¿Somos todos bisexuales? INK DROPSHUTTERSTOCK
Partiendo de la premisa de que el reduccionismo rara vez ofrece respuestas precisas sobre asunto alguno, no es de extrañar que algunos investigadores, como el polémico biólogo estadounidense Alfred Kinsey (1894-1956), se plantaran en su momento para cuestionar primero y desmontar después algunas tesis que venían siendo defendidas temerariamente desde tiempo inmemoriales.
En el caso de Kinsey, su gran lucha tuvo como contrincantes a los defensores de las teorías monosexuales, quienes venían limitando la sexualidad humana al binomio homosexualidad / heterosexualidad. Al hacerlo, no sólo negaban la bisexualidad, sino también todo el espectro gradual existente entre estas dos orientaciones, un abanico que Kinsey acabaría plasmando en su famosa gráfica.
Tras más de 10 años estudiando la conducta sexual del ser humano durante los que pudo constatar la enorme diferencia entre las actitudes sexuales y las prácticas reales, el biólogo llegó a la conclusión de que existían, al menos, siete gradosdiferentes de comportamientos sexuales.
Más allá de dar visibilidad a la bisexualidad, limitarse a hablar de ella utilizando un trazo grueso y obviando su complejidad tampoco servía para explicar la realidad sexual que vive el hombre. Porque si algo parecía haber quedado confirmado tras examinar las experiencias de miles de sujetos de estudio es que la sexualidad es mucho más dinámica de lo que algunos de sus colegas habían contemplado hasta entonces.
Según Kinsey, la orientación sexual se podía dividir, cuando menos, en estos siete grados, que tenían en cuenta la vida carnal de cada sujeto, sus gustos, sus preferencias y sus actitudes ante el sexo:
- Exclusivamente heterosexual.
- Principalmente heterosexual, con contactos homosexuales esporádicos.
- Predominantemente heterosexual, aunque con contactos homosexuales más que esporádicos.
- Bisexual.
- Predominantemente homosexual, aunque con contactos heterosexuales más que esporádicos.
- Principalmente homosexual, con contactos esporádicos.
- Exclusivamente homosexual.
- Asexual o individuo que no presenta atracción sexual.
A tenor de las 17.000 entrevistas realizadas tanto por Kinsey como por sus tres colaboradores entre 1938 y 1956, se llegaba a una serie de conclusiones que ponían fin a muchos mitos y creencias vigentes sobre las conductas sexuales:
-El 11,6% de los varones blancos entre 20 y 35 años manifiestan un rango de 3 para este periodo de sus vidas.
-El 7% de las mujeres solteras entre 20 y 35 años y el 4% de las casadas entre 20 y 30 años daban un rango de 3 para este período de sus vidas. Del 2 al 6% de las mujeres entre 20 y 35 años se colocaban en un grado de 5. Del 1 al 3% de las solteras entre 20 y 35 tenían un rango de 6.
-El 60% de los hombres y el 33% de las mujeres participaron al menos en una práctica homosexual manifiesta hasta los 16 años de edad.
Test para medir tu verdadera orientación sexual
Más allá de la caducidad de unos porcentajes que ya alarmaron en su momento a la sociedad estadounidense y que, a buen seguro, no han dejado de aumentar desde el inicio de la revolución sexual, lo cierto es que la escala Kinsey sigue dando mucho que hablar. Su influencia ha sido tal que, a día de hoy, se tiene constancia de la existencia de más de 200 escalas elaboradas expresamente para calibrar, con la mayor precisión posible, la orientación sexual de cada individuo. Algunas de las más famosas, además de la de Kinsey, son la de Storm o la de Klein.
Pese a los muchos test que pululan por la red bajo el nombre de Kinsey scale test, lo cierto es que no existe ningún cuestionario oficial. Y es que, para la asignación de un grado u otro de la escala a sus sujetos de estudio, tanto el doctor como sus colaboradores tenían en cuenta únicamente el historial de cada individuo.
Uno de los más conocidos -y que además tiene una versión en español- es el que plantea uno de los seguidores de Kinsey, el Dr. Robert Epstein, que asegura que "la mayoría de las personas experimentan algún grado de atracción hacia personas del mismo sexo en algún momento. En una sociedad completamente libre de estigma de orientación sexual, la mayoría probablemente sería bisexual, como sugirió Freud hace un siglo".
Una controvertida tesis que el sociólogo e investigador de la Universidad de Cornel, Ritch Savin-Williams, se habría encargado de corroborar hace unos pocos meses. Tras analizar los niveles de excitación de un grupo de voluntarios sometidos a distintos estímulos, tanto homosexuales como heterosexuales, Savin-Williams llegaba a la conclusión de que "ninguna persona es 100% heterosexual ni homosexual".
http://www.elmundo.es/f5/comparte/2018/06/10/5b1a488fe2704e5f068b4596.html
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