domingo, 6 de julio de 2025

Una muestra de ADN sobrevive 1.500 años y arroja luz sobre el colapso de la civilización maya



Un sarcófago maya con forma de pez (INAH)



El análisis ha permitido rastrear la historia biológica de esta antigua civilización. Parece claro que se produjo una drástica reducción poblacional en aquella época



Una investigación genética realizada sobre restos humanos localizados en Copán, actual Honduras, ha logrado recuperar ADN con más de 1.500 años de antigüedad. Este hallazgo, de gran valor científico, permite rastrear la historia biológica de una de las civilizaciones más influyentes de Mesoamérica y aporta nuevas pistas sobre las causas que precipitaron su colapso.

El estudio, publicado en la revista Current Biology, ha conseguido extraer material genético de siete individuos que vivieron en el periodo clásico maya. Los restos analizados proceden de distintos contextos sociales, incluyendo una tumba de alto estatus, posiblemente real, y una sepultura sin ornamentos asociada a un sacrificio humano.

Los análisis muestran que la población de Copán compartía rasgos genéticos tanto con pueblos del periodo arcaico tardío como con comunidades mayas actuales. Se identificó un flujo de genes del 6,1 % desde regiones del altiplano mexicano, lo que respalda la hipótesis de una migración e integración cultural en el corazón del mundo maya.

Esta mezcla genética refuerza la teoría de que Copán se desarrolló como un centro de convergencia entre distintos grupos, un fenómeno que explicaría su riqueza arquitectónica, complejidad política y dinamismo ceremonial. Según los investigadores, los datos confirman que estas poblaciones mantuvieron una notable estabilidad genética a lo largo del tiempo.


Colapso demográfico y declive político

Uno de los hallazgos más significativos del estudio es la evidencia de una marcada reducción poblacional coincidente con el colapso del periodo clásico. Las muestras apuntan a que la combinación de largas sequías y tensiones internas debilitó profundamente el entramado social de la ciudad.

El descenso demográfico, observado en los perfiles genéticos, se alinea con registros arqueológicos que indican un abandono progresivo de los centros urbanos y el fin de las grandes construcciones. Esta crisis transformó radicalmente el panorama político y social de Copán y otras ciudades mayas.

Lejos de desaparecer, los datos genéticos revelan que la herencia maya continúa viva en las poblaciones indígenas de la región. Las comunidades actuales de México, Guatemala y Honduras conservan parte del linaje biológico de sus antepasados, lo que desmonta la idea de una extinción absoluta de esta civilización.