domingo, 9 de marzo de 2025

El problema sobre superbacterias que tomó años para ser resuelto por los científicos y que la IA solucionó en dos días

 


Los casos de tuberculosis (visto en la imagen) han aumentado en Reino Unido y en todo el mundo a medida que la enfermedad aumenta su resistencia a los antibióticos.

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Un problema complejo que los microbiólogos tardaron una década en resolver se ha resuelto en tan solo dos días gracias a una nueva herramienta de inteligencia artificial (IA).

El profesor José R. Penadés y su equipo del Imperial College de Londres han pasado años trabajando y demostrando por qué algunas superbacterias son inmunes a los antibióticos.

Ahora, Penadés le dio a "cocientífico" -un sistema de inteligencia artificial creado por Google- una breve pregunta sobre el problema central que había estado investigando y la herramienta llegó a la misma conclusión en 48 horas.

El científico le contó a la BBC su sorpresa cuando descubrió lo que había hecho, dado que su investigación no se había publicado, por lo que el sistema de IA no podría haberla encontrado en el dominio público.

"Estaba de compras con alguien y le dije: 'Por favor, déjame solo una hora, necesito digerir esto'", dijo al programa Today, de la BBC Radio 4.

"Escribí un correo electrónico a Google para decirle: 'Tienes acceso a mi computadora, ¿no es así?'", agregó.

El gigante tecnológico negó tener ese acceso.

La década completa que los científicos emplearon también incluye el tiempo que les llevó validar la investigación, que fue de varios años.

Pero dicen que si hubieran tenido la hipótesis al comienzo del proyecto, se habrían ahorrado años de trabajo.

El profesor Penadés afirmó que la herramienta había hecho más que reproducir con éxito su investigación.

"No es solo que la hipótesis principal que ofrece fuera la correcta", afirmó.

"Es que ofrece otras cuatro y todas tenían sentido.

"Y en el caso de una de ellas, nunca habíamos pensado en ella, y ahora estamos trabajando en ella", apuntó.

Plagado de superbacterias

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La rápida solución de la IA a uno de los enigmas médicos más difíciles de resolver promete abrir las puertas a un nuevo mundo de investigaciones colaborativas entre la IA y los científicos.

Los investigadores han estado tratando de averiguar cómo se crean algunas superbacterias (gérmenes peligrosos que son resistentes a los antibióticos).

Su hipótesis es que las superbacterias pueden formar una cola a partir de diferentes virus que les permite propagarse entre especies.

El profesor Penadés lo ilustró asegurando que es como si las superbacterias tuvieran una "llave" que les permitiera moverse de casa en casa, o de una especie huésped a otra.

Fundamentalmente, esta hipótesis era exclusiva del equipo de investigación y no se había publicado en ningún otro lugar. Ningún miembro del equipo había compartido sus hallazgos.

Así que Penadés estaba feliz de aprovechar esto para probar la nueva herramienta de inteligencia artificial de Google.

Solo dos días después, la inteligencia artificial devolvió algunas hipótesis, y su primer pensamiento, la respuesta principal proporcionada, sugirió que las superbacterias podrían formar colas exactamente de la manera descrita en su investigación.

"Esto cambiará la ciencia"

Hay mucho debate por el impacto de la IA.

Sus defensores dicen que permitirá avances científicos, mientras que otros temen que elimine puestos de trabajo.

El profesor Penadés dijo que entendía por qué los temores sobre el impacto en puestos de trabajo como el suyo eran la "primera reacción" de la gente, pero añadió que "cuando se piensa en ello, es más bien que se tiene una herramienta extremadamente poderosa".

Dijo que los investigadores del proyecto estaban convencidos de que resultaría muy útil en el futuro.

"Creo que esto cambiará la ciencia, sin duda", dijo Penadés.

"Estoy ante algo espectacular y estoy muy contento de ser parte de eso.

"Es como tener la oportunidad de jugar un gran partido; siento que finalmente estoy jugando un partido de la Liga de Campeones con esta cosa", afirmó.


