América gana la partida
Si hay un claro ganador de la Gran Recesión ese es EE UU. Es cierto que la economía americana no acaba de alcanzar su crecimiento potencial, pero circula con una marcha más que el resto. Además, su tejido productivo ha sabido evolucionar como ningún otro desde la vieja industria al negocio del conocimiento. Estos dos factores han reforzado hasta niveles jamás vistos su dominio en la lista de las 100 mayores compañías del mundo por capitalización bursátil. Si en 2007, antes del estallido de la crisis, las empresas europeas y chinas amenazaban el cetro americano, hoy su dominio es aplastante. Hace ocho años EE UU solo tenía 34 compañías entre las 100 más valiosas, mientras que hoy acapara el 54% de los puestos.
“Hay varios motivos para explicar el triunfo de las empresas americanas”, dice Robert Tornabell, profesor del departamento de Economía, Finanzas y Contabilidad de Esade. “El primero es la estructura de la financiación. En EE UU las empresas recurren más a la Bolsa, lo que las permite crecer más rápido, mientras en Europa todavía hay mucha dependencia de los préstamos bancarios. Además, EE UU ha apostado claramente por el sector de las ideas, que ya supone el 32% de su economía”, describe Tornabell.
La supremacía del capitalismo americano es aún mayor en los primeros puestos de la clasificación: las 10 mayores empresas por valor en Bolsa son estadounidenses (en 2007 solo tenía a cuatro compañías en el top ten). Apple se ha consagrado como la empresa más valiosa del mundo con una capitalización que roza los 700.000 millones de dólares. El ascenso de la firma de Cupertino (California) ha sido fulgurante ya que en 2007 solo era la 34ª. Además, desde el fallecimiento de Steve Jobs en octubre de 2011, el equipo gestor liderado por Tim Cook ha doblado el valor en Bolsa de la compañía gracias al lanzamiento de nuevos productos.
Apple es solo la punta del iceberg del peso que ha ganado el sector tecnológico en la lista de los mayores grupos del mundo. El centro del poder corporativo se ha desplazado de Wall Street a Silicon Valley. Cinco de las diez compañías más capitalizadas son tecnológicas (Apple, Google, Microsoft, Facebook y Amazon) y suman 16 representantes entre las 100 más grandes del mundo (seis más que en 2007).
“Al analizar las razones del dominio americano se podría señalar que la economía estadounidenses es más dinámica y se ha recuperado mejor que Europa. Pero lo relevante es que muchas empresas americanas que ahora están entre las 100 mayores, como Google o Facebook, no lo estaban hace 10 años. Esa capacidad de innovar y generar nuevos modelos de negocios con alto potencial de crecimiento es el principal impulsor de la economía de EE UU”, según Esteban García Canal, catedrático de Organización de Empresas en la Universidad de Oviedo y director de IUDE Business School.
Purga bancaria
El sector financiero sigue siendo el que más miembros acumula en elgotha capitalista. Sin embargo, la crisis ha hecho una limpia radical y su peso específico ha caído de 29 a 19 representantes. Solo aquellos bancos que supieron pescar en las aguas revueltas tras la quiebra deLehman Brothers, haciéndose con rivales a precios de ganga, se mantienen en el escalafón. La primera entidad por valor en Bolsa esWells Fargo (280.210 millones), que se reforzó con la compra de Wachovia y ahora está en el décimo puesto. Algo parecido le ocurre aJPMorgan Chase (14ª) que absorbió en su momento a Bear Stearns. En cambio, la banca británica y de Europa continental ha sido prácticamente expulsada de la clasificación. La difícil digestión inmobiliaria, la complejidad de hacer dinero con tipos en mínimos históricos y el aumento regulatorio son factores que pesan como una losa para las entidades del Viejo Continente.
Otro de los perdedores de la convulsión en la aristocracia empresarial a la que asistimos en los últimos años es el sector energético. La caída de la demanda por el menor crecimiento económico se ha juntado con el desarrollo de la técnica del fracking. La consecuencia de este cóctel es la partida de póquer que juegan los principales productores de petróleo, con Arabia Saudí a la cabeza, con el consiguiente desplome del precio del barril de crudo por debajo de los 50 dólares. El número de empresas energéticas ha pasado en ocho años de 22 a solo ocho, lo que sitúa su peso específico en niveles del año 2000, cuando el mercado solo tenía ojo para las puntocoms.
