Estas personas "invisibles", debajo del radar demográfico, son descritas como "las más pobres entre las más pobres".
Son familias que crecen en lugares donde los censos y los encuestadores no llegan.
Son millones de vidas no registradas en barrios marginales en expansión alrededor de algunas ciudades en países en vías de desarrollo, o familias que viven ilegalmente e indocumentadas como migrantes.
El informe de la Unesco dice que los medios convencionales de recopilación de información, como las encuestas de hogares, los censos y los registros de nacimientos y defunciones, probablemente solo sean precisos para las poblaciones asentadas, visibles y con acceso a los servicios.
Las poblaciones desplazadas y excluidas son más difíciles de identificar y pueden escabullirse de las hojas de cálculo y los recolectores de datos.
Los niños que viven en las calles pueden no aparecer en los reportes sobre escolaridad.
Ni siquiera tendrán datos suficientes sobre ellos como para ser considerados como casos de abandono escolar.
Dos niñas con su cuadernos.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionMás menores ingresan a las escuelas cada año, pero aún así hay cientos de millones que no son alcanzados por los programas de escolaridad.
Las personas sin hogar o nómadas no aparecen en los estudios de población que hacen visitas casa por casa.
Además, los refugiados no deseados o no bienvenidos empujados a través de las fronteras por la violencia política pueden ser ignorados o no reconocidos por anfitriones reacios.
La agencia de la ONU estima que hay un recuento insuficiente de 250 millones de personas en encuestas de hogares usadas en países en desarrollo y añade que otros 100 millones probablemente estén fuera del alcance de las estadísticas oficiales, incluyendo a los que viven como inmigrantes ilegales en países más ricos.

Teniendo en cuenta

El informe de monitoreo de Unesco de este año se enfoca en la responsabilidad.
El estudio hace énfasis en que responsabilizar a los gobiernos por no brindar servicios educativos depende de saber cuántas personas necesitan apoyo.
Las metas internacionales de reducción del analfabetismo y aumento del acceso a las escuelas deben reconocer que algunos de los más desfavorecidos ni siquiera son parte de la población objetivo.
Formulario migratorioDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionLos inmigrantes ilegales son un sector que se encuentra debajo de los radares de las estadísticas oficiales.
La Unesco señala que esta realidad plantea la cuestión de quién es responsable de las personas que ni siquiera aparecen en las cifras nacionales.
Tales ausencias aparecen en la propia gama de cifras de esta agencia de la ONU.
La Unesco dice que sus estadísticas anuales para los niños que no tienen acceso a la escuela incluyen una estimación para las comunidades de difícil acceso.
Pero en las comparaciones de las desigualdades en el acceso y el gasto público en educación, la agencia concede que estos millones "invisibles" no están incluidos.
Añade que pese a que el "mantra" de los actuales objetivos de desarrollo es que "nadie se queda atrás", cientos de millones, tal vez nunca lleguen a ser reconocidos como existentes.
Ya que "finalmente nadie es responsable de proteger sus derechos".

Falta la escuela

Las cifras recién publicadas de este año muestran que 264 millones de jóvenes no tienen acceso a la escuela primaria o secundaria.
El informe releva que ya son seis los años consecutivos en los que la educación recibe una parte decreciente de los presupuestos de cooperación internacional.
Alumnos rinden un examen.Derechos de autor de la imagenPA
Image captionLos presupuestos de la cooperación internacional dedicados a educación son cada vez menores.
Por ello, un grupo internacional de exministros de educación llamado Grupo Atlantis, incluyendo al exsecretario de educación de Reino Unido Nicky Morgan y a su homólogo estadounidense Arne Duncan, ha pedido un mayor compromiso con la ayuda para la educación.
El mes pasado, otra agencia de la ONU, Unicef, informó que en la última década hubo "casi cero progreso" en la mejora del acceso a la escuela en los países más pobres.
Y a principios de este mes, el Instituto de Estadísticas de la Unesco advirtió sobre un problema "impactante" en la falta de calidad en las escuelas, con más de 600 millones de jóvenes que han asistido a la escuela pero carecen de las habilidades básicas en lectoescritura y aritmética.
Contar en educación y hacer que la educación cuente sigue siendo un desafío.