  • Tom Gerken
  • Título del autor,Reportero de tecnología

Adiós a las carreteras: la pequeña isla de Canarias única en Europa donde solo usan la bicicleta



Adiós a las carreteras: la pequeña isla de Canarias única en Europa donde solo usan la bicicleta
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En esta isla de Canarias no hay carreteras ni asfalto, solo caminos de arena. Sus habitantes se mueven en bicicleta, manteniendo su propio estilo de vida, aunque el turismo plantea desafíos



En el archipiélago canario existe una isla donde las carreteras y el asfalto no han llegado. Aquí, los caminos son de arena, las bicicletas dominan el paisaje y el mar es el único acceso. Pero, a pesar de su apariencia tranquila, la realidad de este destino es más compleja de lo que parece.

Se trata de La Graciosa, la más pequeña de las ocho islas principales de Canarias, situada al norte de Lanzarote. Hasta hace unos años se la consideraba un islote, pero en 2018 el Senado aprobó su declaración como la octava de las Islas Canarias.

Aunque su entorno sigue siendo un paraíso natural, en los últimos años ha experimentado un crecimiento turístico que ha generado debate entre residentes y visitantes. Con una población de poco más de 700 habitantes y un tamaño de apenas 29 kilómetros cuadrados, la isla recibe cientos de miles de turistas al año, lo que la convierte en uno de los territorios con mayor presión turística del país​.


Sin asfalto, pero con una alta presión turística

A diferencia de cualquier otra isla habitada de Europa, en La Graciosa no hay ni un metro de asfalto. Sus calles y caminos son de arena, y los únicos vehículos autorizados son todoterrenos con permisos especiales para transporte público y de mercancías. Sin embargo, el número de vehículos ha aumentado considerablemente en los últimos años, lo que ha generado preocupaciones sobre su impacto en el ecosistema.

Aunque sigue sin contar con grandes complejos turísticos, la demanda de alojamiento ha crecido y los alquileres vacacionales han transformado la economía local. Durante la temporada alta y las fiestas, hay alojamientos que llegan a reservarse con dos o tres años de antelación, y las playas más famosas, como La Francesa o Las Conchas, pueden estar abarrotadas​. Esta alta demanda turística ha contribuido al desarrollo de La Graciosa, pero también plantea desafíos para gestionar este fenómeno con un mayor equilibrio.


Un equilibrio difícil entre turismo y conservación

La Graciosa forma parte del Parque Natural del Archipiélago Chinijo, un espacio protegido que abarca más del 90% de su territorio. El mes pasado se presentó un borrador del nuevo Plan Rector de Uso y Gestión del Archipiélago Chinijo, con aportaciones vecinales, que busca regular el equilibrio entre conservación y turismo. Aunque aún no está aprobado, podría suponer un paso importante para gestionar el impacto de la creciente afluencia de visitantes en la isla.

Grupos ecologistas han advertido sobre los riesgos de la masificación. En 2024, Ecologistas en Acción otorgó una bandera negra a la Playa de La Francesa debido a la acumulación de residuos y el impacto del turismo descontrolado en la zona. Además, los residentes han organizado protestas para exigir una regulación que garantice la sostenibilidad de la isla​.

Para llegar a La Graciosa, la única opción sigue siendo tomar un ferry desde el puerto de Órzola, en Lanzarote. La travesía de 25 minutos transporta diariamente a cientos de visitantes que buscan desconectar del ruido y disfrutar de sus paisajes únicos. Sin embargo, el crecimiento del turismo plantea interrogantes sobre el futuro de la isla.

La Graciosa sigue siendo un destino sin carreteras y con un estilo de vida diferente. Mientras los habitantes luchan por encontrar un equilibrio entre el turismo y la conservación, la isla enfrenta el desafío de preservar su identidad en un mundo donde cada vez es más difícil mantener espacios verdaderamente vírgenes.



Lo del cifrado de Apple en Reino Unido es un aviso para todos (y por qué debería preocuparte)



Foto: Europa Press.



