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La contribución de Berlín al desbarajuste europeo está siendo considerable.
La Canciller Angela Merkel hizo anteanoche otra dudosa declaración populista. Fue en una intervención ante 1500 simpatizantes de su partido de la localidad de Meschede, en la Alemania profunda de Renania del Norte-Westfalia. A pesar de que la oposición alemana no le presenta ninguna objeción fundamental ni le pone grandes problemas, el prestigio de Merkel está en horas bajas. Su partido, la CDU tampoco atraviesa buenos tiempos y viene perdiendo una elección tras otra. Merkel tiene por delante nuevos rescates, a Portugal y a Grecia. El de Grecia es el segundo, un aviso sobre lo errado de la medicina aplicada, que sin embargo se ignora. En ese contexto Merkel vuelve a lanzar su mensaje:
“Es importante que en países como Grecia, España, Portugal la gente no pueda jubilarse antes que en Alemania [...] No podemos tener una moneda común y que uno tenga muchos días de fiesta, y otros muy pocos[...] Alemania solo ayudará si los otros se esfuerzan”.
La eurocrisis, un problema de desarrollo desigual que estalló como consecuencia del general fiasco financiero, se reduce a una cuestión de diferentes niveles de virtud nacional. En esa jerarquía Alemania lo hace bien; es la que más trabaja y más tarde se jubila, la que menos vacaciones tiene y quien más paga al fondo de rescate del euro, afirma el discurso oficial. ¿Es así?
No se trabaja menos
Según la OCDE (Employment Outlook 2010 – Cifras de 2009), la media de tiempo de trabajo anual de los trabajadores alemanes es de 1.390 horas. Sin vacaciones, eso significa aproximadamente 5,5 horas por día. Con 30 días de vacaciones anuales serían 6,26 horas. Pero muchos alemanes no trabajan a tiempo completo, sino a tiempo parcial o en mini-empleos, por lo que la semana de trabajo es significativamente menor. No hay un solo país del sur de Europa en el que los trabajadores tengan un tiempo de trabajo anual menor que el de los alemanes. En España, la media de horas anuales de trabajo por trabajador es de 1654 horas, en Portugal de 1710 horas, en Italia de 1773 horas y en Grecia, líder indiscutible, 2119 horas.
No hay más vacaciones en el sur
Lo mismo en materia de vacaciones. Según cifras del Instituto Alemán de Economía (IDW, Nr. 43/2009) el periodo mínimo de vacaciones en Grecia es de 23 días, más 10 festivos. En España es de 22 días más 14 festivos. En Italia 28 más 11. En Alemania son 24 días más 10,5 festivos. Es decir, Alemania está ligeramente por detrás de España e Italia, pero por delante de Grecia. Sin embargo quienes en Alemania tienen empleo pleno gozan, gracias a los convenios, de una media de 29,1 días de vacaciones. Sumados a los 10,5 festivos, salen 39,6 días de vacaciones.
En materia de jubilación las edades de jubilación que ofrece Eurostat (2009) son muy parecidas: 62,6 años en Alemania, 62,0 en España y 62,3 en Grecia, 62,8 en Italia.... Y algunos de esos países han adoptado la reforma a los 67 como horizonte, igual que Alemania – aunque, según los planes, España la cumplirá antes.
Alemania no es el pagador de Europa
Otro mito es el de Alemania como gran pagador. En el fondo de rescate del euro de 700.000 millones, Alemania es la que más paga en cifras absolutas por la sencilla razón de que es el mayor país en población (80 millones) y la mayor economía de la eurozona (30%). Por eso su depósito en efectivo al mecanismo de estabilidad del euro (21.700 millones) y sus garantías (168.300 millones) son las mayores. Francia, que tiene un 20% menos de población que Alemania, contribuye al fondo con 16.300 millones en efectivo y 126.400 millones en garantías, Italia con 14.300 millones y 111.100 millones, respectivamente, y España lo mismo: 9500 millones en efectivo y 73.800 millones en garantías.
Según la población el mayor pagador de la eurozona es Luxemburgo, con 398 euros por habitante. Alemania queda muy lejos, con 265 euros por habitante, en el sexto puesto sobre diecisiete. Según el porcentaje de su PIB dedicado al esfuerzo común, aun más atrás: Alemania se va al décimo puesto, con Malta como líder y por detrás de Portugal, Estonia, Eslovenia, Italia y España. Tanto el criterio de la población como el del rendimiento de su economía, están más cerca de la realidad que las cifras absolutas. La diferencia es que en ninguno de esos países mencionados se escucha una queja contra el pago. Sólo el gobierno y los medios de comunicación alemanes (no sólo el vulgar Bild Zeitung, sino también medios que se pretenden serios como Die Zeit) arman escándalo con este turbio asunto.
Berlusconización
Así pues, ¿de qué habla Merkel? Simplemente expresa lo que Jürgen Habermas, el filósofo alemán vivo más conocido, califica de “berlusconización de Alemania”. La canciller, simplemente, hace demagogia.
El comentarista alemán Jens Berger, que expone algunos de los datos mencionados, observa que en lugar de promover menos horas de trabajo y una jubilación que permita disfrutar del retiro, la canciller practica, “una competición europea en recortes del bienestar y promociona la discriminación mediante falsedades”. Berger considera que con esta línea, Merkel promueve el resentimiento en Europa y contra Alemania en Europa. Que esto se hiciera desde Atenas o Barcelona, sería lamentable, pero casi irrelevante para Europa. Desde Alemania, desde el país que más necesita económicamente a Europa, porque es donde vende el grueso de sus exportaciones, es muy grave.