domingo, 29 de octubre de 2017

La lucha mundial contra las pajitas de plástico

La lucha mundial contra las pajitas de plástico
Las pajitas de plástico resultan dañinas para la vida marina (AlexanderNovikov / Getty)

Estos pequeños objetos cotidianos son un ‘killer ambiental’ muy peligroso, especialmente para la vida marina
A veces, los mayores peligros provienen de los enemigos más pequeños. En cuanto al medio ambiente y, en particular, a la salud de los mares del planeta, una de las mayores amenazas es representada por las pajitas de plástico. Igual que las compresas, las toallitas húmedas o los bastoncillos de algodón, las pajitas de plástico pertenecen a la familia de los ‘killers ambientales’ más silenciosos y marrulleros.
Cualquier objeto de plástico, incluso el más pequeño y aparentemente irrelevante, si no puede ser reciclado, tiene un gran impacto medioambiental. Las pajitas no son una excepción y además son muy peligrosas para la fauna marina, ya que se confunden con comida y son ingeridas por peces y tortugas.
En 2015, un vídeo desgarrador de una tortuga con una pajita plantada en la fosa nasal fue visto por casi 12 millones de usuarios y sirvió de detonador para una campaña mundial de sensibilización. A partir de ese episodio salió este año la idea para el documental ‘Straw’ (Pajita), que está recibiendo varios premios en todo el mundo y ve la participación del actor Tim Robbins.
Mil millones de pajitas al día
Cada día en todo el mundo se utilizan unas mil millones de pajitas, 500 millones sólo en los EE.UU., según el Servicio Nacional de Parques. Se usan y se desechan de inmediato, en unos 20 minutos, mientras que tardan cientos de años para ser absorbidas por el medio ambiente. Son una de las 10 categorías de objetos que más contaminan el mar. Por otra parte, cada año 1,5 millones de animales marinos mueren después de ingerir plástico y los informes avisan que en 2050 ya habrá más plástico que peces en el océano.
La explosión de la popularidad de las pajitas de plástico, coloradas y fiesteras, se remonta a los años 60, la época dorada del plástico, pero desde hace unos años su uso ha aumentado notablemente. “Hace diez años, las pajitas no estaban en todas partes. Si pedías un cocktail igual te daban una, pero ahora pides un maldito vaso de agua helada y te ponen una pajita”, asegura al National Geographic Douglas Woodring, fundador de Ocean Recovery Alliance.
Según Woodring, una explicación de ello es el miedo de la gente a los gérmenes. De hecho, el repunte en el uso de la pajillas se dio después del brote en 2003 de la enfermedad respiratoria del SRAG, que comenzó en China y se extendió a más de dos docenas de países en las Américas y Europa, infectó a 8.098 personas, matando a 774 de ellos. Todo el mundo empezó entonces a dar por asumido que toda clase de bebida tuviera que venir con su pajita de plástico monouso.
Una campaña mundial
En un momento histórico en el que los residuos y su tratamiento representan una urgencia cada vez más apremiante, es natural preguntarse cuál es la utilidad real de estos objetos, que en la mayoría de los casos sólo sirven para satisfacer el puro placer de sorber una bebida. Se trata, de hecho, de un producto totalmente innecesario, excepto para personas con exigencias médicas específicas.
En los últimos años, varias asociaciones y organizaciones se han batido para la prohibición o la limitación de las pajitas de plástico. En los EE.UU., la campaña “Be Straw Free” (Libérate de la pajita) tiene el objetivo de convencer personalmente a los propietarios de bares y clubes a no presentar a los clientes bebidas ya provistas de pajitas, sino, por lo menos, a esperar a que sean ellos a que las pidan expresamente.
La ciudad de Miami, en Florida, ha anunciado que pronto prohibirá el uso de las pajitas de plástico en cafés y hoteles cercanos a la playa y que aplicará multas de hasta 500 dólares a los infractores. Muy a menudo, las pajitas se tiran en la playa y, por su tamaño y forma, las máquinas que limpian diariamente la arena no logran recogerlas y separarlas. Así que inevitablemente terminan en el mar.
Otros lugares en los Estados Unidos se declarados libres de las pajitas de plástico, incluyendo el parque Sea World de Orlando y el Seaquarium de Miami. Muchos restaurantes las han abolido, Xanterra Parks Resort (la mayor compañía estadounidense de gestión de parques) puso en marcha el programa ‘Choose to be Straw Free’ y el niño de once años Milo Cress convenció al gobernador de Colorado para que declarase el ‘Día Nacional Sin Pajitas’ el 11 de julio de 2013.
Una alternativa es posible
Una conocida cadena internacional de comida rápida dijo que cada día sus clientes usan 60 millones de pajitas. Pese a los primeros resultados logrados por la actividad de concienciación, los gigantes de la hostelería deberían ser más proactivos en el suministro de alternativas ecológicas, ya que, por otra parte, la sensibilidad ciudadana hacia cuestiones ambientales es alta y el retorno de imagen y económico puede ser sustancial.
La pajita, además de ser poco saludable para los dientes, es un objeto superfluo. Pero, si de verdad no pudiéramos prescindir de ella, existen muchas alternativas menos perjudiciales para el medio ambiente, empezando por las pajitas de vidrio, titanio, papel o bambú, todas opciones reutilizables o 100% biodegradables. Pensemos en ello, a la hora de pedir el próximo mojito.