El Gobierno británico presionó para que les creasen una puerta trasera en iCloud. No lo consiguieron, pero la compañía se ha visto obligada a desactivar una función clave. Un aviso para navegantes en toda regla




Igual les suena San Bernardino. El nombre de esta ciudad californiana saltó a primera plana de la actualidad hace casi una década cuando 14 personas fueron asesinadas en un atentado reivindicado por el Estado Islámico. Durante la investigación, que se prolongó varias semanas, el FBI dio con el iPhone del tirador. Pidió a Apple, por motivos obvios, que le facilitara el acceso al dispositivo para saltarse el bloqueo del teléfono.

Las fuerzas de seguridad incluso recurrieron a la Justicia para presionar a los de Cupertino, que se negaron en rotundo a acceder a esta petición. El propio Tim Cook tuvo que dar explicaciones del asunto. El CEO de la compañía afirmó que lo que le estaban pidiendo, en realidad, era crear una puerta trasera y que, "a pesar de no tener ninguna simpatía por los terroristas", no podían acceder a eso por lo riesgos que suponían para la información de los usuarios.

Aquel se convirtió en un enfrentamiento mediático que colocó el pulso entre seguridad y privacidad en la agenda pública una vez más. Este pulso no quedó ahí. Al contrario, terminó influyendo en nuevas legislaciones a nivel global, como la aprobada meses después en Reino Unido. Casualidad o no, meses después, a miles de kilómetros de allí, el Parlamento británico dio luz verde a una norma que fue apodada como 'carta de los cotillas', una ley que, entre otras cosas, reafirmaba y reforzaba las capacidades de las autoridades para interceptar las comunicaciones de los usuarios.

La norma tenía bastante letra pequeña: por ejemplo, las compañías que recibían peticiones de esta naturaleza por parte de las autoridades no podían informar a los usuarios que existían esas peticiones ni de que la seguridad de sus datos se había visto comprometida.

Es precisamente esa norma, que fue retocada en 2024, la que lleva esgrimiendo el Gobierno de Londres para forzar a Apple a crear una llave maestra que le permitiese acceder a las copias de seguridad encriptadas de iCloud, el servicio en la nube de la manzana. El objetivo no era solo el mercado británico. Tal y como reveló The Washington Post hace unas pocas semanas, lo que se pretendía era tener barra libre para acceder a esa información de ciudadanos de cualquier punto del globo. Era la primera vez que se conocía que un gobierno democrático se movía de manera tan evidente para conseguir un butrón con el que investigar libremente a cualquier persona que utilizase la plataforma, que cuenta, por cierto, con cientos de millones de usuarios activos a nivel mundial.


Del caso Huawei a la presión a Apple

El caso llama todavía más la atención teniendo en cuenta que el de Downing Street fue uno de los gobiernos que más rápido siguió la estela de Estados Unidos en el caso Huawei. En 2020, el Ejecutivo, por aquel entonces capitaneado por Boris Johnson, decretó que en siete años todos los equipos de la compañía china tenían que ser extirpados por completo de la red de telecomunicaciones del país. Otros países se pusieron de perfil y dejaron la decisión a los operadores, mientras que algunos se limitaron a eliminar los componentes en el core, la parte más sensible de estas infraestructuras. El mismo gobierno que vetó a Huawei por ir de la mano y crear supuestamente puertas traseras para Pekín está intentando hacer lo propio en el ecosistema de la manzana.

Los responsables de la manzana, una vez más, se han negado a acceder a esta petición de crear una puerta trasera. Pero la insistencia inglesa ha tenido sus frutos. El pasado viernes se conocía que la compañía había desactivado el cifrado de extremo a extremo de iCloud en aquel país. Los nuevos usuarios ya no podrían activar esa función y los que actualmente la tienen activa tendrán que desactivarla para poder seguir usando el servicio. La compañía reconoció el cambio e insistió en que "nunca" han creado ningún tipo de acceso privilegiado ni lo harán.


