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Carl Gustav Jung, psiquiatra y psicólogo suizo.
(Archivo)
Su pensamiento integró la antropología, la alquimia, la filosofía y la religión, con el objetivo de explicar los arquetipos universales del alma humana y su búsqueda de sentido
Carl Gustav Jung, psiquiatra y psicólogo suizo nacido en 1875, es considerado una de las figuras más influyentes del pensamiento moderno y el fundador de la psicología analítica. Su legado transformó para siempre la manera en que entendemos la mente humana, la espiritualidad y el inconsciente. Su célebre frase —“La vida no vivida es una enfermedad de la que se puede morir”— resume su visión sobre la necesidad de vivir con plenitud, autenticidad y conciencia.
Jung fue discípulo y colaborador de Sigmund Freud en los primeros años del psicoanálisis, aunque su ruptura en 1912 marcaría el inicio de una nueva corriente: la psicología profunda o de los complejos. Desde su consulta en Küsnacht desarrolló una intensa labor clínica y teórica. Su pensamiento integró la antropología, la alquimia, la filosofía y la religión, con el objetivo de explicar los arquetipos universales del alma humana y su búsqueda de sentido.
El sentido de la vida y la plenitud según Jung
Para Carl Jung, el ser humano debía aspirar a la individuación, un proceso de autoconocimiento que permitía integrar la conciencia con el inconsciente. Desde esa perspectiva, vivir plenamente no era un lujo, sino una necesidad vital. Esta idea se recoge en un ensayo de Sue Mehrtens, publicado en el Jungian Center for the Spiritual Sciences, donde se citan las palabras del propio Jung: “esta vida limitada debe vivirse lo más plenamente posible, porque alcanzar la máxima conciencia mientras aún estamos en este mundo es una condición esencial para la vida venidera”.
Para él, aceptar la finitud de la existencia y vivir con propósito eran dos caras de la misma realización espiritual “Estamos tan convencidos de que la muerte es simplemente el final de un proceso que normalmente no se nos ocurre concebirla como una meta y una plenitud”, escribió.
La famosa cita “La vida no vivida es una enfermedad de la que se puede morir” resume una idea central de su pensamiento: el sufrimiento psíquico y existencial surge cuando el individuo reprime su verdadera esencia, sus deseos o su vocación profunda. La frase refleja fielmente su filosofía vital: negarse a vivir según la propia naturaleza es, en cierto modo, una forma de muerte interior.
En su obra, Jung insistía en que cada persona debía asumir la responsabilidad de su propio desarrollo interior. “Vivimos para alcanzar el mayor desarrollo espiritual y la mayor conciencia de nosotros mismos posibles. Mientras la vida sea posible, aunque solo sea en un grado mínimo, debes aferrarte a ella”, escribió en una de sus cartas. La falta de autenticidad, en cambio, generaba síntomas psicológicos que podían manifestarse en forma de ansiedad, vacío o desorientación.