sábado, 28 de octubre de 2017

¿Qué significan los colores?

¿Qué significan los colores?


Desde Aristóteles hasta hoy, los colores han sido un misterio sujeto a interpretaciones, investigaciones y análisis. Disciplinas como la filosofía, la ciencia o la psicología han dedicado esfuerzos a desentrañar las claves secretas del universo cromático. Un estudio de Michel Pastoreau (publicado ahora en castellano) aborda el tema desde una perspectiva multidisciplinar que ilumina la historia de los colores y sus significados en distintas épocas y sociedades
Arranquemos con algunas preguntas: ¿por qué la capa de Caperucita es roja?, ¿por qué los gatos negros y no de otro color despiertan atávicas supersticiones?, ¿por qué el maillot del Tour de Francia es amarillo?, ¿por qué en el ajedrez las fichas y el tablero oponen el blanco y el negro?, ¿por qué en un semáforo el rojo indica detenerse y el verde pasar?, ¿por qué las cruces de las farmacias son verdes?, ¿por qué la lencería negra o roja transmite el mensaje opuesto al de la lencería blanca? ¿por qué hablamos de rojo pasión y de verde esperanza? Nada de todo esto es fruto de la casualidad y Michel Pastoreau (París, 1947) ha dedicado buena parte de sus eruditos esfuerzos a demostrarlo y a responder a estas y otras muchas preguntas relacionadas con los colores. Lo ha hecho en varios libros como Los colores de , que ahora se acaba de traducir al castellano.
Amarillo
Según las encuestas, en Occidente, a lo largo de todo el siglo XX, el color favorito de la población es de forma sostenida el azul. Del mismo modo, el que menos gusta es el amarillo. ¿Por qué entonces cuando el Tour de Francia decidió ­distinguir con un maillot especial al ­corredor que encabezaba la famosa prueba ciclista optó ese color? El maillot amarillo se institucionalizó en 1919 y la explicación de porqué se eligió esa ­tonalidad es prosaica: era el color que tenían en aquel entonces las páginas de ‘L’auto’, el periódico que patrocinaba la carrera. A partir de los años treinta, el maillot amarillo era ya todo un referente ­cultural, que iba más allá del ámbito del ciclismo y designaba en el lenguaje ­coloquial a un ganador.