Por el contrario, uno de los sectoresen claro auge es el farmacéutico, así como todos los negocios vinculados al área de la salud. En su caso se combinan dos factores clave en el despegue: por un lado el envejecimiento de la población y el aumento de la esperanza de vida; y por otro la obsesión por ganar tamaño gracias a las fusiones y adquisiciones. En un mundo global un principio de oro consiste en acumular escala con rapidez para así prevenir la entrada de nuevos competidores, debilitar a rivales sensibles al precio y acumular cuota de mercado. Las farmacéuticas han sido grandes depredadores en las últimas dos décadas y ya acumulan 17 miembros en entre las 100 mayores empresas del mundo, erigiéndose como el segundo sector más representado. Johnson & Johnson es la octava mayor compañía del planeta, seguida por las suizas Novartis y Roche, 16ª y 17ª respectivamente, y Pfizer en el puesto 19.
El despertar chino
La otra gran tendencia en la clasificación de las 100 mayores empresas del mundo junto con el reforzamiento del dominio americano es el ascenso de las empresas chinas. En 1993 —primer año en el que hay datos de capitalizaciones en Bloomberg— solo había dos empresas chinas (con sede en Hong Kong, eso sí) en el listado y ahora hay 11 compañías. La crisis no ha pasado factura a la representación del gigante asiático -cuenta con el mismo número de empresas que en 2007—, aunque elpinchazo bursátil de este verano ha hecho que retrocedan varios puestos. Entre las 20 mayores empresas del mundo figuran Industrial & Commercial Bank of China, Petrochina, China Mobile y Alibaba. El gigante asiático del comercio electrónico salió a Bolsa en septiembre de 2014 y ya es la 18ª empresa del mundo por valoración.
Al contrario de la resistencia de las corporaciones chinas, la Gran Recesión ha expulsado del listado a la mayor parte de compañías depaíses emergentes que hace ocho años empezaban a hacerse un hueco en la élite empresarial. “Algunos países como México, Brasil e India tienen algunas empresas grandes, pero ninguna como las chinas. En cualquier caso, diría que el efecto de China es sobre todo porque tienen un mercado doméstico protegido en el que son muy grandes”, explica Mauro Guillén, profesor de The Wharton School.
Países emergentes
Por su parte, Robert Tornabell subraya el impacto que la caída de las materias primas ha tenido en la valoración de las empresas de países emergentes: “En América Latina el ciclo bajista de las commodities ha lastrado a aquellas multinacionales como Vale o Petrobras que habían crecido al calor de la demanda de China”.
En descargo de las empresas de los países en desarrollo hay que recordar que muchas aún no cotizan en Bolsa, pues son de propiedad familiar o estatal. Su impacto en la economía mundial, por lo tanto, se puede mejor en aquellos rankings que se basan no tanto en la capitalización y sí en otros parámetros como las ventas, y ahí el peso de este grupo de compañías aumenta a gran velocidad. Un ejemplo de este ascenso se ve en la lista Fortune 500. En esta clasificación, que reúne a las 500 mayores empresas del mundo por facturación, el número de compañías cuya sede está en algún país emergente ha pasado de 21 en el año 2000 a 132 en 2014 (95 de ellas son chinas).
El dominio de EE UU y la irrupción de China en la clasificación de las 100 mayores empresas del planeta por valor en Bolsa contrasta con el estancamiento, cuando no la crisis, de las corporaciones japonesas y europeas. Japón era la economía líder de esta lista en 1993: tenía la empresa más valiosa —Nippon Telephone & Telegraph—, siete de las 10 mayores empresas tenían su sede en la isla, y acumulaba un total de 24 sociedades entre las 100 primeras. Actualmente, Japón solo tiene cuatro representantes el club y para encontrar a su primera empresa (Toyota) hay que bajar hasta el puesto 20. Por su parte, Europa ha diluido notablemente su peso desde que estalló la crisis: Reino Unido ha pasado de 12 a nueve representantes; la presencia de compañías alemanas ha caído de siete a cinco; Italia, que en 2007 sumaba tres miembros en el listado, ahora no tiene ninguno; mientras que Francia pasa de nueve grupos a cuatro.