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Foto: Mike Segar (Reuters)

El cifrado de extremo a extremo es una función ampliamente promocionada por distintas plataformas y servicios, desde WhatsApp a Signal, pasando por la propia Apple o Google. "Hay que diferenciar entre los distintos tipos de cifrado de extremo a extremo. Por ejemplo, cuando tú me mandas un mensaje o hacemos una llamada, mi teléfono genera una clave y el tuyo otra, de manera que solo podamos escuchar nosotros la llamada o que solo podamos leer el contenido", explica Jesús Díaz Vico, experto en criptografía. Este experto señala que la función que ha desactivado Apple en iCloud para Reino Unido es un poco diferente al cifrado de las comunicaciones.

"No es que se proteja solo durante el envío del archivo a la nube. El ordenador o el móvil crea una clave para cifrar la información y así llega a los servidores de Apple, que no conoce esa clave y, por tanto, no sabe lo que está almacenando", detalla.

Que los de Cupertino o cualquier empresa de almacenamiento en la nube renuncien a esta función viene a suponer que van a poder acceder a información y archivos que antes estaban fuera de su alcance. Esto permitirá, por ejemplo, que las autoridades obtengan esos archivos cuando tengan una orden judicial. Pero renunciar al cifrado también supone que esa información sea más vulnerable a ataques maliciosos. "Apple aplica su propio cifrado cuando recibe el archivo para proteger todo el contenido de terceros. Pero ellos ahora tienen acceso", apunta Díaz Vico.


Una guerra de múltiples frentes

El caso de Reino Unido es un recordatorio más de un pulso entre privacidad y seguridad que parece haberse reavivado por enésima vez. "Particularmente no me sorprende. Es algo que viene desde hace décadas. Por un lado, están los defensores acérrimos de la privacidad, que ven en el cifrado una herramienta clave para garantizarla. Y por otro, los que quieren combatir a los cuatro jinetes del infocalipsis, que son el terrorismo, la pedofilia, el tráfico de drogas y el lavado de dinero".

Estos colectivos, fuerzas de seguridad y agencias de inteligencia entienden que estas medidas dificultan su misión. Y combatir estas amenazas es algo a lo que ningún ciudadano de bien se atrevería jamás a oponerse, por razones evidentes. Pero también, como alertan con frecuencia los expertos y versados en la materia, esto puede afectar a quienes no tienen nada que ocultar, ya que su información y sus comunicaciones estarían menos protegidas ante ciberataques y otros peligros del mundo digital. Por no hablar de activistas y profesionales de países en conflicto o que tengan que lidiar con regímenes autoritarios.


placeholderLa bandera de España y de la UE.
La bandera de España y de la UE.

El resultado de las presiones gubernamentales en Reino Unido se puede traducir en un efecto llamada para otros que persiguen lo mismo. Es de presuponer que el Gobierno también haya presionado para obtener algo simila a Meta o Google.

Estos movimientos distan de ser aislados. La revista Forbes, en su edición estadounidense, se hacía eco esta semana de que el FBI pretendía conseguir un “acceso legal” a todos los datos cifrados de iOS y Android. Y eso pasa, ineludiblemente, por tumbar el cifrado de extremo a extremo.

A este lado del Atlántico, la situaciónn no es mejor. En la Unión Europea, el debate sobre el cifrado también ha cobrado fuerza en los últimos años, con propuestas como la llamada Chat Control. La votación, después de varias demoras, se debía realizar el pasado 6 de diciembre, pero se volvió a aplazar debido a las reticencias de varios socios comunitarios por la intromisión en la privacidad que supondría imponer un sistema así con carácter general. Fuentes conocedoras de estos trabajos explican a este periódico que en Europa está cambiando la postura hacia el cifrado de extremo a extremo y que se está imponiendo "la visión de Europol" de que esta tecnología es un obstáculo para la investigación. Un documento filtrado a la revista Wired en 2023 relataba que España era partidaria de eliminarlo por completo. Posteriormente, se matizó que esa posición correspondía al Ministerio del Interior y a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado.