Los colores han sido objeto de interés y estudio por parte de sabios muy diversos, desde Aristóteles a Goethe, pasando por Newton. ¿Qué es realmente un color?, se pregunta Pastoreau. La respuesta no es sencilla: “Definir el color de un modo unívoco es un ejercicio imposible. A lo largo de los siglos el color se ha ido definiendo sucesivamente como una materia, luego como una luz y, al final, como una sensación”.
Aristóteles fue el primero en proponer una escala cromática, ordenada desde los colores más claros a los más oscuros, con la curiosa ausencia del azul, que no se incorporará hasta la edad media. Esta escala de colores funcionó como referente hasta el siglo XVII, cuando Newton realizó su experimento del prisma y logró dispersar la luz blanca del sol en diferentes haces de color y con ello ofreció a la ciencia un nuevo orden de colores, el del espectro. Con el Siglo de las Luces llegan los muestrarios y los colores pueden ser medidos, dominados y reproducidos; pierden algo de su misterio.

Azul
El término inglés para lo que en castellano conocemos como ‘vaqueros’ es ‘blue jeans’ y describe las dos ­características básicas de estos ­omnipresentes pantalones: el tipo de tela en que están confeccionados y su color definitorio. Su creador fue ­Levi-Strauss, comerciante de origen bávaro, que a mediados del siglo XIX viajó desde Nueva York a San Francisco para vender lona para tiendas de ­campaña y toldos de carromatos. El negocio fue ruinoso y decidió reutilizar la tela para hacer ­pantalones y monos de trabajo. Pero esa lona era demasiado áspera y finalmente la sustituyó por un algodón compacto, conocido como ‘denim’, que procedía de Europa y que tenía la característica de que siempre se vendía tintado de color índigo. Y ese color se convertirá ­definitivamente en emblema de esta prenda.
Posteriormente la neurociencia incide en la importancia de la percepción y el color ya no es sólo un envoltorio material o un fenómeno físico, sino una sensación, que el ojo transmite al cerebro. Tal como explica el autor, “los colores del físico o del químico no son los del neurólogo o el biólogo, y estos tampoco son los del historiador, el sociólogo o el antropólogo.” Son estos últimos grupos los que llevan el estudio del color a una nueva dimensión, tratándolo como hecho social, porque “es la sociedad la que hace el color, la que le otorga definición y sentido, la que forja sus códigos y valores, la que organiza sus prácticas”.
Lo estimulante del modo de abordar el tema de Pastoreau es la perspectiva multidisciplinar que adopta. Indaga en los aspectos históricos de los colores, pero también en los simbólicos, sociológicos, estéticos, semióticos y psicológicos, en su relación con los marcos mentales y culturales de cada época. El tema de entrada puede resultar sorprendente e incluso habrá quien lo considere frívolo, pero el estudio de los colores y la mutación de sus significados en distintas épocas y sociedades lleva a descubrimientos mucho más trascendentes de lo que pueda parecer a primera vista. Y, de hecho, los planteamientos de Pastoreau entroncan con toda una escuela historiográfica que en Francia ha tenido desde los años setenta del pasado siglo un riquísimo desarrollo, la que toma como objeto de estudio lo cotidiano, lo simbólico, los objetos, la pequeña historia.
Blanco y negro
En el imaginario occidental son los opuestos por antonomasia y por ello el tablero y las piezas de ajedrez son de estos colores. Pero cuando el juego se originó en el norte de la India en el siglo VI los colores del tablero eran rojo contra negro, y al apropiárselo los ­musulmanes en el VIII conservaron esta ­oposición. Al llegar a Europa poco antes del milenio se occidentaliza, cambian algunos movimientos y las fichas pasan a ser rojas y blancas, porque a ojos occidentales rojo y negro no son opuestos. El cambio del rojo al negro se produce cuando este segundo color adquiere connotaciones positivas de templanza y ­humildad, y blanco y negro representan el noble combate entre opuestos.
Medievalista de formación, catedrático de la universidad de París, el autor investiga los colores a partir de su inicial interés por la heráldica, en la que estos tienen un papel fundamental, cargado de precisos simbolismos, y cuyos ecos llegan hasta nuestros días. Un ejemplo: los colores de las camisetas de los dos equipos de Milán, el Milan (rojo y negro) y el Inter (azul y negro) vienen directamente de los estandartes de dos barrios de la ciudad en el siglo XV.
Una de las conclusiones de Pastoreau es que la sociedad occidental ha dado preponderancia desde el neolítico hasta el medioevo a una tríada de colores básicos –el blanco y sus dos opuestos, el negro y el rojo–, a los que, a partir de la edad media, se unieron en escudos heráldicos y estandartes otros tres: el verde, el amarillo y el azul. Y desde entonces este esquema básico de seis colores ha permanecido inalterado. Este hecho es puramente cultural y si se analiza el color por ejemplo en las sociedades africanas o asiáticas antes de la globalización los parámetros son muy diferentes.