La crisis europea tiene que ver con la incapacidad de la Unión por afirmar un programa anticrisis que ponga fin al orden económico que metió al euro en su actual agujero y que ahora conduce a la Unión Europea a un segundo batacazo con la misma receta. La contribución alemana a ese fracaso está siendo considerable.
“Es importante que en países como Grecia, España, Portugal la gente no pueda jubilarse antes que en Alemania [...] No podemos tener una moneda común y que uno tenga muchos días de fiesta, y otros muy pocos[...] Alemania solo ayudará si los otros se esfuerzan”.
La eurocrisis, un problema de desarrollo desigual que estalló como consecuencia del general fiasco financiero, se reduce a una cuestión de diferentes niveles de virtud nacional. En esa jerarquía Alemania lo hace bien; es la que más trabaja y más tarde se jubila, la que menos vacaciones tiene y quien más paga al fondo de rescate del euro, afirma el discurso oficial. ¿Es así?
No se trabaja menos
Según la OCDE (Employment Outlook 2010 – Cifras de 2009), la media de tiempo de trabajo anual de los trabajadores alemanes es de 1.390 horas. Sin vacaciones, eso significa aproximadamente 5,5 horas por día. Con 30 días de vacaciones anuales serían 6,26 horas. Pero muchos alemanes no trabajan a tiempo completo, sino a tiempo parcial o en mini-empleos, por lo que la semana de trabajo es significativamente menor. No hay un solo país del sur de Europa en el que los trabajadores tengan un tiempo de trabajo anual menor que el de los alemanes. En España, la media de horas anuales de trabajo por trabajador es de 1654 horas, en Portugal de 1710 horas, en Italia de 1773 horas y en Grecia, líder indiscutible, 2119 horas.
No hay más vacaciones en el sur
Lo mismo en materia de vacaciones. Según cifras del Instituto Alemán de Economía (IDW, Nr. 43/2009) el periodo mínimo de vacaciones en Grecia es de 23 días, más 10 festivos. En España es de 22 días más 14 festivos. En Italia 28 más 11. En Alemania son 24 días más 10,5 festivos. Es decir, Alemania está ligeramente por detrás de España e Italia, pero por delante de Grecia. Sin embargo quienes en Alemania tienen empleo pleno gozan, gracias a los convenios, de una media de 29,1 días de vacaciones. Sumados a los 10,5 festivos, salen 39,6 días de vacaciones.
En materia de jubilación las edades de jubilación que ofrece Eurostat (2009) son muy parecidas: 62,6 años en Alemania, 62,0 en España y 62,3 en Grecia, 62,8 en Italia.... Y algunos de esos países han adoptado la reforma a los 67 como horizonte, igual que Alemania – aunque, según los planes, España la cumplirá antes.
Alemania no es el pagador de Europa
Otro mito es el de Alemania como gran pagador. En el fondo de rescate del euro de 700.000 millones, Alemania es la que más paga en cifras absolutas por la sencilla razón de que es el mayor país en población (80 millones) y la mayor economía de la eurozona (30%). Por eso su depósito en efectivo al mecanismo de estabilidad del euro (21.700 millones) y sus garantías (168.300 millones) son las mayores. Francia, que tiene un 20% menos de población que Alemania, contribuye al fondo con 16.300 millones en efectivo y 126.400 millones en garantías, Italia con 14.300 millones y 111.100 millones, respectivamente, y España lo mismo: 9500 millones en efectivo y 73.800 millones en garantías.
Según la población el mayor pagador de la eurozona es Luxemburgo, con 398 euros por habitante. Alemania queda muy lejos, con 265 euros por habitante, en el sexto puesto sobre diecisiete. Según el porcentaje de su PIB dedicado al esfuerzo común, aun más atrás: Alemania se va al décimo puesto, con Malta como líder y por detrás de Portugal, Estonia, Eslovenia, Italia y España. Tanto el criterio de la población como el del rendimiento de su economía, están más cerca de la realidad que las cifras absolutas. La diferencia es que en ninguno de esos países mencionados se escucha una queja contra el pago. Sólo el gobierno y los medios de comunicación alemanes (no sólo el vulgar Bild Zeitung, sino también medios que se pretenden serios como Die Zeit) arman escándalo con este turbio asunto.
Berlusconización
Así pues, ¿de qué habla Merkel? Simplemente expresa lo que Jürgen Habermas, el filósofo alemán vivo más conocido, califica de “berlusconización de Alemania”. La canciller, simplemente, hace demagogia.
El comentarista alemán Jens Berger, que expone algunos de los datos mencionados, observa que en lugar de promover menos horas de trabajo y una jubilación que permita disfrutar del retiro, la canciller practica, “una competición europea en recortes del bienestar y promociona la discriminación mediante falsedades”. Berger considera que con esta línea, Merkel promueve el resentimiento en Europa y contra Alemania en Europa. Que esto se hiciera desde Atenas o Barcelona, sería lamentable, pero casi irrelevante para Europa. Desde Alemania, desde el país que más necesita económicamente a Europa, porque es donde vende el grueso de sus exportaciones, es muy grave.
La crisis europea tiene que ver con la incapacidad de la Unión por afirmar un programa anticrisis que ponga fin al orden económico que metió al euro en su actual agujero y que ahora conduce a la Unión Europea a un segundo batacazo con la misma receta. La contribución alemana a ese fracaso está siendo considerable.
Por Rafael Poch Berlín Corresponsal from lavanguardia.es 19/05/2011
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