Las voces consultadas por El Confidencial explican que las iniciativas que se habían abordado en los últimos años "establecían líneas rojas con el cifrado". Sin embargo, ahora expresan su preocupación porque hay probabilidades de que se diluyan. "Actores que tradicionalmente estaban en la defensa del cifrado han cambiado de bando. Tiene mala pinta."



sábado, 8 de marzo de 2025

"2025 puede ser como 1968 y 1989: un año en el que la historia del mundo cambia y nada vuelve a ser igual"

 


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Hay años en que el mundo atraviesa cambios fundamentales y convulsivos.

Uno de ellos fue 1968, cuando la Unión Soviética invadió Checoslovaquia, y hubo violentos disturbios en Francia y multitudinarias protestas contra la guerra de Vietnam en Estados Unidos.

Otro fue 1989, el año de la masacre de Tiananmen, la caída del Muro de Berlín y la sorpresiva implosión del imperio soviético.

Viví cada uno de estos sucesos y bajo esa perspectiva me parece que, tras sólo 7 semanas, 2025 podría uno de esos años: un momento en el que las suposiciones básicas sobre cómo funciona nuestro mundo queden obsoletas.

El motivo de esto es, por supuesto, Donald Trump.

Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, cada uno de los 13 presidentes estadounidenses anteriores a Donald Trump ha expresado su apoyo a un conjunto de principios geopolíticos clave.

Entre ellos, que la propia seguridad de Estados Unidos depende de proteger a Europa de Rusia y a los países no comunistas de Asia de China.

Trump ha cambiado radicalmente este enfoque.

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En 1968 hubo protestas en todo el mundo contra la guerra de Vietnam.

Afirma que está poniendo los intereses estadounidenses en primer lugar, antes que todo lo demás.

En gran medida, su decisión se debe a cuánto le cuesta a Estados Unidos proteger a Europa y Asia de Rusia y China respectivamente.

La decisión ha sido difícil de tragar para los países aliados de EE.UU., especialmente en Europa.

"Igualito a Luis XIV"

La propia personalidad de Trump hace que todo sea mucho más difícil.

Ningún presidente estadounidense de los tiempos modernos, ni siquiera Richard Nixon, dejó que sus características personales moldearan sus políticas como lo hace Trump.

"Es igualito a Luis XIV", me dijo un diplomático norteamericano retirado, refiriéndose al egocéntrico Rey Sol de Francia.

Los críticos como éste creen que Trump es increíblemente vanidoso y sorprendentemente susceptible.

Como resultado, los funcionarios que lo rodean, personas como Elon Musk y JD Vance, tal vez piensen que su posición depende enteramente de cuánto lo elogien y respalden sus opiniones.

Cuando el presidente Trump afirma, sin pruebas, que el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, es corrupto y tiene un bajo índice de aprobación, Musk va incluso más allá: agrega que Zelensky es despreciado por el pueblo ucraniano y se alimenta de los cadáveres de los soldados ucranianos.

Hoy en día, parece que no hay nadie en el círculo de Trump que discretamente se aclare la garganta y diga: "Presidente, quizá debería considerar retractarse de esa declaración".

A juzgar por su mandato anterior, podemos estar seguros de que todos los que rodean a Trump saben lo mucho que detesta que no estén de acuerdo con él.

Y también sabrán que muchos votantes respaldan incondicionalmente la estrategia de Trump y sienten que han estado financiando la seguridad de un continente lejano.

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La caída del muro de Berlín en 1989 conmocionó al mundo.

Se ha comprometido a detener la guerra en Ucrania antes del Domingo de Pascua y tiene toda la razón cuando dice que el presidente Vladimir Putin está muy interesado en ello.

Aunque las tropas rusas avanzan lentamente en el este de Ucrania, gracias a su enorme número, sus pérdidas humanas son inmensas.

Si la guerra continúa, Rusia probablemente tendrá que recurrir al reclutamiento obligatorio, lo que sería peligrosamente impopular y podría incluso desestabilizar el régimen de Putin.

Por eso, el discurso de paz de Trump es música para sus oídos.

John Bolton, el nada servil asesor de seguridad nacional de Trump durante su primer gobierno, considera que en el Kremlin habrán descorchado champán cuando escucharon sobre el plan de paz de Trump.