Negro

Una de las cargas simbólicas que arrastra el color negro es su vinculación con lo pecaminoso y con lo prohibido. El temor supersticioso a los gatos negros –y no a los gatos de otros colores– viene de la tradición medieval que los consideraba ­encarnaciones del diablo, y hasta épocas ­relativamente recientes la gente todavía hacía el gesto de santiguarse al verlos. Pero esta ­connotación pecaminosa del negro tiene derivas más lúdicas: históricamente la ropa interior negra se ha ­considerado erótica –aunque hoy la haya también puramente funcional– frente a la ropa de color blanco, que tiene un matiz candoroso que remite a la pureza que ­tradicionalmente representa ese color.
Algunos ejemplos de que la percepción de los colores tiene un claro componente cultural. Tomemos el rojo: en Occidente es un color que remite a la pasión y a la violencia, en cambio en Japón es relajante, vinculado con el sosiego. En la misma línea: un coche rojo inconscientemente nos hace pensar en un coche veloz, porque es el color corporativo de Ferrari y se produce una inmediata asociación de ideas.
La erudición de Pastoreau también nos descubre el origen de cosas muy cotidianas. Por ejemplo, el código cromático de los semáforos, que todo ciudadano sabe interpretar, proviene de la señalización marítima del siglo XVIII. Él mismo se pone en ocasiones como sujeto de sus investigaciones, por ejemplo en relación al aspecto psicológico del color y por qué en ocasiones la memoria nos engaña. Él, que fue un niño goloso, recordaba con delectación unas máquinas expendedoras de caramelos que había en el metro parisino y según su recuerdo eran de color naranja. Pero cuando consultó un libro de fotos históricas se dio cuenta de que en realidad no eran naranjas, que su memoria les había adjudicado un color imaginario. De todo esto y de otros muchos aspectos de los colores habla el autor en este libro que él mismo denomina su diario cromático.
Rojo
El relato tiene un origen medieval y lo fijan en la tradición Perrault y los Grimm. ¿Por qué la caperuza es roja? Hay tres explicaciones: una historicista que remite a la conexión de este color con la fiesta de Pentecostés; otra simbólica que conecta con la sangre del asesinato del lobo, y una tercera psicoanalítica, que nos lleva a la menstruación de la pubertad en un subtexto sexual del cuento. El rojo está en conexión triangular con otros dos colores: el blanco (de la mantequilla que lleva en el tarro) y el negro (del vestido de la abuela), un esquema que se repite en muchos cuentos clásicos, por ejemplo en Blancanieves a la que una bruja (de negro) ofrece una manzana (roja).