“Entre finales de los años 70 y principios de los 80 se produce un cambio de paradigma tecnoeconómico vinculado a la digitalización, lo que tiene importantes ramificaciones para la microelectrónica, las telecomunicaciones, la informática y la biotecnología. El grueso de dicha revolución se ha gestado en EE UU. La pérdida de peso de las empresas europeas y japonesas se debe, además de a la pérdida de liderazgo tecnológico, al menor dinamismo y potencial de crecimiento de sus economías”, dice el catedrático Esteban García Canal.
En el caso de las empresas españolas su progresión se ha visto cortada. En el año 1993 ninguna compañía del país europeo estaba entre las 100 mayores del mundo por capitalización. En 2000, justo antes del estallido de la burbuja tecnológica, ya había una corporación en el listado (Telefónica). El intenso proceso de internacionalización de las empresas nacionales tuvo reflejo en su cotización bursátil y en 2007, justo antes de que se desencadenase la Gran Recesión, había hasta cuatro grupos españoles (Telefónica, Banco Santander, BBVA e Iberdrola) en el listado. En cambio, al hacer un repaso a la clasificación actual solo figuran dos nombres españoles, Inditex (56) y Banco Santander (98). Telefónica ha caído al puesto 146, BBVA al 183 e Iberdrola al 229. Es muy destacable en todo caso la ascensión de Inditex, ya que en solo ocho años el grupo textil ha escalado desde el puesto 316 al 56, superando la capitalización de empresas como McDonald’s, Nike, L’Oréal, LVMH, Bayer o British Petroleum, entre otras.
Valor geopolítico
El valor estratégico para un país de tener un buen número de multinacionales entre las mayores del mundo es evidente. Al exsecretario de Defensa de EE UU Charles Wilson, cuando en 1953 fue propuesto para el cargo por el presidente Eisenhower, se le atribuye la famosa frase: “Lo que es bueno para General Motors [había sido directivo en la compañía] lo es para Estados Unidos”. La importancia geopolítica sigue siendo ahora tan importante o más que entonces. “Las multinacionales tiene un alto valor porque ayudan a proyectar la imagen, la capacidad financiera, y la influencia del país. Esto es especialmente cierto en sectores como la energía, las infraestructuras y los servicios financieros”, apunta Mauro Guillén. Además, hay que contar con el “efecto sede”, como recuerda Esteban García Canal: “Aunque se trata de compañías multinacionales con presencia en todo el mundo, lo cierto es que sus actividades con más peso en el valor añadido se suelen realizar en el país donde tienen su sede central y donde, por lo tanto, hay mayores empleos de calidad, lo que redunda en beneficio de la economía de ese país en su conjunto”.
El problema es que no es fácil contar con empresas líderes. La volatilidad en la composición de la lista de las 100 mayores empresas del mundo es cada vez mayor. Hace una década era impensable que compañías con apenas uno o dos años de vida bursátil copen las primeras posiciones, hoy es una realidad en casos como Facebook o Alibaba. Por otro lado, los fallos de gestión se penalizan sin misericordia y empresas punteras hace unos años como Gazprom o Nokia han salido del listado. “Las subidas y bajadas en la clasificación son ahora más acusadas porque la economía global no perdona”, señala Guillén. “La capitalización bursátil reflejan las expectativas de los inversores y en cuanto una empresa deja de tener expectativas de crecimiento o surgen dudas sobre su gestión, las acciones baja, porque el capital se dirige a otro sitio. El caso más reciente lo tenemos en Volkswagen”, recuerda García Canal.
Desde 1993 solo dos compañías logran mantenerse en el top ten de la clasificación: Exxon Mobil y General Electric. La primera es heredera del cártel petrolífero de las siete hermanas. Por su parte, el conglomerado industrial es un caso único en Wall Street debido a su apuesta por la estabilidad en la gestión. En tres décadas solo ha tenido dos consejeros delegados: Jack Welch y Jeff Immelt. Este último sigue en el cargo a pesar de que no pudo tener peor estreno: dos días después de asumir el puesto dos aviones propulsados por motores fabricados por su compañía derribaban las Torres Gemelas.
http://economia.elpais.com/economia/2015/11/13/actualidad/1447408459_045474.html
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