Sin duda, puede ser considerado como un momento histórico, no solo en Moscú, sino en todo el mundo.

Putin ha respaldado claramente la idea de que Trump realmente ganó las elecciones de 2020.

Puede que no sea cierto, pero el presidente Putin sabe que Trump favorece a cualquiera que respalde su visión de las cosas.

¿Por qué, en cambio, Trump y su entorno han criticado tan duramente al presidente Zelensky?

En parte, debe ser porque Zelensky no obedece servilmente ni hace todo lo que le dicen, como volver a la mesa de negociaciones y firmar un acuerdo para darle acceso a Estados Unidos a los minerales raros de Ucrania.

Al mismo tiempo, el presidente Trump entiende que Zelensky es el eslabón más débil del trío formado por Estados Unidos, Rusia y Ucrania.

También cree que lo puede presionar de una manera que no funcionaría con Putin.

Cree que cuanto más presión ejerza sobre Zelensky, más rápido se llegará a un acuerdo de paz.

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El presidente Trump no parece mostrar, al menos en público, mucho interés en los detalles de ningún acuerdo.

Lo que le importa es el acuerdo en sí, aun cuando Ucrania y sus aliados crean que es injusto y permita que Rusia vuelva a atacar y comience otra guerra en el futuro.

Los diplomáticos británicos y alemanes que conozco se han mostrado furiosos por la forma en que Trump se las arregló para conseguir que Rusia se sentara a la mesa de negociaciones.

"Tenía dos cartas importantes en la mano", dijo uno de ellos.

"La primera era el aislamiento de Rusia. Putin habría hecho muchas concesiones para llegar a un diálogo con Estados Unidos, pero Trump no pidió ninguna. Simplemente le dejó sentarse y empezar una conversación".

La otra carta, según el diplomático, era insistir en que Ucrania debería poder sumarse a la OTAN.

"Trump podría haber insistido en esto y haber extorsionado a Putin para que aceptara todo tipo de acuerdos, antes de finalmente decir que está bien, que Ucrania no se uniría a la OTAN".

En las capitales europeas se tiene la sensación de que Trump tiró por la borda esas dos importantes cartas antes de comenzar las negociaciones, sin ninguna condición previa.

Sin embargo, algunos diplomáticos europeos con experiencia en la política estadounidense ya están advirtiendo a sus gobiernos que este gran período monárquico en la presidencia de Donald Trump, donde sus asesores lo respetan (literalmente se refirió a sí mismo como un "rey" recientemente), no durará.

Trump actualmente tiene el control de un Congreso dócil y una Corte Suprema conservadora, pero en sólo 20 meses, en noviembre de 2026, habrá elecciones de mitad de período en Estados Unidos.

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Hay señales de que la inflación está empezando a aumentar en ese país, y es posible que ya haya suficientes personas afectadas por las decisiones de Trump como para querer castigar al partido republicano.

Si pierde el control de una o ambas Cámaras, el poder que tiene actualmente para impulsar cualquier plan y política, sin importar cuán controvertidos sean, disminuirá.

Pero en los próximos 20 meses pueden pasar muchas cosas.

El expansionismo de Trump podría envalentonar a China. Podría estallar una importante guerra comercial internacional, desatada por sus aranceles.

También parece probable que la Unión Europea se debilite política y económicamente más que nunca.

Acordar la paz en Ucrania en los términos que propone Rusia será algo totalmente nuevo para Estados Unidos.

En la gran mayoría de las negociaciones desde 1945, Rusia ha tenido dificultades para salirse con la suya debido a la fortaleza económica y militar de Estados Unidos.

Ahora parece probable que el Presidente Putin, tras haber tomado la costosa decisión de invadir Ucrania hace tres años, salga airoso y prospere.

Si eso sucede, 2025 puede ser recordado como un año clave: un momento en el que la historia del mundo cambia y nada vuelve a ser igual.


  • John Simpson
  • Título del autor,Editor de Asuntos Internacionales
  • 02/03/2025
  • https://www.bbc.com/mundo/articles/c1mn5rx2x81o